El ejército de los Somoza

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2 El ejército de los Somoza Auge, caída y secuela de su extinción Justiniano Pérez 2

3 INTRODUCCION Toda la historia mundial parece girar alrededor de propósitos, ideas o transformaciones del mundo que muy pronto resulta que no se pensaban tan en serio. Ayer se estaba lleno de nobles sentimientos, pero hoy se puede estar de otra manera, esto es lo más desolador. Nadie es culpable. Se dispara o incendia hasta dejar al mundo en ruinas y al mismo tiempo se es completamente inocente. Se es <exponente> o <factor> o alguna otra cosa ingeniosa, pero no un ser humano, moral, puesto bajo la ley de Dios, responsable ante él. No doy un penique por todo ello. Es mejor soportar injusticias que cometerlas. Es malo querer realizar los deseos por medios ilícitos. Para los generales esto son tonterías y los hombres de estado se ríen de ello; pero así y todo, son viejas y acreditadas verdades. Hermann Hesse 3

4 PRÓLOGO No todo se ha escrito sobre la Guardia Nacional de Nicaragua ( ) y en realidad muy poco ha salido a luz proveniente de sus antiguos miembros. Aparte de las críticas parcializadas y los comentarios adversos de sus detractores, las fuentes propias llenas de anécdotas y relatos inéditos, conservan todavía una vasta riqueza inexplorada, todo en poder de aquellos que han preferido guardarla para sí, por razones diversas. Es una triste realidad sin embargo, que parte de ese caudal se ha perdido, ha desaparecido lamentablemente con la inevitable partida de los que no pudieron sobrevivir por mucho tiempo a la debacle de la institución y sin dejar versiones documentadas de sus respectivas experiencias, se llevaron consigo, trozos de la historia militar contemporánea de Nicaragua. El período inicial y apolítico de la GN que se desarrolló entre 1927 y 1932 quedó bastante desprovisto de versiones propias y auténticas. Las primeras generaciones de guardias nacionales, transmitieron sus experiencias e inquietudes verbalmente y el tiempo ha borrado buena parte de ese legado oral. Hoy en día, los únicos anales ilustrativos de ese primer período formativo y operacional de la institución, se encuentran en los archivos de la Infantería de Marina de los Estados Unidos. Del segundo período ( ) durante el cual el General Anastasio Somoza García fue el protagonista principal, hay muy pocos recuentos protagónicos. Probablemente el más representativo de todos, ha sido el del Coronel Francisco Boza con su libro: Memorias de un Soldado, edición publicada en 2002 Una de las versiones más ilustrativas del tercer período ( ) bajo el control pleno del General Anastasio Somoza Debayle, se puede digerir en el libro del Coronel Guillermo Mendieta: Militares Centroamericanos, publicado en Y aunque hay abundancia de protagonistas con privilegiada memoria para hablar sobre ese período evolutivo de la GN, en su mayoría han preferido callar. 4

5 La denominación de cuatro períodos en el desarrollo de la Guardia Nacional de Nicaragua como institución armada, es propia y obedece primordialmente al control efectivo de los Anastasios, aplicado en las diferentes etapas de su existencia bajo sus respectivas influencias. En tal sentido, el cuarto y último período ( ) aún bajo el mando de Anastasio Somoza Debayle, pero compartido con responsabilidad ejecutiva por el General José R. Somoza y el Mayor Anastasio Somoza Portocarrero, por ser el más reciente, debe ser el más abundante en material de referencia. Ese fue mi lapso protagónico y sin ánimo de antagonizar con otros exponentes, he intentado, adelantándome a los deterioros biológicos de la memoria, contribuir con estos relatos y opiniones, aunque sea en proporción mínima, al esclarecimiento del panorama de referencia que a veces luce nublado. El tema de la Guardia Nacional como ingrediente histórico-militar del acontecer contemporáneo de 52 años, permanece aún abierto y en cierta forma virgen en detalles de acción y reacción protagónica o participativa debido a ese silencio autoimpuesto de la mayoría de sus ex miembros. La publicación de estos seis libros que inicié a principios del 2005 y concluí a finales del 2008, es mi aporte personal para tal fin. La exclusividad de narración no debe ser dictada por el FSLN en el contexto válido de Historia. Como protagonista en esos años, mi humilde empeño es exponer la GN que eventualmente conocí, en blanco y negro; con sus vicios y virtudes por igual, para encontrar el balance y el implícito valor que de otra manera no tendría. Empeño frustrante a veces porque no recibe el beneplácito de todos aquellos que siempre rechazan conceptos que discrepen y no redunden en alabanzas propias para los ex miembros de la GN en general; y delicado al mismo tiempo porque despierta en la otra parte, un resquemor permanente por las exposiciones antagónicas y contradictorias a las suyas que siempre ha querido imponer como legítimas, auténticas y definitivas. Conservando el contenido y hechas las necesarias correcciones al texto original en cada libro según se publicaron oportunamente, sólo he optado por agregar un resumen o comentario al final de cada volumen a manera de recuento y énfasis de los conceptos claves para ayudar al lector a despejar las dudas en cuanto a la verdadera intención de este esfuerzo y también como medio para resaltar los puntos medulares de cada libro. De hecho, el empeño verdadero ha sido interpretar el auge, la decadencia y caída, además de la secuela aplicada a la extinción de la Guardia Nacional como institución militar y del 5

6 orden según fue concebida y manejada por los políticos de su época; en el análisis último: Despejar cómo? cuándo? y por qué? la institución llegó a convertirse finalmente en El Ejército de los Somoza. La secuela de su extinción se expone específicamente en el segundo volumen: Los Albores de la Resistencia Nicaragüense, mediante un relato de los orígenes de la Contra que se dieron como acción inmediata a los desmanes descontrolados del sandinismo en el poder, hasta forzar una nueva apertura democrática. Después de un merecido respiro democrático y una esperanzadora realidad institucional para el nuevo Ejército de Nicaragua, el volumen concluyente en esta serie: La Tradición de las Bayonetas, persigue únicamente abrir las ventanas del pasado como referencia y advertencia para luego activar la visión y analizar los beneficios de la institucionalidad militar desligada de los intereses políticos, personales y apegada a los intereses nacionales de defensa territorial y desarrollo comunal tan frecuentemente ignorados por todos los extintos ejércitos. El lector notará un relato repetido de las acciones militares más importantes de la GN y ello obedece a que fueron analizadas en tres libros diferentes: en Semper Fidelis, como información general; en EEBI, como empeños específicos de la Escuela durante los dos últimos años de lucha; en GN versus FSLN, como factor comparativo de tácticas y técnicas militares entre los oponentes durante el período final de la GN que fue protagonizado con abundante participación de los grupos de combate de la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería. 6

7 índice 1 SEMPER FIDELIS 2 LOS ALBORES DE LA RESISTENCIA NICARAGüENSE 3 LOS MITOS DE LA GUARDIA NACIONAL DE NICARAGUA 4 EEBI 5 GN VERSUS FSLN 6 LA TRADICIóN DE LAS BAYONETAS 7

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9 Semper fidelis El Secuestro de la Guardia Nacional de Nicaragua La suposición básica en nuestro trabajo es prepararnos para el combate en la mejor forma, de tal manera que podamos esperar tranquilamente el día del juicio con la certeza plena de haber hecho todo lo que podíamos en el tiempo en que debíamos. Jonathan Netaniahu 9

10 CONTENIDO 1 Introducción 2 El padre siempre fieles 3 El hijo el ejército de papel 4 El tío la casa de Marisol 5 El sobrino 300 córdobas de prebenda 6 Los Gansos en el ojo de la tormenta 7 La Móvil al rescate 8 La Institución que no pudo ser 9 El ocaso al amanecer 10 Comentario 1 10

11 INTRODUCCIÓN Jamás somos completamente contemporáneos de nuestro presente. La historia avanza enmascarada Regis Debray En 188 años de vida independiente, hemos tenido en Nicaragua 118 gobiernos diferentes. Los historiadores nos hablan de directores supremos, jefes de estado, juntas provisionales, juntas de gobierno y presidentes. Al mismo tiempo nos ilustran sobre la promulgación de 17 constituciones y constituyentes políticas, al amparo de las cuales, esos gobiernos funcionaron. Unos, tan pasajeros como el de Leonardo Argüello de sólo 26 días y otros, tan prolongados como los de José Santos Zelaya y Anastasio Somoza García, de 16 años cada uno. Todo ese proceso originó decenas de ejércitos temporales y politizados con el definido propósito de entronizar, destituir, o en el mejor de los casos, propiciar un ambiente de gobernabilidad al caudillo de turno. En perfecto lenguaje nicaragüense: No había gobierno sin cañas huecas. Esa fuerza militar partidista que a lo largo de nuestra historia se ha convertido en instrumento de poder real, también se ha caracterizado por su modo temporal y pasajero. La falta de institucionalidad militar ha sido una ceguera política conveniente para nuestros líderes, en detrimento del bienestar común. La profesión militar, factor de estabilidad en la evolución social, requiere de control y dirección institucionalizados para que la sociedad reciba los beneficios del cambio y progreso inherentes en todo estado de derecho. En 11

12 Nicaragua, el primer intento de consideración para institucionalizar la fuerza armada, llegó con José Santos Zelaya al final del siglo XIX. Decidido a transformar al Ejército Liberal que lo había llevado al poder en 1893, empleó a instructores alemanes para tal fin y fundó la primera escuela militar moderna en la historia de Nicaragua. Un vigoroso profesionalismo emergió de la nueva Escuela Militar y el estilo prusiano se hizo evidente en la disciplina, la vestimenta y el entrenamiento. La eficacia de sus graduados se manifestó contundentemente en la famosa batalla de Namasigüe en 1907, cuando fuerzas combinadas de Honduras, El Salvador y Guatemala fueron desastrosamente derrotadas por el Ejército de Nicaragua; por primera vez se habían usado ametralladoras emplazadas en vehículos junto a otras innovaciones técnicas y tácticas. La supremacía de esta fuerza se impuso a nivel centroamericano hasta la caída de Zelaya en Treinta años más tarde en 1939, la recién fundada Academia Militar de Nicaragua, rindiendo tributo a esa gloriosa escuela, adaptó su insignia circular (azulblanco-azul) en (azul-blanco-rojo) como emblema oficial. La impresionante maquinaria militar promovida por el general Zelaya no pudo institucionalizarse; conservando el ropaje político de su formador, desapareció con él; el camino entonces quedó despejado para más ejércitos temporales al servicio de nuevos caudillos y sus respectivos partidos en el poder. Ejército Revolucionario, Ejército Constitucional, Ejército Legitimista, Ejército Demócrata, Ejército Liberal, Ejército Conservador, Ejército Aliado, Ejército Constitucionalista, Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, Guardia Nacional de Nicaragua y Ejército Popular Sandinista, son sólo nombres que nos llegan resonando en el eco de tiempos pasados. Auténticos monumentos a toda esa gama de múltiples e insensatas ambiciones políticas de nuestros gobernantes; fatídicos instrumentos de deposición e imposición, de represión y consolidación, de aprovechamiento y humillación, de burla y engaño en la proposición de una democracia que nunca intentaron ejercer. 12

13 Conociendo entonces ese historial autoritario, es legítimo ahora pensar con sospechas y actuar con optimismo ante la realidad de un nuevo derrotero; ante la sensación de haber llegado al momento crítico de nuestra historia para visualizar en el actual Ejército de Nicaragua, el comienzo de esa ansiada institucionalidad para beneficio de la nación. Reto esencial que conlleva la cisura definitiva del cordón umbilical que históricamente lo une a su fuente política: el Frente Sandinista de Liberación Nacional. Aceptando entonces ese nuevo paradigma criollo, este primer libro no es más que un intento sincero de exponer nuestro punto de vista en el capítulo que le corresponde al penúltimo eslabón de esa cadena de ejércitos politizados: LA GUARDIA NACIONAL DE NICARAGUA. El enfoque primordial en este volumen es analítico y estratégico, orientado objetivamente a interpretar los hechos y circunstancias que causaron su extinción. Análisis que incluye un recorrido cronológico desde sus orígenes hasta su extinción, exaltando vicios y virtudes desde su interior con el afán de proporcionar a los estudiosos del tema, un balance actualizado y concreto de su manejo, funcionamiento y desarrollo para poder concluir así, con una tesis de su desvanecimiento. 13

14 2 EL PADRE SIEMPRE FIELES No me den consejos, prefiero equivocarme solo Napoleón LA LEALTAD EQUIVOCADA 30 años después de la extinción de la Guardia Nacional de Nicaragua, la fidelidad al jefe como fuente de especial orgullo, permanece arraigada entre la gran mayoría de sus exmiembros; a la familia Somoza se le sigue recordando con cariño y admiración; cualquier crítica adversa se considera aún fuera de contexto. Los nombres de Bernardino Larios y Guillermo Mendieta, siguen llenando la reducida lista de traidores y todavía no se perdona a nadie que alguna vez haya osado empañar esa inculcada tradición. A partir de 1927 los infantes de marina de Estados Unidos, dueños de una rica tradición militar, organizaron y entrenaron a la Guardia Nacional de acuerdo a lo establecido en el Pacto del Espino Negro. Los marines que tempranamente se perfilaron como la rama más prestigiosa de las fuerzas armadas estadounidenses, pregonaron siempre con orgullo el conocido lema: SEMPER FIDELIS, manifestando con ello, permanente fidelidad a la patria y a los compañeros caídos que según su tradición, jamás dejan abandonados en manos enemigas. 14

15 Paradójicamente ese lema siguió resonando en el aspecto disciplinario de la Guardia Nacional pero en un sentido diametralmente opuesto; el concepto patria fue sustituido por un apellido familiar y compañerismo por subsistencia personal. En esa lealtad equivocada impuesta desde un comienzo, radicó el servilismo absurdo de la Guardia Nacional hacia la familia Somoza a través de su existencia que terminó convirtiéndose en el factor determinante para su desaparición. Las bases disciplinarias originales que implantaron los infantes de marina, fueron tempranamente transmutadas en 1933 apenas Somoza García comenzó a ejercer como Jefe Director. Esa nueva lealtad fue paulatinamente impuesta por coacción, eliminación y corrupción. A sólo diez años de su fundación, la Guardia Nacional era ya un cuerpo politizado, despojada de su autonomía institucional y utilizada fundamentalmente como medio coercitivo de poder político. Eventualmente con el cargo de Jefe Director heredado familiarmente de padre a hijo, la Guardia Nacional sin otra alternativa, ligó su destino al de la dinastía en una simbiosis única, jamás experimentada por ejército moderno alguno. Así fue como el 17 de julio de 1979, cuarenta y seis años después que Somoza García asumió el mando, las radioemisoras del país anunciaron la partida de Somoza Debayle y nuestros agotados soldados desde sus posiciones defensivas expresaron con resignación: Ya el jefe se fue, no hay nada más que hacer. Henry L. Stimson llegó a Nicaragua en abril de 1927 como delegado personal del presidente norteamericano Calvin Coolidge con la misión específica de imponer una paz duradera. Adolfo Díaz era el presidente cuestionado y José María Moncada comandaba el ejército de turno en esa nueva revolución liberal contra los conservadores. Después de las exposiciones pertinentes, Moncada aceptó las condiciones de Stimson en lo que se conoce como el pacto del Espino Negro en Tipitapa; el primer encuentro fue el 4 de mayo de 1927 y el tema referente a la creación de un cuerpo armado se discutió en detalle, en la segunda reunión efectuada el 11 de mayo. En una de las cláusulas convenidas se acordó la activación de un cuerpo armado apolítico integrado al igual, por liberales y conservadores con la meta de organizarlo y entrenarlo, en el período restante a la retirada definitiva de las fuerzas interventoras programada para el 31 de diciembre de Según el acuerdo, los marines abandonaron el país y la Guardia Nacional quedó a partir de entonces bajo el mando de los Somoza; primero el padre, luego el hijo, otro hijo, y otro hijo y finalmente el nieto. Irónicamente, Somoza Debayle después de despegar de Las 15

16 Mercedes en vuelo ascendente aquel 17 de julio de 1979, pudo haber observado la zona del frondoso árbol de espino negro en Tipitapa donde la Guardia Nacional de Nicaragua había nacido como fuerza del orden con carácter nacional y apolítico. LA ESCOGENCIA Conocido como es el desenlace de todo este proceso evolutivo de la Guardia Nacional, cabe entonces preguntarse como nota curiosa, sobre otras posibilidades en aquel momento crítico. Una opción diferente a la realizada con apariencia de traspaso en bandeja de plata para el general Somoza García que ni corto ni perezoso, aprovechó a conveniencia propia. A estas alturas cualquier esquema imaginativo resulta banal pero a veces la pregunta sin respuesta vuelve a flotar en nuestras mentes. Analizar la hipótesis de un destino diferente para la institución si la responsabilidad de conducirla en sus primeros años, hubiera recaído en un militar de carrera, desprovisto de ambición política y dedicado por entero a su formación, renovación y profesionalización. No hay argumento de peso para sustentar esa decisión de los norteamericanos a favor de Somoza García. Los factores conocidos hasta hoy, siguen siendo demasiado triviales: Dominio del idioma inglés. Traductor oficial del general Logan Feland, jefe de las fuerzas interventoras. Secretario Privado de José María Moncada al asumir éste la presidencia. Ex Viceministro de Relaciones Exteriores. Amigo especial del embajador Mattew Hanna y su esposa Loretta. Asistente del general Calvin B. Matthews, Jefe Director de la GN. Sobrino político del nuevo presidente, Juan Bautista Sacasa. 16

17 Pariente lejano del presidente saliente, José María Moncada. Puede decirse con toda seguridad que los factores más esenciales fueron simplemente omitidos por simpatía personal o escasa visión: Falta de preparación castrense: Somoza García era general de dedo. Falta de preparación académica: su currículum se reducía a un diploma de perito mercantil. Dudosa ética profesional: se había relacionado prematuramente con todos los círculos de poder de la época y por ende estaba ansioso por ejercerlo en beneficio propio, apoyándose en la nueva fuerza militar. Entendía mejor que muchos, que conservando para sí el poder real, ejercería muy pronto el poder constitucional. EL CONFRONTAMIENTO El primero de enero de 1933 el doctor Juan Bautista Sacasa asumió la presidencia de la república y Anastasio Somoza García la jefatura de la Guardia Nacional. El choque frontal entre estos dos poderes comenzó de inmediato. Somoza jamás se sometió a la autoridad del Presidente de la República, dando inicio con esta actitud ambiciosa y egoísta, a un proceso de politización y control familiar sin precedentes en el ámbito militar latinoamericano. Este tipo de insubordinación se mantuvo a lo largo de los tres años de gobierno del doctor Sacasa; el Presidente procediendo visionariamente y el Jefe Director reaccionando en beneficio propio. Muy pronto la joven institución se percató del gran dilema: ser fiel al Presidente o al general Somoza; tiempo después cuando estos dos poderes se unificaron en una sola persona, todo quedó simplificado: La Guardia Nacional de Nicaragua había sido secuestrada. Cuando el presidente Sacasa firmó los acuerdos de paz con Sandino, Somoza respondió ordenando su ejecución. Fue ésta la decisión más importante de su vida. De esta manera aseguró para sí el apoyo norteamericano hasta convertirse según Franklin Delano Roosevelt, en un hijo de puta confiable. Por el contrario en el ámbito nacional, esta acción trajo consecuencias insospechadas. Había desaparecido el Sandino humano y heroico. Había nacido el Sandino mítico y trascendente y en nuestra historia sólo Darío 17

18 sobrepasó su fama, pero su memoria fue eventualmente ultrajada por los nuevos seguidores marxistas cuya ideología fue rotundamente desestimada por él en la figura de Farabundo Martí. Evidenciando su insubordinación, Somoza García ordenó en agosto de 1933 la voladura de los depósitos de municiones del Campo de Marte con el afán de intimidar al Presidente en una acción que hoy en día se calificaría como terrorista. Luego en 1934 usó métodos similares ordenando el incendio del depósito de abastos para demostrar su desacuerdo por la sentencia dictada al perpetrador de un atentado contra la vida del presidente Sacasa. Luego ya en franco y abierto desacato, tras instigar una huelga de transportistas, continuó con las acciones coordinadas del Fortín en León y la rebelión del Campo de Marte en Managua, coordinada quizá accidentalmente por su pariente lejano José María Moncada al coincidir este episodio con una visita suya a dicha instalación. Finalmente, al tercer año de mandato, llegó la inevitable renuncia del presidente Sacasa. Como testimonio del nuevo orden, Juan Bautista Sacasa legó a la historia de Nicaragua en lenguaje heráldico, el motivo de su decisión: Las funciones del poder ejecutivo no pueden realizarse sin el respaldo de la fuerza pública; y la Guardia Nacional, única fuerza militar y de policía de la nación, se ha rebelado contra mi autoridad y ha asumido facultades que le corresponden al ejecutivo, llegando hasta deponer funcionarios civiles y militares. De aquí en adelante no se toleró nunca más la ambigüedad en torno a la fidelidad. El menor desliz se pagó siempre muy caro con el rango, la cárcel y algunas veces con la propia vida. Un año después en 1937 al asumir la presidencia, fue el presidente interino Carlos Brenes y Jarquín, el encargado de rubricar la nueva era, fue precisamente en la ceremonia de traspaso de mando cuando le dijo casi al oído: Señor le entrego con gusto lo que siempre ha sido suyo, refiriéndose más que a la banda presidencial, al poder absoluto. Había nacido en Nicaragua un nuevo estilo de gobierno que él bautizó como el método de las tres P : plata para los amigos, palo para los indiferentes y plomo para los enemigos. Y la Guardia Nacional se convirtió para el General y sus descendientes, en la pieza clave del nuevo método. 18

19 EL NUEVO CONFRONTAMIENTO La segunda gran consolidación de la lealtad equivocada de la Guardia Nacional se concretó once años después cuando Somoza García impuso en la presidencia a Leonardo Argüello en Los historiadores señalan al doctor Enoc Aguado como legítimo ganador por abrumadora mayoría en las elecciones forzadas de ese año. Sin embargo, el general Somoza después de apoderarse de las urnas, declaró victorioso al oponente, Leonardo Argüello. De edad avanzada, Leonardo Argüello era médico cirujano graduado de la facultad de Medicina de la Universidad de León. Posteriormente estudió en Europa y se doctoró en Diplomacia y Filosofía. Su defensa constante de la ideología liberal, le había granjeado entre sus correligionarios, el reconocimiento de Apóstol del Liberalismo. Hay muchas interrogantes sobre la decisión de este ilustre hombre por involucrarse en el juego fraudulento de Somoza García. Lo comprobado es que desde el primer momento de su cargo, se desligó públicamente del General. El pueblo nicaragüense fue sacudido por su discurso inaugural, en el cual sentó las bases de su decidido distanciamiento. En una alusión directa a Somoza expresó: Que la Guardia Nacional continúe siendo garantía de paz, orden y seguridad desvinculada de las contiendas políticas. No seré tenedlo por cierto, un simple presidente de turno, arrastrado por el manso llevar de la corriente de la costumbre y de la tradición. Los oficiales honestos graduados de la temporal Academia Momotombo y los que conformaron las primeras promociones de la nueva Academia Militar que se había iniciado en 1939 bajo la dirección de militares norteamericanos, se encontraron de repente ante una oportunidad única para rescatar la institución. Demostrando con hechos sus firmes intenciones, el doctor Argüello no ratificó al general Somoza como Jefe Director. Acto seguido buscó apoyo y cooperación en muchos oficiales de su confianza. Luego ordenó sorpresivamente el transferimiento del coronel Anastasio Somoza Debayle, que ya graduado de West Point, comandaba el Primer Batallón Presidencial. Por estas y otras sorpresivas decisiones del Presidente de la República, el general Somoza explotó en ira y el doctor Leonardo Argüello decidió asilarse en la embajada de México 26 días después de su discurso inaugural. 19

20 Todos los oficiales de la Guardia Nacional que habían acudido al llamado del presidente fueron vergonzosamente encarcelados, humillados y dados de baja de las filas de la institución. Entre ellos estaban el general Adán Medina Castellón, los coroneles Alberto M. Baca y Hermógenes Prado y los subtenientes Horacio y Francisco Aguirre Baca. El mismo efecto embargó a todos los que firmaron una carta de apoyo al Presidente. Muy temprano, el destino de la Guardia Nacional como institución estaba sellado. De todos los intentos posteriores por encauzar el rumbo torcido de la misma, sólo quedó el reconocimiento póstumo a los que osaron desafiar la autoridad de los Somoza proponiendo una necesaria independencia de la GN. OTROS INTENTOS De la fallida rebelión del 4 de abril de 1954 nos llegan los relatos de fusilamientos en los cafetales de Carazo y despiadadas torturas a los sobrevivientes capturados. Actos sólo sobrepasados por la euforia castrista y la venganza brutal del sandinismo en sus días iniciales. Este capítulo en sí, quedó marcado con las muertes del capitán José María Tercero y los tenientes Adolfo Báez Bone, Manuel Agustín Alfaro, Carlos Gómez Ugarte y Rafael Choseul Praslín. El coronel Manuel Gómez, oficial de gran prestigio, se salvó de la masacre logrando escapar hacia Honduras y otro oficial de renombre, el teniente Jorge Cárdenas, fue según la versión de sus compañeros, injustamente encarcelado, torturado y posteriormente dado de baja. Cuatro años después en 1958 ya con Somoza Debayle en la jefatura de la GN, hubo otra conjura. Un nuevo intento de cambiar el rumbo de la institución, a estas alturas, poseída en su totalidad y ahogada en su propia fidelidad. Nuevamente hubo encarcelamientos, humillaciones y por supuesto, separación del servicio mediante bajas deshonrosas. Esta vez entre los más conocidos estaban los oficiales: José Luís Aguado, Rivas Gómez, Alí Salomon y Jorge Arellano; todos ellos delatados por César Napoleón Suazo que se había infiltrado en el grupo para informar al general Somoza Debayle de los pormenores. Desde entonces Suazo comenzó a gozar de los favores del General en puestos lucrativos y también en ministerios ya en sus años de retiro; muy temprano se había convertido en el símbolo de esa lealtad enfermiza y equivocada que continuamente arrastraba a la GN hacia su propio fin. 20

21 En 1978 ya con los días contados, el general Somoza Debayle ordenó el encarcelamiento de varios oficiales y clases implicados en una tardía conspiración. Tras la formación de una junta de investigación y sin la apertura de un consejo de guerra, Somoza firmó la baja por conveniencia del gobierno de todos los acusados, entre ellos, los coroneles Bernardino Larios, Melville Hogdson, José W. Mayorga, Eduardo Montalbán y el capitán José Balladares. Luego en enero de 1979, el coronel Guillermo Mendieta Chávez, se convirtió en el último oficial de la Guardia Nacional en recibir la baja deshonrosa por haber publicado en el diario La Prensa, un documento instando al rescate de la GN como institución, desechando su tradición pretoriana. Irónicamente ya era muy tarde para tal planteamiento. Seis meses después llegó el final de la torcida institución. Todos los esfuerzos para enderezarla habían sido en vano. Para la historia habían quedado los intentos reformistas del doctor Juan Bautista Sacasa y del doctor Leonardo Arguello actuando ambos como presidentes de la república y queriendo en sentido legal, determinar el proceder de la fuerza armada para beneficio general. También en vano fueron los sacrificios del 4 de abril del 54 y los últimos intentos del 58 y 78. Anastasio Somoza García, el padre de la dinastía, supo magistralmente establecer las bases para un control efectivo del cuerpo armado. El método fue refinado en la siguiente generación y la Guardia Nacional de Nicaragua quedó irremediablemente atrapada en su papel pretoriano desde sus orígenes. Cuando Somoza García fue asesinado en 1956, el modelo estaba definido. La Guardia Nacional de Nicaragua entró a su tercer período, impregnada de fidelidad monolítica y profunda reverencia hacia el nombre y la individualidad de su extinto jefe. 21

22 EL HIJO EL EJÉRCITO DE PAPEL Comencé en la cima y labré mi propia caída Orson Welles ETAPAS DE CONTROL Hay cuatro etapas bien definidas en la historia de la Guardia Nacional de Nicaragua. La primera corresponde al período de formación y control norteamericano ( ). La segunda comprende el mandato completo de Anastasio Somoza García ( ). La tercera abarca el mandato efectivo del heredero de la jefatura, Anastasio Somoza Debayle ( ). La cuarta y final todavía bajo la jefatura de Somoza Debayle pero bajo la influencia y control ejecutivo compartido del general José R. Somoza y el mayor Anastasio Somoza Portocarrero ( ). La segunda etapa como vimos en el capítulo anterior, se caracterizó por el empeño de Somoza García en despojarla de su institucionalidad para convertirla en una fuerza sumisa en apoyo de sus fines políticos y su agenda partidista. El concepto bipartidista y nacional que infundieron los marines en la primera etapa fue borrado en la segunda etapa. En términos generales, lo que se conservó fue la estructura organizativa, desafiando el tiempo y las demandas de una sociedad en evolución. La organización de combate original: batallones, compañías, pelotones y escuadras se continuó aplicando en los departamentos para las nuevas funciones de la Guardia Nacional. 22

23 EL FACTOR POLICIAL La organización original, propia para una fuerza convencional de combate, jamás funcionó en el caso de la GN porque su tarea primordial se concentró en el ámbito policial. Sin técnicas apropiadas, entrenamiento adecuado, equipo requerido y locales acondicionados para estos fines, las funciones del orden degeneraron eventualmente en burdas maniobras represivas. Todo el esfuerzo policial de la GN quedó desde un comienzo, relegado a un nivel artesanal donde la autoridad se expresaba en lo general, por medio del culatazo y la mordida. La Guardia vestida de Policía, fue siempre la visión petrificada del Jefe Director y su Estado Mayor y así se levantó un muro permanente entre la Autoridad y la Sociedad. En los Departamentos, el estado de fuerza de esos batallones y compañías, era simbólico, solo existía en las nóminas de pago a las que aún se les agregaban los denominados supernumerarios que no eran más que personal fantasma agregado para abultar dichas nóminas. La permanente ironía de los comandos departamentales radicaba en el hecho de no haber entrenado a su personal ni para funciones de policía ni para funciones de combate. Paulatinamente, cado comando iba dependiendo más y más de voluntarios civiles simpatizantes de la GN mejor conocidos como auxiliares y cuya presencia física, nunca fue la solución ideal a los requerimientos de personal. Los comandantes departamentales gozaban de autonomía administrativa para derrochar los recursos asignados, recibían dinero para la Mesa (servicios de alimentación) y OPR (gastos operativos), que incluía el llamado Título E para gastos de inteligencia. Cada comandante departamental abultaba, por tradición, los requerimientos para cada una de esas partidas y todo entonces, se traducía en supernumerarios fantasmas, auxiliares inexistentes, operaciones de inteligencia inventadas, pésima alimentación para el raquítico personal. El resultado final era más dinero en los bolsillos propios de cada comandante. Como si todo esto fuera poco, también había que sumarle el producto de las actividades normales de cada comando, como eran los ingresos por multas de policía y tránsito, peajes por vehículos cargados de ganado y productos agrícolas, permisos para serenatas, permisos para portar armas, libertad de prisioneros, recaudaciones obligatorias en los prostíbulos, cantinas, juegos de azar y cualquier otra imposición a bien del comandante. Por todo eso, los comandos departamentales se convirtieron en jugosos centros de recaudación monetaria. Unos, más rentables que otros y en los menos rentables, los comandantes exprimían al máximo las prebendas aprobadas por el sistema. 23

24 Chinandega, León y Matagalpa llegaron a convertirse en las plazas más codiciadas y para obtenerlas se requería de buenos padrinos como la señorita Sampson o cualquier miembro de la familia Somoza. Otros comandos codiciados eran la Policía de Managua, el Tráfico, Migración y en menor escala Corinto, Chichigalpa, Tipitapa y las delegaciones fronterizas de migración. Por lo general el nombramiento para estas posiciones no venía por la cadena establecida de mando sino a través de memos firmados por el Jefe y tramitados por los padrinos. Cualquier miembro de la GN con buenos padrinos, se libraba de muchas penurias económicas. Todos los memos de nombramientos para puestos jugosos tenían que llevarse al GN-1 (Personal) y el titular de esta sección agilizaba el nombramiento oficial a cambio de una cantidad mensual. Un comando departamental insignificante, producía en cifras conservadoras, un promedio de veinte a sesenta mil córdobas mensuales; en los comandos regulares se colectaba alrededor de ochenta mil córdobas y los óptimos como León y Chinandega llegaron a sobrepasar los ciento veinte mil córdobas en las épocas de bonanza agrícola e industrial. Se decía que el ingreso en puestos como Migración, el Tráfico y la Policía de Managua era tan desmedido que los nombramientos sólo se daban por un año sin opción a repetir. Un cuerpo manejado en ese estado de corrupción no podía más que acogerse al servilismo y demostrar la más incuestionable fidelidad a la familia Somoza. La bonanza estaba ahí, era cuestión de esperar pacientemente el turno de cada quien, mientras tanto había que defender el sistema a cualquier costo, era nuestro soñado futuro. Para muchos oficiales, para los que estaban mamando o a punto de mamar la teta, la preparación militar profesional, era sólo un contra tiempo. Lo más prioritario era conseguir el memo, asegurar el porvenir. Así terminamos confundiendo los conceptos nación por dinastía y profesionalismo por recaudación. En justicia a la institución, la gran mayoría de nuestros humildes soldados no gozaron jamás de este tipo de privilegios, Muchos oficiales antiguos y de mediano rango, no tuvieron tiempo de ingresar al círculo de los favorecidos y la oficialidad joven en particular, fue empeñada totalmente en la actividad bélica de los últimos tiempos; desde los campos y ciudades tomadas por el enemigo, parecían recordarle a los privilegiados que la Guardia Nacional además de fuerza policial, era también un ejército con responsabilidades tácticas y estratégicas. Por casi medio siglo esa estructura departamental jamás fue modificada. En 1978 cuando el FSLN lanzó la ofensiva de septiembre sobre cinco cabeceras departamentales, los resultados fueron lamentables. Los 24

25 comandantes simplemente se acuartelaron en sus puestos de policía, esperando que llegaran a rescatarlos desde Managua. Por un breve tiempo experimentaron la diferencia entre recibir billetes y recibir balas. En los años finales, la situación se tornó precaria por igual en los puestos de policía más remotos donde la misión asignada por el comandante departamental no era más que colectar los diezmos correspondientes. Así el enemigo se benefició tardíamente del abandono táctico de la GN. Cualquier mediocre con una escopeta, podía tomarse a cualquier hora, cualquier puesto de policía lejano donde el comandante era un anciano cabo y la guarnición, dos auxiliares; luego dar a conocer al mundo, la gran hazaña. El aspecto táctico y la proyección estratégica se descuidaron por completo en la GN. En los períodos iniciales sólo se organizaron dos unidades tácticas: El Primer Batallón Blindado Presidencial y el Batallón de Combate General Somoza. Al Primer Batallón le fue asignada la Oficina de Seguridad Nacional (OSN), los elementos de artillería, blindados, una compañía de infantería y la Patrulla Presidencial. El Batallón de Combate tuvo una existencia muy efímera hasta convertirse en unidad fantasma. Por ignorancia o desconfianza, ambas unidades fueron físicamente ubicadas en la misma Loma de Tiscapa, como resguardando el centro de poder. Del Batallón de Combate General Somoza que la Misión Militar Americana equipó convencionalmente al estilo del US Army, sólo quedaron los galerones vacíos y el nombre en el portón de entrada. El Primer Batallón sirvió como unidad insignia al general José R. Somoza, hijo natural de Somoza García. Conocido como Don José para los políticos liberales y como Papa Chepe para oficiales y alistados. El equipo blindado de esta unidad estaba compuesto por dos antiquísimos tanques Sherman y una docena da carros blindados, remanentes de una donación del gobierno de Israel en compensación por el voto de Nicaragua en la ONU a favor de la creación del estado judío. Por la falta de repuestos, el lote inicial se fue reduciendo drásticamente hasta una decena, producto del canibalismo técnico. De la mentalidad táctica de Don José, se deducía que el empleo adecuado de estas tanquetas era sólo para demostración de fuerza y al final, casi todas fueron calcinadas con sus tripulaciones respectivas, cuando el FSLN fue provisto de lanzacohetes RPG-7. En ese período también se implementó el equipamiento de la Guardia Marina del Atlántico y del Pacífico en modestas condiciones y la Fuerza Aérea comenzó a tener importancia. Se entrenaron capitanes de barco, pilotos y al poco tiempo terminaron asignados a la Mamenic Line y La Nica, línea naviera y aérea respectivamente, propiedades ambas de la familia Somoza. 25

26 LA FUERZA AÉREA Y LA ACADEMIA MILITAR La FAN había sido equipada por Somoza García después de la Segunda Guerra Mundial y se convirtió de hecho en la más poderosa fuerza aérea de Centroamérica para revertir su fama y llegar a ser, veinte años después, la más raquítica del área. El desmantelamiento de la gloriosa FAN fue obra exclusiva de Somoza Debayle que siempre desconfió de su fidelidad y con esta acción pretendió eliminar un peligro potencial a sus aspiraciones políticas. Al final de la década de los 40 fueron comprados en Suecia, 32 aviones cazabombarderos Mustang P-51; luego fueron adquiridos 3 caza-bombarderos Thunderbolt P- 47 y 2 aviones más de entrenamiento T-28-A, y por último, a la FAN le quedaron dos viejos bombarderos B-26 después de la fallida invasión de Bahía de Cochinos. A todas luces, una flotilla impresionante para nuestro medio. El desmantelamiento se inició en 1963 cuando Somoza Debayle negoció directamente con un misterioso comerciante de equipo militar identificado como Mister Martin. Este personaje compró la flotilla entera a un costo redondo de veinticinco mil dólares por unidad. Con el tiempo se supo que convertidos en artículos de colección en los mercados de armas estadounidenses, llegaron a ser subastados hasta por un millón de dólares cada uno. Como reemplazo se adquirieron seis aviones de entrenamiento modelo T-28-A y tiempo después los aviones a propulsión T-33 de entrenamiento, cuyo estruendo ensordecedor exaltaba a los espectadores en las paradas militares. Somoza Debayle había finalmente trasformado la Fuerza Aérea: eliminada la capacidad de combate, sólo le quedaba ahora, la capacidad acrobática. De igual forma la capacidad de transporte fue minimizada: un DC-3, un C-47, cuatro viejos helicópteros Sirkosky y un par de helicópteros comerciales de dos plazas. La necesidad apremiante de los últimos tiempos fue factor determinante para restablecer la capacidad de transporte con la compra de cuatro aviones Aviocar de fabricación española. Los viejos pilotos que así como los viejos soldados, viven del recuerdo de sus hazañas, jamás olvidaron cómo los renombrados y probados Mustang de la Segunda Guerra Mundial, fueron desembarcados en el puerto de Corinto, aún en cajas de madera, transportados luego por el Ferrocarril de Pacífico de Nicaragua directamente a la pista Xolotlán de Chico Pelón donde fueron ensamblados para salir volando uno a uno hacia Las Mercedes. Cuando llegó la década final para la GN, la capacidad de combate de la Fuerza Aérea era cosa del pasado. Los hangares vacíos estaban sólo llenos de recuerdos y 26

27 los estrategas de la GN comenzaron a llenarlos con aviones comerciales Cesna del modelo Push & Pull modificados para apoyo de combate y con su empleo que comentaremos más adelante, la FAN empañó su imagen. Los orgullosos pilotos se convirtieron en villanos a los ojos del pueblo y el general Somoza fue la víctima principal por su estrecha visión. Un eslabón positivo en la segunda etapa de la GN fue la fundación de la Academia Militar de Nicaragua en 1939 bajo la dirección inicial del general Charles Mullins del ejército americano y la subdirección del mayor Julio D Arbeles. Este par de profesionales y correctos militares, seguidos por los generales Fred T, Cruse, Leroy Bartlet y John F. Grecco, imprimieron un sello único en los caballeros cadetes bajo el lema: Patria, Honor, Disciplina. La fama de la AMN rápidamente se divulgó y sus aulas se diversificaron con cadetes de otros países del área, especialmente de Panamá, cuyos graduados constituyeron en su mayoría, la oficialidad de la Guardia Nacional de ese país. La Academia Militar propició un ambiente de formación castrense altamente rígido y convenientemente despolitizado en contraste con el ambiente condicionado de todos los cuarteles generales de la GN. Fue éste el empeño constante de sus primeros directores norteamericanos, merecedores de profunda admiración de parte de las promociones que recibieron su influencia. Sin embargo, afuera existía otro mundo, donde la trilogía académica de Patria, Honor, Disciplina, se transmutaba en: sumisión, dependencia, fidelidad. Aparte del sistema establecido, no había probabilidad de una auténtica profesión militar, y los caballeros cadetes apolíticos del general Mullins y sus sucesores, se convertían en oficiales somocistas al momento de iniciar el servicio regular. No había escapatoria, era una especie de beberla o derramarla. TERCERA ETAPA La tercera etapa de la Guardia Nacional comprende los 18 años desde 1956 cuando Somoza Debayle heredó la jefatura, hasta el inicio de su segundo mandato presidencial, cuando aún conservando el cargo de Jefe Director, delegó en su hermano José, la responsabilidad militar de los asuntos cotidianos bajo el cargo éste, de Inspector General de la Guardia Nacional. 27

28 Ya consolidada la fidelidad al jefe en la segunda etapa, el servilismo y la corrupción alcanzaron su máximo nivel en esta tercera etapa. El desarrollo táctico quedó relegado a segundo plano y la realidad existencial de la GN, se concentró en las actividades del orden. Los comandos departamentales funcionaban como burdas estaciones de policía y los comandos municipales como simples puestos de vigilancia; en la realidad oculta, no eran sino que centros de recolección monetaria. Muchas veces sin ocultar las verdaderas intenciones, algunos comandantes diseñaron sus propios métodos de recaudación y algunos se hicieron populares como el llamado peso del coronel que se cobraba en las casetas de control. El abandono táctico se reflejó en la falta de escuelas para clases y alistados, en la carencia de unidades especiales, en la ausencia de unidades tácticas de reacción en puntos estratégicos del territorio nacional, en la olvidada modernización del equipo y armamento y en la ciega insistencia de mantener a la GN con la doble misión de Ejército y Policía, sin entrenamiento coherente ni organización para ambas tareas. Desde sus comienzos se había omitido la educación básica y elemental del humilde soldado, privándolo de un centro de alfabetización tan necesario en nuestro medio porque nuestros soldados venían del campo y como la gran mayoría del campesinado nica, nunca atendieron escuela alguna. Hasta el final de sus días como soldados, la gran mayoría de ellos, siguieron imprimiendo su huella digital o firmando con una equis la nómina de pago. El armamento en general era también obsoleto y para la mayoría de los soldados fue una triste realidad. Iniciaron el servicio con el fusil Garand y terminaron el servicio años después, con el mismo Garand que en todas partes era un artículo de museo. Las armas modernas que se compraron o fueron suministradas por el gobierno americano, se reservaron exclusivamente para el contingente que protegía al general Somoza. En 1959 después de la invasión de Olama y Los Mollejones que desde el punto de vista táctico no tuvo relevancia alguna por la incapacidad militar de los invasores, el general Somoza Debayle comenzó a pregonar la invencibilidad de la GN. A diferencia de su padre que era general de dedo, él era graduado de West Point; apenas regresó a Nicaragua, fue incorporado a las filas de la GN con el rango de coronel pasando por encima de subtenientes, tenientes, capitanes, mayores, tenientes coroneles y coroneles bien ubicados en el escalafón reglamentario de la Guardia Nacional. Fue comandante del Primer Batallón Presidencial, comandante de la Fuerza Aérea y director de la Academia Militar. Cuando heredó la jefatura en 1956, se autonombró General de División y con ese cargo y rango, jamás optó por cambiar nada. Sin renovación, modernización y 28

29 profesionalización, la GN se quedó en el pasado, defendiendo lo indefendible y labrando su irremediable ocaso. Para los oficiales académicos con auténtica vocación militar, el orden establecido significaba un permanente dilema: adaptarse o separarse. Algunos se retiraron voluntariamente, otros intentaron cambiar las cosas, pero la gran mayoría, continuamos navegando a favor de la corriente, alternando las aguas tranquilas y borrascosas hasta el momento del naufragio. En 1960 los primeros cuarteles de importancia para la GN, fueron sorpresivamente tomados por un grupo de opositores al mando de los hermanos chamorro. Fue como la primera clarinada para entender la completa vulnerabilidad de los cuarteles departamentales, asientos de las funciones del orden, planificadas en tiempos pasados, pero ignorando las demandas presentes. Al personal de los cuarteles departamentales se les inculcaba ser guardias pero no se les enseñaba a ser policías y mucho menos, soldados y por ello el sacrificio fue desproporcionado. Los nuevos vientos comenzaron a soplar con dirección y efecto predecible, los movimientos guerrilleros en el hemisferio comenzaron a generar notoriedad y por lo general impregnados de ideología foránea. Los nombres de Marx y Lenin se escuchaban con más frecuencia y en ese estado de cosas, el FSLN comenzó a organizarse. Para los ejércitos convencionales del hemisferio, los diccionarios militares se enriquecieron con nuevos vocablos: Contrainsurgencia, Guerra Irregular, Operaciones de Estabilización, Operaciones Sicológicas, etc. Mientras tanto la GN que, salvo la Academia Militar, la Escuela de Transmisiones y la Escuela de Policía, no tenía escuela para suboficiales, escuelas avanzadas de plana y estado mayor, escuelas técnicas ni escuelas de servicios, dependía de la Escuela de las Américas de la Zona del Canal, para llenar los requerimientos de preparación especializada. En esa modalidad, los graduados de dicha escuela, enriquecían el caudal profesional de la institución, pero la ceguera en los niveles superiores, anulaba esa corriente renovadora. El GN-1 (Sección de Personal) de la manera más irresponsable e inaudita, reasignaba este personal entrenado al azar, sin método, sin propósito, sin continuidad. Los artilleros fueron asignados a la Policía, los policías terminaron en la Blindada, los graduados de Estado Mayor asignados al Tráfico etc. Fueron permanentes locuras originadas en el Estado Mayor que nadie pudo explicar jamás. 29

30 En medio de todo ese desorden administrativo, el FSLN comenzó sus actividades clandestinas. La acción más importante de ese proceso se presentó en Pancasán en La GN sin una fuerza organizada para fines contraguerrilleros, operó con la tradicional modalidad patrullera de pequeñas unidades organizadas para contrarrestar determinadas actividades al momento de presentarse. El FSLN con su facción GPP, fue descabezado en Pancasán y nuevamente el general Somoza exaltó el clamor de invencibilidad en la GN. Al margen del desorden administrativo, los desmanes policiales y las acciones tácticas experimentadas, la Guardia Nacional de Nicaragua, como institución, también fue afectada en esa etapa, por varios acontecimientos y conductas privadas de miembros y personas relacionadas a la organización de una u otra forma. Entre ellos: el asesinato del teniente Peralta, el asesinato del teniente David Tejada y la ingerencia de la señora Sampson en los asuntos propios de la institución. NOGUERA Y EL EMBUDO El teniente Leonel Peralta era en la GN, uno de tres graduados de la famosa escuela militar francesa de Saint Cyr. Estaba asignado al Primer Batallón Blindado y había recientemente participado en la recuperación de los cuarteles tomados de Jinotepe y Diriamba. Peralta gozaba de buen prestigio por su preparación militar y era quizá por la influencia europea, muy dado a la vida nocturna después de las horas regulares de servicio. El restaurante Munich que entonces estaba situado frente al costado sur del Palacio Nacional, fue el escenario de su muerte. No muy avanzada la noche, el teniente Peralta y el coronel Guillermo Noguera departían en una mesa cuando al calor de los tragos, un disparo de pistola segó la vida del Teniente. La posterior investigación estableció que efectivamente, la muerte de Peralta fue perpetrada con el arma de reglamento del coronel Noguera. La investigación terminó calificando el incidente como un suicidio. En las filas de la oficialidad se propagó el insistente rumor de un programado encubrimiento para proteger la reputación de Noguera que estaba emparentado a la familia Somoza. La conclusión de la junta investigadora prevaleció y el tiempo se encargó de aplacar las sospechas generalizadas. La carrera de Noguera conservó su ascenso ininterrumpido. Fue Director de la Academia Militar, Encargado General de Abastos (G-4) y Jefe del Estado Mayor General. Fue mantenido en servicio activo mucho más tiempo del reglamentario. Fue junto a otro grupo de altos oficiales, generador del famoso embudo que no permitía un 30

31 ascenso normal para el resto de oficiales estancados en un escalafón de conveniencias programadas. Tampoco necesitaba memos porque era considerado parte de la familia. MORALITOS En el mismo lugar donde había muerto el teniente Peralta, el Munich de la avenida Roosevelt, fueron capturados los hermanos Tejada, David y René. David se había graduado de la Academia Militar en Ese mismo año René ingresaba a la misma como cadete No. 972 en la promoción 22. David había pertenecido al Batallón de Ingeniería y René fue dado de baja mientras estaba en la Zona del Canal de Panamá en el curso de cadetes. El mayor Oscar Morales que había llegado al Munich acompañado del Secretario de la Presidencia, el profesor José María Zelaya, abandonó el local visiblemente disgustado después de escuchar algunas alusiones personales de los hermanos Tejada hacia su acompañante. Minutos después ambos fueron llevados detenidos hacia la Tercera Compañía, donde el mayor Morales era comandante. Ahí fueron salvajemente vapuleados por el propio Moralitos y luego por otros oficiales subalternos. David no pudo sobrevivir a la golpiza y fue declarado muerto por el médico de la unidad, el Dr. Cedeño cuando éste fue llamado para darle atención médica. René fue dejado en libertad y años después, militando en la GPP, pereció combatiendo en las montañas norteñas. Moralitos era el oficial más poderoso en la GN después de Don José. Cuando éste asumió la comandancia del Batallón Blindado, Moralitos actuaba como su ejecutivo, aunque el ejecutivo nombrado era el coronel José Ramón Silva Reyes y esta molesta ingerencia había provocado en Silva Reyes, una marcada aversión hacia él. Dada la magnitud de este nuevo escándalo, el mayor Morales no pudo gozar de otro encubrimiento y fue abandonado a su suerte por el Jefe, Don José y el resto de sus compañeros. La misión de condenarlo le fue encomendada a Silva Reyes y éste cumplió la misión asignada con beneplácito revanchista. El Dr. Cedeño que testificó en apego al juramento hipocrático, defraudó a Moralitos y en la primera oportunidad, éste no dudó en ultimarlo con premeditación y alevosía. El cuerpo incinerado de Tejada fue enterrado secretamente en Mokorón, un destacamento militar cercano a la colonia Zogaib y ante la imposibilidad de un dictamen forense, la prensa nacional propagó la versión sensacionalista del cráter del volcán Santiago, como tumba final para los restos de David Tejada, ensuciando desproporcionadamente la percepción ya bastante mal formada de la GN en general. 31

32 DINORAH Y LA GUARDIA NACIONAL Dinorah Sampson no pertenecía a la GN, pero la institución fue afectada por su influencia. Había nacido en León, de apariencia elegante y sensual, conoció a Somoza Debayle en una reunión privada y tras ese primer encuentro, se dice que el general quedó prendado en una relación oculta y abierta para el resto de su vida. Dinorah no tardó en consolidar su poder y convertirse en verdadera fuente de influencias para cambiar el curso normal de algunas actividades en la GN sobre todo en lo referente a nombramientos forzados para beneficio y negocio de ciertos escogidos. En los mejores años de Dinorah, en su mansión se celebraban los onomásticos del general Somoza con alegres serenatas cada 5 de diciembre. En cada ocasión, ministros, directores de entes autónomos y altos oficiales de la GN, se apretujaban para acompañar a los mariachis en el canto al Rey David. A los oficiales asignados al Batallón Blindado, Don José nos imponía una cuota, deducida de nuestro salario para comprarle al general, el regalo del Batallón. Conocidos oficiales como José Iván Alegrett, Miguel Blessing, Orlando Villalta y Rafael Lola, para mencionar unos cuantos, disfrutaron de los favores de la señora Sampson y la corrupción auspiciada por ella también salpicó al Distrito Nacional, Aduana, Migración y la Fuerza Aérea por igual. La influencia de la señorita Sampson también se hizo sentir en las decisiones del general en los momentos más críticos de la GN y en ese sentido, afectaron el desarrollo deseado de la institución. En 1972 con el terremoto de Managua, la Naturaleza se encargó de nivelar la Explanada de Tiscapa. Las instalaciones que albergaban la tropa que resguardaba el centro de poder, fueron temporalmente abandonadas por el daño ocasionado. Meses después, en frente del Casino Militar comenzó a construirse el Bunker que eventualmente fue la casa presidencial para el período presidencial último del general Somoza y a su alrededor se volvieron a aglutinar las reservas tácticas de la GN, resguardando una vez más el centro de poder. En la misma acera, a escasos metros entre sí, estaban ubicados el Presidente de la República y Jefe Director, el Inspector General y Comandante del Batallón Presidencial y todas las secciones del Estado Mayor General como defendiendo ese pequeño promontorio que era el símbolo de control desde tiempos pasados. 32

33 CUARTA ETAPA En 1974 cuando Somoza Debayle asumió la presidencia en un nuevo mandato, la GN estaba iniciando su cuarta y última etapa ya bien caracterizada como fuerza pretoriana. Esta descripción de fuerza pretoriana era una de las favoritas del mayor Franklin Montenegro, que, siendo un militar profesional, sentía por dentro la frustración de esa realidad y lo expresaba con fino humor para neutralizar las implicaciones pertinentes. Al propio Papa Chepe le dijo una vez en el Casino Militar: - Verdad jefe que somos una guardia pretoriana! Y éste, sonriendo respondió: - Sólo babosadas dice este loco. Demostrando así, una magnánima sencillez o una conveniente ignorancia. Somoza Debayle en la presidencia, ya no tuvo tiempo para resolver los asuntos rutinarios de la Guardia Nacional y no le quedó más que delegar para tal efecto, en su hermano natural. De todas maneras, José R. era el guardia por excelencia, reconocido tempranamente por su padre, había crecido en los cuarteles de la GN sin consideraciones especiales. Había también heredado la aureola campechana del viejo Somoza y el estilo paternal con el soldado. El cargo de Inspector General, vacante a propósito durante casi toda la existencia de la GN, por fin fue reactivado y este lapso en su primera parte, quedó impregnado de su idiosincrasia y concepción particular de la GN como garante de la proyección familiar. Pudo haber sido el único miembro de la familia Somoza que, con ingenuidad, sentía que la GN como organización, le pertenecía al clan, que era herencia de su padre y debía permanecer como él la había moldeado. RESPONSABILIDAD COMPARTIDA En esta etapa final de la Guardia Nacional de sólo un lustro, los últimos dos años fueron compartidos, en responsabilidad operacional, por un par de parientes de pensamiento opuesto. José R. Somoza, el tío y Anastasio Somoza Portocarrero, el sobrino. Don José defendiendo el estado de cosas que la Guardia Nacional significaba para él y Somoza 33

34 Portocarrero empujando apresuradamente el carro de la reforma. Y en esta situación específica, tío y sobrino, no parecían de la misma familia. Don José que había desde niño, vagado por todos los cuarteles principales de la GN, tenía una idea más conservadora de las necesidades básicas del soldado común, en su mayoría de origen campesino norteño, especialmente de las Segovias, la misma región donde Sandino había hecho su bastión. Como Inspector General despachaba desde el Primer Batallón Blindado y por sus oficinas, siempre atestadas de gente, desfilaban los jerarcas del Partido Liberal y los altos funcionarios del gobierno, además de empresarios, militares y pueblo en general. Era quizá el intermediario más atareado en todo el país. A través suyo se podía conseguir un nombramiento, una beca, una libre introducción, una carta de recomendación; de ahí el apelativo cariñoso de Papa Chepe. A pesar de su linaje nunca fue mandado a ninguna escuela, su única universidad fue la Guardia Nacional. Fue el soldado más fiel en la GN y dudaba de todo el que no se comportara de acuerdo a sus propios parámetros. También fue el más arcaico en su manera de concebir la institución. Siempre utilizaba el término plaza para referirse a los comandos departamentales y comunicándose con su hermano con el más absoluto respeto, repetía el prefijo jefe, las veces que fuera necesario. Vivía del recuerdo de tiempos pasados. El Cuerpo de Artillería que existía sólo en nóminas, era uno de sus orgullos. En realidad, dicho cuerpo lo componía una escuadra de viejos ordenanzas que se encargaban de desempolvar las piezas para las inspecciones sabatinas. Y así pasaba con el resto de unidades bajo su control: Blindada, Compañía de Transporte y la Compañía B de infantería que eran sólo el reflejo de otros tiempos. Su constante preocupación llegó a ser la seguridad de su hermano y para eso contaba con una unidad elite de 60 hombres: la Patrulla Presidencial; él coordinaba con el ayudante presidencial de turno, el movimiento oportuno para establecer el perímetro externo de protección en cualquier punto del territorio nacional. Equipados con armas modernas en carácter exclusivo, bien vestidos con boinas verdes como prenda de cabeza, al estilo de las fuerzas especiales estadounidenses, los integrantes de la Patrulla Presidencial fueron la garantía para el general José R. Somoza, que su hermano estaba bien protegido todo el tiempo. 34

35 4 EL TÍO LA CASA DE MARISOL Al cebar una ratonera con queso, siempre deje espacio para el ratón Saki Dos años después del devastador terremoto de Managua, el Frente Sandinista, huérfano de victorias militares, decidió audazmente retar la voluntad política del general Somoza justo al inicio de su segundo mandato presidencial. También fue la primera experiencia de importancia para el general José R. Somoza como responsable militar en esa etapa final de la GN. LA PRIMERA PRUEBA El 27 de diciembre de 1974, Anastasio Somoza Debayle se encontraba en Corn Island disfrutando sus vacaciones pos navideñas cuando alrededor de la media noche recibió un urgente mensaje de su hermano José, reclamando al término de la distancia, su presencia en la capital para lidiar con la crisis generada por el asalto a la casa del doctor José María 35

36 Castillo Quant, repleta de importantes personalidades invitadas ahí para festejar al embajador norteamericano. La secuela política de esta acción y el desenlace adoptado por el gobierno, han sido ampliamente analizados por los expertos a través de los años. No hay espacio para nuevos análisis porque los resultados fueron acordes a la postura conveniente del general Somoza en ese momento. La respuesta militar quedó en suspenso y como tal, los probables resultados siempre perturbarán la imaginación en el campo hipotético. La GN no tenía fuerzas especiales o comandos para contrarrestar este tipo de situaciones y de hecho nunca los tuvo, pero había personal entrenado y abundancia de voluntarios para ejecutar cualquier operación no convencional. Don José que había recibido las primeras demandas de parte de los secuestradores, dejó todo en manos de Somoza Debayle cuando éste arribó a Managua. Con la mediación de monseñor Obando comenzó la negociación y todos entendimos que era únicamente para ganar tiempo. José R. Somoza por su parte había alertado al coronel Vicente Zúniga como comandante que era de la Patrulla Presidencial para que esa unidad ejecutara la operación de rescate. Con Zúniga coordinando los aspectos de inteligencia, el capitán Pablo Emilio Salazar, segundo en mando, preparando el plan de acción y el resto de oficiales probando armas y ensayando tácticas básicas para tal tarea, el entusiasmo se limitó a esperar la orden. La orden nunca llegó y el entusiasmo fue consumido por la incertidumbre y eventualmente por la ira y el descontento. El coronel Lazlo Pataki de la Legión Extrajera, escribió meses después un libro sobre el tema por haber estado entre los secuestrados: Llegaron Los Que No Estaban Invitados. Irónicamente, los asaltantes eran los otros invitados; no por Chema Castillo sino por su hija Marisol que pertenecía al FSLN y con la confianza y la información pormenorizada, los asaltantes se sintieron como en su propia casa. A pesar del asesinato de su propio padre en dicha acción, Marisol consolidó su militancia y amarró su destino con el FSLN. EL COMIENZO DEL FIN La mediación y la negociación se impusieron. Somoza fue humillado y la Guardia Nacional en su lado militar y profesional sufrió la humillación. A medida que se escuchaba por las ondas radiales de las emisoras del país el comunicado dogmático de los sandinistas, los rostros de los jóvenes soldados se trasformaban y a través de ellos afloraba la ira y la decepción; casi con la fugaz idea de estar en un barco que comienza a hundirse y encontrarse atados de pies y manos. La alternativa de una acción militar fue descartada 36

37 desde un comienzo. El General estaba iniciando su mandato y no podía poner en peligro su pretendida imagen política ante el mundo. Según confiesa en su libro Nicaragua Traicionada, no pudo contener el llanto en presencia de su estado mayor y su gabinete al final de este fiasco. Queriendo preservar su sobrevivencia política, le entregó al enemigo, el secreto de su vulnerabilidad y la llave dorada para despejar las dudas, borrar los mitos exagerados sobre la GN y exponer sus simbióticas debilidades. El episodio de Chema Castillo fue el punto de referencia que indicó la realidad irreversible de la GN como organización mancomunada al destino de la dinastía. El descontento resultante pronto se olvidó y los tiempos difíciles portadores de privaciones y sacrificios mayores, empujaron a mayor cohesión y dependencia en una especie de laberinto sin salida. La propaganda del FSLN manejada a conveniencia, con abultadas imprecisiones y difundida descaradamente por reconocidos intelectuales de la izquierda, sentó las bases en los años 75 y 76 para asegurar una generalizada simpatía hacia las pretensiones políticas y las actividades militares del FSLN. En los comunicados del Frente Sandinista se definió claramente el nuevo giro ideológico apegado al marxismo y de repente todos: empresa privada, prensa radial y escrita, opositores tradicionales e intelectuales comenzaron a padecer de sordera y ceguera. La obsesión era contra Somoza, no importaba el método, la bandera ni las legítimas intenciones del FSLN. En 1977 cuando Somoza Debayle fue trasladado de emergencia a Miami para ser hospitalizado por problemas cardíacos, se creó un ambiente de alivio que abrió la posibilidad para un cambio político negociado en condiciones más incluyentes y más tradicionales. Para conveniencia del FSLN, que necesitaba la figura de Somoza para sobrevivir, todo fue como un alegrón de burro. El General regresó convaleciente, pero con renovadas energías para empecinarse en terminar su período de mando y cumplir su triste destino marcó el inicio del lapso final de la cuarta etapa y entonces entró al escenario un nuevo protagonista: el último de los Anastasios para ayudar a su padre y compartir con su tío, el desenlace más dramático en la historia de la Guardia Nacional de Nicaragua. 37

38 5 EL SOBRINO 300 CÓRDOBAS DE PREBENDA Si usted no quiere empeñar el ejército, me gustaría tomarlo prestado por un tiempo Lincoln LA TARDÍA REFORMA La etapa final de la Guardia Nacional se desarrolló en dos períodos: el primero ( ) bajo la influencia exclusiva del general José R. Somoza y el segundo ( ) compartiendo responsabilidad con su sobrino, Anastasio Somoza Portocarrero. La Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI) no fue fundada por Somoza Portocarrero como algunos han pregonado equivocadamente. Conocida inicialmente como Compañía de Reclutas, fue activada en 1927 por los marines en un rincón del Campo Marte. En la década de los 60 fue reubicada en la Explanada de Tiscapa bajo el nombre de Compañía de Reemplazos. Años después, con mejores instalaciones para albergar más personal, fue rebautizada como Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería bajo el mando del coronel Gonzalo Martínez. En junio de 1977 Somoza Portocarrero, con el rango de mayor, relevó al coronel René Zelaya Paz para comandar la EEBI en los dos años de 38

39 existencia que le restaban a la GN. Somoza Portacarrero había ingresado a la GN en 1972 con el rango de capitán para controlar el manejo y distribución de los abastecimientos que Nicaragua estaba recibiendo como ayuda internacional después del terremoto. Había nacido en el poder y en su niñez, los cuarteles de la Loma de Tiscapa fueron como campos de juego infantil para él. Siguiendo la tradición, aplicó para West Point y por razones físicas, fue rechazado. Después de graduarse en Harvard, emprendió con ahínco su preparación militar. Asistió a Sandhurst en Inglaterra y luego fue a Fort Benning y Fort Leavenworth en Estados Unidos para cursos básicos, avanzados y superiores en Infantería y Estado Mayor. Al regresar a Nicaragua, ya había superado al abuelo, padre y tío juntos, en conocimientos militares. Dada la situación petrificada de la GN, entendió rápidamente que la fuente de poder estaba en vías de extinción. Impulsado por esta urgencia, le pidió a su padre la aprobación para iniciar su proyecto de rescate renovador en la GN desde la EEBI. El planteamiento inicial estaba basado en entrenar y reentrenar a todo el personal nuevo y existente en la GN acorde a los nuevos retos, propiciando la modernización y la eventual separación de las funciones de ejército y policía. Con este planteamiento de trabajo fui abordado a fines de abril de 1977 con la oferta de pasar a la EEBI como su oficial ejecutivo. Yo tenía ya diez años de graduado y también había pasado un buen tiempo en la Zona del Canal y Estados Unidos enriqueciendo mi carrera militar. La proposición inicial, terminó en una especie de acuerdo para permanecer en la EEBI por dos años, luego partir hacia Bélgica para continuar estudios de Sociología en la Universidad de Lovaina y luego iniciar la reforma en la Academia Militar para llevarla a nivel universitario. Mi primer requerimiento fue un jeep militar y mi primera misión fue visitar al coronel René Zelaya Paz para coordinar la transición. Durante mi visita el Coronel algo molesto y en tono sarcástico expresó: Aquí no hay prebendas, lo único que me asignan son 300 córdobas para lavar los cubre colchones. Era la típica preocupación de la mayoría de los viejos comandantes. La importancia de un comando o unidad específica se medía por la cantidad de dinero generada y la EEBI como tal, apenas valía para él 300 córdobas. El primero de junio de 1977 comenzó la transformación; Somoza Portocarrero concentrado en acondicionamiento y transformación física de las antiguas instalaciones y yo tratando de reunir el mejor equipo de personal administrativo y docente para esta demandante tarea. Para no perder tiempo y a manera de ensayo, el proceso de entrenamiento se inició de inmediato con los 60 reclutas que estaban en la escuela. El entrenamiento bajo la programación del teniente Otoniel Vásquez, se proyectó en fases diferenciadas por clima, terreno, aspectos técnicos, tácticos, comportamiento y cultura militar. 39

40 PRIMERA COINCIDENCIA OPERACIONAL En octubre de 1977 los destinos se cruzaron. La EEBI concluyendo el entrenamiento del primer grupo bajo instrucción, en ruta hacia San Carlos para ejecutar un desembarco simulado y el FSLN atacando el mismo poblado en carácter real esa misma madrugada del 23 de octubre. El Frente Sandinista iniciando la estrategia del Tercerismo y la GN experimentando un temporal alivio con el bautizo y repentina inclusión de la EEBI como fuerza táctica a partir de entonces. El plan inicial de entrenamiento tuvo que acelerase y adaptarse a las nuevas demandas operacionales. Para muchos soldados el entrenamiento fue sobre la marcha, en términos realistas y exigentes, dada la situación bélica que se presentó a partir de octubre de ese año. Con cuatro comités de entrenamiento diseminados por el Pacífico nicaragüense, el entrenamiento y las acciones se descentralizaron para mayor flexibilidad, con la meta de entrenar eficientemente a 1200 soldados por año. Pero después del ataque a San Carlos siguieron los de Masaya, Rivas y las acciones coordinadas en Nueva Segovia. Luego después del asesinato del doctor Chamorro se dio el ambiente insurreccional que comenzó en Monimbó y continuó en ritmo ascendente durante el resto del año 78. LOS GRUPOS MÓVILES Los primeros graduados de la EEBI, en vez de ser reasignados a los comandos departamentales y otras unidades de Managua, como fue previsto originalmente para fines de renovación y modernización de la institución, fueron por las circunstancias ya expuestas, reorganizados en grupos móviles de reacción para afrontar las diversas demandas operacionales que a partir de entonces le fueron impuestas a la Escuela como unidad temporal de combate, según se dijo. Así se organizaron principalmente, cuatro grupos móviles de reacción autosuficientes para operar en cualquier parte del territorio nacional con mínimo de recursos y máxima eficiencia. 40

41 Gansos Salvajes, Cascabeles, Corvos y Papas fueron nombres adoptados en consenso por sus propios integrantes. Eran grupos de 65 hombres cada uno personificando un nuevo prototipo de soldado profesional dentro de la GN. Una nueva imagen para una organización que marchaba con años de atraso en comparación con los otros ejércitos del área. Pero las apreciaciones externas fueron adversas. Internamente en la EEBI, aunque el joven Somoza era el comandante, la concentración de todos los oficiales de la Escuela, estaba en el factor puramente militar, en ejercer la profesión castrense en términos jamás experimentados por generaciones anteriores. Externamente, considerando el factor político, la EEBI despertó nuevas sospechas, con rumores malévolos y la calificación de ser un ejército dentro de otro o la nueva guardia del Chigüín. 41

42 6 LOS GANSOS EN EL OJO DE LA TORMENTA Aquellos que no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo Santayana A partir de junio de 1977 Anastasio Somoza Portocarrero, compartiendo responsabilidades con su tío José R. Somoza, se convirtió en el personaje más influyente de la Guardia Nacional. Sus decisiones alrededor de la acelerada reforma dentro de la institución levantaron gran revuelo a todos los niveles. Un respetuoso silencio en la oficialidad antigua, un descontento generalizado en los rangos intermedios y la esperanza de transformación en la joven oficialidad. Sin embargo, la intensidad y frecuencia de las acciones militares del enemigo, impidieron su amplitud efectiva y el esfuerzo se concentró en el aspecto táctico. SEGUNDA COINCIDENCIA OPERACIONAL Un año después de iniciada la nueva administración, la EEBI tenía otro semblante. El mismo 27 de mayo día del Ejército, los paracaidistas de la escuela estaban haciendo sus primeros saltos de exhibición y las compañías Alfa, Bravo y Charlie ya habían pasado por los diferentes comités de entrenamiento. Con los primeros paracaidistas se organizó un 42

43 grupo comando, una unidad elite que fue como la unidad insignia, el modelo para los demás grupos que después se organizaron para misiones de combate. El 22 de agosto de 1978, los gansos salvajes, como se autodenominaba este grupo especial, pudieron haber cambiado la historia porque sólo minutos después que el comando de Edén Pastora entrara al Palacio Nacional, ellos regresando de prácticas de tiro, también pasaban por el mismo edificio y al escuchar disparos en su interior, penetraron a la primera planta por la entrada principal para ser retirados al instante por el mayor Somoza Portocarrero que sin saber lo que realmente pasaba, desautorizó la iniciativa de los jefes del grupo porque según él, esa situación era responsabilidad de la Policía. Una coincidencia muy parecida a la de San Carlos en octubre de 1977 pero esta vez sin la autorización para cambiarla. LA PRUEBA FINAL El desenlace de la operación chanchera como fue bautizada por el mismo Edén es de sobra conocido. Una vez más el general Somoza se dejó humillar, permaneciendo de rodillas por 72 horas, repitiendo el mismo procedimiento utilizado cuatro años atrás durante el episodio de Chema Castillo; accedió a todas las demandas y rechazó enfáticamente la opción militar. Después de la vergüenza del Palacio Nacional, las simpatías externas para el FSLN se multiplicaron y el descrédito del sistema propició el incremento generalizado de las acciones insurreccionales porque allá en el horizonte, ya se miraban las luces del pueblo. La supervivencia política del general fue nuevamente el factor relevante en ese momento; dictada por él mismo, era un permanente monólogo, del cual su propio gabinete y estado mayor quedaban excluidos y para los individuos que los conformaban, era tradicional permanecer callados, sobre todo en los momentos críticos: El jefe siempre tenía la razón. INTELIGENCIA EN PAÑALES La Oficina de Seguridad Nacional (OSN) fue otro de los grandes fiascos de la GN. Los requisitos básicos de sus integrantes, más que en ningún otro lugar, eran medidos por comprobadas manifestaciones de fidelidad, expresión política y tendencia sospechosa hacia los demás miembros de la institución. En sus comienzos estuvo bajo la influencia de 43

44 Humberto González y José Ramón Silva Reyes y terminó bajo la jefatura del coronel Bayardo Jirón, pero su guía principal por muchos años fue el general Samuel Genie, desde joven, el hombre de confianza de la familia Somoza. El modus operandi de la OSN era muy artesanal, con tendencias a vigilar en vez de analizar y procesar la información. Sus agentes vestían ritualmente de guayabera para ocultar el revólver de reglamento y se desplazaban rutinariamente en los mismos vehículos Land Rover como delatando su presencia. Acciones de secuestro como la de Chema Castillo y el Palacio Nacional eran detectables para un servicio de inteligencia organizado y eficiente, sin embargo, se planearon y ejecutaron en las narices de la OSN. En sus detalles básicos, el asalto al Palacio Nacional reveló marcados errores de contraste en vestimenta y equipo que los asaltantes pretendían emular: proclamándose miembros de la EEBI, entraron al Palacio Nacional vestidos de verde olivo, en vez de camuflado; portaron fusiles Garand, en vez de Galil; con boinas negras, en vez de rojas vino; llegaron en camión comercial mal pintado, en vez de vehículo militar israelita, etc. No cabe duda que además de la postura esperada del general Somoza, el FSLN tranquilamente aprovechó al máximo el desorden de la GN y la ineficacia de su organismo de inteligencia. 44

45 7 LA MÓVIL AL RESCATE El trabajo es realizado por aquellos que aún no han alcanzado su nivel de incompetencia Lawrence Peter Después de la segunda humillación del general Somoza Debayle, sólo once meses de vida le quedaban al sistema. Fueron los meses más demandantes para los miembros de la Guardia Nacional en general, por su intensidad, las deficiencias reales que nadie había querido exponer antes de la EEBI y el cordón umbilical que unía a la familia con la institución. Este capítulo es un breve recuento de esos meses finales que marcaron la agonía y el éxtasis, el auge y la caída de la GN como fuerza táctica porque al final, la resignación tenía más sentido que el sacrificio LA SECUELA DEL PALACIO NACIONAL Después de la toma del Palacio comenzó la Ofensiva de septiembre de 1978 con ambiente generalizado de insurrección popular. El FSLN explotando el éxito de los recientes golpes, 45

46 comenzó a maniobrar las masas con relativa facilidad. Sin perder el tiempo, lanzó ataques coordinados en las ciudades de Masaya, León, Chinandega, Estelí y Matagalpa. Aquí como característica principal de ese período final de la GN, las responsabilidades se dividieron entre el tío y el sobrino para rescatar los comandos sitiados. El general José R. Somoza que comandaba la única unidad tradicional de la GN con capacidad de combate, envió refuerzos a Masaya y Matagalpa. El mayor Somoza Portocarrero comandante de la Escuela de Entrenamiento, convertida apresuradamente en unidad de combate, envió los grupos móviles recién organizados a León, Chinandega y Estelí. Los comandantes departamentales que no disponían de fuerzas tácticas y empleaban el reducido número de personal real bajo sus mandos para ejercer funciones de policía, no hacían más que defender sus respectivos cuarteles. La decisión de encerrarse para la defensa de sus casas-cuarteles era una mezcla de infantilidad y valentía, una angustia auto impuesta porque una vez sitiados en ellos, perdían por completo la capacidad de maniobra y otorgaban a los atacantes, las ventajas para explotar el éxito y aterrorizar la ciudad entera. Ese modus operandi fue como un mal endémico en la GN. Nadie se preocupó por ubicar al menos una pequeña fuerza de reacción fuera de cada cuartel para lidiar mejor ante este tipo de situaciones y ese fue el papel que terminó desempeñando la EEBI. Los cuarteles en cada cabecera departamental estaban por lo general ubicados en el centro de la ciudad, cerca del cabildo, la iglesia y alrededor de la plaza como en el arcaico sistema colonial de autoridad. Dados los abusos que en ellos se cometían, eran entonces como imanes atrayendo el repudio de las masas exaltadas, azuzadas a conveniencia de los intereses del FSLN. Esta situación complicaba el proceso de auxilio y estabilización de las ciudades tomadas, sobre todo para la EEBI que tenía que empeñar tres grupos en un sólo objetivo antes de pasar al siguiente. En las mejores condiciones, un grupo aislaba la ciudad, sellando las rutas de acceso y escape; el segundo grupo maniobraba hacia el centro de la ciudad y el tercero apoyaba el avance en limpieza y neutralización simultáneas. Este proceso con las variantes que la situación demandaba, se repetía para los siguientes objetivos, con intervalos de reabastecimiento. A pesar del agotamiento consecuente y la continua presión de combate, la moral de estos grupos siempre fue altísima, como haciendo honor a la famosa frase de Winston Churchill: Den las herramientas y haremos el trabajo. Después de las acciones exitosas de rescate en septiembre, Somoza Portocarrero optó por quitarse de encima la presión política que la EEBI le comenzó a generar. La escuela bajo 46

47 su mando era tema cotidiano de la prensa local e internacional. Queriendo escapar a las críticas, reactivó el antiguo Batallón Somoza y nombrando al coronel Alberto Smith, comandante del mismo, le adjudicó el control de los grupos de combate de la Escuela. Mientras tanto, las tareas de entrenamiento se reactivaron con más personal: las compañías Delta, Eco, Foxtrox, Golfo, Hotel, India, Juliet, Kilo y Lima comenzaron a entrenarse y rotar por los diferentes comités, sin embargo, ninguna de ellas alcanzó su graduación y una en particular, la Delta, sufrió desastrosas bajas en las márgenes del Río Ostayo cuando en pleno entrenamiento, fue trasladada en apoyo del Frente Sur después del ataque a Sapoá. El entrenamiento en la EEBI también se hizo efectivo para oficiales no académicos, sargentos, cabos y personal femenino. Las mujeres, destinadas a profesionalizar la policía, terminaron algunas de ellas, enrolándose en misiones de combate y algunas se hicieron paracaidistas al lado de los hombres. EL EFECTO DE LOS BOMBARDEOS AÉREOS Durante la insurrección en las ciudades, la Fuerza Aérea complicó la situación urbana con sus bombardeos imprecisos, alentando la rebelión y propagando el descrédito internacional de Somoza Debayle. Los viejos pilotos apenas experimentaron levemente, oportunidades de acción en el conflicto guatemalteco de apoyo a las tropas del coronel Castillo Armas contra el presidente Arbenz, en tiempos de Somoza García y más recientemente, en la acción de Olama. Como ya hemos expresado anteriormente, la FAN fue desmantelada y por razones humanas y técnicas, algunas de sus aeronaves también se perdieron en lamentables accidentes de entrenamiento rutinario. Con abundancia de pilotos y escasez de aviones, la FAN permaneció en continua picada, viviendo del recuerdo de tiempos remotos. Los mejores pilotos volaban para La Nica, la línea aérea del general Somoza, y el resto de pilotos ociosos, conseguían permisos para volar aviones fumigadores en los algodonales de Managua y Occidente. En los años finales, la flotilla de la FAN la conformaban sólo aviones Cesna Push & Pull que, por su carácter comercial, fueron modificados para acciones de combate adaptándoles en las alas, sendos lanzacohetes. Dada su vulnerabilidad no podían emplearse en apoyo cerrado a los elementos de infantería y desde alturas muy seguras trataban de impactar los blancos indicados, convirtiéndose de hecho, en verdaderos instrumentos de cuestionadas imprecisiones. Los daños colaterales y los efectos 47

48 sicológicos resultantes, contribuyeron al aumento del repudio de las poblaciones afectadas y fueron alimento para la maquinaria propagandística del enemigo. EL FIASCO DE NUEVA GUINEA El empuje coordinado del FSLN en las ciudades que hubiera sido decisivo, a no ser por las tareas de rescate ejecutadas por el Batallón Blindado y la EEBI, fue seguido por la invasión de Nueva Guinea en un nuevo intento de dispersión y fijación territorial, para las fuerzas de reacción de la GN. Procedente de Costa Rica, la columna entera de 120 sandinistas fue aniquilada en la zona de Nueva Guinea con el empeño exclusivo de los grupos móviles de la EEBI ya bajo el paraguas del Batallón de Combate y al mando del coronel Smith. Nueva Guinea era una pujante zona agrícola donde el gobierno había iniciado con éxito el desarrollo de las colonias agrícolas aprovechando la fertilidad de sus tierras y, en consecuencia, el campesinado respondió favorablemente. El movimiento convencional de los invasores ayudó a la ubicación rápida y los grupos móviles que llegaron para tal efecto de Estelí, impusieron al FSLN, la más desastrosa derrota de su historia. Las nuevas tácticas aeromóviles, el empeño disciplinado de las tácticas de emboscadas y el entusiasmo profesional de unos pocos soldados profesionales, curtidos por la frecuencia de acción, fueron los elementos determinantes del éxito relámpago en Nueva Guinea. LA COLINA 155 A partir del ataque a San Carlos en octubre de 1977, la EEBI se había convertido en una permanente fuerza móvil y los soldados entrenados y organizados en grupos de reacción, conservaron hasta el final, su identificación con la Escuela, conservando el orgullo y espíritu militar que les animaba, aún empeñados bajo otras unidades como fue el caso con el Batallón de Combate. La siguiente operación para la EEBI fue la del Naranjo. El Naranjo era un abandonado puesto fronterizo en el límite Sur con Costa Rica a orillas del Pacífico y en la ruta costera al Ostional y San Juan del Sur. Allí los sandinistas, procedentes de 48

49 Costa Rica nuevamente, se instalaron al estilo de la Primera Guerra Mundial en la Colina 155; cavaron una línea de trincheras en profundidad y sin avanzar una pulgada, pretendieron atraer a media GN para provocar una nueva fijación de sus fuerzas tácticas. Ya como costumbre, la EEBI respondió inicialmente, enviando en su totalidad a la clase de sargentos que ese 27 de mayo se estaban graduando en un curso de capacitación. Con abundante fuego de morteros y gran ingerencia de militares cubanos y panameños, los atrincherados resistieron por días hasta que una operación de yunque y martillo ejecutada con sorpresa e ímpetu ofensivo, los arrojó nuevamente hacia Costa Rica en vergonzosa huida, con abandono de pertrechos y compañeros caídos. TODO CONTRA BRAVO El Frente Sur de Pastora urgentemente reorganizado, arremetió masivamente contra Peñas Blancas y el puesto militar de Sapoá defendido por Pablo Emilio Salazar, conocido como Comandante Bravo, y la Patrulla Presidencial que le habían sido asignada para tal propósito dada la concentración descarada del enemigo en la zona fronteriza del lado tico. Los atacantes hicieron replegarse a Bravo por la carretera Panamericana hasta las instalaciones del Cibalsa, convertido ya en asiento del comité de tácticas de la EEBI. Allí se instaló Salazar y se estableció la línea defensiva del Río Ostayo que frustró las esperanzas de Edén Pastora de avanzar hacia Rivas y proclamarla zona liberada. El Frente Sur de Pastora llegó a concentrar miles de combatientes sandinistas en el cual se involucraron internacionalistas cubanos, panameños y de otras nacionalidades, sin embargo, no pudieron jamás penetrar esta línea defensiva. Una acción que recordaba continuamente, la epopeya espartana de centenares contra miles. LA GUERRA CONVENCIONAL Y EL PLAN B Las acciones en el Sur se caracterizaron a partir de entonces por su modalidad convencional. Se emplazó un obús de 105 mm con alcance allende la línea fronteriza, así como morteros pesados de 120 mm; con observadores avanzados bien ubicados en las 49

50 colinas circundantes, los jóvenes artilleros recién formados, dieron buena cuenta de cualquier intento de avance organizado por la ruta principal. También hubo intentos de penetración en menor escala por otros sectores, pero todos fueron rechazados. Al calor del entusiasmo también se intentaron acciones de penetración en pequeña escala para golpear la retaguardia enemiga en la vecina Costa Rica, pero por su carácter internacional, fueron desautorizadas por el general Somoza. Con las operaciones del Frente Sur, la GN cerró con broche de oro su capítulo largamente descuidado de fuerza táctica porque en masiva desventaja, impuso calidad contra cantidad. Estas operaciones, exitosas para la GN y desastrosa para el FSLN, resultaron ser la paradoja final: el ganador fue perdedor y el perdedor fue ganador. El grueso táctico de la Guardia Nacional, compuesto por los elementos de infantería del Blindado y la EEBI, fue empeñado continuamente durante las semanas finales de la institución. Llegaron a sumar 750 elementos en total y con ello, el resto del país quedó desprotegido, porque la GN no disponía de otras unidades tácticas entrenadas. Los comandos departamentales sin poder recibir auxilio de la capital, uno a uno fueron cayendo. La misma Managua estaba en constante tumulto sobreviviendo a base de improvisadas incursiones contra las barricadas levantadas en todos los barrios de la ciudad. La muerte del periodista norteamericano Bill Stuart que dio la vuelta al mundo, pudo haber acelerado la urgencia de Jimmy Carter, a la manera de una nueva Nota Knox, para el ultimátum a Somoza. Al amanecer del 17 de julio de 1977, después de escuchar del propio general Somoza en el Bunker las razones de su renuncia y partida inmediata, recibí del Comandante Bravo una última llamada del Frente Sur. Estaba iniciando el Plan B que contemplaba la retirada anfibia de la fuerza de tarea bajo su mando hacia El Salvador dejando así, libre el paso a los combatientes de Edén Pastora. Con la partida de Anastasio Somoza, la Guardia Nacional dejó de existir como fuerza cohesiva y 48 horas después el FSLN proclamó oficialmente su victoria. 50

51 8 LA INSTITUCIÓN QUE NO PUDO SER El destino no nos envía heraldos, es demasiado sabio o demasiado cruel Oscar wilde LA IMPOSICIÓN DE STIMSON Después de una larga cadena de ejércitos politizados, ejércitos partidistas, ejércitos caudillistas y ejércitos de ocasión, la Guardia Nacional fue concebida precisamente para revertir esa realidad tradicional. Sin duda, en uno de los momentos más críticos de nuestra historia cuando el orgullo de nación era cuestionado, dada la actitud recurrente en nuestros políticos de solicitar la intervención extranjera para evadir responsabilidades propias. Magnificando esa vergüenza, la premura de la Guardia nacional no vino de Adolfo Díaz ni de José María Moncada sino del propio Stimson como sugiriendo que el momento para resolver nuestros asuntos había llegado. Henry L. Stimson fue uno de los más prestigiosos servidores públicos en la historia moderna norteamericana. Nacido en Nueva York, había estudiado en Yale y Harvard; con una maestría en artes, se había doctorado posteriormente en derecho. Cuando fue nombrado en 1927 por el presidente Calvin Coolidge como su representante personal en Nicaragua, ya había sido Fiscal de Distrito para el Estado de Nueva York; a partir de

52 fue Secretario de Guerra en la Administración Taft y durante la Primera Guerra Mundial, sirvió en el ejército como artillero, alcanzando el rango de Coronel. Aunque había sido nombrado Gobernador de Filipinas, aceptó la misión de pacificar Nicaragua con la urgencia transmitida por el presidente Coolidge. Dos años después, en 1929 fue nombrado Secretario de Estado por el nuevo presidente Herbert Hoover. A partir de 1945 ejerció su último cargo público, nuevamente como Secretario de Guerra en la administración del presidente Truman. Había nacido en 1867 y murió en 1950 cuando apenas se iniciaba la guerra de Corea. El país entero estaba devastado por la guerra partidista y Stimson dejó entrever a uno y otro bando la rigidez de su misión, no había alternativa para la paz. Adolfo Díaz, artífice de las dos intervenciones, fue el más receptivo; Moncada, líder militar de los liberales, se quedó sin opciones, y en el medio de todo, había nacido la Guardia Nacional como medio inicial para unificar los dos ejércitos y proyectar un nuevo rumbo para la nación. La intervención se prolongó por cinco años más para estabilizar el país, supervisar el proceso electoral acordado, exigir la alternabilidad política negociada, organizar y entrenar al nuevo ejército nacional. El acuerdo también originó desacuerdos. Augusto C. Sandino fue el primero en exponerlos, una nueva guerra se había iniciado al comienzo de la paz y así, la Guardia Nacional nació con la urgencia del combate. EL CAMPO EXPERIMENTAL La Guardia Nacional en su niñez aprendió del brazo de los marines y estos se nutrieron de su experiencia en Nicaragua; muchas de las experiencias registradas por la Infantería de Marina en las acciones contra el ejército del general Sandino, sirvieron luego de referencia en la Guerra del Pacífico contra los japoneses. En Nicaragua hicieron historia usando por primera vez, bombas dirigidas en apoyo aéreo a baja altitud. También perfeccionaron las operaciones de reabastecimiento aéreo usando aviones trimotor Fokker. De las montañas, los mosquitos y el ambiente tropical en general, llevaron abundantes relatos para mejorar sus manuales de guerra en la selva. También en Nicaragua, aprendió Chesty Puller, el marine más condecorado en la historia de la Infantería de Marina de los Estados Unidos. 52

53 Dos días después de lo acordado, el 2 de enero de 1933, los últimos marines partieron del puerto de Corinto. Herbert Hoover era el nuevo presidente de Estados Unidos, Juan Bautista Sacasa el nuevo presidente de Nicaragua y Anastasio Somoza García el nuevo jefe director de la Guardia Nacional. En Corinto, uno de esos infantes de marina al momento de embarcarse, comentó en tono profético: Sin duda vendrá un zarandeo en la Guardia Nacional; muy pronto será una fuerza politizada y usada para mantener al partido en el poder. En pocas palabras este anónimo soldado, había resumido el destino de la Guardia Nacional de Nicaragua. Veinte años de intervención habían terminado para el Cuerpo, cuarenta y seis años de sumisión comenzaban para la Institución. Ya el genial Oscar Wilde había expresado: Las desgracias, si vienen de afuera, pueden soportarse, pues son accidentes. Pero sufrir las propias faltas, es un martirio. EL ANÁLISIS FINAL Hemos aludido en abundancia a los secuestradores, pero y los secuestrados? La respuesta más acorde la encontramos en Shakespeare: La culpa querido Bruto, no es del destino, sino de nosotros mismos que nos rendimos a él. Un cuarto de siglo después de la debacle, al intentar otro análisis objetivo, la conclusión perdura: Secuestro sin resistencia. Ese secuestro vitalicio de la institución alteró su evolución y condicionó sus aspectos básicos: Administrativamente: Fue enmarcada en un rol de dependencia bajo un sistema de prebendas donde las necesidades cotidianas eran subsanadas paternalmente; la gratitud en retorno vestida de fidelidad, sustentó a la dinastía. Estratégicamente: Fue despojada de evolución dejándola por su entera existencia, tal como había arrancado, con la yunta de policía y ejército para confusión de sus miembros y beneficio del oponente. 53

54 Tácticamente: Fue mantenida por conveniencia o ignorancia en permanente atraso, empeñada y equipada para un presente con técnicas y armas del pasado. Los oficiales de la GN que sintieron la vocación militar y lograron prepararse en las mejores escuelas militares del Hemisferio y Europa, conocieron eventualmente la decepción que provenía de esa realidad y con resignación terminaron aceptándola. El concepto perdido de institución estuvo presente en muchos oficiales antiguos, intermedios y jóvenes. Silvio Mayorga, Alberto Moreno, Vicente Molieri, Alberto Smith, Franklin Montenegro, Erick Aguilar, Hugo Villagra, Lyon Chavarría, Otoniel Vásquez, Alcides Espinoza, son apenas un reducido número en una extensa lista. Esta situación se hizo extensiva por igual a clases y alistados. Se evidenció en la vestimenta, la alimentación y los salarios. De orígenes humildes, se les mantuvo en el oscurantismo, privados de educación y esperanza y los que cayeron con valentía, dejaron sus proles numerosas en la más incomprensible miseria. LA TRAGEDIA EN 22 PALABRAS A mitad de año en 1978, cuando Somoza Portocarrero viajó a Boston por razones personales, me recomendó hacer una visita de cortesía rutinaria a su tío José para informarle de las actividades en la Escuela con el propósito de aceitar las relaciones entre ambos comandos. Durante la primera visita en una noche tranquila, sentado a su lado frente a una gran pantalla de cine al aire libre en el Batallón Blindado, me interrogó en tono un tanto molesto sobre los pormenores de un nuevo edificio en construcción en los predios de la Escuela que, para entonces, ya se podía observar desde su asiento. Ahí funcionará el Instituto de la GN. Por ahí van a pasar todos los soldados que quieran bachillerarse, le respondí. Su reacción fue inmediata: Es un grave error lo que Tacho está haciendo; al guardia no se le puede educar ni alimentar bien porque acaba volteándose. Bueno, le contesté Usted tendrá que hablar con su sobrino cuando regrese de Estados Unidos. Nunca más volví a visitarlo y perdí todo respeto por el Inspector General de la Guardia Nacional de Nicaragua. De hecho, ahí apenas en 22 palabras, se había sintetizado la tragedia de la Institución que no pudo ser. 54

55 LA REPARTICIÓN SALOMÓNICA Somoza García ejerció la jefatura de la GN por 23 años consecutivos. Somoza Debayle la ejerció también por 23 años. El destino había salomónicamente, repartido el poder real de Nicaragua entre los dos primeros Anastasios. Esta extraña y permanente continuidad generó: fidelidad, corrupción, inercia y extinción: La fidelidad es indiscutiblemente una cualidad indispensable en las fuerzas armadas, pero tiene que manifestarse en el sentido correcto: hacia la nación, no hacia un partido, no hacia una familia, no hacia una persona. La corrupción fue el medio eficaz para reclamar adhesión. Los ridículos salarios del personal GN, auspiciaron los métodos impropios de sobrevivencia con la aprobación respectiva. La inercia en todos los niveles evolutivos de la institución, la privaron de reforma, actualización y modernización. El concepto de organización funcional dejado por los marines, se conservó siempre. La extinción en este caso, prematura, estaba implícita. Impuesta o auto impuesta, obedecía a la ley universal que rige todo organismo. El somocismo la infestó internamente, el sandinismo la hirió externamente y su organismo propio, no pudo desarrollar los antídotos y anticuerpos para sobrevivir. Es justo recordar siempre a los personajes que entendieron el juego y más que todo a los héroes anónimos y viejos soldados, pero la organización como institución, sólo es merecedora de un concluyente: q.e.p.d. En la madrugada del 17 de julio de 1979, el alba se convirtió en ocaso. La Guardia Nacional de Nicaragua le daba al mundo y especialmente a los ejércitos que vendrían después, la más elocuente lección de cómo hacer las cosas equivocadamente, de cómo invertir las prioridades y responsabilidades. Quizá había mal interpretado, a través de su existencia, el lema de sus progenitores y formadores: SEMPER FIDELIS. 55

56 9 EL OCASO AL AMANECER Los viejos soldados nunca mueren, simplemente se desvanecen MacArthur EL LEGADO QUE PERDURA Con pocas excepciones, los entes e instituciones que se ligaron de una u otra forma al somocismo, no resistieron la prueba del tiempo. El Alma Mater dejó de existir como institución poco antes que la organización madre desapareciera. Por las aulas de la Academia Militar de Nicaragua habían pasado 1700 aspirantes. Las primeras promociones habían sido de tres años y a partir de la quinta en 1946, el período académico se normalizó a cuatro años. El cadete número 1 fue Fernando Gross y Carlos Ugarte con el número 1625 fue el último en ser registrado para la promoción final. Treinta y cuatro promociones y un total de 789 graduados. Siete de esos egresados fueron directores de la misma. Seis fueron ministros y dos fueron embajadores. Los que fueron a universidades del exterior, regresaron como abogados, ingenieros, médicos generales, odontólogos, sociólogos, arquitectos, veterinarios y con otras profesiones técnicas. También la Academia fue el semillero para nuevos pilotos y capitanes de navío, para oficiales de policía y toda la gama de ramas militares. En diferentes épocas de su existencia, los cadetes de la AMN terminaron de prepararse militarmente en Saint Cyr, 56

57 Annapolis, West Point, Agujas Negras, Colegio Militar Heroico de México, Chorríos en Perú, Scotlad Yard, Italia y España. La AMN produjo profesores, intelectuales, filósofos y personajes de la vida nacional como Arturo Cruz Porras, Jorge Cárdenas, Mario Alfaro Alvarado, Carlos García y Agustín Torres Lazo. También tuvo egresados que le dieron desprestigio a la institución, como Juan Ángel López y Oscar Morales. La Academia produjo también desertores y rebeldes para el sistema como Guillermo Mendieta y Bernardino Larios. Pero su mayor contribución fue en sangre, por las decenas de caídos en el desempeño de sus tareas: Concepción Pineda, Guillermo Gómez, Donald Salinas, Antonio Blessing, Edwin Parajón, Manuel Sacasa, Mario Casco, Samuel Canizales, Víctor Flores, Humberto Reyes Fisher, Vicente Zúniga y Ariel Argüello, llenan sólo un sector de ese vasto cementerio, sin olvidar a los que fueron posteriormente asesinados como Franklin Montenegro y Pablo Emilio Salazar. También buena parte de sus graduados fueron vejados y humillados con revanchismo descontrolado en las mazmorras sandinistas luego de juicios sumarios, por el simple hecho de haber sido rivales en acciones bélicas. 46 AÑOS DE VIDA PRETORIANA En 1927 el Ejército Nacionalista de Chiang Kai-Shek entró victorioso a Shanghai. Arabia Saudita obtuvo su independencia de Gran Bretaña. Sukarno fundó el partido nacionalista indonesio y el primer gobierno laborista fue electo en Noruega. En 1979 el Ayatola Khomeini regresó a Irán después de la caída del Shah. Israel y Egipto firmaron en Washington el acuerdo de paz. Idi Amín fue expulsado del poder en Uganda y las tropas soviéticas invadieron Afganistán. La Guardia Nacional había nacido en 1927 y desaparecido en Su nacimiento escasamente fue noticia, pero su desintegración le dio la vuelta al mundo. Los cronistas estaban esperando el fin anunciado de la dictadura, pero la sorpresa fue mayor cuando el ocaso de la familia Somoza se complementó con el desvanecimiento de la institución. Para el resto del mundo, algo inexplicable; para los nicaragüenses, algo esperado. Desde la década de los años 30, habían aprendido a visualizar la GN a la sombra exclusiva de los Somoza y el concepto imperante siempre fue el de un matrimonio indisoluble. El decir 57

58 popular: La Guardia y Somoza son la misma cosa se había autenticado, casi como un corolario a la predicción de aquel anónimo infante de marina en Corinto 46 años atrás. HERENCIA Y ESPERANZA En la vida moderna y contemporánea de Nicaragua, liberales y conservadores habían olvidado sus planteamientos políticos originales. Consumidos y cegados por las ambiciones personales, impusieron el desenlace armado como medio de solución y continuidad partidista. Fueron los liberales los que trajeron a William Walker y sus filibusteros. Fueron los conservadores los que trajeron a los infantes de marina. Así el orgullo partidista original quedó empañado para siempre. Huérfano de auténtica pureza y transparencia, el triste legado transmitió duda y desconfianza para ambos partidos y al final, refinando sus métodos, encontraron solución en el pacto. Tildado como exclusividad de las tradicionales oligarquías gobernantes, ha infestado las nuevas tendencias políticas. Los dúos de conveniencia que personificaron Somoza García y Emiliano Chamorro, Somoza Debayle y Fernando Agüero, parecen haber trazado la ruta irreversible de la política actual, cargada por demás, de permanente burla y demagogia sin sentido. Es la triste herencia nuestra que conlleva en sí, la esperanza de una relativa honestidad en nuestros dirigentes. Una apertura de la cordura contra la bestialidad, la sensatez contra el fanatismo, la trascendencia contra la mediocridad, la recompensa ante el sacrificio y la humildad ante la prepotencia. Entonces unos cuantos exclamarán: Ya era hora! Y muchos otros: Todo fue necesario! Mientras tanto, seguimos siendo como los Hijos de Septiembre de Pablo Antonio Cuadra: Cuando quiero libertad me mato y cuando tengo libertad me muero. 58

59 10 COMENTARIO La suposición básica en nuestro trabajo es prepararnos para el combate en la mejor forma, de tal manera que podamos esperar tranquilamente el día del juicio con la certeza plena de haber hecho todo lo que podíamos en el tiempo en que debíamos. Con esta cita introductoria tomada de la arenga del coronel Jonathan Netaniahu a los comandos israelitas antes de la operación de Entebe, abrimos las páginas de SEMPER FIDELIS con el subtítulo: El Secuestro de la Guardia Nacional de Nicaragua. La cita de Netaniahu reconocía el esfuerzo y sacrificio de todos los militares profesionales que experimentaron un renacer táctico y técnico en los dos últimos años de la institución, muy acorde a la preparación adquirida y su vocación militar. El título: Semper Fidelis resaltaba el vestigio norteamericano con visión y propósito de orden para la GN y el subtítulo: El Secuestro de la Guardia Nacional de Nicaragua, sintetizaba la condición real de la institución a lo largo de su control nacional o más bien familiar. No tardaron los defensores del antiguo orden en cuestionar estos conceptos con virulencia y cierta mediocridad: Los trapos sucios se lavan en casa fue el clamor mayoritario. Es muy tarde para tales críticas protestaron otros. Algunos proclamaron de nuevo su fidelidad con renovado orgullo y unos pocos rechazaron con vehemencia la tesis del secuestro; sobre todo, los que disfrutaron la GN como un prolongado negocio porque no 59

60 hubo sensación de secuestro con los bolsillos llenos. Entonces nació la idea de ahondar en el tema, sacar más trapos sucios y también trapos limpios en justa dimensión para que sean los libres de prejuicio y los de mente abierta, quienes le den uso a este esfuerzo. Reconociendo que la GN a la partida de los marines quedó atrapada bajo el mando de la Familia Somoza, el análisis podía desarrollarse de manera práctica, aplicándole la influencia real de sus miembros jefes, en diferentes períodos de su existencia. Consecuentemente, hubo un período de influencia única para Somoza García, el padre; otro período para Somoza Debayle, el hijo. Para los últimos cinco años, como la delegación y responsabilidad fue parcialmente compartida por los otros dos Somoza, la hemos identificado por su relación familiar directa, como el período del tío y del sobrino respectivamente. El padre hizo la apropiación. El hijo consolidó los métodos. El tío enfatizó en lo tradicional. El sobrino intentó cambiarlo todo, eludiendo las balas, pero sin tiempo a su favor. Enfatizando sobre las fallas en cada etapa y sin olvidar los aspectos positivos, el resultado fue un recorrido a vuelo de pájaro por todo el proceso de auge y decadencia, resaltando los hitos correspondientes. En la época del padre, cundo la fidelidad era frágil, el asesinato de Sandino marcó el inicio definitivo de la cohesión alrededor del jefe. Con el hijo la corrupción se hizo rutina; todos los aspectos evolutivos como fuerza de combate, se relegaron a segundo plano y el énfasis en las funciones del orden, abrió las puertas para la subsistencia económica a base de prebendas y abusos impositivos contra la población. Luego con la dinámica en cero, la decadencia se inició con la inactividad negociada en el episodio de Chema Castillo bajo el período del tío. Por último, el lapso final donde la reforma rescatadora no pudo prolongarse por la onda insurreccional iniciada con el asesinato del doctor chamorro, se caracterizó por un permanente ambiente de combate. Los siguientes capítulos de Semper Fidelis manifiestan los resultados de la reforma apresurada y la ironía de su tardanza. Los dos últimos capítulos, exponen la esencia de la tesis sobre las causas y resultados del secuestro y la intención de reconocer en los personajes de la institución, la preparación académica y el juicio inherente que lamentablemente fueron absorbidos por el sistema en conjunto. Semper Fidelis pretende como objetivo inicial, una honesta autocrítica sin el sentido de ofender a protagonistas o minimizar actos pasados y como objetivo final, compartir nuestra experiencia de ayer con responsabilidad de interpretación, para advertir a los que van por un nuevo camino, de los humanos errores a la manera de Santayana: Aquellos que no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo. 60

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62 LOS ALBORES DE LA RESISTENCIA NICARAGüENSE La Legión 15 de Septiembre y la Lucha Indígena Fue lo mejor y el peor de los tiempos; fue la edad de la razón y de la estupidez; fue la época de la fe y de la incredulidad; fue la temporada del fulgor y de las tinieblas; fue la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación; lo poseímos todo y no tuvimos nada; íbamos hacia el cielo y nos encontramos en la dirección contraria Charle Dickens 62

63 CONTENIDO 1 Introducción 2 La intención de Bravo 3 La mística necesaria 4 Miami y Centroamérica 5 La conexión argentina 6 La CIA en acción 7 La guerra desconocida 8 Tiempo de intrigas 9 Sacrificio estéril 10 Comentario 63

64 1 INTRODUCCIÓN Tenemos que convertirnos en el cambio si queremos ver el cambio Gandhi La descripción más elocuente y sencilla del legado de la revolución sandinista al celebrar su 25 aniversario, la hizo el consumado humorista Guillén mediante una caricatura, donde en medio de ruinas y mendigos, se levanta una imponente columna de mármol sosteniendo un cuadrado bloque con una simple palabra esculpida: RETÓRICA. La intención en este libro no es arremeter contra la revolución sandinista porque ya no es necesario; los resultados fueron portadores evidentes del fracaso que toda esa aventura representó. La intención aquí es exponer los detalles, en su mayoría desconocidos, del proceso inicial y concluyente de lo que el sandinismo bautizó como la Contra. La Legión 15 de Septiembre no fue parte del FDN (Fuerza Democrática Nicaragüense) sino el origen, el medio inicial para conseguir apoyo formal de gobiernos y personal con ideales y empeño renovado para enfrentarse a la descomunal maquinaria militar sandinista. Cuando no existía más que lamentos y desorganización en incipientes grupos descontentos con el nuevo orden, la Legión puso sobre la mesa, la fórmula de lucha para darle sentido al proyecto de transformación de Nicaragua, en un momento en que muy pocos la tomaban con seriedad. La gran mayoría, porque habían encontraron seguridad, comodidad y resignación en el exilio. Otros porque ante el poderío militar implementado para mantener la revolución, quedaron amedrentados. Y el resto porque la miseria y la represión impuestas, los deprimió tempranamente hasta convertirlos en inertes, ciegos seguidores o fanáticos. Dejar todos esos detalles en el olvido, no era justo para los que ofrendaron su existencia ni para los que ofrecieron su honor y su hacienda sin esperar jamás recompensa alguna, más que la de ver una nueva patria libre de internacionalistas, ideólogos vestidos de 64

65 sotana, intelectuales deshonestos, comandantes improvisados y chusmas exaltadas. Tampoco era justo para los que llegaron sin pedir salario, los que se fueron cuando apareció la abundancia, los que se mantuvieron firmes en convicción y finalmente, los que afrontaron el doble reto: la lucha antisandinista y el desapego a las viejas costumbres; las que defendíamos como propias y resultaron ser el germen mortífero del viejo sistema. La Legión fue el amanecer de la resistencia y cuando cedió el paso al FDN, los cambios fueron sustanciales. Con la abundancia material que la CIA proporcionó, aparecieron rápidamente directorios improvisados y tendencias tradicionales de la desaparecida Guardia Nacional en contraposición a la mística original de la Legión. La experiencia militar de los ex GN era absolutamente necesaria para entrenar el personal, planificar y conducir las operaciones militares contra el gigantesco aparato bélico sandinista. Fuera de esa experiencia y sacrificio necesario, no era consecuente desempolvar las viejas costumbres de la GN, las mismas que habían determinado su extinción. El tiempo se encargó de revelar que el sacrificio de tantos fue muy en vano. Cuando los representantes de la Contra fueron sentados en Sapoá, en la mesa de negociaciones, en vez de asegurar los logros terminaron asegurando prebendas. El acuerdo benefició a unos cuantos y el olvido fue el premio para la inmensa mayoría. Por garantía general, la Contra sentada en Sapoá, tenía que salir de las negociaciones como un nuevo y auténtico partido político para impulsar en la arena nacional, los esperados cambios. Sin embargo, salieron más derrotados que triunfantes, apenas como grupo sin visión, para ser títeres de los futuros gobernantes. Finalmente, la Legión 15 de Septiembre sirvió de enlace y guía a los dirigentes de los indios miskitos cuyas comunidades ultrajadas y desplazadas buscaron refugio en Honduras. En las bases legionarias se entrenaron los primeros miskitos que luego integraron la fuerza Misura del Atlántico Norte. También la Legión fue el semillero para la juventud del exilio, militares jóvenes, hijos de militares viejos y militantes de otras organizaciones ansiosos de participación voluntaria en los días difíciles de penurias económicas en contraste con las decenas de voluntarios que el FDN reclutó a base de salarios. La Legión 15 de Septiembre fue ese rayo de luz que hizo posible todo lo demás; fueron tiempos de incredulidad para muchos y convicción para unos pocos, fueron los albores de la resistencia nicaragüense. 65

66 2 LA INTENCIÓN DE BRAVO A mitad del viaje de nuestra vida, me encontré en un oscuro bosque, desconcertado, perdido y distante Dante DEL PLAN B AL SACRIFICIO Inmediatamente después del triunfo sandinista, las fuerzas dispersas de la Guardia Nacional de Nicaragua que lograron alcanzar la frontera norte, fueron ubicadas por las autoridades hondureñas en improvisados campamentos, principalmente en las regiones de Choluteca y Danlí. Lo mismo ocurrió con el personal que llegó a El Salvador durante la retirada anfibia de San Juan del Sur al puerto de La Unión ordenada por el Comandante Bravo el mismo 17 de julio de 1979 tras la salida del General Somoza y que él bautizó como plan B. Bajo la presión del Departamento de Estado de los Estados Unidos, todos estos campamentos iniciales se convirtieron rápidamente en centros de refugiados, operando sin apoyo económico y en condiciones infrahumanas. 66

67 Fue esa la situación que motivó inicialmente a Bravo durante las semanas posteriores al triunfo sandinista, a iniciar un proceso de ayuda y control en los campamentos de mayor necesidad. La fama de Bravo había rebasado las fronteras especialmente durante las semanas finales del Frente Sur. Su figura proyectaba confianza entre oficiales guatemaltecos, hondureños y salvadoreños y esto se tradujo en simpatía y apoyo al planteamiento urgente de reactivar los remanentes dispersos de la Guardia Nacional por la amenaza que el sandinismo representaba para sus respectivos países. Los meses de agosto y septiembre de 1979 fueron empeñados más que todo, en asegurar el apoyo básico y levantar la moral de todo ese personal que, abandonado a su suerte, experimentaba las privaciones más elementales bajo un ambiente de abandono. Nunca se hizo un censo formal en esos días, pero muchos coinciden en que la cifra de ex guardias nacionales en la región no pasaba de 2500 efectivos. En Septiembre de 1979, a escasos dos meses del triunfo sandinista, Pablo Emilio Salazar viajó de Miami a Centroamérica para iniciar decididamente la reorganización de los remanentes dispersos de la extinta Guardia Nacional de Nicaragua diseminados por Guatemala, El Salvador y Honduras. Con una breve escala en Ciudad Guatemala, pasó luego a San Salvador y finalmente a Tegucigalpa donde encontró la muerte en menos de 24 horas. De temperamento alegre y carácter sociable, Salazar desestimó los peligros y capacidades revanchistas del enemigo y fue quizá su personalidad, el acelerador de su propia tragedia en un sacrificio prematuro e inesperado. Se había graduado en 1963 de la Academia Militar de Nicaragua; con amplitud en sus relaciones sociales, se labró desde un comienzo la fama de dandi en el círculo de oficiales jóvenes. Durante sus primeros meses de servicio fue enlace de la GN ante la Misión Militar de Estados Unidos. En 1966 se convirtió en el segundo oficial nicaragüense en completar el curso de Ranger del ejército norteamericano. De 1967 a 1970 estuvo en Italia donde asistió a la Escuela de Aplicación de Guerra en Turín y a la Escuela de Infantería y Caballería en Cezano. En 1972 tomó el Curso Avanzado de Infantería en Fort Benning, Georgia. Su servicio regular casi en su totalidad, fue en el Primer Batallón Blindado y sus años finales transcurrieron en la Patrulla Presidencial hasta que dicha fuerza fue empeñada en su totalidad, en la Zona Sur durante las semanas finales de la Guardia Nacional. El mismo día de su llegada a Tegucigalpa fue atraído a una emboscada pasional, casi como le había sucedido al general Reynaldo Pérez Vega en Managua con Nora Astorga. Esta vez la trampa fue urdida a través de Miriam Barberena, una exótica mujer muy amiga y 67

68 de aparente confianza de Bravo. Apenas registrado en un céntrico hotel de la capital hondureña, salió solo hacia un restaurante previamente acordado donde Miriam lo esperaba. Desde entonces la señora Barberena desapareció de la vida ordinaria y los restos del comandante Bravo ya en estado de descomposición, fueron encontrados en una casa de la Colonia Loárquez en las afueras de Tegucigalpa. Había sido salvajemente torturado hasta el final; su cuerpo con múltiples quemaduras y su piel desprendida en las extremidades, mostraron tempranamente la calidad bestial y el plan revanchista del nuevo régimen de Nicaragua. Las autoridades hondureñas y otras fuentes investigativas coincidieron en señalar a Lenín Cerna como el responsable directo de este macabro asesinato y su impunidad se ha extendido como muestra fehaciente de la farsa judicial de Nicaragua que castiga y encubre en un doble papel de cobardía y ultraje, de conveniencia y mercantilismo con la justicia. Con la muerte de Bravo terminó una auténtica intención; quizá la única y última, de reorganizar los remanentes de la Guardia Nacional de Nicaragua en Centroamérica como fuerza inmediata para calmar las angustias de los países de la región y auspiciar una ofensiva anticomunista en Nicaragua. También este episodio terminó de quebrantar la moral de los ex guardias y borrar para siempre la esperanza de reorganización para la desaparecida institución. Los restos de Pablo Emilio Salazar fueron enterrados en el cementerio de Comayagüela. Tiempo después, cuando la Legión 15 de Septiembre inició sus actividades antisandinistas en Centroamérica, una de sus primeras tareas fue honrar el sacrificio de Bravo y sobre su tumba se mandó a colocar una placa fundida en aluminio que reza: La Legión 15 de Septiembre al Comandante Bravo, defensor de las libertades de su pueblo. JUAN CARLOS Y LA SOBREVIVENCIA Después del asesinato de Bravo comenzaron a organizarse en Honduras, varios grupos antisandinistas que, sin contar con apoyo formal del gobierno hondureño, sobrevivían de las dádivas de los pobladores en los departamentos fronterizos con Nicaragua y eran controlados por antiguos oficiales de la GN, como el Chino Ortega, el Rudo Espinal, el Policía López, etc. Sin embargo, fue un ciudadano español, Pedro Ortega Macho, antiguo condueño de la fosforera Momotombo, quien logró aglutinar por unos cuantos meses, a media docena de oficiales jóvenes a base de prebendas y trato especial, para conformar lo que él llamó ejército de liberación nacional tras autodenominarse, 68

69 comandante Juan Carlos con afán de honrar al Rey de España. Sin propósitos claros y con marcado egocentrismo, invirtió su poca fortuna en la organización de su grupo y los oficiales y soldados ex GN que se enrolaron con él, jugaron su juego y aliviaron así, sus penurias económicas. Viajó por todo Centroamérica predicando su intención en aviones alquilados y rodeado siempre de una corte de ex oficiales en una especie de misión salvadora. Cuando sus recursos menguaron, sus fieles seguidores lo abandonaron y el comandante Juan Carlos pasó al anonimato. El resto de organizadores iniciales terminaron enrolándose en la Legión 15 de Septiembre cuando ésta apareció en escena con un plan de acción y propósitos político-militares definidos y concretos. A fines de 1979 el FSLN en consolidación apresurada, había convertido la revolución en un fiasco que comenzó a tildarse como la noche oscura. Jimmy Carter fue castigado por el electorado norteamericano y con Ronald Wilson Reagan un nuevo período se abrió para Nicaragua. Retrocediendo un poco en la historia nacional y a manera de guía, encontramos que después de la Guerra Nacional, el período conservador de los Treinta Años fue de respiro y moderación para la patria herida. La renovación y el planteamiento auténtico de nacionalidad, llegaron con la revolución liberal del 93, pero después nada fue auténtico. El nacionalismo incipiente se volvió a sacrificar en la llamada Restauración Conservadora y la dependencia obediente fue el arma secreta del liberalismo posterior. En consecuencia, la revolución sandinista fue para erradicar la dictadura y rechazar el imperialismo. Y el resultado fue otra dictadura a la sombra del otro imperio. Así, de la noche a la mañana, el cuadro estaba rayado para otra guerra y ahora convenientemente se le llamó contrarrevolución. Queriendo denigrar una intención, se le dio en cambio propósito, porque la revolución había perdido su sentido, había puesto en evidencia la ignorancia, la avaricia y la mezquindad de una nueva casta de revolucionarios. 69

70 3 LA MÍSTICA NECESARIA No creo en principios. Los principios son sólo excusas para lo que queremos pensar o lo que queremos hacer C. Mackenzie NUEVA VISIÓN En el ambiente de la Guerra Irregular, las tácticas y técnicas militares no llevan en sí ningún significado, si no es por la filosofía política que las anima y sustenta. La intención de la resistencia antisandinista nació inmediatamente después de la salida del general Somoza el 17 julio de El vacío de poder originado por esta situación creó pánico en la GN a todos los niveles pero al mismo tiempo surgió la esperanza de una contraofensiva militar que pudiera obtener apoyo logístico a nivel centroamericano. Este planteamiento se discutió apresuradamente y en forma aislada, entre los recién nombrados comandantes de unidades de la capital el mismo 17 de julio por la tarde. La idea de abrir o establecer un Frente Norte en las Segovias para coordinar acciones ofensivas con el Frente Sur al mando del comandante Bravo, fue el último intento por salvar a la GN como institución. Cuando Bravo optó por el Plan B, la presencia de la GN en el Sur de Nicaragua desapareció y las fuerzas de Managua que desorganizadamente iniciaron un convoy rumbo a la frontera Norte, fueron emboscadas 70

71 por las turbas sandinistas en los alrededores de Sébaco el 19 de julio por la tarde. Ese mismo día los aviones de la FAN que habían aterrizado en Tegucigalpa, transportando civiles y militares, quedaron incautados por las autoridades hondureñas. Dos meses después, los últimos vestigios de una participación masiva de la GN como fuerza beligerante ante la amenaza comunista en Nicaragua, colapsaron con el asesinato del mayor Pablo Emilio Salazar. Los sandinistas lograron así retardar el proceso externo de oposición armada, sin embargo, muy temprano durante las primeras semanas de gobierno, provocaron suficiente descontento, frustración y repudio popular como para generar una nueva y auténtica rebelión campesina en la región norteña del país. Muy pronto se comenzó a escuchar sobre los MILPAS (Milicias Populares Anti Sandinistas) que con el tiempo llegaron a conformar el grueso militar de la Contra en los años violentos de lucha antisandinista. El concepto de la Legión comenzó a concretarse a finales de 1979 en Miami, Florida. El entusiasmo por la profesión militar que había sido truncada por las razones ya expuestas en el libro anterior: Semper Fidelis, fue la llama que permaneció encendida para muchos oficiales jóvenes del desaparecido ejército. Las primeras reuniones alrededor de este nuevo enfoque se efectuaron en casas particulares y parques públicos con sorprendente concurrencia, llenas de nostalgia y prometedor empeño de rectificación. Conscientes de que la bandera de la Guardia Nacional debía omitirse como emblema de lucha a partir de entonces, empezamos a visualizar la idea de la Legión en una modalidad amplia, abierta e incluyente para cualquier nicaragüense dispuesto a la lucha antisandinista. El aporte logístico inicial se hizo tempranamente evidente a través del matrimonio Neret y Eduardo Román entre otros, en cuyos hogares y oficinas de trabajo se efectuaron las primeras reuniones organizativas. Lo más esencial desde el inicio fue establecer una mística de acción y darle un adecuado sustento político. En los ratos libres, después de las horas normales de trabajo, nos dimos a la tarea de preparar el Manual del Legionario que fue la guía para orientar a todos los entusiastas dispuestos a participar en esta nueva lucha. El concepto militar al que ya estábamos acostumbrados, fue actualizado con apropiada terminología, pero el factor guía fue siempre la percepción de un concepto visionario diferente, desligado de los errores del pasado. Como factor aglutinante, pudo inicialmente transformarse en una especie de mística, la mística legionaria. 71

72 El Manual del Legionario fue publicado en Tegucigalpa, Honduras en 1980 y para debida ilustración de los lectores, transcribo a continuación los conceptos relevantes que explican en sí, esa nueva concepción de lucha. LEGIÓN 15 DE SEPTIEMBRE Propósitos y Principios Ideológicos En este primer año de la década de los 80, dadas las condiciones de la historia del mundo y sus habitantes, vista la actual situación a nivel mundial y siendo Nicaragua una parte de ese todo; visto que el mundo occidental y su filosofía de vida tal como es conocida, está en vías de desaparición por la amenaza del totalitarismo soviético, - nosotros los militares progresistas de Nicaragua, proponemos e instamos: 1. Unión con las distintas fuerzas democráticas del mundo para presentar batalla al comunismo internacional en cualquier campo 2. No descansar sino hasta que la agresión comunista haya sido detenida y su derrota consumada, iniciando acciones en el área centroamericana 3. Cultivar nuevamente la semilla libertaria por la cual han derramado su sangre millones de personas en toda la superficie del planeta, divulgando el evangelio de Libertad, Igualdad, Fraternidad. Trilogía que está siendo avasallada en el mundo por la determinación del comunismo internacional. 4. La organización se hace eco del sentimiento pluralista político de las nuevas corrientes democráticas; actuará defendiendo dicha libertad y llama a sus filas a todos los patriotas y ciudadanos del mundo para eliminar el peligro de una humanidad sometida a un nuevo oscurantismo medieval promovido por la inquisición comunista. Dado el planteamiento, se invita a los hombres honestos a participar en las actividades de la Legión y así liberar de la opresión a Nicaragua y salvar a Centroamérica. Nombre de la Organización Teniendo como meta una definitiva armonía nacional, la Legión 15 de Septiembre debe ser la síntesis de un nuevo ejército netamente profesional, respetuoso de los derechos ciudadanos, y dedicado exclusivamente a la defensa y desarrollo del suelo patrio 72

73 La Legión ha tomado el nombre de 15 de Septiembre por ser la fecha de la independencia de Centro América y por lo tanto de más relevancia en la historia nacional, que dice de la esencia de patria sin ser políticamente orientada. Con ello la Legión se hace eco del sentir centroamericano de una patria grande, fuerte y soberana, dispuesta a rechazar cualquier tipo de imperialismo. La unión hace la fuerza.. La Mística del Legionario 1) El legionario es temeroso del poder divino 2) Respeta la libertad y derechos de sus semejantes 3) Trabaja constantemente en el mejoramiento integral del individuo 4) No duda en sacrificar su bienestar personal en aras del bienestar general 5) Practica la autocrítica para su superación 6) Sirve únicamente a empresas cuyo fin sea el mejoramiento de la sociedad y el desarrollo integral del hombre 7) Vela por la observación práctica y conservación de los principios morales 8) Lucha en cualquier momento y lugar por el mantenimiento de la libertad 9) Es rico en bienes espirituales, mas no materiales, limitando éstos, a su austera existencia 10) Se sacrifica para que otros vivan mejor y si es necesario muere para que otros puedan vivir Objetivos 1. Liberar al pueblo y territorio de Nicaragua de la opresiva elite comunista que actualmente está empeñada en entregar la nación a sus amos internacionales: Rusia Soviética. 2. Propiciar y apoyar una plataforma de gobierno justa, capaz de armonizar a la gran familia nicaragüense, sin odios ni revanchismos, para conducirla por fin a la senda del progreso definitivo. Doctrina Táctica No se puede ocultar el hecho de que las operaciones militares son de vital importancia para la supervivencia del estado, por lo tanto, ellas demandan un cuidadoso estudio, análisis y una actualización constante de los aspectos estratégicos y tácticos. 73

74 El caudal doctrinario de la Legión es inmenso y su recopilación sistemática y cronológica será de utilidad suprema para unificar el esfuerzo en las operaciones militares. El éxito de éstas depende más que todo, de un don de mando efectivo y una interrelación armoniosa de los nueve principios de guerra y las cinco funciones del combate terrestre. Partiendo de la antigua premisa de que: la guerra está basada en el engaño, los jefes y comandantes legionarios podrán evaluar y emplear con criterio general lo principios de la ofensiva y la defensiva. Hoy en día no podemos concebir al enemigo en su totalidad física aislada. La lucha debe ser orientada hacia el dominio de su mente, hacia la desmoralización y el control de sus recursos. La flexibilidad y el movimiento relámpago son ingredientes fundamentales para la victoria y ésta se consigue mayormente mediante las acciones ofensivas. La Legión no concibe una fuerza estática. La movilidad es vital. La organización táctica de la Legión está diseñada y basada en la flexibilidad, el dinamismo y la autosuficiencia. El mismo Destacamento Legionario, la unidad táctica básica de la Legión, representa todo eso. Debe ser esencial el buen uso del terreno y sobre todo tener presente el dicho de un gran táctico: Conoce al enemigo y conócete a ti mismo, de esta manera siempre saldrás victorioso NUEVA FILOSOFÍA El siguiente paso fue diseñar el paraguas político, el concepto filosófico práctico para animar el cuerpo físico de la Legión. Así como el teniente Rigoberto Cabezas había inyectado conceptos masónicos de comportamiento personal en el Manual del Legionario, la línea política fue influenciada originalmente por el coronel Guillermo Mendieta quien publicó, con el consenso de los miembros originales, la primera proclama política estableciendo lineamientos claros, patrióticos e independientes bajo el nombre de ADREN (Alianza Democrática Revolucionaria Nicaragüense) Y así la Legión 15 de Septiembre bajo el esquema político de ADREN, pudo formalmente dar sus primeros pasos tempranamente en Ya había desaparecido trágicamente el Comandante Bravo. Ya había actividad de reorganización en algunos campamentos abandonados de la frontera hondureña bajo el liderazgo de Pedro Ortega Macho, el capitán Silvio Ortega y Alcibíades Espinal. Más que todo, ya había descontento generalizado en todo el país, manifestado abiertamente mediante acciones bélicas en el Norte de Nicaragua por los autodenominados MILPAS (Milicias Populares Anti Sandinistas). 74

75 Las unidades tácticas legionarias se diseñaron para una lucha desigual, pero con visión futurista. La unidad básica era el Destacamento Legionario compuesto por 20 hombres y subdividido en dos equipos: uno de apoyo y otro de maniobra. En número seguía el Grupo Táctico formado por tres destacamentos y una sección de mando con un total de 65 legionarios. Luego seguía la Fuerza de Tarea que comprendía tres grupos tácticos en un total de 200 legionarios, hasta llegar a las Agrupaciones Tácticas formadas por dos o más fuerzas de tarea bajo un equipo de mando. La Legión en sí, fue organizada con un Estado Mayor General y un Estado Mayor Especial con funciones separadas bajo el mando de un Coordinador Militar y un Coordinador Político respectivamente. Todo esto con una cadena de mando establecida y regida bajo un claro y sencillo código de conducta. El requisito fundamental para militar en las filas de la Legión era ser nicaragüense y estar dispuesto al consecuente sacrificio sin esperar recompensa material. El concepto legionario se sintetizó bajo un sencillo lema: Respetar Para Ser Respetados. Los colores azul y blanco fueron exaltados al máximo dentro de un triángulo equilátero y un círculo que mostraba al centro, el gorro frigio de la libertad, emblema patriótico que fue el auténtico símbolo de la Legión 15 de Septiembre. 75

76 4 MIAMI Y CENTROAMÉRICA Lo que es alimento para unos, es para otros, amargo veneno Lucrecio MENDIETA Y BERMÚDEZ Los nombramientos más importantes en el esquema organizativo de la Legión eran los de Coordinador Político y Coordinador Militar. Eduardo Román, uno de los que más apoyó logísticamente los primeros pasos de la organización, sugirió inicialmente ofrecerle a Guillermo Mendieta, la coordinación política de la misma. Mendieta que en ese momento radicaba en Panamá, aceptó la responsabilidad tras establecer ciertas condiciones relacionadas al establecimiento de una postura firme y desligada de la influencia de reconocidas personalidades somocistas que, en esa época, abundaban en Miami. El cargo de coordinador militar se había reservado por consenso de la mayoría, para Enrique Bermúdez, por considerarlo de trayectoria limpia en sus años de oficial GN y además por haber sido el último agregado militar de Nicaragua en Washington a la caída del régimen. Contrario a Mendieta, Bermúdez declinó la invitación aduciendo razones económicas y familiares. La responsabilidad de coordinación militar quedó así temporalmente pendiente. Tras un viaje informativo que seguidamente hice a Panamá para poner al tanto a Mendieta de los pormenores del proyecto, éste decidió renunciar a su cargo de gerente de una empresa minera del interior del país que había conseguido por la influencia de su amigo Omar Torrijos. Acto seguido se trasladó a Miami y luego a Centroamérica para dedicarse por entero a lo que él mismo calificó como su última aventura. 76

77 Guillermo Mendieta Chávez se había graduado de la Academia Militar de Nicaragua en 1955 con la décima promoción. Tras estudiar en México, se graduó como odontólogo de la Universidad de Guadalajara en Después de una estadía en Francia, regresó a Nicaragua en 1978 para asumir la defensa del coronel Bernardino Larios acusado entonces de conspiración contra Somoza junto a otros oficiales de la GN. En enero de 1979 fue dado de baja de la Guardia Nacional por rebelarse contra el régimen y ya en Costa Rica, llegó a formar parte de un grupo de ex oficiales GN que se integrarían a las nuevas fuerzas armadas según los acuerdos promovidos por la Administración Carter. A la caída del régimen somocista, Mendieta se encontraba en Libia coordinando la ayuda del coronel Kadafi a la revolución sandinista. A su regreso a Nicaragua tras el triunfo y ante un desenlace diferente, no aceptó cargo alguno y se radicó en Panamá hasta que aceptó participar activamente como miembro de la Legión 15 de Septiembre en Tras una exposición prolongada y minuciosa que le hice en Ciudad Panamá, Mendieta aceptó viajar a Miami para palpar de cerca la temperatura de esta incipiente organización. Eduardo Román facilitó un local cercano a su agencia de viajes para la primera reunión exploratoria en la cual Mendieta expuso su criterio y la necesidad de generar credibilidad desde un comienzo, no tanto para el exilio, sino más bien para la población interna de Nicaragua. El cordón umbilical del somocismo tenía que cortarse por completo y ello implicaba negar contundentemente acceso a la organización, a conocidos miembros de la vieja guardia y viejos políticos desprestigiados. Guillermo Noguera, Gustavo Medina, Armando Fernández, Gonzalo Evertz y José R. Somoza: entre los militares. Luís Manuel Debayle, Francisco Argeñal Papi, Luís Pallais y Chico Urcuyo: entre los políticos. Por igual, viejos políticos y altos oficiales de la desaparecida GN, acusaban constantemente a Mendieta de traidor y era paradójicamente ese calificativo proveniente de esos personajes, lo que le daba un margen de aceptación y credibilidad interna para encabezar una organización desligada del somocismo tradicional. Esta primera asamblea realizada en marzo de 1980 resultó ampliamente exitosa y tuvo indiscutiblemente un esperado efecto multiplicador. Ya con liderazgo, se planteó una agresiva agenda y la esperada programación de actividades organizativas y operacionales. La Legión que había sido concebida como una organización abierta a civiles y militares desligados del somocismo doctrinario, se enriqueció rápidamente con la participación activa de la Juventud Democrática Nicaragüense, un grupo de jóvenes estudiantes y profesionales encabezados por Fernando Avellán. Entre los trasnochados de Miami, las críticas no se hicieron esperar. La presencia de Mendiata había en cierta manera, despertado esa dogmática fidelidad al somocismo, afortunadamente esta vez, la 77

78 nueva visión y la independencia conceptual, terminaron estableciendo un nuevo rumbo, un inicio creíble que eventualmente fue la única alternativa para imponer un cambio en Nicaragua. Otros factores positivos empujaron rápidamente el carro de la Legión: la complacencia o más bien la falta de ingerencia de las autoridades locales y federales, la simpatía de la comunidad cubana en el exilio y el apoyo de las organizaciones ya establecidas en el Sur de la Florida. Enrique Bermúdez que había sido contactado varias veces, aún viviendo en Washington a escasas dos horas de Miami, seguía poniendo excusas para su integración al movimiento. Mendieta comenzó entonces a moverse en un doble papel político-militar en el ínterin. Miami había sido el punto de origen, pero el siguiente paso tenía que ser, la región centroamericana. Aprovechando el ímpetu generado por el entusiasmo en Miami, hicimos los primeros viajes de reconocimiento a la zona de interés. En Centroamérica encontramos positiva recepción en Guatemala, El Salvador y Honduras, activando antiguas amistades entre los oficiales de sus respectivos ejércitos. Los obstáculos encontrados se registraron al mínimo y nos sentimos urgidos a trasladar todo el esfuerzo inicial al teatro de operaciones. Guatemala, por razones de seguridad, fue la base inicial de operaciones para fines de entrenamiento y Honduras, la base de preparación final en ruta hacia el objetivo. El presidente de Guatemala era el general Romeo Lucas, el jefe del Estado Mayor era el general Palomo Mendoza y el comandante de la Policía Nacional era el general Germán Chupina. En Honduras, el coronel Gustavo Álvarez, jefe de la FUSEP (Fuerza de Seguridad Publica), se convirtió en el hombre clave para impulsar las actividades de la Legión en ese país. Mientras tanto en El Salvador, la relación con el alto mando se estableció a través de Pedro León Rivera que en sus años de coronel GN, había estudiado Estado Mayor en la Escuela Superior de Guerra de ese país y sus compañeros de clase de entonces, ocupaban ahora posiciones claves en la cadena de mando de las Fuerzas Armadas Salvadoreñas. La Legión 15 de Septiembre quedó formalmente establecida en Ciudad Guatemala en el mes de Junio de 1980 con una cadena de mando que comprendía un estado mayor general y un estado mayor especial. Al estado mayor general se integraron: Edmundo Chamorro como coordinador; Pedro León Rivera, encargado de operaciones; José Bolaños, encargado de inteligencia; Carlos Rodríguez, encargado de logística; Luís Villalobos, encargado de personal y Justiniano Pérez, encargado de operaciones especiales. El estado mayor especial quedó organizado con Guillermo Mendieta como coordinador; Eduardo Román, encargado de finanzas; Eduardo Avilés, encargado de comunicaciones; Ernesto 78

79 Matamoros, encargado de servicios médicos; Donald Frixione, encargado de aviación e Isidro Sandino, encargado naval. Hugo Villagra, Juan Gómez, Manuel Cáceres y Francisco García, quedaron nombrados como asistentes de operaciones especiales, aviación, comunicaciones y servicios médicos respectivamente. En la parte política se eligió la primera cúpula de ADREN con cuatro miembros: José Robelo, José Francisco Cardenal, Edmundo Chamorro y Guillermo Mendieta. PRIMEROS PLANES Con una estructura de mando ya establecida, con los contactos claves en los niveles de mando de los países centroamericanos amigos, con un extraordinario entusiasmo en aumento y lo más importante, con una mística definida, la prioridad inmediata se centró en la planificación de las primeras acciones militares para dar a conocer al mundo, la capacidad combativa de la Legión. La primera operación en mente fue una acción de rescate de prisioneros en la Cárcel Modelo de Tipitapa. Luego al conocerse la visita programada de Fidel Castro a Nicaragua para celebrar el primer aniversario de la revolución, surgió la idea en la sección de aviación, de apoderarse de un avión cazabombardero artillado de la Fuerza Aérea Colombiana en San Andrés, para bombardear el estrado donde estarían sentados el tirano y sus nueve aliados. El más entusiasta alrededor de este audaz planteamiento era Juan Gómez, cuya fama de piloto experimentado, más su característico arrojo, eran factores positivos para tal empeño. A esta idea también se sumó Roberto D abuisson que a esas alturas ya estaba identificado con los objetivos de la Legión y tenía gran respeto por Juan Gómez. Al final la operación de San Andrés fue descartada por recomendaciones específicas del enlace militar guatemalteco, no por la falta de entusiasmo, sino por las implicaciones internacionales para su gobierno. También la operación de rescate a los prisioneros quedó en su fase inicial de planeamiento porque surgió de pronto una cita con un personaje argentino que encauzó, en definitiva, el destino de la Legión y el desenlace operacional en Nicaragua. Había nacido la Conexión Argentina, el capítulo más importante en la historia de la Legión 15 de Septiembre. Irónicamente la Conexión Argentina provocó también el relevo operacional de la Legión con su mística de empeño y eventualmente, el destino posterior fue reajustado y consecuentemente moldeado a la antigua usanza. La figura escurridiza y ausente de Enrique Bermúdez fue sorpresivamente impuesta en Buenos Aires para plantear así, el nuevo esquema de la Agencia Central de Inteligencia en esta decisiva lucha. Todo el esfuerzo inicial y la Legión misma, fueron transformados entonces en lo que el mundo llegó a conocer como la Contra. 79

80 5 LA CONEXIÓN ARGENTINA La primera baja cuando llega la guerra, es la verdad H. Johnson ARGENTINA Y VENEZUELA La conexión argentina se inició durante el segundo trimestre del año 1980 en la ciudad de Tegucigalpa, Honduras. El general Gustavo Álvarez quien se había graduado en Argentina en una de sus escuelas militares, era en esa época el comandante de la FUSEP (Fuerza de Seguridad Publica) de Honduras. Bajo su complacencia, oficiales de inteligencia argentinos se movían libremente por el territorio hondureño recolectando información sobre células de montoneros que se habían radicado en Nicaragua como internacionalistas protegidos por el régimen sandinista. En ese entonces, el personaje más buscado por los servicios de inteligencia argentinos, era el conocido terrorista Mario Fermenich. El mensaje inicial de uno de esos agentes argentinos fue enviado a través de Pompilio Gadea y venía de parte del mayor Nestor Lavezzi. Nunca supimos si ese era su verdadero nombre o un seudónimo, lo cierto es que con él se inició ese proceso que eventualmente llegó a convertirse en la Contra de Ronald Reagan. La primera reunión formal de Lavezzi fue con Guillermo Mendieta que ya actuaba como coordinador político-militar de la Legión. Se citaron en un hotel céntrico de Tegucigalpa y desde un comienzo, Lavezzi manifestó su descontento con Roberto D Abuisson con 80

81 quien había hecho trato para destruir una radioemisora de onda corta que transmitía clandestinamente desde Costa Rica, denunciando las atrocidades de los militares argentinos en el poder. Según Lavezzi, D Abuisson había fracasado previamente en dos intentos por destruir o silenciar la emisora, usando una avioneta que los argentinos le habían proporcionado para tal efecto. Lavezzi ofreció ayuda inmediata de su gobierno si la Legión cumplía la misión de destruir Radio Noticias del Continente en territorio costarricense. Cuando Mendieta informó al resto del estado mayor de la Legión sobre la oferta de los argentinos, aceptamos por unanimidad el reto; en general comprendimos que la oportunidad de oro había llegado. Según Mendieta, además de destruir la emisora, Lavezzi había insistido en la formación de un equipo caza-montoneros dentro de Nicaragua, pero esta propuesta fue rechazada y nos concentramos en la incursión a Costa Rica. Con una misión exitosa, estaríamos catapultando la Legión, a niveles de credibilidad operacional y asegurando apoyo logístico de un gobierno amigo con gran influencia en Honduras. La planificación del esquema general se hizo en Guatemala, pero los detalles y el concepto de maniobra se asignaron a Hugo Villagra que en ese momento vivía en Costa Rica. Villagra con un currículum militar impresionante, había comandado el Comité de Operaciones Tácticas de la EEBI; héroe de la operación del Naranjo en el Frente Sur, se había graduado de la Academia Militar en 1968 y en sus primeros años de servicio, había tomado todos los cursos básicos de Infantería, Paracaidismo y Ranger en las escuelas militares de Estados Unidos. Respetado por compañeros y subalternos, era un auténtico líder para la tropa y un verdadero militar profesional. Mientras la Conexión Argentina se consolidaba, se comenzó a vislumbrar una Conexión Venezolana a través del general Alessandri, un oficial retirado del Ejército de Venezuela que en Miami había contactado a la Legión ya en el período del presidente Herrera Campins y también a través de Margarita Palacios, secretaria personal del presidente venezolano y muy amiga de Jorge Salazar, quien había luego hecho llegar un mensaje a Mendiata por medio de Alberto Bárcenas. Salazar era el presidente del COSEP (Consejo Superior de la Empresa Privada) y estaba en abierto desafío con el gobierno sandinista. La reunión con Jorge Salazar se programó para Noviembre a su paso por San José de Costa Rica rumbo a Venezuela y la incursión a Radio Noticias del Continente para Diciembre. Mendieta y yo nos programamos el viaje a Costa Rica para escuchar del propio Jorge Salazar, en su viva voz, su plan de acción en Nicaragua, las posibilidades de apoyo de Venezuela y su intención de aceptar o rechazar el liderazgo político de la Legión que Mendieta le iba a proponer. Este viaje también serviría para hacer un reconocimiento final 81

82 y escuchar el plan de acción de Hugo Villagra con el Destacamento 101, como se había bautizado la unidad que ejecutaría la incursión a la emisora en San José. La reunión con Jorge Salazar se llevó a cabo en el Chalet Suizo un conocido restaurante de San José en esa época. Mendieta, Salazar y yo, departimos por más de dos horas sobre la situación interna de Nicaragua, las posibilidades de apoyo externo especialmente de Venezuela y la intención de coordinar la lucha política desde el exterior. Jorge, un poco impresionado por la elocuencia de Mendieta en la descripción de esa nueva mística sustentadora en términos diferentes del concepto operacional y de comportamiento para el empeño militar en Nicaragua, pidió un poco de tiempo para digerir el planteamiento general y agregarlo al enfoque que llevaba para Venezuela. Sin embargo, descartó enfáticamente toda posibilidad de coordinar la lucha política desde el exterior. Creía firmemente que su papel primordial estaba dentro de Nicaragua. A partir de entonces nunca dudé de lo diferente que hubiera sido el destino de Nicaragua si Jorge Salazar hubiera sobrevivido en esta lucha. El asesinato de Jorge Salazar a su regreso a Nicaragua, truncó la Conexión Venezolana y un destino mejor para nuestro país. De nuevo como en el caso de Pablo Emilio Salazar, los sicarios sandinistas se habían adelantado y consumado otro feroz asesinato. Nada los detenía y eso nos daba mayor empeño y determinación para seguir formando la Legión; poco después la Radio 15 de Septiembre comenzó a transmitir desde un suburbio de Tegucigalpa, el mensaje de esperanza al pueblo de Nicaragua. EL DESTACAMENTO 101 El plan final para la incursión a Radio Noticias del Continente en San José de Costa Rica se le presentó Lavezzi a fines de Noviembre y tras aprobarlo, proveyó los explosivos requeridos y el efectivo para comprar el resto del equipo. También se comprometió a obtener de Roberto D Abuisson el avión que éste conservaba después de los fallidos ataques a la emisora. Disgustado por que había sido dejado por fuera, D Abuisson no quiso entregar la nave y se tuvo que alquilar una avioneta de ocho plazas para la operación. El plan en sí, concebido como una operación aerotransportada, contemplaba el empleo de un equipo de siete hombres que serían aerotransportados desde Guatemala hacia la Provincia de El Guanacaste para aterrizar clandestinamente en una pista ubicada 82

83 en la hacienda de un finquero de la zona, un reconocido anticomunista. Una vez en tierra, el destacamento sería transportado a una casa de seguridad de donde se desplazarían al objetivo a la hora establecida. Cumplida la misión, el destacamento se replegaría a la misma pista de aterrizaje para ser aerotransportado de regreso a Guatemala. Los integrantes del Destacamento 101 eran Hugo Villagra, Pompilio Gadea, Luís Solórzano, José Ampié, José Luís López, José Murillo, Francisco Benavides y Rigo Núñez que esperaba ya en Costa Rica para hacer todas las coordinaciones locales y mantener reconocimiento constante sobre el objetivo. La fase inicial de la operación se efectuó con precisión. El avión piloteado por Juan Gómez aterrizó clandestinamente en la pista establecida y regresó a Guatemala sin problemas. Mientras tanto, El Destacamento 101 se desplazó al punto de preparación final cercano al objetivo. En contraste al éxito inicial, la madrugada del asalto resultó ser un fiasco. Avanzando cuidadosamente en arrastre y a escasos metros de la instalación, las luces del perímetro se encendieron y la pérdida del factor sorpresa, resultó en un nutrido intercambio de disparos con los defensores de la instalación. Francisco Benavides cayó herido y sin entrar al edificio principal, los atacantes lanzaron granadas de fragmentación que instantáneamente causaron un fuerte incendio en el local atacado. Tras el repliegue a sus vehículos, los legionarios regresaron a la pista de aterrizaje acordada para su extracción a Guatemala. El avión de rescate en poder de Roberto D Abuisson fue retenido por éste en una actitud de celos inexplicable y tras apresurados esfuerzos por obtener aprobación para otro vuelo, las autoridades guatemaltecas optaron por desautorizarlo dada las alarmantes noticias difundidas por la prensa costarricense. Luego en Costa Rica, mientras el destacamento esperaba clandestinamente por el avión de rescate, Villagra había enviado a Pompilio Gadea a Panamá para informar al estado mayor de la Legión sobre los pormenores de la nueva situación. Eventualmente las autoridades ticas localizaron al grupo y ante tal situación, optaron por no resistir a la Guardia Civil. Gadea pudo regresar a Guatemala vía Panamá y el resto del destacamento permaneció en prisión por casi un año en San José. El desenlace de la operación fue un temprano revés para muchos legionarios que esperábamos un éxito rotundo. Las recriminaciones salieron a flote muy temprano y D Abuisson se llevó la peor parte por su mezquina actitud. Sin embargo, en la misma evaluación inicial se planteó un obligado operativo de rescate urgente para el resto del Destacamento 101 preso en Costa Rica y fue durante los siguientes meses, la prioridad principal. Finalmente, la operación de rescate se llevó a cabo bajo la responsabilidad de Miguel Gutiérrez, compañero de promoción de Luís Solórzano, uno de los detenidos en San José. Luego de secuestrar un avión de ruta local en el Aeropuerto Juan Santamaría de San José, se exigió a las autoridades ticas, la libertad inmediata del Destacamento 101. Los 83

84 funcionarios gubernamentales accedieron rápidamente a las demandas estipuladas y todos los detenidos fueron llevados al aeropuerto. Al piloto del avión secuestrado y ya sólo con el personal rescatado, se le ordenó despegar y en el aire se le proveyó un mapa con los detalles de una pista rural en la zona de Puerto Barrios en Guatemala, lugar previamente escogido para un aterrizaje clandestino. El piloto equivocado en la ubicación correcta, aterrizó en otra pista en territorio salvadoreño. Allí las autoridades con mayor control de las pistas rurales por la situación interna imperante, capturaron a todo el grupo de rescatados y rescatadores. Villagra y el resto del Destacamento que habían sufrido prisión en Costa Rica, comenzaban ahora a experimentar la misma suerte en territorio salvadoreño. No obstante, la situación y el trato en El Salvador fue mucho más diferente y el propio D Abuisson se encargó de acelerar el proceso de liberación para todos los detenidos tras el audaz rescate en San José. RUMBO A BUENOS AIRES El escándalo público que provocó la incursión a Costa Rica, ocasionó la clausura definitiva por las autoridades ticas, de la emisora Radio Noticias del Continente. De esta manera, la operación con todo y sus tropiezos, fue catalogada como rotundo éxito en Buenos Aires y así las puertas de Argentina finalmente se abrieron para la Legión 15 de Septiembre. En verdad los hombres del Destacamento 101 y el equipo legionario de rescate, habían hecho posible un nuevo comienzo para la resistencia nicaragüense en el exterior. Después de la incursión contra Radio Noticias del Continente, el primero en ser llevado a Buenos Aires, fue Guillermo Mendieta en su calidad de Coordinador Político-Militar de la Legión. El Jefe del Estado Mayor Argentino era el general Leopoldo Galtieri y el Jefe de Inteligencia, el general Valim. Mendieta fue llevado por el mayor Lavezzi directamente a la oficina del coronel Mario Davico, Asistente del general Valim. Una semana más tarde, Mendieta regresó a Guatemala con el informe detallado de este primer encuentro formal con el alto mando argentino. La ayuda era sustancial y contemplaba el entrenamiento de Guerra Urbana para sesenta legionarios escogidos que viajarían a Buenos Aires en tres grupos de veinte respectivamente para que al final del entrenamiento, constituyeran la fuerza multiplicadora. También el apoyo financiero de diez mil dólares mensuales para el mantenimiento de las Bases Legionarias en Guatemala y Honduras. La tarea inmediata fue seleccionar el personal para el primer grupo. Este primer grupo fue denominado 84

85 Destacamento 100 y recibió todo su entrenamiento previo en la Base Legionaria 3 ubicada en Guatemala y conocida familiarmente como la Escuelita. A Pedro León Rivera, encargado de operaciones, le correspondió comandar el Destacamento 100 que, tras hacer escala en Miami, aterrizó en el aeropuerto Ezzeiza de Buenos Aires. Después de semanas de entrenamiento, el grupo legionario regresó a Guatemala y en Argentina mientras tanto, el Estado Mayor había comenzado a desarrollar un nuevo plan de la CIA para controlar la situación e imponer reglas más determinantes, proponiendo a Enrique Bermúdez como Coordinador Militar. Mientras el segundo grupo, el Destacamento 110 bajo mi mando se encontraba en Buenos Aires, Mendieta y Bermúdez fueron llevados ante el Estado Mayor Argentino para escuchar el cambio de rumbo auspiciado por la Agencia Central de Inteligencia que nos tomó por sorpresa a todos. Mendieta regresó a Guatemala en franco antagonismo con Bermúdez que a partir de entonces se presentó como el nuevo jefe de todo el movimiento. Como portador de la confianza de la CIA, recibió el aporte de ochenta mil dólares: treinta mil para costear los gastos de viaje del tercer grupo a Buenos Aires y cincuenta mil para implementar las operaciones en la frontera hondureña. El tercer grupo denominado como Destacamento 120, viajó a Buenos Aires de acuerdo a lo programado, pero se comenzó a cuestionar el manejo transparente de los restantes cincuenta mil dólares. Fue la primera decepción en el seno de la legión y una clara señal de que la mística legionaria estaba siendo seriamente afectada por la nueva imposición y peor aún, que las antiguas costumbres de la GN, las que tanto nos habíamos empeñado en descartar, comenzaban nuevamente a emerger. En los orígenes de la Legión, cuando no había más que convicción y espíritu de sacrificio, Bermúdez había declinado todas las invitaciones para asumir la coordinación militar. Ahora, repentinamente se presentaba con la venia de Buenos Aires y el estandarte de la Agencia Central de Inteligencia, reclamando con autoridad el control total del movimiento. Así comenzó un nuevo capítulo en la historia de la resistencia nicaragüense. Fue la primavera de la Contra de Ronald Reagan y el invierno de la Legión 15 de Septiembre. 85

86 6 LA CIA EN ACCIÓN No se fíen del caballo, troyanos, o cualquier cosa que parezca, temo de los griegos aun cuando traen regalos Virgilio LA IMPOSICIÓN DE BERMÚDEZ Por segunda vez en el presente siglo, la historia contemporánea de Nicaragua estaba siendo moldeada por la potencia del Norte. En 1932 las autoridades norteamericanas habían impuesto un jefe director de la Guardia Nacional omitiendo las sugerencias del presidente Sacasa cuyo candidato favorito para tal cargo, el general Carlos Castro Wassmer, ni siquiera fue tomado en cuenta. Ahora casi medio siglo después, estaban unilateralmente imponiendo un favorito sin auscultar un consenso en la organización. La Guardia Nacional había sido la víctima de aquella pobre escogencia y ahora la Legión misma, producto de esa secuela, era sometida a la misma experiencia. Nacida como ya lo hemos relatado, del entusiasmo truncado de las últimas generaciones de oficiales profesionales distanciados de la corrupción y empeñados constantemente en preparación académica y actividad bélica a niveles nunca antes experimentados por la Institución, 86

87 portaba en sí, el deseo de redención. Somoza García y luego Somoza Debayle habían transformado una institución nacional en fuerza partidista, familiar y personal. Tan personal que cuando el último decidió marcharse, la GN se desvaneció. Enrique Bermúdez que al comienzo había sido el favorito de los legionarios originales para el cargo de Coordinador Militar por sus relaciones en Washington donde se desempeñaba como Agregado Militar a la caída del régimen, había repetidamente declinado toda participación y descartado abiertamente la invitación para trasladarse a Centroamérica por razones personales; ante tal postura, la Legión lo había inhibido de participación activa en el seno de la misma. En los reglamentos constitutivos de la organización se había estipulado que las posiciones en el Estado Mayor no podían ser adjudicadas a miembros que no se trasladaran a Centroamérica para empeñarse tiempo completo en los objetivos de la Legión. También se contemplaba el carácter abierto de las posiciones de mando: podían ser desempeñados por civiles o militares por igual y más importante, se especificaba enfáticamente que los rangos de la antigua Guardia Nacional quedaban sin efecto en la Legión. Fue así como en la primera asamblea de la legión efectuada en Guatemala, fueron elegidos Edmundo Chamorro, un civil y Guillermo Mendieta, un militar como coordinadores de la Legión. Después del regreso del tercer grupo, el Destacamento 120, de Buenos Aires, se efectuó en Guatemala otra asamblea para tratar la reorganización de mando en la organización. Ahora con la presencia de Enrique Bermúdez que misteriosamente había sido impuesto en Argentina y donde había abiertamente expresado su desdén por el concepto legionario: No te das cuenta que la Legión y todas esas babosadas que ustedes estaban enseñando en la Escuelita ya se acabaron. Con los gringos mandando ahora, tenés que olvidarte de todas esas pendejadas nacionalistas. No volvás a mencionar el nombre de Sandino y menos aún el de Torrijos. Si querés asegurar tu porvenir, montate en el carro sin hacer preguntas, sin sugerir nada, porque ellos, los gringos, van a dirigir toda esta mierda ahora. Fueron las palabras textuales llenas de prepotencia que Enrique Bermúdez había expresado a Mendieta en Buenos Aires. Conocedor de la nueva escogencia americana, optó por despejar las dudas desde un comienzo. Se había claramente perfilado como el perfecto yes man para los intereses estadounidenses. No era asunto de rechazar la ayuda de los Estados Unidos pues sin ella nada hubiera sido posible, sino de aceptarla con dignidad e independencia personal. La segunda asamblea en Guatemala resultó ser un acalorado debate donde hubo de todo. Los legionarios originales que nos habíamos ilusionado con un proceso renovador ejemplar, sabíamos que, de una u otra manera, estábamos perdiendo terreno ante 87

88 imposiciones fuera de control. Se hizo evidente una fisura en el concepto inicial. Los antiguos miembros de Juventud Democrática como Fernando Avellán, Néstor Núñez, Silvio Mayorga, Carlos García, Iván Bendaña, Guillermo Ortega y otros, defendían la postura original y el historial de Mendieta. Por el contrario, Noel Ortiz y León Jirón, defendiendo el esquema anterior de la GN y los intereses tradicionales producto de ese esquema, manifestaron oposición al rumbo independiente de la Legión. La agenda ya estaba secretamente manipulada para apartar a Mendieta e imponer a Bermúdez. Fue una reunión histórica y al final, Mendieta aceptó un nuevo cargo como encargado de relaciones públicas y responsable de la Radio 15 de Septiembre. Enrique Bermúdez fue confirmado como Coordinador Militar y Maximiliano Pérez como Coordinador Político. Veinticuatro horas más tarde, Maximiliano Pérez renunció a su cargo y Bermúdez asumió la responsabilidad total como Coordinador Político-Militar de la organización. UN NUEVO NOMBRE De ahí en adelante sólo fue cuestión de tiempo para Bermúdez. La mesa fue servida en detalle con el exclusivo diseño de William Cassey y con meseros argentinos vestidos para la ocasión. Un personaje argentino conocido como coronel Villegas apareció en público y con plena autoridad comenzó a impartir órdenes directas. La mística inicial de la Legión fue descartada y los dólares por doquier, comenzaron a doblegar voluntades. De todos lados aparecieron personajes cuya ausencia había brillado en la época incipiente de sacrificio. Una gota de miel atrae más moscas que un litro de hiel había dicho Abraham Lincoln, pero en este caso, por la avalancha de voluntarios, parecía más bien un río de miel. Pilotos, médicos, empresarios y políticos, buscaban como ayudar en lo que fuera necesario con calculado entusiasmo. En Miami, el primer día de septiembre de 1981, la Agencia Central de Inteligencia organizó una reunión política donde los firmantes de un documento acordaron sustituir el nombre Legión 15 de Septiembre, con el de Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN). Los firmantes eran Enrique Bermúdez Varela, el 380 y José Francisco Cardenal, el Chicano. También a la nueva cúpula se había integrado el Sr. Mariano Mendoza, un antiguo líder sindical entonces exiliado en Miami. Bajo el mando de Enrique Bermúdez, el reorganizado movimiento sufrió un cambio de rumbo, un giro de 180 grados. La menor acción tenía que ser aprobada por los patrocinadores como él solía referirse a gringos y argentinos por igual. Los planes previos y las operaciones especiales para golpear los puntos medulares de la maquinaria 88

89 sandinista quedaron fuera de contexto y apareció el enfoque sospechado. El manejo encauzado de planes y recursos que aseguraran primordialmente, la estrategia norteamericana de desviar o detener el flujo de armas y recursos sandinistas a El Salvador. Los primeros ataques del FDN no fueron contra el sandinismo sino contra el concepto legionario que había impregnado a los miembros originales del movimiento y representaba ahora un obstáculo incómodo para el nuevo rumbo y el nuevo jefe. El primero en ser embestido, como era de esperarse, fue Guillermo Mendieta. Un día fue llamado a la oficina del General Gustavo Álvarez y simplemente se le ordenó abandonar el país por razones de seguridad. El segundo en ser presionado fue Pedro León Rivera, un auténtico profesional cuya honestidad lo impulsaba a rechazar las imposiciones que se desviaban del sentido práctico de empeño militar, y del objetivo general opuesto a conveniencias personales. Los legionarios originales para quienes la mística establecida desde un comienzo y no los intereses personales, era la norma de conducta aglutinante, conscientes del sacrificio en contraste a las prebendas ahora abundantes, comenzamos a replegarnos. Rápidamente aparecían los reemplazos con promesas de salarios y medios de sustento. Alrededor de Bermúdez se formó un nuevo Estado Mayor: Emilio Echaverry, Rafael Ascencio, Donald Torres, Armando López y Ricardo Lau. Se colocaron listas negras en las oficinas de migración del aeropuerto Toncontín y la Contra comenzó a ser manejada bajo el mismo procedimiento y las mismas costumbres de la desaparecida Guardia Nacional. Para fines de 1981 el nuevo procedimiento se había consolidado. Bermúdez era ya el fiel intérprete de las condiciones de los patrocinadores y al amparo de su sombra se comenzaron a cometer abusos contra los que tenían otra visión y valientemente se manifestaban en todos los niveles. A la salida de Mendieta, Pedro León Rivera, Carlos Rodríguez y resto del estado mayor legionario, siguió mi renuncia en diciembre de Posteriormente se denunciaron los primeros actos criminales como el asesinato de Iván Bendaña en Danlí, para mencionar un caso específico. A pesar de todo, el eco de la Legión resonó a través de todo el proceso posterior: la Radio 15 de Septiembre con su nombre, le recordaba a todo el mundo, los orígenes idealistas y patrióticos de la organización inicial; las Fuerzas de Tarea del FDN fueron el diseño original plasmado en el Manual del Legionario; el ejemplar empeño de legionarios como Hugo Villagra que desde el interior del país asumían tareas de sacrificio lejos de las comodidades de la ciudad, para despertar la conciencia de un Estado Mayor que insistía en procedimientos trasnochados y actitudes sumisas ante los patrocinadores. Al final, el camino en general quedó despejado, la mayoría de legionarios entrenados en Argentina y Guatemala fueron poco a poco replegándose del FDN ante la nueva realidad. Habíamos aprendido una gran lección, pero no estábamos dispuestos a equivocarnos nuevamente. 89

90 7 LA GUERRA DESCONOCIDA Porque cuando el Único Gran Anotador viene para comprobar tu desempeño, Él anota, no si ganaste o perdiste, sino cómo jugaste el partido G. Rice LEGIONARIOS Y MISKITOS La rebelión de las etnias indígenas del Atlántico Norte de Nicaragua dio paso a la organización MISURA (Miskitos, Sumos y Ramas) que llevó el peso de la lucha antisandinista en la RAAN (Región Autónoma del Atlántico Norte). Los miskitos, etnia mayoritaria, fueron acompañados por los sumos, segunda etnia en importancia y simbólicamente por los ramas, ya casi en estado de extinción. Los sandinistas que tempranamente habían iniciado una feroz campaña represiva contra los indios miskitos, encontraron digna resistencia en todas las comunidades indígenas a lo largo del Río Coco. La rebelión se generalizó cuando los sandinistas intentaron reubicar comunidades enteras implementando una sistemática destrucción de las comunidades ribereñas que culminó con un masivo éxodo de la población entera hacia Honduras. La población indígena de las comunidades, tras cruzar el Río Coco, encontró refugio en la Mosquitia hondureña y asentamiento seguro en la zona de Mokorón. Allí se organizó la lucha antisandinista en el Atlántico que eventualmente llegó a ser la lucha más auténtica y legítima ante los ojos del 90

91 mundo, pues la propaganda sandinista jamás pudo desprestigiarla como lo hizo con las otras organizaciones: FDN y ARDE asentadas en Honduras y Costa Rica respectivamente. Muy temprano en 1980 hubo una alianza natural entre los miskitos y la Legión 15 de Septiembre. Bruno Gabriel y Eduardo Pantin fueron los primeros miskitos que, huyendo de la represión, hicieron contacto con la Legión en Honduras. Luego llegaron a Guatemala para ser entrenados en las bases legionarias, otros dirigentes indígenas como Alfonso Smith, Kenneth Buschy y Tobías Suárez. Cuando poco después apareció en escena Steadman Fagoth, el amarre entre miskitos y legionarios fue más formal. Con la imposición de Bermúdez y la transformación de la Legión 15 de Septiembre en FDN, Fagoth mantuvo una postura independiente y logró con el tiempo, apoyo directo de la C I A para el teatro de operaciones del Atlántico Norte en completa autonomía y sin ingerencia directa de Enrique Bermúdez y el estado mayor FDN. Cuando los dirigentes originales de la Legión fueron forzados a salir de Honduras, Fagoth buscó ayuda en las Fuerzas Armadas de ese país, pero ésta no se dio hasta que el general Gustavo Álvarez fue hecho prisionero por un grupo de oficiales hondureños y mandado al exterior en exilio forzado. El gestor del complot había sido el Coronel Walter López de la Fuerza Aérea, reconocido héroe de la Guerra del Fútbol contra El Salvador. Uno de los seguidores del coronel López en esta acción fue el coronel Erick Sánchez que en 1967 se había graduado en la Academia Militar de Nicaragua como oficial de infantería. Después del complot, el coronel Erick Sánchez fue asignado al 5to. Batallón de Infantería cuyo cuartel general estaba ubicado en Puerto Lempira y controlaba toda la Mosquitia hondureña incluyendo la zona de Mokorón donde se había refugiado el grueso de miskitos nicaragüenses después del éxodo masivo provocado por la represión sandinista en las comunidades del Río Coco. Una de las tareas asignadas al coronel Sánchez por la nueva cúpula militar hondureña, fue la organización militar de los indios miskitos para abrir un nuevo frente de acción en el Atlántico con la masa miskita entrenada militarmente para la lucha antisandinista en esa región. 91

92 LA ÚLTIMA AVENTURA El coronel Erick Sánchez que había sido mi compañero de promoción en la Academia Militar de Nicaragua, no tardó en recomendarle a Steadman Fagoth, líder reconocido de los miskitos en Honduras, la necesidad de una asesoría militar para acelerar la preparación, el entrenamiento y la organización de combate de los voluntarios miskitos. La recomendación de Sánchez recayó en mi persona y acto seguido Fagoth viajó a Miami junto al reverendo Witclif Diego, miembro del Consejo de Ancianos, para hacerme la invitación de ayudar a los misuras como asesor militar. La invitación fue cortés y sencilla, portaba en sí la urgencia y el apoyo concreto del coronel Sánchez en la zona de preparación. Mi única condición fue establecer desde un comienzo, autonomía operacional del FDN cortando cualquier ingerencia de su estado mayor en la planificación y conducción de las operaciones militares en el frente Atlántico. Como esta condición fue ratificada enfáticamente por el mismo Fagoth, el siguiente paso fue preparar mi mochila para esta última aventura y dos días después estábamos aterrizando en el aeropuerto internacional de Toncontín en Tegucigalpa. Seguidamente Fagoth y yo fuimos llevados directamente a una casa residencial muy amplia ubicada en un suburbio tranquilo donde un equipo de orientación de la C I A nos dio una disertación sobre la situación militar en Nicaragua y el concepto estratégico que se iba a manejar con la apertura del frente Atlántico asignado exclusivamente a la fuerza militar miskita. Al día siguiente fuimos aerotransportados a la zona de Rus Rus en la Mosquitia hondureña, lugar seleccionado para la preparación final y de donde se infiltrarían las primeras fuerzas de tarea en diciembre de Según el delegado principal de la C I A, el esfuerzo general organizado en los países vecinos, Honduras y Costa Rica, sería desarrollado inicialmente por las tres organizaciones: FDN y MISURA en el Norte y Atlántico y ARDE en el Sur, con sectores de responsabilidad definidos, apoyo encubierto de los países mencionados y completa responsabilidad logística de Estados Unidos. 92

93 EL FRENTE ATLÁNTICO La tarea inmediata fue organizar las fuerzas de tarea para infiltrarlas adecuadamente a territorio nicaragüense, luego establecer límites de sector para cada una de ellas y seguidamente enumerar prioridades para implementar el proceso con método, objetivos claros y empleo eficiente de los recursos disponibles. También la secuencia de eventos demandaba un esquema de tiempo para la preparación y la infiltración inicial, así como una visión en profundidad de objetivos potenciales en el vasto sector Atlántico. Todos mis apuntes, mapas, gráficos y fotos de esa época, fueron adjuntados en el original de este libro y dado el carácter técnico de este relato, pueden ayudar mejor al lector para asimilar el desarrollo del presente capítulo. En este compendio todas las ilustraciones pertinentes se omitieron para enriquecer el texto y actualizar los detalles en lenguaje menos técnico y más descriptivo en términos generales. De acuerdo a los factores de tiempo disponible y espacio usable, la estrategia general para esta zona se enmarcó en fases operacionales con métodos de evaluación progresiva para modificar los cursos de acción de acuerdo a los resultados esperados positiva o negativamente. Toda acción militar tiene un sustento político y como era de esperarse, esa fue la tarea reservada para Fagoth y el Consejo de Ancianos de los indios miskitos, que, en la tradición indígena, por su edad, merecen respeto y obediencia en las decisiones que afectan a la comunidad entera. Por lo tanto, este recuento es netamente militar y en algunos casos, las acciones y proyecciones relatadas, carecieron del apoyo de los dirigentes políticos indígenas cargados en su interior, de profundas reservas sociológicas a lo largo de todo el proceso de lucha. PRIMERA FASE Después de semanas de preparación, se inició la primera fase de operaciones en el TOCA (Teatro de Operaciones de la Costa Atlántica) con la infiltración al territorio nicaragüense de cinco fuerzas de tarea; cada fuerza de tarea compuesta de dos cientos combatientes, lo que sumaba un total de mil hombres que habían sido entrenados y equipados para la guerra irregular. Los hombres de punta cruzaron el majestuoso Río Coco por diferentes puntos durante la Navidad de 1982 bajo continua lluvia, condición atmosférica aceptable en términos de sorpresa. El concepto operacional para esta primera fase contemplaba el establecimiento de bases internas en terreno favorable, efectuar reconocimientos alrededor de objetivos primarios, golpear al enemigo en sus puntos débiles, evaluar la 93

94 capacidad de reacción de la maquinaria sandinista en la zona fronteriza y establecer enlaces de cooperación con la población interna para obtener alimentos sin tener que depender continuamente de los centros logísticos de retaguardia. Sin descuidar las directrices estratégicas, se les dio a los comandantes de fuerzas de tarea, autonomía operacional para las decisiones tácticas y control regional. A finales del mes de febrero de 1983, los resultados de esta fase inicial eran mixtos. Se reportaron los primeros contactos en la región minera, Francia Sirpe, Kum, Torre Dos y Bismona Tara. Aunque las bajas propias sumaron quince entre muertos y heridos, se calcularon más de cien para el enemigo a lo largo del sector infiltrado que comprendía terreno montañoso y despejado al mismo tiempo. Sin embargo, los resultados esperados no alcanzaron la meta y la siguiente fase se planificó en base a los resultados previos, tomando en cuenta las capacidades propias y enemigas del momento. SEGUNDA FASE La segunda fase de operaciones en el TOCA comenzó en marzo de 1983 bajo condiciones atmosféricas óptimas, relativa experiencia obtenida en tres meses de operaciones y esperanzadoras proyecciones para compensar las deficiencias previas. Esta fase contemplaba la infiltración de cuatro fuerzas de tarea adicionales en apoyo a las cinco anteriores con objetivos más profundos. El concepto operacional exigía esta vez, un aislamiento inicial del sector minero controlando rutas de acceso, más presión sobre las rutas a Puerto Cabezas efectuando operaciones especiales en el Sin Sin, Wawa y el Prinzapolca, así como en la ruta Leimus-Tronquera. El énfasis principal era asegurar el apoyo local sin abierto control físico de áreas específicas. En resumen, debilitar al enemigo y controlar sus rutas de abastecimiento. En marcado contraste con las expectativas, los resultados iniciales demostraron todo lo contrario. Efectuada la infiltración de estas fuerzas de tarea, ninguno de los objetivos programados fue alcanzado. El factor humano dejó al descubierto las primeras fisuras para una seria evaluación de la capacidad bélica de las etnias indígenas del Atlántico donde el patriotismo puede ser superado por costumbres e intereses comunitarios con raíces arcaicas. Los cuadros de mando fallaron en conjunto causando un peligroso impasse y una pérdida total del ímpetu logrado en la primera fase. La única actividad registrada fue una pequeña escaramuza en los alrededores de Santa Clara y, en 94

95 consecuencia, la fuerza en su totalidad, fue sometida a nueva reorganización. En general esta segunda fase en sus resultados, decapitó las expectativas de una campaña rápida y decisiva en el Atlántico Norte y estableció las pautas para un recomenzar más pragmático que dio la impresión de haber avanzado dos pasos y luego retrocedido tres. TERCERA FASE La tercera fase que comenzó la última semana de abril de 1983 fue dedicada a entrenamiento y reentrenamiento. Se estableció el CIMM (Centro de Instrucción Militar Misura) y mediante cursos intensivos de cuatro semanas se creó una reserva táctica adecuada y refuerzo constante para el personal interno empeñado en acción de combate. Todo el personal disponible pasó por el CIMM a su debido tiempo y cuando la masa Misura disponible se agotó, el CIMM fue desactivado. De una u otra manera, la fuerza Misura al final, estaba militarmente entrenada y los desenlaces tácticos en el futuro sirvieron para evaluar con más precisión, la capacidad bélica de la etnia miskita. Todavía no se experimentaban logros tácticos de relevancia y no por falta de recursos sino por factores sociológicos que generalmente no iban de la mano con las exigencias de combate en situaciones de sacrificio y entrega personal. CUARTA FASE Al agotarse la masa Misura disponible para entrenamiento y combate, el CIMM cerró sus puertas y todo lo que vino después, quedó enmarcado en esta cuarta y última fase del Teatro de operaciones de la Costa Atlántica. Al concluir el año 83, se había generalizado una especie de estancamiento táctico. Aparte del tesoro político que la causa indígena miskita representaba en el ámbito internacional, el desarrollo táctico, por el contrario, era pobre en resultados convincentes. A seis meses de iniciadas las operaciones, esta fase contemplaba la activación general de cinco focos de resistencia interna alrededor de las principales poblaciones para darle un giro insurreccional a todo el proceso de lucha antisandinista en el Atlántico Norte y lo que resultó en cambio, fue un insistente desdén por la actividad agresiva que causaba semanas de impasse. La ribera Norte del Río Coco era más segura que la ribera Sur y al final del año 83, el tráfico humano indígena era más nutrido hacia el Norte, es decir en la dirección contraria. En mi condición de asesor militar 95

96 de la fuerza Misura, propuse a Fagoth la necesidad de implementar planes alternos de acción para recuperar el tiempo perdido y consolidar militarmente el apoyo político y la simpatía mundial por la causa indígena en el Atlántico nicaragüense. Todos los planes alternos y proyectos para retomar la iniciativa bélica en el TOCA, quedaron en el papel. En la edición original de este libro se pueden apreciar los mapas y gráficos pertinentes que cuidadosamente conservé para futuras referencias. En Octubre de 1983 ante la inesperada decadencia de acciones ofensivas en el interior del país, intenté despertar el interés de la dirigencia miskita con las siguientes observaciones: Aspectos Militares de la Lucha Antisandinista en el Atlántico En esta etapa de la lucha antisandinista, el factor militar no debe ser considerado aisladamente, sino en un contexto estrechamente relacionado con los factores políticos y económicos para poder alcanzar un desenlace favorable al concepto democrático que nos anima. Entre los Principios de Guerra que guían las operaciones militares, el principio de Objetivo es el primordial y debe ser entendido por todos y cada uno de los combatientes. En nuestro caso particular, el objetivo estratégico es la instauración de un sistema democrático en Nicaragua; mientras que el objetivo táctico, debe ser la destrucción o neutralización de las fuerzas enemigas. Para tal fin, hay varios métodos operacionales o sistemas de lucha: guerrillas, operaciones convencionales a baja intensidad, operaciones convencionales en mayor escala, etc. Lógicamente las operaciones irregulares constituyen el método de lucha más favorable en esta etapa. Debemos desterrar de nuestra mente cualquier inclinación hacia lo convencional por ahora, aunque lógicamente, las etapas finales de la guerrilla sean guerra de movimiento a lo convencional. Debemos estar seguros, aunque algunos hechos indiquen lo contrario, que este método de lucha nos da la ventaja y por consiguiente pone al enemigo a la defensiva, lo cual es tener ventaja. La vasta extensión de la Costa Atlántica constituye nuestro mejor aliado y en este sentido, la cantidad de enemigos en el área no significa nada. Por mucha fuerza que el enemigo tenga, jamás podrá controlar cada kilómetro cuadrado en el Atlántico. La única alternativa que tiene es concentrar fuerzas en puntos estratégicos: Puerto Cabezas, Tronquera y las Minas. Esto naturalmente, también lo hace vulnerables porque llegará el momento en que, empeñando adecuadamente nuestros recursos, podremos aislarlo en sus puntos fuertes. Para eso no es necesario aniquilarlo físicamente, sino controlar sus líneas de abastecimiento. Otro aspecto importante de esta lucha, al que también debemos dar atención, es el Factor Biológico. Esto no es más que la confrontación inicial de Masa contra Calidad. Si el sandinismo puede defender sus posiciones con numerosos reclutas que nos sobrepasan en número, nuestra 96

97 alternativa victoriosa estará en la calidad de nuestros propios combatientes. La calidad moral, espiritual e ideológica, son mucho más importantes para la victoria, cuando están armónicamente integrados con la calidad física, después de un entrenamiento apropiado. La victoria se visualiza en las esferas políticas, pero son los combatientes con estas cualidades, los que la hacen posible. TEA (Tropas Especiales del Atlántico) Cuando llegó la Navidad de 1983, un año después de las primeras infiltraciones a través del Río Coco, no teníamos mucho que celebrar. El CIMM desactivado por la falta de reclutas para entrenamiento, había marcado una cruda realidad: la masa Misura se había agotado. A esto se agregaba el pobre desempeño bélico en las operaciones ejecutadas y la falta de aprobación para otras de mayor riesgo. La política controlaba los aspectos más atrevidos del plan general y el concepto tuvo que ser reducido a niveles tácticos ínfimos. Para evitar una parálisis total y haciendo énfasis en la calidad sacada de cantidad, nació el último proyecto, la creación del grupo TEA. Del grueso de la fuerza Misura, se reclutaron voluntarios para este grupo comando especial que fue sometido al más riguroso entrenamiento que fuerza alguna haya experimentado en los años de la Contra nicaragüense. Dos entusiastas instructores: Alberto Fuentes y Alcides Espinoza monitorearon constantemente al grupo en todas las fases de entrenamiento para convertirlo en el orgullo de la historia militar de los indios miskitos. Autosuficiente y altamente especializado, este grupo especial organizado en cuatro destacamentos, se convirtió en paracaidistas, buzos, zapadores y artilleros. Asistieron a la Escuela de Paracaidismo del Ejército de Honduras en modalidad encubierta, aplicada también al área anfibia por medio de personal estadounidense especializado, amén del entrenamiento táctico y técnico al estilo de los Lanceros colombianos o los Kaibiles guatemaltecos. Eventualmente fue el famoso reportero Jack Anderson quien los sacó del anonimato cuando relató en una de sus periódicas columnas, hazañas e interioridades del grupo. Para mí y los instructores que hicieron posible todo ese esfuerzo, fue una reivindicación especial y el último aporte militar al proceso de cambio en Nicaragua. A partir de 1984, las operaciones en el Atlántico se mantuvieron a baja intensidad; aparte del ataque coordinado a La Tronquera, no hubo nunca algo espectacular. El combatiente miskito resultó ser en general, un ente muy apegado a su tradición familiar cuando las faenas de la guerra, demandaban lo contrario. Las deserciones antes o después del combate, se encubrían con problemas familiares y la dedicación de unos pocos, no pudo encauzar el proceder de los muchos. Bajo estas circunstancias, la guerra en el TOCA fue 97

98 una guerra desconocida, de logros tácticos mediocres y de expectativas estratégicas calculadas. Tiempo traducido en desgaste era todo lo que necesitaba la descomunal máquina de combate sandinista. Con el tiempo los misuras se volvieron irrelevantes para los intereses de los patrocinadores y después de meses de olvido, ni siquiera hubo una silla para ellos en Sapoá. 98

99 8 TIEMPO DE INTRIGAS No había necesidad de limpiar la casa después de todo. Al cabo de cuatro años, el polvo ya no molesta Q. Crisp EGO E INTENCIÓN El proceso de lucha armada antisandinista fue una prueba necesaria para todos los que participamos de una u otra forma en ella. Para los que fueron guiados, la experiencia pudo haber sido angustiosa y decepcionante. Para los que guiaron, un ensayo más de nuevas oportunidades tratadas con fórmulas de antaño. Al final quizá todo fue omisión de plena sinceridad. Esa sinceridad genuina resultante de una simple triangulación: pensamiento, palabra y acción. Cuando no hacemos lo que decimos y no decimos lo que pensamos, perdemos el verdadero propósito de cualquier actividad humana. Las intrigas que habían orquestado los defensores del statu quo anterior para descartar el concepto renovador de la Legión e insistir en los procedimientos de antaño bajo otro nombre, se volvieron como un bumerang para los dirigentes del FDN. Ante los ojos del mundo, nada parecía auténtico. No sólo por el apoyo de los Estados Unidos que se había convertido en el escándalo político Irán-Contra sino por el manejo desprestigiado de los dirigentes. Mediante jugosos sueldos, el Directorio Político mostraba cohesión oportuna al mismo tiempo que empañaba una imagen auténtica. 99

100 En el estado mayor FDN, los antiguos vicios de la desaparecida GN volvieron a renacer al amparo de la abundancia y el ego. Todos los miembros de la cúpula de mando con asiento en Tegucigalpa, actuaban con sus antiguos rangos y con actitud sumisa ante los patrocinadores que nunca comprendieron la verdadera historia de Nicaragua. Las figuras conocidas de Ricardo Lau el Chino y Emilio Echaverry el Fierro, formaron junto a Enrique Bermúdez el 380, un permanente triángulo de discordia en las bases combatientes del FDN. La desmedida protección de las autoridades hondureñas en el período del general Gustavo Álvarez, encubrió las arbitrariedades generadas por ese triángulo. La insistencia de los argentinos en apegarse a los viejos rangos de una estructura desaparecida, empañada políticamente y la conducción calculada de la Agencia Central de Inteligencia, imponiendo un esquema estratégico de distracción, resultaron al final, ser los síntomas de una enfermedad crónica de la cual el FDN jamás se recuperó. A fines de 1984 había un impasse en los tres frentes de acción. En el Sur, la fuerza ARDE de Edén Pastora, paralizada a raíz del atentado personal contra éste en La Penca. En el Atlántico, la fuerza Misura sin imponerse en los centros vitales de las Minas y los alrededores de Puerto Cabezas. Y en el Norte, el FDN afrontando una rebelión interna de sus comandantes en el interior del país. Un esfuerzo coordinado de los tres frentes jamás fue impuesto por los patrocinadores y lamentablemente, cada frente quería protagonismo propio en su respectiva zona. Edén Pastora rechazaba constantemente una unificación con el FDN por considerar a Enrique Bermúdez y su estado mayor, como auténticos guardias somocistas del pasado. Por su parte, Steadman Fagoth rechazaba una alianza con su cuñado Brooklyn Rivera que se había distanciado inicialmente de él, para plegarse con otro grupo miskito bajo la sombra de Pastora. En Honduras los patrocinadores se oponían a todo cambio en la cúpula del FDN; la fuerza táctica había crecido en números, pero la conexión quebrada de la cúpula con la masa combatiente, ahogaba el ímpetu operacional deseado. El general Walter López promovió varias reuniones en Tegucigalpa para impulsar la unificación de los tres frentes de acción. Todos los intentos de formalizar una unión FDN- ARDE resultaron en fracaso. En el Frente Atlántico, el que más insistió en la unificación de los Misuras bajo Fagoth y los disidentes bajo Brooklyn Rivera, fue el coronel Sánchez del 5to. Batallón de Infantería con su cuartel general en Puerto Lempira. Ante esta situación, la Agencia Central de Inteligencia dirigió todo su esfuerzo hacia el Norte. El FDN se convirtió en el único recipiente de la ayuda encubierta disponible. Poco tiempo después, la ayuda financiera le fue cortada al Frente Sur de Pastora y los Misuras fueron mantenidos al mínimo, y eventualmente dejados a su suerte como factor decorativo. 100

101 Irónicamente, mientras más apoyo recibía el FDN, más descontento emergía de sus bases combatientes. De una reunión de comandantes descontentos efectuada en un punto fronterizo conocido como Banco Grande, surgió un documento devastador en críticas contra el Directorio y Estado Mayor FDN, enumerando todas las anomalías, abusos, incompetencias y actos de corrupción en un lenguaje popular y directo. Luego todos los comandantes de Grupos y Fuerzas de Tarea, en abierta actitud de rebeldía, firmaron un comunicado, una especie de ultimátum al Directorio del FDN pidiendo la inmediata destitución de todos los miembros del Estado Mayor y la separación de Enrique Bermúdez del Directorio Político. En términos más concretos y urgentes, el nuevo comunicado enfatizó más que todo, la incapacidad y la corrupción de la cúpula militar que en nada generaban mayor confianza y auspiciaban, por el contrario, el deterioro de la moral de combate. En Tegucigalpa el cuestionado Estado Mayor la emprendió contra el comandante de las tropas en el interior de Nicaragua, el legendario Hugo Villagra que, en los tiempos de la Legión, había sufrido prisión en Costa Rica y El Salvador y que, desde el interior del país, exigía transparencia para que los recursos fueran empleados eficientemente en el interior de Nicaragua. Al final, toda esta situación embarazosa terminó con la renuncia no de los acusados de corrupción e ineptitud, sino del propio Villagra en los siguientes términos: DEL: COMANDANTE DEL TEATRO DE OPERACIONES FDN A: COMANDANTES FDN Y FUERZAS DE TAREA 1 Por la presente circular informo a ustedes que a partir de esta fecha estoy renunciando al cargo que desempeño actualmente y retirándome de la Organización Fuerza Democrática Nicaragüense. Las razones que me motivan a tomar esta decisión se basan fundamentalmente en mi desacuerdo con la conducción de nuestra lucha y a la carencia de un liderazgo auténtico, profesionalismo y ética en la mayoría de los militares que ocupan posiciones en el estrato superior de la rama militar de FDN quienes han hecho un modus vivendi de esta causa sagrada. 2 Así mismo, les prevengo ante las oscuras y maquiavélicas maniobras que se dan en el Estado Mayor al incorporar a las posiciones de mando, a una camarilla de los mismos oficiales burocráticos de las viejas generaciones corruptas que jamás dispararon un fusil, que abandonaron a su tropa ayer y que hoy ocupan cargos en la comodidad de la retaguardia, pasando por encima de los jóvenes 101

102 con mayor antigüedad, militancia y méritos dentro de la organización, complementando otros cuadros serviles e incondicionales que aunque teniendo acaso alguna antigüedad en el movimiento, se han caracterizado por su prepotencia y desprecio al valor de los Comandantes que sí han estado arriesgando sus vidas en las zonas de combate. 3 Considero que, por respeto y reconocimiento al heroísmo y sacrificios de nuestros campesinos en las montañas de nuestra Patria, mis principios morales me obligan hacer pública exposición de esta situación existente que afecta negativamente la posibilidad de liberar a nuestra querida Nicaragua 4 A los jóvenes comandantes de Fuerzas de Tarea, sus planas mayores y jefes de grupos de combate que llenos de fervor patriótico me acompañaron en la conducción de la lucha acá en suelo nicaragüense, manifiesto una vez más mi admiración y aprecio por el gran trabajo que han estado desarrollando, aún enfrentando los problemas adicionales ocasionados por la negatividad de la dirigencia superior. 5 En consecuencia, les informo que dejo de pertenecer a FDN, pero continuaré siempre en las trincheras de lucha por la liberación de la Patria y en búsqueda de nuevas formas, lugares y organizaciones en las que pueda aportar algo en la cruzada libertaria. Que Dios les proteja siempre! La renuncia de Villagra fue la última clarinada sobre el estado de cosas dentro del FDN y un claro ejemplo de cómo se manejó hasta el fin de sus días, la Contra del presidente Ronald Reagan. Por supuesto que Reagan jamás conoció los detalles. Suyos fueron los sueños y la visión de liquidar el Imperio del Mal como él solía llamar a la Unión Soviética y sus satélites. De otros, fueron la estrategia y los controles del proyecto Contra en Nicaragua. La Contra en el diseño de los patrocinadores quedó para la historia y a lo largo del camino recorrido desde entonces, quizá es oportuno recordar las palabras del filósofo y poeta romano Lucrecio: Nada puede ser creado de nada. 102

103 9 SACRIFICIO ESTÉRIL La Guerra es dulce para aquellos que no combaten Erasmo ÚLTIMOS INTENTOS Para los hombres que día a día en situación de combate, privados de las comodidades cotidianas, del contacto familiar, y dedicados por entero a una causa que en su interior es producto del deber y la responsabilidad de dar algo sin esperar nada, la prolongación indefinida de la guerra se vuelve una tragedia. La lucha antisandinista terminó siendo ese tipo de conflicto que inexplicablemente se prolongaba sin aparentes resultados. Una especie de permanente agonía y frustración constante al tener los recursos y no emplearlos adecuadamente para forzar un desenlace contundente. El monstruo sandinista tan temido en los primeros meses de represión sistemática, había engordado tanto, que sus pasos eran lentos y su aliento fétido. Una chusma de resentidos, una burocracia ignorante de los verdaderos propósitos del estado, una inversión de los valores tradicionales de la sociedad nicaragüense y una masa de noventa mil hombres armados sin posibilidad de sustento económico indefinido, eran en los años ochenta, características principales de aquel inmenso globo sandinista que sólo necesitaba de pinchazos sistemáticos porque en sí, albergaba su propia destrucción. Sin embargo, la Contra, hija de la nación más poderosa del mundo y con el apoyo general del campesinado nicaragüense, postergaba 103

104 las oportunidades doradas para pinchar por doquier ese globo desproporcionado y agilizar su inevitable colapso. A finales de 1984, del TOCA salieron varias iniciativas para dejar de lado las permanentes diferencias o rivalidades entre los tres frentes financiados y presentar una acción coordinada ente la improvisada masa militar sandinista. Propusimos un Directorio Integrado y un Estado Mayor Conjunto para planificar y coordinar las operaciones militares hacia el corazón estratégico; también la instauración de una zona liberada en el Atlántico, como punto de partida para el plan general. Nuestros líderes aparentemente no captaban la urgencia y los patrocinadores no sentían la necesidad de actuar. De una u otra manera, la comunicación entre los patrocinadores y la dirigencia era efectiva pero el trasfondo de intención verdadera llegaba confuso a los niveles combatientes. En forma no oficial fui enviado por Fagoth a Costa Rica para proponerle una coordinación efectiva a Edén Pastora y efectuar acciones conjuntas en el Atlántico Norte y Sur. Nada fue posible, ni siquiera a niveles tácticos bajos. Parecía que cada frente tenía su propia agenda privada. Luego a través de Gustavo Villoldo, un antiguo agente de la CIA tras los pasos del Che Guevara en Bolivia, fui llevado a Washington ante el Consejo de Seguridad Nacional, dirigido en ese entonces por Robert McFarlane, para exponer un último plan operacional detallando la capacidad militar de las fuerzas en el Norte y Atlántico de Nicaragua y las posibilidades de emplearlas eficientemente y en forma coordinada, para un desenlace contundente. Toda la carpeta completa en original y copia detallando la situación general, la situación especial, las alternativas operacionales, los aspectos de coordinación y las prioridades básicas, quedaron en el NSC y con ello las esperanzas de una decisión favorable al sentir de la base combatiente de la Resistencia Nicaragüense. Con el tiempo, entendimos que los planes e intenciones eran diferentes. El mismo Oliver North, sacudido en el Congreso Norteamericano por el escándalo Irán-Contra, había insistido en una estrategia cautelosa contra los sandinistas porque ya habían desistido activamente, en su empeño de apoyar la lucha armada en El Salvador y en un contexto irreal, prolongó más de lo necesario, la guerra de la Resistencia Nicaragüense. Una especie de política de conveniencia a niveles altos y sacrificio simbólico a niveles tácticos. La Contra que llegó eventualmente a ser conformada por una masa campesina de más de quince mil hombres, el doble de lo que la GN llegó a tener en sus mejores años, experimentó la misma sensación de ser usada al vaivén de una política que los combatientes nunca entendieron. Las palabras de Bermúdez en Buenos Aires habían sido precisas después de todo: Los gringos van a controlar toda esta mierda ahora. 104

105 TRES PERSONAJES Alphonse Karr, el famoso editor de Le Figaro había dicho: Cuanto más cambian las cosas, más permanecen lo mismo. Nada hacía cambiar a Washington, la estrategia se había trazado sin llevar prisa aún con todos los escándalos. En Tegucigalpa, el Directorio FDN sin brillo propio, viajando por todo el mundo y jugando al papel de luchadores por la libertad; sus miembros se habían convenientemente convertidos en dirigentes políticos a sueldo y bajo tales circunstancias, la prolongación del conflicto sólo significaba más ingresos personales libres de impuestos. Personajes como Adolfo Calero, Azucena Ferrey, Aristides Sánchez, Jaime Morales Carazo y otros, de nada tuvieron que sentirse orgullosos. No hubo en ellos espíritu de sacrificio, ni patriotismo alguno porque fueron políticos asalariados y se perdieron en el laberinto de la conveniencia personal. No fueron dirigentes sino empresarios. Por la parte militar, fueron los mismos combatientes del FDN, quienes, por unanimidad, describieron con lujo de detalles a su Estado Mayor. Un grupo idóneo, sumiso y altanero que nunca olvidó el pasado ni las tragedias de la desaparecida GN y más bien tendió un puente hacia los procedimientos corruptos que habían destruido su carrera militar de antaño. Bajo ese estado de cosas, los meses y años siguientes fueron una eternidad. Al final, fueron los propios sandinistas los que más aportaron al juego del Tío Sam: Dejaron de enviar armas a El Salvador, cortaron todos sus sueños de exportación revolucionaria, invirtieron en el empeño bélico hasta el último centavo, llevaron el país entero a la ruina material y moral y finalmente se dieron a conocer ante el mundo entero por lo que realmente habían sido todo el tiempo: Nociones de todo y conocimiento de nada según el decir de Charles Dickens. Por el otro lado en el seno la Contra, sólo quedaban las recriminaciones, los mitos y las leyendas. También centenares de héroes anónimos, caídos, desaparecidos y lisiados permanentes de una guerra que les dio propósito, significado y esperanza para vivir un futuro mejor. Para ellos, el sacrificio y la dedicación, más que los resultados, siguen siendo orgullo, quizá el más auténtico de los orgullos. La Contra también fue el entorno de tres personajes, actores principales del drama: Enrique Bermúdez, el facilitón; Edén Pastora, el desconfiado y Steadman Fagoth, el indiferente. 105

106 BERMÚDEZ Enrique Bermúdez Varela, egresado de la Academia Militar de Nicaragua en 1952 donde había sido el cadete número 380, fue enviado a Brasil a estudiar ingeniería militar y a su regreso fue asignado como instructor en la Academia Militar. Luego fue asignado a la Policía de Tránsito y posteriormente seleccionado para integrar el contingente nicaragüense que formó parte de la Fuerza Interamericana de Paz que la OEA empeñó en República Dominicana. En los meses finales de la Guardia Nacional fue el Agregado Militar de Nicaragua en Washington. En 1980 cuando la Legión 15 de Septiembre lo invitó a formar parte de la incipiente organización, declinó toda participación aduciendo problemas económicos y familiares. Después que el segundo grupo de legionarios fue enviado a Buenos Aires para recibir entrenamiento de guerra urbana de acuerdo al convenio negociado entre la Legión y el Estado Mayor Argentino, Bermúdez fue reclutado por la CIA para dirigir el movimiento con otro nombre y la ayuda encubierta de la Administración Reagan. Entonces ya sin problemas económicos y familiares, se presentó en Guatemala como el ungido y a partir de entonces fue el conductor absoluto de la Contra en Honduras. Después de los acuerdos de paz y ya durante el gobierno de la señora Chamorro, visitó Managua y fue asesinado misteriosamente al salir del Hotel Intercontinental. Su muerte nunca fue aclarada y las versiones extraoficiales ubican a los autores del crimen en ambos extremos: FSLN y/o Contra en un contubernio cargado de revanchismo por los sandinistas y profundo resentimiento por los ex contras. Su desempeño como conductor militar de FDN desde Honduras siempre fue controversial. Jaime Morales Carazo, víctima directa de Daniel Ortega en la piñata sandinista, después de haberse involucrado con el Directorio y las interioridades administrativas de la Contra en Honduras, escribió en uno de sus libros el siguiente perfil de su amigo 380: De no ser por su total sumisión a los intereses norteamericanos, pudo haber desarrollado un perfil menos mediocre e indigno a la altura de las circunstancias y del papel que los gringos hicieron que recayera en él. El papel le resultó demasiado grande; era relativamente austero, sencillo, paternalista y de buen trato. Pasaba la mayor parte del tiempo en los campamentos conviviendo con los combatientes. Después de Sapoá y producida la disidencia, se distanció por temor y pérdida de respeto. Nunca dirigió o participó personalmente en un combate; no tenía inteligencia ni conocimientos, ni visión estratégica; no había podido superar su pasado de alto oficial de la Guardia. Era un complejo que le agobiaba. Por falta de independencia y carisma no tenía dotes de liderazgo, ni capacidad de generar mística. Devaluó su posición por sus indecisiones permanentes, carencia absoluta de autonomía y tendencia centralista. Muy celoso de su mando y sensible a chismes y rumores; de carácter débil y tolerante. Sus asesores personales eran de 106

107 lamentable categoría. Se convirtió más que en un comandante general de una guerrilla, en un administrador de suministros y pagador del proyecto. Para los intereses que estaban detrás de la Contra fue un excelente candidato, ya que era un perfecto yes man. PASTORA Todos en la Guardia Nacional habíamos conocido al Pastora del Palacio Nacional y al Pastora del Frente Sur en las semanas finales de la institución. Aunque tenía algunos amigos GN como el coronel Levy Sanchez, siempre expresó un profundo desdeño por los viejos oficiales, sostenes para él, del sistema opresivo somocista y también amargas críticas contra la oficialidad joven quizá por los inesperados tropiezos que sufrió en el Frente Sur. En los años de la contra, uno de los oficiales GN que más lo trató, fue Guillermo Mendieta quien estuvo asesorándolo en Costa Rica después de su expulsión de Honduras por ser considerado un estorbo para Enrique Bermúdez y el FDN. Guillermo Mendieta en su libro se refiere a su amigo Edén en los siguientes términos: Pastora es un hombre de suerte privilegiada. Había tenido la oportunidad de tomar el poder absoluto el 19 de julio de 1979, cuando únicamente él tenía tropas y armamentos para controlar la situación, pero dejó pasar el momento, alegando que no había tenido el respaldo de Alfonso Robelo y que, además, había sido traicionado por sus asesores en el frente sur. Cuando abandonó las filas del Frente Sandinista en 1981 y cruzó la frontera costarricense, lo hizo con cierto aire misterioso. Muy pronto a raíz de la muerte de Omar Torrijos, su amigo y protector, comenzó a conocerse la verdad. Había roto definitivamente con la Dirección del FSLN y buscaba respaldo de líderes latinoamericanos para aparecer desafiando al gobierno de Managua y a las fuerzas del FDN que dirigía la Agencia Central de Inteligencia. Comenzó así a tomar vida nuevamente la llamada tercera vía que tanto demandaban los descontentos de la revolución y los socialdemócratas de Europa. Pastora era nuevamente el Mesías que era el rol que él sentía le correspondía; niño mimado, el líder único, el indiscutido. Tenía un escenario donde poder actuar con su propio libreto, sin ninguna dirección. Porque, antes que nada, es un actor natural de nacimiento. Es un ser humano que disfruta intensamente con las candilejas, con la farándula, con la fantasía, con la imitación. Ante las cámaras siente placer más intenso casi o mayor aún que sus fantasías sexuales. Pero tiene además otras características. Es honrado, de gran valor personal y ha demostrado tener buenos instintos. A diferencia de los camaradas del FSLN o la dirección FDN, dentro de su organización no se efectuaron purgas sangrientas con sus disidentes. Tiene capacidad y mucha mayor inteligencia de la que le han asignado arbitrariamente sus amigos. Fue uno de los pocos sandinistas, que, con Moisés Hassan, percibió el desastre de los primeros años de la revolución, se paró ante los nueve samurais del FSLN y tuvo el valor de gritarles: Señores este barco se hunde. Este barco está perdido. Este barco tiene ratas que están infestando a toda la tripulación, y esas ratas son los nueve miembros de la dirección conjunta. A su cueva de San Pedro de Escazú, llegaron 107

108 líderes de todos los partidos de oposición de Nicaragua, el candidato presidencial de la Coordinadora, don Arturo Cruz Porras, representantes de los gobiernos de México y Venezuela, el Embajador norteamericano y el mismito Oliver North. Todos esperando la resurrección del comandante Cero. El tiempo transcurrió y sucedieron los eventos ya detallados, el cambio de jefatura en Honduras, el atentado de la Penca y la inflexibilidad de no aceptar la unificación del FDN y ARDE. FAGOTH Steadman Fagoth Müller fue en los años de la Contra, el maestro de la indiferencia. Había nacido en Bilwaskarma, Río Coco en 1953 y a través de sus estudios, sobrepasado las barreras étnicas de la nación miskita. Nacido de padre alemán y madre miskita se consideraba un miskito más, con apariencia europea y con dotes naturales de liderazgo. Estaba casado con una auténtica miskita, Dina Rivera, hermana de otro líder miskito con agenda propia y antagónica a la de su cuñado, Brooklyn Rivera. Después del triunfo sandinista en 1979, ambos se incorporaron a la asamblea sandinista para defender los intereses del pueblo miskito y ambos se retiraron al comprobar los ultrajes y la represión indiscriminada contra los indígenas en las comunidades ribereñas. Fagoth había estudiado biología marina y Rivera tenía una licenciatura en matemáticas. Ambos eran carismáticos, pero no había espacio para los dos en el mismo lugar. Al final terminaron odiándose y partieron por rumbos diferentes: Fagoth terminó en Honduras y Rivera en Costa Rica. La rivalidad perduró hasta el final y todos los esfuerzos por unir a estos dos personajes terminaron en fracaso. Quizá en lo que ambos coincidían era en la necesidad de promulgar la autonomía y eventualmente una nación independiente en la Costa Atlántica. Brooklyn en Costa Rica, sin recursos propios, se plegó a la sombra de Edén Pastora y jugó hasta el final, un papel mediocre e irrelevante. Steadman en Honduras, con abundancia de recursos, protección de la Embajada gringa, apoyo del ejército hondureño y aceptación favorable internacional, se sumió en su propio ego; haciéndose adicto a las comodidades por doquier, olvidó su misión principal para refugiarse en la indiferencia. Su parcialismo regional le impidió observar el gran panorama y su aureola de salvador único, limitaron su entorno. Guillermo Mendieta que en tiempos de la Legión lo acompañó a una gira por Washington, describe lo siguiente: Steadman Fagoth despertó el interés de los funcionarios norteamericanos en Washington, que miraban en él un aspecto muy fácilmente explotable de la situación en Nicaragua. Para Jesse Helms, Jeanne Kirkpatrick y toda el ala derecha del Partido Republicano, Fagoth era de mucho valor porque su testimonio era irrefutable 108

109 y podía ser el arma que necesitaban para presionar a los demócratas que en el Senado y la Cámara de Representantes, se oponían a la suspensión de la ayuda económica que Jimmy Carter dejara establecida para el gobierno sandinista. Steadman estaba radiante de felicidad por todas las atenciones recibidas y porque empezó a darse cuenta que todas las facciones del exilio querían hacerlo miembro de sus respectivas organizaciones. Él, con su bluejeans raído y su perenne camiseta de rayas tipo marinero, los que utilizaba con el fin preciso de vender la imagen de pobreza de su gente, tenía claras y ambiciosas metas y programas; y con mucha habilidad empezó a sacar todo el beneficio posible para él y su grupo Misura. Esos fueron entonces los tres personajes en cuestión que moldearon en carácter casi exclusivo, los destinos de la resistencia antisandinista nicaragüense en el contexto oficial de la Contra. Bermúdez, el facilitón perfecto, reservando los privilegios hegemónicos para el FDN con sentido de propiedad heredada por rangos de antaño y procedimientos erróneos, pero profundamente guardados en su apacible personalidad. Pastora, el eterno desconfiado, pretendiendo mantener sus glorias propias y propagando ilusorias diferencias para escudar las penurias impuestas por adversarios del pasado, protagonizó la eterna desconfianza para una acción coordinada. Y finalmente Fagoth, el gran indiferente, para quien la etnia debe preceder los intereses nacionales, la región por encima de la nación y constante exponente de la mediocridad y el egoísmo que a menudo nublan los verdaderos propósitos. En marzo de 1988 cuando el acuerdo de Sapoá se hizo posible, los sandinistas exhaustos, volvieron a respirar. Los tres líderes militares de la Contra fueron los grandes ausentes. La foto protocolaria que dio la vuelta al mundo fue más elocuente y entre los firmantes había sonrisas y muchas interrogantes. La mera presencia de Obando y Bravo era un presagio de triunfo para los paisanos presentes. Los sandinistas ya tenían su propia agenda partidista de recuperación, agitación y quizá de rectificación; por inconcebible ironía, los que con desmedido sacrificio habían causado esa rectificación, habían sido ignorados. La misma Contra había entregado sus derechos políticos; nunca pudo ser una alternativa de partido organizado y a partir de entonces todos los políticos inescrupulosos que se han sucedido en el gobierno, la han manoseado, humillado y en alguna forma los que pretenden ser sus nuevos líderes, se han vendido negociando curules y peor aún, ultrajado la memoria de todos los caídos. En la antigua Esparta, cuando los hijos marchaban hacia la guerra, correspondía a sus respectivas madres, entregarles sus escudos en la ceremonia de partida; artefacto que les protegería de las armas enemigas o les serviría de camilla en caso contrario. Entonces en 109

110 términos solemnes y simbólicos despedían a sus hijos guerreros: Regresa hijo mío con el escudo o sobre el escudo. La Contra, la famosa Contra terminó sobre el escudo y el FSLN con el escudo aún desafiante, nos sigue recordando a todos los nicaragüenses las proféticas palabras de Edward Gibbon: Todo lo que es humano, sino avanza, tiene que retroceder. 110

111 10 COMENTARIO Fue el mejor y el peor de los tiempos; fue la edad de la razón y la estupidez; fue la época de la fe y la incredulidad; fue la temporada del fulgor y las tinieblas; fue la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación; lo poseímos todo y no tuvimos nada; fuimos hacia el cielo y tomamos la dirección contraria. Este párrafo de la obra, Historia de Dos Ciudades, de Charles Dickens puede servir para ubicar en tiempo y espacio, a los ex soldados de la desaparecida Guardia Nacional que se enrolaron como combatientes tiempo después, en la Resistencia Nicaragüense y experimentaron por igual, repetidas decepciones. De hecho, la intención de resistir ante los desmanes y ultrajes del régimen sandinista, fue generada por el mismo sistema al radicalizar e imponer un esquema que excluía a la mayoría que en bien o mal, apoyó el cambio armado. Muy pronto los actos de rebeldía se propagaron a las zonas rurales del Norte y aparecieron los MILPAS que eventualmente engrosaron la Contra. Fuera de Nicaragua la intención generalizada en el exilio no era resistir sino sobrevivir, olvidarse del pasado y hacer una nueva vida. Sin embargo, un incipiente grupo de ex militares pensó diferente y se abrió una ventana para enmendar la historia de Nicaragua. De tal manera que este libro sobre la Resistencia Nicaragüense que debía ser el último en la secuencia de esta serie, terminó siendo el segundo porque fue como la continuación de las operaciones tácticas truncadas, a la partida del general Somoza, sobre todo en el Frente Sur donde el profesionalismo militar de las nuevas generaciones de oficiales GN había hecho su bastión. La palabra clave en la etapa inicial no era resistencia sino reorganización y en ese sentido le correspondió a Pablo Emilio Salazar, el último comandante de la fuerza de tarea que detuvo la avalancha sandinista procedente de Costa Rica, dar los primeros pasos. Y esos pasos tempranamente fueron truncados con su asesinato en Honduras el 10 de octubre de La reorganización de la Guardia Nacional se desestimó a la muerte de Salazar, pero sin perder el tiempo, nos empeñamos en crear un concepto nuevo, abierto, transparente e incluyente. Más que guardias nacionales, éramos nicaragüenses y 111

112 entendimos la carencia de entusiastas para una tarea que el creciente exilio nicaragüense calificaba de antemano, como causa perdida. Así en esas circunstancias nació la Legión 15 de Septiembre en Miami, Florida; y la Legión fue el inicio, los albores de esa resistencia nicaragüense. Este libro es un intento por despejar la percepción equivocada de acreditar al FDN, el origen de todo el proceso de resistencia organizado en el exterior que los sandinistas bautizaron como la Contra. Los primeros seis capítulos son descriptivos en términos generales, sobre la mística perseguida por los legionarios que, a mi entender, fue el estándar para borrar la imagen del pasado y enriquecer la organización con mentalidades progresistas. Por supuesto, se pagó un precio por tan sincera visión y renovado planteamiento. Después de los argentinos, apareció la CIA o los mismos argentinos fueron usados como factor exploratorio y cuando la Agencia se hizo presente, ya había organización, mística, propósitos claros y definidos y lo más importante, independencia a base de sacrificios personales y familiares. No había precio excepto el de la patria y esa no estaba en venta. Cuando los patrocinadores cambiaron las reglas del juego, la causa se hizo negocio y la Legión 15 de Septiembre cedió el paso al FDN. El capítulo siete está dedicado por entero a la lucha de los indios miskitos, a quienes tuve la oportunidad de asesorar militarmente cuando se me pidió esa participación con la aprobación del Consejo de Ancianos, las autoridades hondureñas y los enlaces norteamericanos en Honduras. En la edición original, esta parte es demasiado técnica por los planes y descripciones tácticas de la época que fueron acompañados por abundante material gráfico. En esta versión, he omitido esa terminología para conservar el relato en términos comunes. Para el penúltimo capítulo reservé las interioridades del FDN, una enfermedad anunciada por sus propios combatientes. Un renacer de viejas y malsanas costumbres que, con empeño, los legionarios habíamos descartado. El capítulo final lleva las postreras reflexiones de una lucha mal enfocada y el sacrificio mancillado para los que ofrendaron su vida por un cambio mejor. También un somero análisis de los personajes que, del lado nuestro, manejaron el conflicto. Es indudable que la Contra provocó un cambio, pero no el cambio deseado. Sus dirigentes perdieron el horizonte, la dimensión política y la dorada oportunidad de hacer fértil el sacrificio y darle a la Resistencia, su futuro político. Sapoá fue la culminación de toda esta historia. Hito importante para olvidar la guerra y buscar la cordura, para explorar la arena política y exigir rectificación adecuada con derecho propio y actitud vigilante, para asegurarle a los caídos, el merecido legado y proclamar 112

113 ante las nuevas generaciones, que el sacrificio no había sido en vano. A veinte años del acuerdo de Sapoá, el tiempo nos ha despejado las dudas. Los planteamientos legionarios originales fueron correctos; la Contra reducida a FDN se volvió dependiente y como adversarios, fueron contentados con nuevas prebendas. Ahora en el Sur, Edén defiende los intereses de Daniel; Steadman silencioso, baja la cabeza en el Atlántico y Morales Carazo olvidando ultrajes, ha perdido la vergüenza. Como triste realidad arraigada en el proceder torcido del espectro político nacional, la Contra llegó a su fin y ese es en mi honesta interpretación, el triste legado de la Resistencia Nicaragüense. 113

114 114

115 LOS MITOS DE LA GUARDIA NACIONAL DE NICARAGUA A medida que navegábamos de regreso a los Estados Unidos, francamente pensé en la idea de un futuro promisorio para Nicaragua por el recuerdo de dos hombres patrióticos, uno conservador y otro liberal, cada uno dispuesto a sacrificar ambiciones personales e intereses partidarios por el mayor bienestar de su país y cada uno dispuesto a confiar en el honor y buena voluntad delos Estados Unidos; Adolfo Díaz y José María Moncada. Henry L. Stimson 115

116 CONTENIDO 1 Introducción 2 La G N sin Somoza 3 Los que hablaron en voz alta 4 La rutina del aislamiento 5 El lapso pretoriano 6 La yunta se convirtió en anclaje 7 Relatos de poder 8 Entre dos figuras 9 Todos contra la EEBI 10 Comentario 116

117 1 INTRODUCCIÓN Aprende a interpretar bien las señales de los comienzos a fin de evitar que te defrauden los finales R. Steiner La historia moderna de Nicaragua transcurre a la sombra de dos personajes cuyos nombres originaron dos sistemas políticos que determinaron y siguen influenciando el desarrollo social y político de la nación: Anastasio Somoza García y Augusto Calderón Sandino. Dos hombres con orígenes diferentes, culturas diversas y propósitos encontrados y, sin embargo, cierta similitud en algunos rasgos característicos. La polarización generada en ese lapso histórico mantuvo el ritmo inadvertido de este antagonismo personal iniciado hace más de medio siglo. Quizá ni el uno ni el otro sospecharon jamás, la realidad cambiante impregnada de altos y bajos que han marcado el panorama de nuestros tiempos a partir de ellos. Con Somoza García y sus descendientes, la Guardia Nacional experimentó su adolescencia, alcanzó su madurez y llegó a su temprana extinción. Con el martirio de Sandino, se originó el mito 117

118 latinoamericano de orquestado antiimperialismo que fue el pan para los seguidores criollos del otro imperio. La Guardia Nacional de Nicaragua, una institución que no estaba para desaparecer como tal, fue analizada en el libro Semper Fidelis buscando una explicación a tal desenlace; realidad que truncó la carrera castrense de una nueva generación de oficiales profesionales ávidos de reformas dentro de la institución y determinantes en la guerra posterior de rechazo al régimen sandinista, situación ya expuesta en el libro Albores de la Resistencia Nicaragüense. Ahora en este volumen regresamos al seno de la GN con un enfoque más detallado de sus interioridades, procedimientos, acciones, desaciertos y personajes que en conjunto, establecieron una pauta, una sensación de algo no tangible, una especie de medias verdades, relatos parcializados convertidos en mitos. Mi humilde intención aquí es exponer la faz omitida, la parte distorsionada, la versión menos contada para darle sentido al relato y hacer del relato un párrafo revisado de nuestra historia militar. Los mitos se iniciaron tempranamente en la misma infancia de la institución, cuando sus jefes eran extranjeros y sus nexos políticos no estaban definidos. La leyenda original fue la de Chesty Puller, el marine por excelencia, el hombre más condecorado en la historia de la Infantería de Marina de los Estados Unidos. Su fama lo persiguió a lo largo de su carrera activa pero la leyenda se había originado en Nicaragua cuando era jefe patrullero de un grupo de sesenta soldados GN, conocido coma la Compañía M, invencibles en la lucha contra el general Sandino en la zona central de Nicaragua. Luego se proyectaron personajes criollos: los que se rebelaron, los que impactaron positivamente en el desarrollo deseado de la organización y los que aportaron al desprestigio de la misma. También el desarrollo operacional produjo acciones variadas que hicieron historia y escaparon el escrutinio para convertirse en relatos medio contados. Herencia, formación, acciones de combate, procedimientos, vicios, virtudes y protagonistas; todo entrelazado a la sombra de la familia Somoza para generar una actitud dependiente y disciplinada, propia de una organización militar pretoriana. Luego expuesta a cuestionamientos en el análisis contrario, una situación diferente fue sólo hipotética, porque el destino de la Guardia Nacional de Nicaragua se vislumbró en el mismo acto de traspaso de mando del general Calvin B. Matthews, último jefe director norteamericano, al general Anastasio Somoza García, primer jefe director nicaragüense en enero de La percepción equivocada en los miembros de la GN a lo largo de sus 47 años de control familiar acompañada de una responsabilidad dual o duplicada en 118

119 funciones del orden y de combate por igual, generaron posturas o actitudes sin sustento real. Así que en este recorrido por el espectro medio contado y cuestionado de la GN, comenzaremos con la Compañía M que más que leyenda, fue realidad y terminaremos con la EEBI, cuya realidad se convirtió en leyenda. 119

120 2 LA G. N. SIN SOMOZA E pluribus unum! Gloria, victoria, trabajo! Tráenos los secretos de las labores del Norte, y que los hijos nuestros dejen de ser los rectores latinos, y aprendan de los yanquis la constancia, el vigor, el carácter Rubén Darío MONCADA Y STIMSON Constantemente se asocia a la Guardia Nacional con el apellido Somoza. Generalmente se olvida el período de su infancia cuando la GN y Somoza no eran la misma cosa. Cuando la GN era apolítica, pura, inocente y aún tenía en su frente, el signo de la esperanza y la solución; el medio eficaz para establecer necesaria presencia y llegar a ser fuente de confianza y estabilidad para su pueblo. 120

121 Su verdadera fecha de nacimiento puede registrarse como el 11 de mayo de 1927, día de la segunda reunión en Tipitapa para el Pacto del Espino Negro entre José María Moncada y Henry Lewis Stimson. Ambos personajes con extraordinarios y definidos rasgos característicos, debieron haber debatido con altura, el destino y verdadero propósito de la Guardia Nacional como institución necesaria para romper la tradición partidista de todos los ejércitos anteriores conocidos hasta entonces. Moncada con sobresalientes dotes intelectuales, autor de obras didácticas y reconocida capacidad militar, quizás se había hecho merecedor del rango de General, abusado en Nicaragua como símbolo de poder y ambición personal desmedida. Stimson que había conocido también los rigores bélicos durante su servicio militar en la Primera Guerra Mundial como oficial de artillería con el rango de Coronel, tenía una preparación y carrera de servicio público impresionantes. Moncada con aceptación compartida y Stimson con autoridad conferida, sin protocolo ni adornos formales concretaron rápidamente el acuerdo. La situación imperante en el país demandaba urgencia para el acuerdo entre las partes beligerantes. En el fondo, Stimson no vino a mediar entre conservadores y liberales sino a imponerse con autoridad, formulando consecuencias en caso contrario. A pesar de todo, fue el acuerdo más importante entre las partes antagónicas porque además de reactivar nuevamente la alternabilidad democrática, se establecía una fuerza militar nacional sin control partidista. Describiendo su misión en Nicaragua Stimson relató: El Departamento de Estado no sólo no me puso restricciones referentes a observaciones propias o críticas sino por el contrario, me invitó a hacerlas. La única instrucción del Presidente, además de investigar e informar, fue que si yo encontraba una oportunidad para concluir el asunto que él deseaba arreglar, lo hiciera. Ningún enviado recibió jamás libertad tan amplia ni apoyo más firme. Si se cometieron equivocaciones, la responsabilidad es mía. Luego refiriéndose al momento crucial de su encuentro con Moncada dice: Él y yo nos sentamos bajo un gran árbol de espino negro junto al lecho seco del río. Habló en inglés con inusual sencillez y corrección, no necesitándose de intérprete. En menos de treinta minutos nos entendimos mutuamente y arreglamos el asunto. Finalmente, después de la segunda y última reunión efectuada el 11 de mayo, Stimson relata lo siguiente: El anuncio final de nuestros acuerdos fue recibido con demostraciones generales de júbilo y satisfacción en Nicaragua. Por supuesto, unos pocos políticos extremistas de cada lado estaban disgustados. Algunos dirigentes conservadores consideraban a Díaz excesivamente generoso; algunos extremistas de Sacasa consideraban traidor a Moncada. Pero sin duda alguna, éste no era el sentimiento general del pueblo. Había una necesidad urgente entre los campesinos de ambos ejércitos por regresar a tiempo a sus fincas para sembrar la nueva cosecha. 121

122 Había nacido un ejército bipartidista para que pudiera con el tiempo, convertirse en el verdadero ejército nacional que nunca había existido. También había nacido la contraparte disidente, no para armonizar sino para continuar la guerra con la bandera nacionalista, anti interventora. Augusto C. Sandino propuso entonces la continuación de la lucha impregnado de fervor mexicano. Por seis años más, el mundo acogió el eco de la rebautizada lucha que sin ser devastadora como las anteriores, mostró los desenlaces de crueldad más insólitos hasta entonces conocidos. Stimson se fue y quizá nunca catalogó como rotundo éxito su misión en Nicaragua, en marcado contraste con el resto de su carrera pública que había alcanzado el cenit cuando la muerte le llegó en Moncada asumió la presidencia como se negoció en los acuerdos y tras un período de rectificación ideológica para su partido, los liberales se convirtieron en los nuevos aliados del Norte. Después de todo, habían dado crédito a la política del adversario Adolfo Díaz y la llamada Restauración Conservadora. El nuevo ejército bipartidista bautizado como Guardia Nacional de Nicaragua, tuvo su infancia de cinco años ( ). Su niñez fue sin duda la mejor de sus épocas. Sin amos políticos, en un ambiente de aprendizaje profesional, conoció tempranamente un poco de todo: rígida instrucción al estilo de la Infantería de Marina de Estados Unidos, fieros combates al lado de sus instructores, consistente disciplina, organización de combate, doctrina táctica, procedimientos administrativos y logísticos, y el adecuado espíritu de cuerpo. Con apoyo logístico de lujo proveído por la nación más poderosa del continente, nació en cuna de oro y con un futuro promisorio. La guerra contra Sandino en las Segovias, probablemente la privó de un buen caudal de jóvenes liberales y conservadores progresistas. Un poco antes en 1925 durante la administración del presidente Carlos José Solórzano, la retirada momentánea del contingente de marines que había permanecido en Nicaragua a raíz de la intervención de 1912, había provocado también la disolución de la Contabularia al quedarse ésta acéfala, sin apoyo y simpatía del nuevo gobierno. De esta manera, los primeros reclutas de la GN fueron ex miembros de la desaparecida Contabularia, así como antiguos combatientes del Ejército Liberal Constitucionalista y hombres de espíritu aventurero atraídos por la carrera militar y el reto potencial de participación en la guerra de las Segovias. 122

123 LAS INTERVENCIONES Ambas intervenciones de fuerzas norteamericanas en Nicaragua fueron solicitadas por el mismo presidente conservador en tiempos diferentes, un record histórico que nadie le puede disputar a don Adolfo Díaz. De la primera intervención ( ) quedó la Legación Americana con un contingente de 150 efectivos que fueron retirados a solicitud del presidente Solórzano en 1925; situación que aprovechó Emiliano Chamorro para ejecutar el famoso Lomazo en Con la llegada al poder nuevamente de don Adolfo Díaz, llegó también el pedido de la segunda intervención y eventualmente la presencia del coronel Stimson para imponer la paz entre los rivales beligerantes. En consecuencia, si la Contabularia fue producto tardío de la primera intervención, la Guardia Nacional fue producto temprano de la segunda y bien se podían deducir las verdaderas intenciones de los interventores : enseñarnos a resolver nuestros propios problemas. En el análisis final, el destino torcido de la política de nuestro país, contemplado con madurez e imparcialidad no ha reflejado más que el karma de nuestros propios desaciertos. Antes de adentrarnos en los desaciertos particulares de la GN que se iniciaron con el desacierto madre, el nombramiento de Somoza García, necesario es darle un vistazo al panorama anterior, rico en hazañas legendarias y origen de los primeros mitos en la Guardia Nacional de Nicaragua. LA BATALLA DE OCOTAL Después del pacto de Tipitapa, los primeros encuentros entre seguidores de Sandino y marines norteamericanos fueron esporádicos y de menor escala. El primer ataque coordinado con una fuerza mayor ocurrió en la madrugada del 16 de mayo de 1927 cuando la guarnición de marines acantonada en La Paz Centro fue atacada sorpresivamente. Luego los marines en apresurada persecución de los atacantes fueron emboscados y sufrieron las primeras bajas fatales: el capitán Richard B. Buchanan y el raso Marvin A. Jackson. Los marines continuaron la persecución con un destacamento fresco al mando del capitán Gilbert D. Hartfield y éste al final, terminó estableciendo una base de operaciones en Ocotal que fue reforzada después con un pelotón de reclutas GN recién entrenados. En la madrugada del 15 de julio una fuerza de Sandino calculada en unos 500 elementos comenzó a infiltrarse en la ciudad y a la 1:15 de la madrugada se registraron los primeros disparos; los marines incapaces de maniobrar, quedaron atrapados en el 123

124 cuartel, lo mismo que los 48 reclutas GN alojados en la casa de enfrente. Durante el resto de la madrugada los defensores repelieron tres contundentes asaltos causando un buen número de bajas a los atacantes y a la salida del sol pudieron apreciar la magnitud de las bajas causadas. Avanzada la mañana los atacantes todavía en ventaja numérica, volvieron a la carga, esta vez pidiendo la rendición de todos los defensores. El capitán Hartfield respondiendo a gritos desde el interior del edificio sitiado, enfatizó la tradición de los marines de no rendirse jamás. Poco tiempo después aparecieron sobre Ocotal dos aviones De Havilland en vuelo de reconocimiento y los marines asediados, anticipando su vuelo, habían preparado paneles de señales para alertar a los pilotos y ponerlos al tanto de la situación de combate existente. Después de sobrevolar el pueblo uno de los aviones comenzó a ametrallar a los atacantes y el otro aterrizó en la periferia para obtener información más concreta de la verdadera situación de viva voz de los pobladores. Con abundantes datos ese piloto regresó a Managua y el otro continuó ametrallando las posiciones enemigas causando descontento y pánico generalizado, hasta que, sin munición y escaso combustible, enrumbó hacia la capital. Los agresores creyendo que el peligro había pasado, comenzaron a preparar el ataque final; tras varias horas de reorganización empezaron a maniobrar masivamente hacia las posiciones defendidas; en pleno movimiento fueron sorprendidos, esta vez por cinco aviones del mismo tipo De Havilland equipados ahora para la misión. Eran las 3:35 de la tarde y en ese preciso momento se estaba iniciado el primer bombardeo aéreo con bombas dirigidas que registra la Historia. Cada avión en forma alternada comenzó a descender en picada desde una altura de 1500 pies para reanudar el ascenso a los 300 pies sobre cada objetivo. Durante el descenso, bombas de 17 y 25 libras, más fuego de la ametralladora de proa, impactaban las posiciones enemigas y durante el ascenso las mismas posiciones eran rematadas con la ametralladora de cola. Los efectos fueron devastadores; durante los 45 minutos que duró la incursión aérea, se dispararon alrededor de 4000 cartuchos de munición y 27 bombas dirigidas cayeron en posiciones enemigas. Al iniciar la retirada, la fuerza atacante había perdido más de cien hombres; con decenas de heridos y gran cantidad de afectados sicológicamente, la situación en la columna derrotada era impactante. A pesar de la masiva superioridad numérica, los atacantes habían sufrido una aplastante derrota. Al final del día el capitán Hartfield pudo completar con sus pocos hombres la limpieza de Ocotal. Sesenta y cinco cadáveres fueron sacados de los escombros y muchos otros encontrados en las desiertas calles del histórico poblado. Un infante de marine resultó muerto, seis más reportados heridos y los primeros reclutas de la Guardia Nacional habían sobrevivido al bautizo de fuego. 124

125 Antes de la Batalla de Ocotal, el New York Times había publicado un reportaje sobre el general Sandino donde citaba una arenga repetida constantemente por él a sus tropas asegurándoles que los aviones gringos solo servían para hacer ruido. Sin embargo, los aviones gringos habían hecho historia esa tarde de julio en Ocotal y propiciado la primera humillante derrota al Ejército Defensor de la Soberanía Nacional. Muy aparte de sus repercusiones históricas, los recuentos legendarios resultantes opacaron el gran error de los infantes de marina de acuartelarse cómodamente en el centro del pueblo, en una zona hostil y este proceder, ignorado posteriormente por los comandantes departamentales GN, fue también factor constante de vulnerabilidad defensiva para sus cuarteles en tiempos más recientes. LA BATALLA DE QUILALÍ Para el mes de Enero de 1928 ya los aviones De Havilland empleados en Ocotal habían sido sustituidos por aviones más nuevos: Yought Corsair y Curtis Falcon, biplanos más resistentes y con mayor capacidad bombardera. Con este nuevo equipo se ejecutó la misión de bombardeo más prolongada de los marines en Nicaragua. El 14 de enero de 1928, el Chipote, lugar de refugio de Sandino fue bombardeado sin piedad: 18 bombas de 17 libras, 4 bombas de demolición de 50 libras y 18 granadas de fósforo blanco cayeron sobre el reducto. En febrero unos 1500 hombres del Chipote se dispersaron por las montañas aledañas ante el inminente arribo de las tropas de infantería. Días después, una compañía de 140 marines que había salido de Ocotal rumbo al Chipote bajo el mando del capitán Richard Livinston, fue emboscada con precisión dos kilómetros al Sur de Quilalí donde el propio Livingston y 23 de sus hombres resultaron heridos y cinco perdieron la vida. Otra fuerza de rescate compuesta en su mayoría por soldados GN también fue emboscada antes de enlazar con la fuerza de Livingston. En esta nueva acción el primero en caer fue el sargento Thomas G. Bruce, condecorado después de la batalla de Ocotal y el sargento GN Policarpo Gutiérrez perdió un brazo tratando de rescatar bajo fuego el cuerpo de Bruce. Policarpo Gutiérrez, el Coto fue desde entonces una especie de leyenda en la historia de la GN. Los sobrevivientes aún rodeados pudieron a base de fuego, romper el cerco y alcanzar posiciones dominantes en el cerro Las Cruces donde cavaron fosas en espera de refuerzos, y estos con apoyo aéreo llegaron hasta el cerro para mantener las posiciones mientras se efectuaba la reorganización. Al amanecer bajaron hacia Quilalí y al llegar al pueblo, avanzada la mañana, encontraron a Livingston y resto de los marinos heridos, en lamentable situación, con necesidad urgente de medicinas y cuidado médico. Nuevamente los atacantes aprovecharon esta situación para rodear el pueblo con una fuerza superior en números. Poco a poco los marines y los jóvenes 125

126 soldados GN quedaron irremediablemente atrapados padeciendo, además, escasez de comida, medicinas y municiones. Ante esta situación desesperante reportada a Managua, un joven teniente llamado Christian F. Schilt de extraordinario arrojo y pericia de vuelo, se ofreció voluntario para llevar abastecimientos y rescatar a los heridos. Descartando el hecho de que en Quilalí que estaba ubicado al borde de un precipicio, no había pista de aterrizaje. El teniente Schilt propuso audazmente que podía aterrizar su avión usando la calle principal del pueblo como pista de aterrizaje. Los marines atrapados en Quilalí fueron alertados sobre las intenciones de Schilt mediante mensajes instructivos lanzados desde un avión a baja altitud e inmediatamente se dieron a la tarea de remover obstáculos y nivelar apresuradamente la corta calle que peligrosamente terminaba en un precipicio de 200 metros; para empeorar las condiciones, el avión de Schilt, un biplano Vought Corsair, no estaba construido con frenos de aterrizaje. Los marines recibieron instrucciones específicas de aproximarse a la nave, aferrarse a las alas tan pronto el avión tocara tierra y detenerlo antes que llegara al extremo donde la calle se convertía en abismo. Para hacer más liviano el avión, Schilt desmontó las ametralladoras y desechó su propio paracaídas. El 6 de enero de 1928, día de los Reyes Magos, mientras el intrépido piloto hacía su primer descenso sobre la improvisada pista en el centro de Quilalí, los sitiadores saliendo de sus posiciones dispararon una lluvia de proyectiles sobre el avión. Evadiendo al máximo las descargas enemigas, Schilt cortó potencia al motor cuando aún faltaban como diez pies para tocar la superficie. El avión aterrizó provocando un gran rebote seguido de varios saltos antes que el personal pudiera aferrarse a sus alas y reducir la velocidad. Finalmente, y con gran esfuerzo pudieron detenerlo a escasos 40 pies del abismo. Seguidamente y bajo fuego hostil bajaron los abastecimientos y cargaron los heridos más graves amarrándolos seguramente en las alas del aparato; uno en cada ala para balancear el avión. Cuando Schilt despegó, el avión se perdió en el vacío hasta que pudo tomar altura y con alegría de todos los espectadores, enrumbar hacia Managua. Entre Enero 6 y Enero 8 el teniente Schilt hizo diez vuelos intrépidos bajo iguales o peores circunstancias. Al final de esta prolongada aventura, Schilt había transportado de Managua a Quilalí, 1400 libras de abastecimientos y evacuado de Quilalí a Managua, 18 de los heridos de gravedad. Se reportó que cada viaje lo hizo con gran peligro y audacia. En el noveno vuelo explotó la rueda trasera al aterrizar y pudo despegar el avión sin ella. En el último vuelo los puntales centrales del avión se doblaron al impacto del aterrizaje. La voluntad de Schilt jamás se doblegó y su misión se prolongó hasta que las tropas de infantería pudieron rescatar a todos los atrapados en Quilalí el 10 de enero cuando una fuerza mayor desalojó a los atacantes. Por su hazaña en Nicaragua, el teniente Schilt recibió la medalla de Honor de 126

127 manos del presidente Calvin Coolidge; en la Segunda Guerra Mundial alcanzó el rango de General y ya retirado del Cuerpo, murió en Norfolk, Virginia un 8 de enero de 1987, exactamente 60 años después de su último vuelo de reabastecimiento y rescate a los sitiados de Quilalí. EL MARINE POR EXELENCIA A partir de 1930 comenzó a escucharse de las hazañas del teniente Lewis B. Puller (Chesty) que con su patrulla de combate conocida como la Compañía M, labró su fama de valentía y astucia en Nicaragua. El segundo en mando de la Compañía Móvil era otro aguerrido teniente, William A. Lee; juntos hicieron de esos 60 hombres la principal leyenda del Cuerpo en Nicaragua. Localmente, sus hazañas fueron comentadas durante varios años aún después de la retirada de los marines. Internacionalmente, Chesty Puller se fue de Nicaragua con una fama única: a partir de entonces fue considerado el marine por excelencia del Cuerpo de Infantería de Marina. Puller, egresado del Instituto Militar de Virginia, era nieto de un renombrado oficial de caballería de la Guerra Civil y primo hermano del general George S. Patton. Antes de llegar a Nicaragua había estado en Haití donde fue galardonado varias veces. En Nicaragua fue apodado como el Tigre de las Montañas ; alcanzó laureles máximos en la Guerra del Pacífico y luego en Corea hasta convertirse en el marine más condecorado en la historia del Cuerpo. Chesty Puller tuvo dos períodos de servicio en Nicaragua interrumpidos por una corta estadía en Fort Benning, Georgia para fines de entrenamiento. En Diciembre de 1928 llegó a Nicaragua y fue asignado como oficial ayudante del general Beadle. Contrario a su voluntad, las primeras misiones de Puller en Nicaragua fueron administrativas y su situación no cambió hasta que el general Mc Dougal que había sido su jefe en Haití, asumió el mando de la GN. Entonces con el rango de Capitán de la Guardia Nacional, fue enviado al campo para comandar la Compañía M que en realidad era una fuerza reducida de no más de 60 hombres con misiones de patrullaje constante y plena autonomía para operar en toda la Zona Central del país. Allí en combate tras combate, acción tras acción, Puller se labró su fama de patrullero y audaz combatiente. Entusiasta e incansable, fue el marine que más acción de combate experimentó en Nicaragua: Los Cedros, Mancotal, Guapinol, Río Cuá, Agua Corta, San Antonio, Paso Real, Los Cochives, Corinto Finca y El 127

128 Sauce, son algunos nombres de lugares donde Puller y sus hombres forjaron la leyenda. Después de la Batalla de El Sauce donde las fuerzas de Sandino al mando del general Umanzor fueron derrotadas, el presidente Moncada lo ascendió personalmente al rango de Mayor GN. El Sauce había sido después de Ocotal, la derrota más desastrosa de los seguidores del general Sandino y marcó la última acción de Puller en Nicaragua. El 2 de enero de 1933 antes de embarcarse en Corinto, fue sometido a un examen médico rutinario y el doctor que lo examinó, le dijo: Capitán, usted está en perfectas condiciones físicas. Nicaragua le ha asentado muy bien. Le va tomar treinta años más a su organismo, deteriorarse en comparación con su estado actual Los primeros soldados de la Guardia Nacional nunca olvidaron las hazañas del Tigre de las Montañas y eventualmente varios oficiales lograron fama de buenos patrulleros en el espíritu de la Compañía M; en conjunto fue una leyenda que inyectó profesionalismo al factor táctico tan descuidado en la evolución operacional de la Guardia Nacional de Nicaragua. El primer día del año 1933 mientras el presidente Sacasa asumía el control político de la nación, la GN en plena infancia era entregada a un nuevo padre adoptivo, el general Somoza García. Sus cinco años de niñez habían sido colmados de aventuras y sacrificios, pero llenos de experiencias y a su corta edad, nada tenía que envidiar a otros ejércitos del área. Ahora necesitaba con urgencia: guía, educación, doctrina propia y propósito nacional. Lamentablemente para todos los guardias nacionales o más bien para los que sentíamos por dentro la profesión militar, el destino fue diferente y la Guardia Nacional sin Somoza en su primer lustro de existencia, se convirtió en la Guardia Nacional de Somoza para el resto de sus contados días. 128

129 3 LOS QUE HABLARON EN VOZ ALTA Las cosas no cambian, nosotros cambiamos H. D. Thoreau COMPLOT PARA JODER AL JEFE La adolescencia, madurez y decadencia de la Guardia Nacional fueron todas marcadas con las mismas características en una especie de inflexible destino. La continuidad paternalista, el sentido de propiedad sobre la institución, la complicidad en la aprobación de métodos impropios de conducta y la desmedida pleitesía de todos sus miembros hacia los Anastasios, fueron los permanentes avisos que se albergaron secretamente en el subconsciente de algunos de sus miembros. Se sabía, se supo por mucho tiempo que algo andaba mal, que algo en el interior no armonizaba con los nuevos tiempos. Fue ese el clamor que se tornó expresivo a través de los fallidos intentos de rectificación a lo largo del período pretoriano. El mito de fidelidad incondicional hacia Somoza García se consolidó a raíz del asesinato de Sandino en El concepto transmitido por el general Somoza en la reunión conspirativa previa al asesinato, enfatizó que la hegemonía de la GN como institución nacional única, estaba en peligro porque el acuerdo entre el presidente Sacasa y el general Sandino, representaba un segundo ejército en control de una zona territorial considerable. 129

130 Luego cuando el general Somoza insinuó aprobación del embajador norteamericano Bliss Lane para tal empresa, el consenso unánime de los presentes, cambió para siempre el destino de la GN y por ende el del país entero. En 1947 cuando el presidente Leonardo Argüello llamó a los oficiales GN a cerrar filas a su alrededor como Jefe Supremo del Ejército, él y los que atendieron su llamado fueron purgados. La ambigüedad ya no era permitida. El Jefe Director, no el Presidente de la República, acaparaba la fidelidad en la institución. Después de Leonardo Arguello, a todos los intentos de rectificación se les calificó de Complot para joder al Jefe; realmente en las filas de la GN nunca hubo una conspiración demasiado seria para cambiar las cosas. Fueron pocos los traidores; la mayoría de exabruptos de los descontentos se daban al calor de los tragos; al día siguiente todo se olvidaba y desaparecía con el malestar de la goma. En ocasiones, cuando el rumor de tales borracheras llegaba a oídos del General y el chismoso tenía peso, el caído era transferido a un lugar apartado o recibía una misión de patrullaje en la montaña. Franklin Montenegro fue un conspirador sutil, dotado de ingenio extraordinario, siempre adornaba sus duras críticas con humor y picardía y así se labró el calificativo de el Loco. Alberto Moreno, probablemente el oficial mejor preparado militarmente en la GN, no podía contener el sentimiento de frustración cuando el viciado sistema chocaba con su preparación militar. Hubo oficiales como el coronel Francisco Gaitán en los años de Somoza García y más reciente, en los años de Somoza Debayle, como Inocente Mojica y Julio Gutiérrez Rivera, que, por sus respectivas aureolas, fueron vistos con recelo y mantenidos bajo cargos diplomáticos en el exterior, sufriendo un camuflado ostracismo. LARIOS Y MENDIETA Finalmente hubo dos conspiradores natos, casi con las mismas inquietudes, que en nada se parecían entre sí: Guillermo Mendieta y Bernardino Larios. El coronel Larios egresado de la Academia Militar ( ) de cuerpo espigado, tez morena y pelo lacio y puntiagudo, había sido el capitán cadete de su clase; tras estudiar en Brasil regresó a servicio activo y fue asignado al Cuerpo de Ingeniería. Fue siempre sistemático en su manera de pensar y por lo general expresaba un calculado antisomocismo y la inminente necesidad de salvar la institución ante círculos bien escogidos, usualmente en medio de compañeros de su promoción o selectos oficiales amigos. Uno de esos oficiales fue 130

131 Guillermo Mendieta y juntos, no tardaron en identificar terreno común a sus inquietudes. Quizá proponiendo un desenlace, pero sin acordar un esquema de acción específico. Finalmente, cuando Larios fue hecho prisionero en septiembre de 1978 en compañía de otros oficiales, Mendieta estaba en Francia y tras esta noticia decidió regresar a Nicaragua para apoyar y defender a Bernardino. Según el CEM (Código de Enjuiciamiento Militar) que regía el aspecto jurídico de la Guardia Nacional, el primer paso era una Junta de Investigación para seguir con Consejo de Guerra. En ese panorama, asumiendo la defensa legal de su amigo, Mendieta tendría espacio para denunciar abiertamente al sistema y señalar los errores y desmanes de la GN, la oportuna rectificación para salvar la institución y asegurar su papel de garante del desarrollo político de Nicaragua. Esta potencial situación no se presentó. El general Somoza adelantándose a los acontecimientos, simplemente ordenó la baja por conveniencia del gobierno de todos los detenidos. Privado de la oportunidad de denunciar las anomalías, Mendieta decidió actuar por su cuenta y despotricó frontalmente con un documento publicado en el diario La Prensa. Ante la sorpresa provocada en el personal GN, la furia del Estado Mayor y la alta oficialidad, el general Somoza ordenó su baja deshonrosa de las filas de la Guardia Nacional. En la historia de la Guardia Nacional fue la primera vez que uno de sus miembros confrontaba abiertamente al sistema, exponiendo en términos concretos, el destino torcido de la institución a la sombra del somocismo y la necesidad imperiosa de cortar ese vínculo para salvarla. También fue la última vez que se ordenó para uno de sus oficiales la baja por indeseable. La reacción de Mendieta, aunque necesaria fue tardía para promover una rectificación; el esfuerzo de la guerra en 1978 consumía las energías y opacaba los conceptos visionarios. La polarización era tan efectiva que no vislumbrábamos el horizonte de salvación; íbamos hacia el despeñadero como ciegos guiados por otro ciego. Fue mucho tiempo después que dimos crédito a Mendieta cuando el mito de la fidelidad se había despejado. Tardíamente sus conceptos de aquel entonces son referencia para el análisis y la reflexión. Del documento publicado en La Prensa son los siguientes fragmentos: Llegar a este estado superior exige de nosotros ciertas rectificaciones, exige que nuestro cuerpo armado no se preste al juego de los grupos que pretenden obligarnos a tomar como enemigos de la patria a todo aquel que no piense como ellos, a todo aquel que proteste una injusticia, a todo aquel que reclame sus derechos. Y eso ni es cierto ni puede continuar así, ya es tiempo que expliquemos la verdad a nuestros soldados. NO SOMOS ENEMIGOS DE LA PATRIA. En esta sufrida Nicaragua, por temor, por apatía o por exagerado apego a privilegios materiales, hemos permitido se cometan los más flagrantes desmanes y se fabriquen a gusto y antojo nuevas escalas de valores para justificar esas acciones. Ese estado de cosas no puede continuar eternamente, tiene 131

132 que terminar este caos doloroso en que nos debatimos, y nosotros los militares, que no podemos pretender detener por siempre el proceso evolutivo de todo un pueblo, sí podemos encauzarlo hacia caminos de concordia, donde la familia nicaragüense pueda curar sus heridas y afrontar el porvenir sin odios ni rencores. Un porvenir donde el guardia nacional no sea ya tomado como un objeto de represión, sino como un funcionario público merecedor del respeto y aprecio ciudadano. Es lógico y natural que sintamos una gran dificultad para afrontar cambios radicales precisamente cuando nuestras unidades están más conscientes de su fortaleza, sin embargo, encontrándonos ante una encrucijada histórica en la que no dudo se decidirá la aceptación o rechazo definitivo de nuestro Instituto Armado, debemos esforzarnos por corregir nuestras actuaciones. Alguien honradamente preocupado por su patria me hizo notar: No puede considerarse una victoria militar donde ya no existe un pueblo para vitorear a los vencedores. El coronel Bernardino Larios Montiel llegó momentáneamente a ser Ministro de Defensa en el nuevo gobierno. El coronel Guillermo Mendieta Chávez no aceptó cargo alguno y participó activamente en la conducción de la Legión 15 de Septiembre, precursora de la resistencia nicaragüense contra el régimen sandinista. La actitud de Larios, Mendieta y todos los que de una u otra manera se expresaron en favor de una rectificación para salvar la institución, no pudo levantar vuelo; hasta el último minuto, la Guardia Nacional de Nicaragua se consumió en el mito de la fidelidad hacia el Jefe. 132

133 4 LA RUTINA DEL AISLAMIENTO No se puede dar un apretón de manos con el puño cerrado Indira Gandhi LA VIDA EN LOS CUARTELES A la partida de los infantes de marina en Enero de 1933, la presencia de la Guardia Nacional se hizo efectiva en todo el Pacífico y la región central de Nicaragua. Después del armisticio y efectivamente después del asesinato del general Sandino, la cobertura se extendió a la región de las Segovias mientras los remanentes del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional se dedicaron a un cruento bandolerismo. El grupo de Pedrón Altamirano, el más famoso de todos por su desmedida crueldad, fue el más persistente y temido hasta que Altamirano fue aniquilado por sus propios seguidores ávidos por la recompensa ofrecida. Ya en relativa paz por doquier, los cuarteles departamentales y municipales a lo largo y ancho del territorio nacional comenzaron un prolongado período de actividades rutinarias encaminadas al mantenimiento del orden. Ya no había misiones de combate, la guerra era cosa del pasado, el reto ahora estaba en los pueblos y ciudades actuando como policía para servir y proteger al ciudadano. Eventualmente, las funciones cotidianas del orden que en su desarrollo normal debían unir paulatinamente a la 133

134 autoridad con la comunidad, resultaron ser tempranamente los primeros indicios de distanciamiento. Sin las técnicas y los recursos apropiados, la imposición del orden tomó el rumbo equivocado y los métodos represivos llenaron el vacío que la pobre educación y la carencia de visión habían provocado. Después de todo, la Guardia Nacional, hija de la Infantería de Marina de los Estados Unidos, había sido entrenada en técnicas de combate, emboscadas, incursiones, armas de pequeño y mediano calibre y, sobre todo, en sobrevivencia en la zona de combate. Nada de ese entrenamiento podía aplicarse a la nueva situación; había una nueva realidad, la otra misión crítica para la institución y cómodamente la GN comenzó a resolver los problemas del orden con técnicas de combate. A fines de 1934 el número de enlistados en la GN sobrepasaba los 5000 efectivos. El nivel cultural de los reclutas voluntarios nunca fue requisito de admisión y el estado de fuerza total de la organización bien pudo haber reflejado por mucho tiempo, la realidad cultural del campo nicaragüense, fuente de reclutas para la institución. La población en las cabeceras departamentales y zonas rurales del país jamás conoció en la GN un concepto policíaco moderno; muy por el contrario, siguió viendo por muchos años y generaciones al mismo guardita vestido de kaki con su fusil Garand colgado al hombro y el descolorido casco de fibra en su cabeza. En el juego de Autoridad, los comandos departamentales de la GN pronto se convirtieron en casas de poder, más importantes que las jefaturas políticas y las alcaldías; el Comandante Departamental tenía autoridad para imponer y hacia él convergían el Jefe Político y el Alcalde en afán de consulta o aprobación. En este aspecto muchos hicieron excelente labor de relaciones públicas y fueron verdaderos lazos de unión entre Autoridad y Comunidad; otros por el contrario fueron fuente de discordia y rechazo. Por ejemplo en Matagalpa un conocido comandante impuso a los campesinos, ridículos permisos hasta para escuchar radio receptores; en San Carlos otro avaro comandante exigió placas de navegación para los pipantes; cierta vez cuando Luís Somoza visitó la Costa Atlántica en gira de campaña política, el pedido unísono de los habitantes de un lugar fue la remoción del comandante; los fines de semana cuando los trabajadores y peones de las fincas abusaban del licor como buenos nicaragüenses y caían en las aceras, el guardita que los levantaba, los conducía directo a la bartolina; las cárceles en los cuarteles estaban repletas de borrachos en fines de semana y los lunes, los asistentes del comandante, más que atareados, contaban el dinero recaudado por las multas impuestas. Era la más grande ironía porque el Gobierno vendía el guaro y el mismo Gobierno encarcelaba por consumirlo. 134

135 Muchos de los que rutinariamente fueron encarcelados en esas circunstancias, guardaron ingratos recuerdos y fueron materia dispuesta cuando la situación se tornó insurreccional; el sentimiento adverso había sido incubado por la misma GN con sus métodos impropios como fuerza del orden. Por lamentable que parezca, la GN siguió actuando como fuerza de ocupación, desafiando el tiempo y desperdiciando su destino. La urgencia de prioridades educativas fue sustituida por prioridades económicas. Los cuarteles departamentales ya no adquirían importancia por su ubicación geográfica y servicios policíacos demandados sino por los ingresos económicos potenciales. La recaudación era más importante que la educación. Cuando los comandantes departamentales comenzaron a comparar los ingresos mensuales en los diferentes comandos, la clasificación de buenos y regulares fue la guía para mantener o mejorar los servicios impositivos. Comandos como Boaco y Ocotal eran regulares en comparación con los buenos como León y Chinandega; la solución para compensar las diferencias en ingresos, llegaba en detrimento de los propios soldados o policías: pésima alimentación, deprimente alojamiento y cero incentivos; también en detrimento de la población: aumento de multas, permisos y nuevos recargos; por último, en detrimento de la institución en general: nóminas infladas, auxiliares fantasmas y operaciones de inteligencia ficticias. Al final de todas esas patrañas, un comando regular aunque no competitivo, se había tornado productivo. Y en este afán rutinario, la Guardia Nacional se hizo más negocio que institución del orden; más fuente de ingresos que proveedora de servicios; más organización de repudio que fuerza de estabilidad. Cuando el viento sopló con furia, ya las bases corroídas, cedieron a la tempestad. Durante la Semana Santa del año 1972 yo estaba asignado a la Patrulla Presidencial cuya misión era proteger al Presidente estableciendo un perímetro exterior de seguridad en cualquier evento programado. En esa ocasión estábamos en San Juan del Sur alojados por el tiempo de la misión, en el cuartel GN de ese puerto. Dado el trajín de la semana mayor, nuestra estadía en el cuartel se volvía insoportable a medida que transcurría la semana; al llegar el sábado ya no pudimos conciliar el sueño, una situación a la que no estábamos acostumbrados: efectivos del comando que entraban y salían constantemente, el Cabo de Guardia vociferando sobre nombres y datos personales de borrachos detenidos, la puerta de la bartolina que abrían y cerraban con violencia, las quejas y gritos de los encarcelados y de repente ya casi rayando el alba, un patético grito: Hijo de puta cabo Potosme, esta es la cuarta vez que me echás preso, ya no me saqués más porque se me acabó la plata. Probablemente era el típico lamento que en los fines de semana era rutinario en todos los cuarteles departamentales del país. Centenares de borrachos encarcelados, pagando 135

136 multas repetidamente y decenas de cabos de guardia como Potosme, cobrando las multas para engrosar los bolsillos del comandante de turno. Y esta era apenas una de tantas artimañas para mejorar el negocio y propiciar la autodestrucción de la institución. ABUSO EN LA CIUDAD Y PREPOTENCIA EN EL CAMPO Con ese tipo de conducta el concepto de autoridad perdió sustento. Se fue estableciendo una especie línea de separación entre víctima y victimario; un aislamiento institucional que dio la sensación de respeto y en el fondo no era más que paciente rechazo. Al aislamiento urbano se sumó el proceder en el campo cargado de actitudes autoritarias, prepotentes, mientras la pauta policíaca en la capital tampoco era ejemplar. Los rasgos propios de una policía moderna estaban en Managua, siguiendo el curso trazado, pero al menos, disfrazados de gendarmes. Sin embargo, fueron incontables los abusos de la llamada Policía. Soldados y oficiales asignados a ese cuerpo perdieron, consumidos por la sensación de autoridad, el aplomo y la sensatez humana. Nombres como Alesio Gutiérrez, Gonzalo Lacayo, Róger Vega, Ronald Sampson y otros, resonaron por mucho tiempo entre víctimas y afectados. La euforia del momento creó en ellos una sensación de utilidad y contribución al sistema y terminaron empañando la imagen de la institución. Con el tiempo, la Cuesta del Plomo se hizo popular en el argot de la Policía de Managua; unas veces usada como medio correctivo para detenidos, otras veces como destino final para los que sucumbieron al ultraje autoritario. Por años, todas esas anomalías fueron vistas con simpatía por los superiores, casi como acciones indispensables para ejercer la autoridad; y los hombres que la ejercieron de esa manera, se labraron cierta aureola de coyoludos En el campo, los abusos fueron cometidos por un reducido número de oficiales patrulleros ávidos de ingresos y muy poco dispuestos a disciplinar sus tropas. En muchos sectores de las montañas nicaragüenses, el campesinado se encontró en una especie de fuego cruzado: por un lado, la GN buscando información o acusándolos de cooperadores con la guerrilla; por el otro lado el FSLN tildándolos de orejas o informantes. Los casos más leves de abusos se daban con los oficiales patrulleros que por embolsarse el dinero provisto para comprar alimentos, terminaban usurpando gallinas y cerdos de la población campesina. 136

137 En 1967 después de la operación militar de Pancasán fui asignado a patrullar la zona de Wamblán bajo el mando del coronel René Zelaya Paz en una misión de limpieza, en persecución de pandilleros de la zona controlados y dirigidos por los hermanos Moncada, muy temidos y respetados en esa región. Audazmente ofrecieron resistencia a las patrullas de combate y en la primera escaramuza perecieron dos de los cuatro hermanos; los otros dos se esfumaron y nunca se les pudo localizar; al final de la operación Zelaya decidió visitar la casa de los Moncada donde aún vivían los menores y la madre de los hermanos en fuga. Al llegar al local, Zelaya muy enérgico la interpeló en términos y tono muy usados por los patrulleros en esos lugares: -Señora, dónde están sus hijos? No sé de mis hijos desde que se fueron hace ya varios meses. Le voy a repetir la pregunta, pero antes, déjeme recordarle que la Guardia es como Dios: Omnipotente, Omnisciente y Omnipresente. La Guardia está en todas partes, lo ve todo, lo oye todo y lo sabe todo. Una forma más humana de obtener información de parte de una anciana madre campesina, pero no oculta el sentir autoritario ejercido por muchos patrulleros en las zonas rurales del país y el sentir exagerado sobre las facultades de la GN, una especie de mito de poder. Muchas de las buenas acciones de la GN en el campo de la acción cívica se desestimaron a su debido tiempo quizá por el efecto aislacionista resultante de las acciones impropias: la inseminación artificial para mejorar la ganadería del país, la apertura de caminos de penetración y la construcción de la trocha Acoyapa-San Carlos son sólo algunos de los empeños comunitarios que perdieron el mérito, no por falta de valor sino por omisión de reconocimiento. POLICÍA O EJÉRCITO El aislamiento de la Guardia Nacional fue auto impuesto, acción involuntaria a veces que minó sus bases, su imagen, su proyección y finalmente su moral. En cada Departamento de la República el aislamiento era rutinario y con cada cambio de Comandante la población entera también esperaba cambio de proceder, menos imposición, más servicio. Pero había una especie de seguimiento, un modelo establecido muy difícil de romper. En tiempos de relativa tranquilidad, la GN desempeñaba su papel de policía bajo su modalidad mercantil y en tiempos difíciles, pretendió retomar el rol de ejército y esta disparidad de funciones casi siempre confundió el rumbo correcto y particular, mezclando una cosa con la otra. Las consecuencias de esta mezcolanza se palparon después del 23 de julio de 1958 en León y el 22 de enero de 1967 en Managua. Un esquema de organización incuestionable a pesar de los retos. Para los Anastasios, la Guardia era su 137

138 guardia y podía emplearse como policía, fuerza de choque o ejército. Lo más importante era preservar el poder y la GN como tal, era el instrumento adecuado. A más desaciertos, mayor control; a más necesidades, mayores prebendas. La reforma, la reestructuración, la modernización, la educación y la necesaria separación de funciones, eran términos vagos que no se aplicaban a la Guardia Nacional de Nicaragua en su oculta misión. EXPRIMIR PARA OBTENER En el interior de los cuarteles departamentales el ambiente era deprimente para el soldado común; sin incentivo alguno, padecía además el descuido irresponsable en sus necesidades básicas: un salario de miseria y una alimentación de pordiosero. El presupuesto para alimentación jamás se revisó; la partida para alimentación de apenas dos córdobas por tiempo de comida prevaleció hasta el final; la asignación y tipo de vestuario estipulado en los orígenes de la GN en 1927, eran vigentes en 1979; los fondos de pensiones y retiros se estimaron seguros en una organización temporal y hoy los sobrevivientes padecen la miseria. Los desaciertos fueron desproporcionados y abarcaban todos los rubros controlados: alimentos, ropa, combustible, medicinas y equipo. En el Batallón Blindado el general José R. Somoza, comandante de esa unidad, dueño de fincas agrícolas y ganaderas, se compraba él mismo, la carne, la leche, las verduras, los granos y la leña para cocinar los alimentos de su tropa. Con frecuencia uno de sus hijos intercedía en la supervisión del negocio y abiertamente le reclamaba al Oficial de Mesa, el coronel Miguel Cordero, que las entradas de la mesa estaban muy bajas. Muchas veces cuando las quejas por mala alimentación en otros comandos llegaban al Inspector del Ejército que era el mismo José R. Somoza, caían en saco roto porque no había respaldo moral para enmendar las faltas que él mismo cometía. Los privilegios para unos pocos y los procedimientos corruptos de la mayoría en posiciones de mando, siguieron definiendo el curso torcido de la GN; si comenzó con uno y terminó con otro es irrelevante porque al final, todos fuimos culpables. Y la consabida arenga política del general Somoza, exaltando la lealtad y el empeño de servicio ciudadano de la Guardia Nacional como institución, fue real y acertado en lo de leal, pero mítico en lo referente a servicio adecuado. 138

139 5 EL LAPSO PRETORIANO Puedes construir un trono con bayonetas, pero no puedes sentarte en él por mucho tiempo Boris Yeltsin EL MITO DE LA APOLITICIDAD El lapso pretoriano de la Guardia Nacional de Nicaragua ( ) fue el experimento paternalista y posesivo de los Anastasios y la postura dependiente y sumisa de la institución. Una especie de permanente simbiosis con autoridad y obediencia, exigencia y necesidad, altivez y humildad, corrupción y fidelidad. Cuarenta y siete años de control pleno y apoyo necesario para introducir un nuevo paradigma en la política nicaragüense. Con la GN usada como garante, desaparecieron las preocupaciones tradicionales de bruscos cambios de gobierno, cuartelazos y revoluciones permanentes que habían caracterizado el panorama político nicaragüense desde remotos tiempos. El ejército 139

140 nacional negociado en Tipitapa y convertido al poco tiempo en ejército familiar, perdió su propósito y por ende su inocencia política Somoza García que a partir de noviembre de 1932 se desempeñó como asistente del general Calvin B. Matthews, Jefe Director de la GN en ese entonces, había tempranamente comenzado a digerir los pormenores de su futuro cargo y después de ser confirmado no perdió tiempo en consolidarlo y preservarlo de acuerdo a sus verdaderas intenciones. Después del asesinato de Sandino, ningún oficial en la GN pudo jamás disputarle dicho cargo y en el proceso, la institución perdió su sentido de neutralidad; la pregonada neutralidad política fue sólo un mito y de esa percepción se proyectó el resto de conceptos míticos que desafiaron la realidad: poder, profesionalismo, rectitud. Las primeras misiones que el general Somoza asignó a la GN fueron políticas, impidiendo manifestaciones de sus adversarios y recolectando firmas para apoyar su candidatura a raíz de la destitución del presidente Sacasa. Cuando Juan Bautista Sacasa llegó a Nueva York en calidad de exiliado político expresó: Después que tomé posesión en 1933 me di cuenta de que el poder constitucional de mi cargo estaría limitado por la fuerza de la policía y la Guardia Nacional, ambos cuerpos organizados por los marinos de los Estados Unidos en el país, al hacerme cargo de la Presidencia. Poco tiempo después al aproximarse las elecciones programadas para diciembre de 1936, los partidos políticos de oposición optaron por abstenerse de toda participación en esos comicios y al final del comunicado expresaron: De esta manera el Ejército se ha convertido en un partido político armado, contra el cual nada podrán los otros partidos inermes en una contienda cívica. No es posible luchar contra el Jefe Supremo del Ejército. Así el general Anastasio Somoza García, Jefe Director de la Guardia Nacional de Nicaragua, triunfó en las elecciones de diciembre y el primer día del año en 1937 asumió la Presidencia de la Republica. Los primeros oficiales que fueron integrados a la GN de la vida civil por supuesto llegaron politizados; liberales y conservadores en un balance 50/50 para instaurar neutralidad, sin embargo, la primera maniobra del general Somoza fue limpiar la institución de conservadores; el primero en ser retirado fue el coronel J. Andrés Urtecho que como graduado de West Point representaba un adversario formidable para él, carente preparación militar académica. 140

141 EL BAUTIZO SOMOCISTA Después de 1956 con Anastasio Somoza Debayle, creerse apolítico en las filas de la GN era sólo un sueño. En la Academia Militar cualquier aspirante aseguraba su ingreso con una carta de recomendación firmada por un miembro de la familia Somoza y una vez graduado no había cabida para ideologías u opiniones que no fueran de apoyo y reconocimiento al Partido Liberal Somocista y a la personalidad del general Somoza García o Somoza Debayle en sus respectivos períodos. En 1967 tras la graduación de la Vigésima Segunda Promoción de la Academia Militar, cinco oficiales de la misma fuimos asignados al Primer Batallón Blindado Presidencial y el 5 de julio, un día después de la ceremonia de graduación nos presentamos ante el general José R. Somoza, comandante de la unidad. Como era tradicional en el Batallón Blindado, la bienvenida a los nuevos oficiales recién graduados se denominaba como el bautizo de los potrillos y terminaba en el Casino Militar donde cada bautizado tenía que beberse un gran vaso de whisky y absorber el anillo de graduación colocado en el respectivo vaso. Sin embargo, la ceremonia previa fue más formal: un auténtico bautizo político, una especie de introducción a un mundo de fidelidad y culto a la personalidad. Sentados alrededor de una inmensa mesa ovalada en el salón de conferencias, el general José R. Somoza precedía la presentación, a su izquierda el coronel José Ramón Silva Reyes y el mayor Oscar Morales Sotomayor a su derecha; Silva Reyes era el Oficial Ejecutivo y por el orden debía sentarse a la derecha del Comandante, pero Morales sin pertenecer al Blindado, estaba siempre a la orilla de don José, reclamando en ese momento por su ubicación arbitraria, la voz cantante. Entonces comenzando por la derecha estaban sentados los oficiales más antiguos y continuando en ese orden hasta llegar al extremo izquierdo que se cerraba con los más nuevos en este caso con los potrillos. Después de unas sencillas palabras de bienvenida, don José, dirigiéndose a Moralitos, dijo: -Mayor, identifique a todos estos oficiales. Acto seguido el mayor Morales se dirigió al primer oficial sentado a su derecha: - Qué cosa es usted? Somocista señor! - Y usted? - Somocista señor! La pregunta se repetía con el siguiente oficial en el mismo tono y ritmo; la respuesta de cada uno de los cuestionados siempre era la misma: Somocista señor! Sólo faltaban los recién graduados para completar la ronda y yo era el primero en la secuencia seguida. Quizá traicionado por el subconsciente y después de cuatro años en un ambiente académico donde la disciplina, los estudios y la instrucción militar jamás habían insinuado comportamiento político específico, mi respuesta fue auténtica e ingenua: 141

142 Apolítico señor! La reacción de Moralitos fue inmediata y señalando a uno de los oficiales, dijo: - Hodgson, enséñele a este potrillo lo que usted ya sabe. Acto seguido Hodgson me condujo fuera del salón y tras unos minutos de amigable adoctrinamiento, regresamos a la reunión. Misión cumplida señor! dijo el capitán Hodgson dirigiéndose a Moralitos. Apenas unos instantes habían sido necesarios para instar una reacción apropiada en el resto de oficiales novatos. Este episodio pintoresco fue además una lección eficaz. A partir de ese bautizo nunca dudé en expresarme abiertamente como somocista. De hecho, la Guardia entera bajo múltiples métodos era y siguió siendo somocista hasta el fin de sus días. Una institución entera había perdido su razón de existir. Todo lo de Tipitapa había quedado en el papel como en el papel quedaron las formalidades posteriores. En Diciembre de 1927 cuando el Dr. Carlos Cuadra Pasos, Ministro de Relaciones Exteriores y Danna G. Munro, Encargado de Negocios de Estados Unidos firmaron oficialmente el convenio creador de la Guardia Nacional de Nicaragua, ésta ya estaba funcionando bajo la jefatura del general Elias R. Beadle que había relevado al general Robert Y. Rhea primer organizador de la GN por escasos cincuenta días; siguió un corto período interino de sólo diez días desempeñado por el mayor Harold C. Pierce. Luego en la jefatura siguió el general Douglas C. Mc Dougal, finalmente el general Calvin B. Mattews y en un período interino previo de ocho semanas, el coronel Julian C. Smith. Cuando el general Somoza García tomo el mando en 1933 la institución perdió esa riqueza de mando diverso experimentada en sus primeros cinco años de existencia. La neutralidad política de la institución se discutió enfáticamente en los acuerdos de Tipitapa y se plasmó en el convenio firmado por Cuadra Pasos y Munro. La segunda cláusula del convenio dice: La Guardia Nacional de Nicaragua se considerará como la única fuerza Militar y de Policía de la República y de que dispondrá el Comandante General para garantizar la paz interior y seguridad de los derechos individuales. Tendrá el control de las armas, municiones, materiales, la supervigilancia del transporte y la compraventa de ellas en la República. Tendrá además el control de todas las fortificaciones, cuarteles, edificios, terrenos, prisiones, penitenciarías, barcos y otras propiedades del Gobierno que anteriormente estaban bajo el control de las fuerzas del ejército y marina y de la policía de la República. Sólo estará sujeta a las órdenes del Presidente de la República por sí o por las órdenes correspondientes y cualquier otro empleado que desee los servicios de ella deberá solicitarlo por medio del oficial de la Guardia más cercano. Más adelante en la séptima cláusula se lee: La Guardia Nacional estará bajo el control del Presidente de la República, quien dará todas las órdenes relativas a la Guardia Nacional al jefe de 142

143 ella, por sí o por el órgano correspondiente. Los demás empleados que necesitaren la protección o los servicios de la Guardia Nacional, lo solicitarán al oficial superior de la Guardia en su localidad. La primera parte del lapso pretoriano de la GN ( ) fue de consolidación en términos afines a los intereses de Somoza García; todos los elementos conservadores que habían ingresado inicialmente con rangos de coronel, mayor y capitán para conformar la cadena de mando, fueron paulatinamente separados de servicio activo. Durante ese período, después del armisticio y las acciones contra los llamados bandoleros remanentes del ejército desactivado de Sandino, no se registraron operaciones tácticas de relevancia. Todo lo demás fue enmarcado en el área policial. Durante el segundo período ( ) la situación fue diferente. Apenas meses después del asesinato de Somoza García se inició el conflicto de Mokorón en mayo de 1957 pero al final, todo se redujo a preparación y movimiento hacia el Norte, hasta culminar con el arbitraje internacional de La Haya donde Nicaragua perdió todo el Territorio en Litigio. Luego en 1959 un grupo de exiliados opositores y algunos ex oficiales GN lanzaron desde Costa Rica la llamada invasión de Olama y Mollejones. Ese mismo año en cooperación con las autoridades hondureñas se suprimió otro movimiento armado del exterior en la acción del Chaparral. Seguidamente se efectuó la toma armada de los cuarteles de Jinotepe y Diriamba por opositores conservadores al mando de los hermanos Chamorro. Las siguientes dos décadas fueron de participación activa para el FSLN como protagonista principal: asaltos bancarios, toma de iglesias, Pancasán, Zinica, Chema Castillo, Ofensiva de Octubre de 1977, Palacio Nacional, Ofensiva de Septiembre de 1978, Nueva Guinea, Frente Sur e insurrección general. Mientras tanto, la simbiosis Somoza-GN estaba completamente cimentada. La única diferencia en el lapso pretoriano para la GN fue el segundo apellido de los Anastasios; todo lo demás no fue más que herencia y confirmación de un destino común. 143

144 6 LA YUNTA SE CONVIRTIÓ EN ANCLAJE Hay dos maneras de irradiar la luz: ser la antorcha o el espejo que la refleja Edith Wharton EJÉRCITO Y POLICÍA Después de la neutralidad el siguiente mito de importancia que se generalizó en los años de control familiar de la GN fue el de profesionalismo. Se creyó por mucho tiempo que la Guardia Nacional era un ejército profesional y al mismo tiempo una policía eficiente. Sin embargo, de esas dos funciones diferentes aplicadas en el caso particular de la institución, resultó una especie de yunta que impidió el desarrollo especializado para cada función en particular. Ningún ejército puede actuar efectivamente como policía y ninguna policía eficientemente como ejército. La misma organización nacional que dejaron establecida los marines en 1932, se mantuvo casi intacta hasta Las compañías de infantería departamentales organizadas en pelotones, escuadras y equipos de combate a la manera convencional, pretendieron durante todo el lapso pretoriano, desempeñar funciones de policía sin tener la mínima preparación en investigación, criminología, 144

145 balística, medicina forense, relaciones públicas, etc. Y cuando llegó la guerra, esos improvisados policías habían olvidado las tácticas y técnicas de combate. Una permanente ironía de no ser una cosa ni la otra, ni chicha ni limonada en la mejor expresión nicaragüense. VERDE OLIVO O GRIS De repente en la GN apareció un uniforme color gris a diferencia del tradicional kaki o verde olivo para que la ciudadanía pudiera distinguir entre Ejército y Policía; sin embargo, la unidad táctica primordial de la GN, la Compañía B del Batallón Blindado, usualmente era provista de ambos uniformes: gris para actuar como policía en ciertas misiones y verde olivo para misiones de combate. El general José R. Somoza comandante del Blindado y firme defensor del tradicional estado de cosas en la GN, era muy dado a prescribir el color del uniforme según su apreciación del ambiente operacional. Cuando los estudiantes azuzados por agitadores comenzaron a tomarse las iglesias capitalinas, las tropas del Batallón Blindado salieron a efectuar los desalojos vestidos con el policial uniforme gris. La ingenua mentalidad del Inspector General del Ejército pretendía trasmitirle a la ciudadanía que los desalojos eran efectuados por la Policía de Managua y estos soldados entrenados para combate lo que menos usaron fueron métodos de policía. Para la población observadora, el color del uniforme no cambió su arraigada percepción de la fuerza politizada. La palabra guardia se enfatizaba con cierto desdén para omitir convenientemente el apelativo somocista. Las únicas unidades de la Guardia Nacional que oficialmente ejercieron las funciones de policía, fueron la Policía de Managua y la Policía de Tránsito, todo lo demás fue artesanal. Con el auge vehicular y la explosión demográfica que experimentó el Distrito Nacional, ambos comandos que actuaban por separado, llegaron a convertirse en los más codiciados por las recaudaciones que se traducían en desproporcionados ingresos para los titulares respectivos. A pesar de todo, antes del terremoto todavía funcionaban en instalaciones inapropiadas en marcado contraste con su importancia. La Policía de Tránsito con oficinas principales en los pasillos del Estadio Nacional llenando la parte trasera del coloso deportivo con chatarra, grúas destartaladas y celdas improvisadas para los detenidos por violaciones de tráfico. La Policía de Managua por su parte, tenía su instalación principal en una vieja fortaleza conocida como El Hormiguero y cuya notoriedad era la cantidad de cartuchos de papel colgando de sus rejillas mediante los cuales, los detenidos pedían 145

146 ayuda monetaria a los transeúntes; interiormente El Hormiguero no era más que un conjunto de cárceles antihigiénicas, cuartos de maqueo y oficinas mal distribuidas para cada especialidad policial. Después del terremoto de Managua, la Policía fue reubicada en los predios de una antigua cárcel conocida como La Aviación y allí terminó sus días. Muy temprano en Abril de 1937, mediante una conferencia de prensa, el general Somoza García refiriéndose al tema de la policía urbana, había expresado: Este cuerpo será seleccionado de entre el ejército, no solamente por su record de buena conducta y disciplina, sino por su complexión física. Se desea que todos y cada uno de los miembros de la policía sean corpulentos, atléticos, que cuando le pongan la mano en el hombro a cualquier hijo de vecino para invitarlo a hacerse reo, no halla necesidad de sacar el revólver. El sueldo de esta Policía será mejorado convenientemente. Nada de eso fue realidad. Ninguno de los generales Somoza creó un cuerpo de policía independiente. Para ellos, el riesgo político estaba en juego; más fuerzas independientes significaban mayor control. Entonces, Policía, Tránsito, Fuerza Aérea, Guardia Marina, Aduanas y Migración, conformaron siempre un sólo cuerpo: la Guardia Nacional de Nicaragua. La preparación de decenas de oficiales en el campo policial y la instauración de una Escuela de Policía tampoco cambiaron las cosas porque había un molde establecido de acción y de conducta del cual nadie se podía desviar. Cualquier especialidad en la que uno orgullosamente pretendiera realizarse, quedaba sin sustento. En los años finales de la institución, cuando el manejo cotidiano de la GN era ejercido por el general José R. Somoza, su esfuerzo por mantener esa percepción monolítica de la GN en función global, fue una especie de permanente decepción en las nuevas generaciones orgullosas de su preparación militar alcanzada en escuelas y academias de prestigio, en América y Europa. A nadie le gustaba sentirse militar y actuar como policía o después de concluida la Escuela de Comando y Estado Mayor, ser asignado a una Sección de Policía. Pero el mismo procedimiento estaba concebido para romper cualquier esquema diferente y muchas voluntades y orgullos se quebraron ante la tentación de los ingresos potenciales en las dependencias policiales. Era el mismo José R. Somoza, con fama de campechano como su padre, quien continuamente repetía: Aquí no hay policías, ni pilotos, ni soldados, sólo hay guardias nacionales. 146

147 7 RELATOS DE PODER No abrigues la ilusión de que tu adelanto se adquiere ultrajando a los demás Cicerón LA G. N. ES INVENCIBLE La noción de poder que se le atribuyó a la Guardia Nacional por mucho tiempo fue otro de los mitos que se crearon alrededor de la misma. El poder de un ejército se deriva de su eficacia, eficiencia y poder de fuego acorde a la realidad del momento o cualquier situación potencial. El mito de poder de la GN fue herencia de ese proceder autoritario con que caracterizaba sus acciones y que nada tenía que ver con un auténtico poder de combate. Muchos personajes de la institución fueron temidos por sus acciones en determinadas circunstancias y ese temor elemental dio paso al mal interpretado poderío de la GN. La creencia de poder se generalizó tanto que hasta los mismos oficiales y clases se llegaron a considerar invencibles; aún hoy en el exilio, después de treinta años, algunos 147

148 siguen defendiendo como consuelo, esa posición; da la impresión que la GN entera se trasladó a Miami voluntariamente. Los que manejaron los números cambiantes del estado de fuerza de la institución coinciden en establecer una cifra no mayor de ocho mil hombres en los mejores años de la GN. En términos convencionales, ocho mil hombres son el equivalente a diez y seis batallones o cinco brigadas, a lo sumo una división ligera. Sin embargo, en Nicaragua los batallones existieron sólo en el papel: Primer Batallón, Batallón Somoza, Batallón de Ingenieros, Batallones Departamentales. El estimado fue desproporcionado en números reales; un Departamento como Chinandega pudo haber tenido en nómina 400 hombres, sin embargo, para fines de servicio, no aparecían por ningún lado. Todos los batallones de Managua juntos, sumaban para fines de combate, no más de 300 efectivos. Entonces Qué era la Guardia Nacional? Simplemente un fraude, una organización de fantasmas, el poder atribuido era sólo un mito. El pueblo en general, los cronistas de la época, los adversarios, los resentidos y al final el mismo FSLN, se encargaron todos, de difundir el mito. Cuando el coronel Zelaya Paz en la montaña comparaba a la GN con Dios, lo hacía con ceremonial creencia; cuando el coronel Aquiles Aranda divulgaba en los medios sus famosos comunicados de prensa, reclamaba en ellos esa creencia; por eso el mismo personal de la GN le comenzó a llamar con ironía y realismo: Aquiles-miento. Quizá es el personaje que más se pareció al famoso Ministro de Información de Irak en los días finales de Sadam Husein. Inexplicablemente, la Superioridad de la GN se cegó con dicha creencia y en 1977 con la Ofensiva de Octubre de los terceristas, despertó tardíamente a la realidad imponiéndole a la escuela de reclutas (EEBI) el trabajo que le correspondía a todos esos batallones. En 1959 con el éxito táctico logrado ante la Invasión de Olama y Mollejones, el general Somoza recalcó ese espíritu invencible de la GN, pero en realidad había exagerado el trasfondo a conveniencia política. Los Mollejones es un llano chontaleño al Sureste de Santo Domingo, Chontales y Olama una zona fangosa muy al Norte en el Departamento de Boaco casi en el límite con Matagalpa. En ambos lugares la inexperiencia de los invasores provocó su propia rendición ante sendas patrullas GN de no más de 15 soldados cada una. Luís Cardenal, uno de los participantes en esa aventura escribió en su libro Mi Rebelión, lo siguiente: Sobre Olama y Mollejones no tengo nada que añadir. Mantengo mi posición de que fue un disparate por muchas razones como la ubicación, el entrenamiento, el armamento, la preparación, el liderazgo y la más importante: la traición que nos hicieron el frente interno y los otros frentes que se abrirían en las dos fronteras de Nicaragua. El grupo de Los Mollejones sin oponer resistencia se rindió a una patrulla de 15 soldados y juntos desfilaron por la calle principal de Santo Domingo rumbo al cuartel GN. En Olama el 148

149 grupo fue rápidamente ubicado porque el avión Curtis en que habían sido transportados quedó atascado en el terreno fangoso donde aterrizó. Jaime Chamorro participante en Olama relata: Con el desembarco del día anterior efectuado en Los Mollejones, suponíamos que todas las unidades disponibles de la Guardia Nacional permanecían en estado de alerta. Por tanto, ver bajar un avión tan grande como el nuestro en un lugar como ese, deberían haber avisado inmediatamente desde Muy Muy o Tierra Azul a Managua, para que enviaran aviones Mustang, como en efecto sucedió. El grupo de Olama también se rindió sin oponer mayor resistencia quince días después de la destrucción del avión empantanado. Dos oficiales ex-gn, los capitanes Ubilla Baca y Rivas Gómez optaron por no rendirse y tiempo después perecieron combatiendo contra otra patrulla GN antes de alcanzar la frontera con Costa Rica. El general Somoza le puso punto final a este episodio con un acalorado discurso lleno de furor victorioso: Vale más la vida de un guardia nacional que la de todos estos Fideles Castros juntos, por lo cual les doy las gracias, soldados, de que no hubo derramamiento de sangre. Ustedes fueron generosos en no matarlos, bueno está bien que no haya sido así. Les jugamos al garrote y los asustamos de verdad. Con bravuconadas dijeron estos mentecatos, estos mismos que están aquí, que pelearían hasta morir. Ustedes han sido nobles al permitirles que siguieran con vida. Como soldado y como Jefe Director este es el día más feliz de mi vida. JINOTEPE Y DIRIAMBA Poco tiempo después de la invasión de Olama y Mollejones se efectuó la toma de los cuarteles de Jinotepe y Diriamba ejecutada por un grupo de opositores al mando de los hermanos Chamorro Rapaccioli. Todos los cuarteles de la Guardia Nacional en los Departamentos, eran vulnerables a cualquier ataque coordinado por estar ubicados en la zona céntrica de pueblos o ciudades y ser accesibles al público en general como estaciones de policía que eran, según la misión implícita de la institución. Estas guarniciones respectivas fueron sorprendidas en sus negocios cotidianos y tomadas por la fuerza; la acción de rescate tuvo que llegar desde Managua. Dada la superioridad, potencia de fuego y maniobra sorpresiva de la fuerza de rescate, los cuarteles asaltados fueron abandonados y tras la retirada los que lograron refugiarse al amparo de rehenes en el Instituto Pedagógico de Diriamba, negociaron la rendición. Este nuevo capítulo exitoso de la GN propulsó un poco más, el mito de poder, pero en el fondo quedaba al descubierto la vulnerabilidad de los cuarteles departamentales. 149

150 EL 22 DE ENERO Después de la acción de rescate en Carazo la otra acción urbana importante en la historia de la GN fue la ejecutada durante la manifestación política del 22 de enero de La acción militar o policíaca en este capítulo, ha sido demasiado distorsionada y exagerada por los cronistas del momento. Con una muchedumbre impresionante a lo largo de Avenida Roosevelt del viejo Managua, los organizadores pretendieron intimidar al Gobierno y a la Guardia Nacional forzando un desenlace político favorable a la oposición encabezada por el Dr. Fernando Agüero. Las cosas salieron mal desde el comienzo porque alguien en la multitud disparó contra el personal GN en los alrededores provocando la muerte del teniente Sixto Pineda que maniobraba un camión cisterna contra los manifestantes; los disparos de respuesta de los GN provocaron una caótica desbandada de los manifestantes y cierta resistencia de otros elementos armados en los lugares aledaños. Los dirigentes terminaron refugiándose en el Gran Hotel donde también concluyeron negociando la rendición. La acción militar definitiva que puso fin a este episodio se centró en el empleo de dos carros blindados que comandados por José Iván Alegrett y Alberto Smith, bajaron de la Loma de Tiscapa para avanzar en dirección del hotel y dar un ultimátum a los dirigentes responsables, quienes no tardaron en aceptar las condiciones y abandonar el local en forma ordenada. Con este desenlace la GN había despejado las dudas sobre cualquier insinuación de desvío o desobediencia hacia sus superiores; seguía alimentando su fama de poder y dando testimonio de su inquebrantable fidelidad hacia el Jefe Director. Cuando el FSLN se aventuró en grande ese mismo año en Pancasán, también comenzó mal y esa primera derrota alimentó en el general Somoza y la Guardia Nacional en general, la prolongada sensación de indiscutible poder. Le tomó al Frente Sandinista diez años más de amenazas para que se comenzara a cuestionar seriamente, la autenticidad de tal suposición. 150

151 8 ENTRE DOS FIGURAS El renombre de grandes hombres debería ser siempre medido por los medios que usaron para lograrlo La Rochefoucauld SOMOZA GARCÍA Y SANDINO Los historiadores han debatido ampliamente las figuras de Somoza García y Sandino. Casi no hay margen para nuevos ángulos o enfoques diferentes. Polarizada como está la secuela de sus legados históricos, resulta más ilustrativo tratar de entender sus rasgos comunes y los hechos que en sus mundos públicos y privados, los proyectaron. A veinte y dos años del primer magnicidio (1934) se dio el segundo (1956). Después del primero, el general Somoza se dio a la tarea de minimizar la figura del general Sandino no sólo a través de su libro: El Verdadero Sandino o el Calvario de las Segovias, sino imponiendo una omisión histórica en los programas educativos de las escuelas públicas 151

152 y privadas durante todo su período. El general Sandino por su parte, no escribió obra alguna pero su auténtica biografía y visión propia de su destino, se pueden apreciar en el libro que él le dictara al escritor José Román en las montañas segovianas, titulado por sugerencia suya como: Maldito País. Fue indiscutiblemente la personalidad de Sandino y al final su propio martirio, el origen del mito y la secuela que determinaron un difundido proceso de acción y reacción en el proceso histórico moderno de Nicaragua. Fue también la personalidad de Somoza García y al final su asesinato, el origen de la saga de los Somoza y por ende el destino final de la Guardia Nacional. En consecuencia, a la sombra de estos dos personajes quedaron los relatos y leyendas de sus respectivos seguidores. Somoza García fue denominado General en 1926; Sandino se denominó General en 1926; ambos se consideraban masones y la muerte les llegó en el pináculo de sus carreras respectivas. El coronel Francisco Boza relata en su libro: Memorias de un Soldado, que Somoza García fue nombrado General por Francisco Alegría quien encabezaba un grupo rebelde en Carazo, después de ejecutar un asalto al cuartel de las tropas conservadoras en San Marcos. Sandino, por el contrario, se autodenominó General después del asalto contra una guarnición conservadora en El Jícaro en Noviembre de Sandino había nacido en Niquinohomo en 1894 y muy cerca de allí en San Marcos, Somoza en El general Sandino al ser capturado sorpresivamente en compañía de sus lugartenientes, después de la última cena con el presidente Sacasa, pidió aclarar la situación con su hermano Masón y los cronistas y testigos presenciales de sus últimos momentos, describen a un Sandino desconcertado y nervioso hasta que uno de sus subalternos lo conminó a aceptar su destino. Somoza García fue sorprendido y baleado a quemarropa por Rigoberto López Pérez, y herido de muerte no pudo más que aceptar su destino. Sandino a los cuarenta años y Somoza García a los sesenta, habían indiscutiblemente influenciado la historia contemporánea de Nicaragua. 152

153 LOS PERSONAJES DE LA G. N. Una institución es la biografía y la visión de sus personajes que con su comportamiento establecen pautas que nos orientan en la percepción global de la organización. Como ya hemos descrito anteriormente el primer héroe de la GN fue el sargento Policarpo Gutiérrez que perdió un brazo en los alrededores de Quilalí en una acción temeraria intentando rescatar bajo fuego nutrido el cuerpo del sargento Bruce, héroe de la batalla de Ocotal. Ya en la época pretoriana su hazaña inicial fue enturbiada por otras acciones y su ejemplo olvidado rápidamente. Nadie le disputó al coronel Francisco Granera sus habilidades en relaciones públicas y las aureolas de seriedad, a los coroneles Francisco Gaitán, Gutiérrez Rivera y Otto Mojica que les costó de paso, prolongadas asignaciones en el extranjero. En el lado oscuro, los nombres de Juan Ángel López y Oscar Morales Sotomayor acapararon los titulares de los diarios del país en sus mejores días, por los desaciertos que empañaron la imagen de la GN en proporciones considerables. Entre los personajes más controversiales estaban José Iván Alegrett y Reynaldo Pérez Vega; con un carácter prepotente y altivo, Pérez Vega era muy dado a humillar a sus subalternos por igual y Alegrett extrovertido en extremo, no tenía pelos en la lengua; disgustado por la actitud pasiva de Somoza Debayle durante el asalto al Palacio Nacional, despotricó contra él en estos términos: Señores vayan alistando sus valijas porque este gobierno está más que jodido. Los señores Somoza con tal de que no les toquen a sus parientes, están dispuestos a dar hasta las nalgas si se las piden; prepárense que vamos a Miami. La observación del Loco Alegrett resultó ser profética para el resto de oficiales y soldados. En la oficialidad media sobresalieron Franklin Montenegro, Pablo Emilio Salazar y Erick Aguilar por su profesionalismo como heraldos de una nueva imagen de la tradicional GN. Cuando las cosas se tornaron difíciles en los días finales de la institución, algunos de sus jóvenes integrantes sintieron de repente la necesidad urgente de abandonar sus filas: Adolfo Rubí, Jaime Bustamante, Rigoberto Betancourt, Rigoberto Buitrago y Ricardo Flores entre otros. La institución había sido también hogar temporal para destacados personajes de la vida pública nicaragüense: Jorge Arellano, Jorge Cárdenas, Arturo Cruz Porras, Mario Alfaro Alvarado, Agustín Torres Lazo y Carlos García entre otros. En los estratos básicos la humildad y sencillez propia de la masa campesina que conformó el grueso de la GN, fue una especie de desperdicio humano por no haber recibido los beneficios de una necesaria educación. Fue una decisión deliberada de la Superioridad en aras de un control total sobre la institución. 153

154 9 TODOS CONTRA LA EEBI Si quieres hacer enemigos trata de cambiar algo Woodrow Wilson EL ÚLTIMO MITO La EEBI (Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería) fue sin lugar a dudas el mito final de la Guardia Nacional de Nicaragua. Las muchas leyendas que se tejieron alrededor de esta escuela giraron alrededor de los resultados eficaces y eficientes con un mínimo de personal en los días más difíciles de la GN y también del hecho de tener como comandante al último de los Anastasios que significaba para muchos, una extensión política de la familia Somoza en el poder. La EEBI moderna que se inició con Anastasio Somoza Portocarrero en Junio de 1977 no estaba proyectada como fuerza de combate, era simplemente una nueva versión de la tradicional Escuela de Reclutas o Reemplazos que la GN siempre había tenido desde sus inicios. Sin embargo, el concepto fue diferente: visión y urgencia para entrenar a las 154

155 nuevas generaciones de soldados y sustentar el desempeño táctico de la institución ante los nuevos retos. Somoza Portocarrero actualizado en el desarrollo militar y ferviente aficionado del ambiente castrense por sus estudios y sueños de heredar la tradición de abuelo y padre en esa tercera generación de Somozas, había a esas alturas percibido el gigantesco atraso de la GN como organización eficaz y confiable, plagada de vicios y manejada bajo un concepto arcaico. El análisis general indicó que todo cambio real tenía que sustentarse en las bases y eso sencillamente era educación y entrenamiento para el soldado común que carecía de ambos a pesar de la longevidad de la institución. A todas luces y desde todos los ángulos, la GN en su estado de cosas estaba en franco estancamiento y porque no decirlo, en vertiginosa decadencia. Por su parte, a su temprana edad, la preocupación de Somoza Portocarrero era justificada y su visión reformista, bien auténtica para el destino de la institución; pero resultaba imposible separar sus ambiciones políticas por su liderazgo y herencia familiar. Después que se decidió por mi persona como segundo en mando para tal proyecto, sólo hablamos de entrenamiento y educación para los reclutas, jamás de unidades de combate. La EEBI fue a partir de Junio de 1977, a escasos dos años de la debacle, el paso obligado de nuevos y viejos soldados en vías de capacitación adecuada para los tiempos modernos, sobre todo para mejorar el desempeño táctico, desligado de la función policial que oportunamente tenía que ser separada como actividad independiente, responsable y profesional. Este proceso renovador se prolongó a toda máquina hasta octubre de 1977 cuando el primer curso en la fase final de entrenamiento, rescató el puerto lacustre de San Carlos de manos de los sandinistas que habían iniciado una ofensiva en el Norte y Sur del país. Este episodio cambió el destino de la escuela porque la GN no tenía la capacidad para afrontar la nueva situación ofensiva en varios lugares simultáneamente y, en consecuencia, nuevas misiones le fueron asignadas hasta convertirse apresuradamente en el sostén táctico de la GN en sus meses finales. El personal entrenado se organizó en pequeños grupos móviles de combate y esa calidad fue la que provocó desconcierto en el enemigo y críticas en el seno de la misma GN. La tradicional institución incapaz de resolver las situaciones bélicas candentes de la actualidad, generó también manifestaciones de celo profesional: El Chigüín tiene su propia guardia y eso no es bueno para el desarrollo de la institución. La institución sucumbió al cabo de dos años y muchos coinciden en manifestar que fueron dos años de prolongación, precisamente por las acciones militares de la EEBI; muchos de los críticos 155

156 tempraneros desertaron de las filas de la institución antes del final, otra parte de ellos abordaron el avión del general Somoza la madrugada del 17 de julio y el resto se reservó sus comentarios para siempre. Aparte de las verdaderas intenciones de Somoza Portocarrero en el campo político, el campo de las proyecciones militares profesionales se abrió para los jóvenes oficiales y soldados que reivindicaron su vocación castrense por encima de estimados políticos lejos de su control. Fue la oportunidad de desarrollar esas facultades lo que produjo ese fenómeno nunca visto en la GN. Unos pocos haciendo el trabajo de muchos en un esfuerzo quizá tardío para mantener con vida una institución que agonizaba desde hacía tiempo. Irónicamente, el FSLN y la misma Guardia Nacional se encargaron de propagar el mito; los guerrilleros porque saborearon el polvo de la derrota y los guardias descontentos por su comprensible impotencia. En San Carlos, Rivas, Monimbó, León, Chinandega, Estelí, Nueva Guinea, El Naranjo y el Frente Sur, quedaron las huellas de lo que era posible lograr como fuerza real de combate y la realidad potencial de la que la institución fue privada por equivocar sus conceptos. 156

157 10 COMENTARIO A medida que navegábamos de regreso a Estados Unidos, francamente pensé en la idea de un futro promisorio para Nicaragua por el recuerdo de dos hombres patrióticos, uno conservador y otro liberal, cada uno dispuesto a sacrificar ambiciones personales e intereses partidarios por el mayor bienestar de su país y cada uno dispuesto a confiar en el honor y buena voluntad de los Estados Unidos: Adolfo Díaz y José María Moncada. Esta cita del coronel Henry L. Stimson tomada de sus observaciones políticas sobre Nicaragua después del Pacto del Espino Negro, es más que ilustrativa en referencia al desenlace impuesto por su gobierno, llamado repetidamente a interceder en la prolongada y alternada disputa por el poder en Nicaragua. Stimson creyó de corazón que había dejado en nuestro país las bases para una prolongada armonía cívica y alternabilidad democrática con la instauración de una fuerza militar bipartidista y eventualmente nacional. En realidad, no tuvo que esperar mucho tiempo para constatar por sí mismo, que su autoridad bien intencionada en Nicaragua había sido desviada hacia los tradicionales intereses partidarios y renovadas ambiciones personales. Este volumen no es analítico sino más bien un recuento de las media verdades que se daban como hechos y logros en el desarrollo de la institución; una especie de castillo de arena a merced de las tempestades del momento. El primer período de la GN además de ser apolítico, estuvo lleno de auténtico aprendizaje de combate con balas vivas y fogueados instructores; fue esa la razón para dedicarle espacio a dos hechos relevantes de ese período que sentaron sólidas bases de tradición de combate a la sombra de los marines norteamericanos: La Batalla de Ocotal y la de Quilalí donde el teniente Christian F. Schilt personificó un valor, arrojo y sacrificio en un estilo jamás superado en la historia de la GN. También es importante enfatizar en este período el legado histórico de hechos concretos que se realizaron en Nicaragua y la consagración en nuestro territorio de Chesty 157

158 Puller el marine más famoso y condecorado en la historia del Cuerpo de Marina de Estados Unidos. Pero la institución fue arrastrada en un período de politización y aparecieron descontentos al rescate que no pudieron romper el esquema tempranamente establecido por el primer Jefe Director nicaragüense. Sin embargo, es necesario resaltar la figura de Guillermo Mendieta porque tardíamente, dejó al descubierto a costa de su rango, un auténtico sentir que por una u otra razón también estuvo reprimido en el subconsciente de muchos oficiales de la Guardia Nacional. Para entender las interioridades de la GN hay que comenzar en su seno, en los cuarteles donde se debatía en su doble papel de ser policía y / o soldado; en adaptarse e implementar los pormenores económicos de la función del orden y sufrir las consecuencias por las habilidades tácticas olvidadas. Cuando la función policial prevaleció, los desmanes se multiplicaron y el tiempo los regresó como fantasmas del pasado reclamando justicia. El bautizo político era reglamentario en términos prácticos para todo interesado en pertenecer a la institución; el episodio relatado en el quinto capítulo es experiencia vivida en carne propia, pero puede tomarse como ejemplo real de los métodos y rituales usados para la conversión al somocismo dentro de la institución. El otro factor determinante en el destino final de la Guardia Nacional fue lo que me pareció como una yunta tratando de ejecutar una doble tarea con las mismas herramientas; fue esa percepción la que privó a la GN de un desarrollo correcto y especializado desde el punto de vista profesional. De una u otra manera, surgieron las suposiciones descritas que he querido identificar como mitos y con ellos se pretendió dar sustento a una realidad perdida. En verdad nunca fuimos apolíticos, ni poderosos, ni profesionales porque los vestigios profesionales apenas llegaron ya al final del camino. Las sombras de Somoza y Sandino y las secuelas de sus magnicidios nunca fueron fantasmas del pasado en el desarrollo y destino de la GN, porque el primero, había originalmente trazado las reglas del juego y el segundo, había recientemente inspirado a otro grupo para retar a los fieles jugadores Y el tiempo demostró que las verdades a medias no resisten su prueba y el mito final de la EEBI fue sólo para amortiguar la caída. 158

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160 EEBI Los Quijotes del Ocaso En contra de lo que reportaba la prensa y pensaba la opinión pública internacional. Nicaragua no poseía esa tremenda maquinaria militar que todos le atribuían. Nuestras fuerzas militares estaban en consonancia con la filosofía del Partido Liberal y de acuerdo con la misma era la posición militar de nuestro país. Por esto debo admitir toda la responsabilidad. Anastasio Somoza Debayle 160

161 CONTENIDO 1 Introducción 2 Poder y acción 3 Graduación en el pantano 4 Entre Rivas y Monimbó 5 Rescatando a Occidente 6 Aún hay más en el Norte 7 Movilidad y sorpresa 8 De lo irregular a lo convencional 9 Las últimas 72 horas 10 Comentario 161

162 1 INTRODUCCIÓN Vago y nebuloso es el principio de todas las cosas, mas no lo es su fin K. Gibrán El 27 de mayo de 1977, antepenúltimo Día del Ejército en Nicaragua, Anastasio Somoza Portocarrero fue ascendido al rango de Mayor de la Guardia Nacional de Nicaragua. Previamente en 1973 a raíz del terremoto de Managua, había ingresado a la GN con el rango de Capitán para responder ante su padre, el general Somoza Debayle, Jefe Director de la Guardia Nacional y Jefe del Comité Nacional de Emergencia, por las toneladas de abastecimientos que estaban llegando del exterior como ayuda internacional y se almacenaban en los hangares de la Fuerza Aérea. 162

163 Ese mismo 27 de mayo, los primeros miembros de la Promoción 22 de la Academia Militar de Nicaragua, fuimos ascendidos al rango de Capitán después de catorce años de haber ingresado a la institución; catorce años de servicio en la GN significaban en términos prácticos, la mitad de la carrera activa. Según el reglamento cada oficial debía retirarse al llegar a los treinta años de servicio, incluyendo los años de academia; sin embargo, esto no se aplicaba para todo el mundo en la GN, pues oficiales privilegiados como Guillermo Noguera, Samuel Genie y muchos otros, jamás se retiraron y provocaron por muchos años un pegón en el escalafón de la institución que todos los oficiales en la GN, denominábamos como el embudo. Ya con el rango de Mayor, Somoza Portocarrero fue nombrado Comandante de la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería y en la misma Orden General, yo fui confirmado como Oficial Ejecutivo de la misma. La Guardia Nacional de Nicaragua que había sido fundada en 1927 estaba precisamente en el cincuenta aniversario y su existencia apenas se extendería por dos años más. Había tenido una infancia de cinco años ( ) bajo la dirección de sus formadores norteamericanos durante los cuales conoció a cinco jefe directores diferentes. Luego tuvo su desarrollo de veinte y tres años ( ) con un permanente Jefe Director, Anastasio Somoza García. Finalmente su madurez y decadencia de otros veinte y tres años ( ) también con un sólo Jefe Director, Anastasio Somoza Debayle. 163

164 Somoza Portocarreo, el tercer Anastasio, jugó un papel primordial en los años de extinción de la GN ( ) a través de la EEBI; muchos analistas coinciden en expresar que más bien fueron dos años de prolongación de la vida institucional de la GN como fuerza pretoriana. Es entonces el relato de esos dos últimos años desde el seno de la EEBI, lo que aquí nos proponemos exponer para despejar el mito y aportar modesta contribución a la historia militar de Nicaragua. En los libros anteriores he insistido en aclarar que las acciones tácticas más importantes en la historia de la GN antes de la EEBI moderna, se registraron con la invasión de Olama y Mollejones, el asalto a los cuarteles de Jinotepe y Diriamba y las operaciones de Pancasán y Zinica. También analizamos en general, las desventajas impuestas a la institución por la falta de separación en las funciones tácticas y policíacas. Por último, la falta de acción en los momentos más críticos: el asalto a la casa de José María Castillo en 1974 que marcó el comienzo del fin para la institución, por la actitud de sobrevivencia política del general Somoza a costa de la institución; actitud que fue rubricada nuevamente con el episodio del Palacio Nacional en Y por encima de todo, la imagen real de un sistema político desprestigiado y una fuerza militar fantasmagórica sin los atributos ni el poder real que por tantos años había proyectado. Una fuerza que en términos numéricos era equivalente a una División ligera pero en términos reales de combate, apenas se comparaba a tres o cuatro compañías de infantería. Bajo estas circunstancias, la EEBI terminó siendo un experimento híbrido de entrenamiento apresurado y acción inmediata de combate; una oportunidad única para jóvenes militares ansiosos de ejercer su vocación militar; un campo de acción para jóvenes soldados amantes de la vida castrense y un lugar de desarrollo y motivación para cabos y sargentos que nunca habían conocido un ambiente apropiado para sus proyecciones personales y profesionales. 164

165 Al final de todo este corto proceso, muy aparte de la distorsionada propaganda adversa del enemigo, la EEBI irremediablemente fue el receptáculo natural de toda clase de críticas envidiosas en las propias filas de la GN, sobre todo de los que no pudieron engrosar sus filas y no por exclusión, sino por falta de tiempo. Fue también una fuente de distanciamiento generacional entre la juventud y la vieja guardia. En resumen, como solían decir los descontentos, fue un ejército dentro del ejército. 165

166 2 PODER Y ACCIÓN El poder no es un fin en sí, sino un instrumento que debe usarse para un fin Jeane Kirkpatrick DE SANDHURST A FORT LEAVENWORTH La aureola de la EEBI inicialmente llegó con Anastasio Somoza Portocarrero quien indiscutiblemente proyectaba liderazgo confiable, no solamente por ser hijo de papá, sino por sus inclinaciones y preparación militares. Rechazado tempranamente en West Point, por tener pies planos, se refugió rápidamente en la prestigiosa Harvard para luego entregarse a la vida militar. Su paso por la Escuela Militar de Sandhurst en Inglaterra, le proporcionó una base sólida en este nuevo ambiente; sin perder el tiempo siguió preparándose militarmente en Fort Benning, GA: Infantería, Paracaidismo y Fuerzas Especiales, hasta culminar exitosamente en Fort Leavenworth, Kansas con el curso de Comando y Estado Mayor. Muchos 166

167 oficiales antiguos de la GN declinaban tomar ese curso para no perder durante un año completo, el ingreso de las prebendas en sus respectivos puestos; muchos otros, ni siquiera se interesaban en tomarlo, al no poder superar las barreras del idioma. Por todo eso, Somoza Portocarrero llegó a la EEBI lleno de confianza y su poder se proyectó rápidamente en acción. Tenía su propia compañía de construcción manejada por jóvenes profesionales en el ramo; de esta manera, los primeros en llegar a los predios de la Escuela, fueron los ingenieros Armando Lugo y Juan López así como el arquitecto Fernando Montiel. En menos de un mes hicieron planos, demolieron viejas instalaciones y reconstruyeron a un ritmo acelerado. Fue una acción constante y sistemática hasta que todo el complejo fue transformado en algo decente y actualizado; todo girando alrededor del concepto de un nuevo tipo de soldado para transformar paulatinamente la institución en una fuerza táctica moderna, eficiente y profesional. En ese momento la urgencia era cambiar la imagen de la institución y sustentarla con fuerzas reales y entrenadas para contrarrestar las amenazas potenciales. Por supuesto el lado político o las intenciones verdaderas de Somoza Portocarrero no eran cuestionables ni entorpecieron jamás los planes de entrenamiento y posteriormente, las acciones de combate que se presentaron durante esos dos últimos años de acciones bélicas imprevistas. Apenas nos habíamos conocido dos meses antes, cuando yo estaba asignado a la Patrulla Presidencial, la misma que establecía el perímetro exterior de seguridad en cada lugar donde su padre se presentaba para cualquier acto público o privado. Al comienzo tuvimos buenos intercambios informales sobre temas militares, probablemente en un afán indagatorio de su parte, hasta que informalmente me propuso la Sub Dirección de la Escuela. Confiado y motivado por tal oferta y contrario al decir de algunos oficiales de la vieja guardia, nunca tocamos el tema de incentivos personales. 167

168 Él tenía sus propios planes y con el tiempo todos los oficiales de la EEBI llegamos a recibir un buen sobresueldo. También a manera de incentivo facilitó para los oficiales que no tenían vehículos, financiamiento para obtener carros Hyundai como concesionario que era de esa línea de vehículos coreanos y también jeeps Ebros españoles que los medios terminaron bautizando como el Paquete España. Tuvimos en los buenos y malos momentos, una relación de trabajo normal y de respeto mutuo. Delegó en mí la responsabilidad docente y la planificación de las operaciones militares que eventualmente se ejecutaron, él controló la parte administrativa, financiera y logística. El capitán Juan Francisco Rivera, El Gato, le manejó el personal, el teniente Rommel Castañeda, la logística y el teniente Fonseca, El Garufa, el capital. ENTRENAMIENTO Y ACCIÓN DE COMBATE Para mí, el hombre clave fue Otoniel Vásquez en la programación del entrenamiento, además de los oficiales tácticos de compañías bajo entrenamiento y por supuesto, los jefes de los diferentes comités de entrenamiento ubicados en lugares estratégicos fuera de Managua. Cada comité de entrenamiento de carácter semi autónomo, imprimía en los soldados bajo entrenamiento, su propia mística en el área respectiva. El CMG (Comité de Materias Generales) funcionaba en la base de Managua y su misión era convertir al civil en soldado: marchas, acondicionamiento físico, responsabilidades y derechos, conducta y cultura general. El siguiente paso era el CMT (Comité de Materias Técnicas) allí el soldado se familiarizaba con todas las armas de pequeño y mediano calibre disponibles en la GN, empleando todas las técnicas de tiro para lograr efectividad en combate. Luego seguía el COE (Comité de Operaciones Especiales) con misión de impartir todas las materias 168

169 especiales antes de emprender las operaciones de combate. Finalmente estaba el COC (Comité de Operaciones de Combate) táctica pura para operar y sobrevivir en situaciones de combate bajo cualquier condición física y climática. El trabajo de los comités estaba integrado, interrelacionado y de ese esfuerzo mutuo resultó un nuevo soldado: disciplinado, eficiente y orgulloso de su profesión. El empeño y dedicación de todos los instructores, tempranamente rindió sus frutos y cuando en las primeras misiones, las balas de salva se cambiaron por balas vivas, los resultados fueron extraordinarios y quizás así fue como comenzó a originarse algo de la leyenda. Muy tempranamente comenzaron a llegar voluntarios extranjeros para ayudar en el entrenamiento. Con el tiempo el mayor Somoza aceptó alguna ingerencia de miembros de La Brigada 2506 y algunos recomendados directos del Editor de la revista Soldado de Fortuna como Mike Echanis y Charles Sanders para impartir exclusivamente, entrenamiento de combate cuerpo a cuerpo a los paracaidistas que luego se autodenominaron Gansos Salvajes. Tiempo después Echanis quiso desarrollar operaciones independientes y ante la queja de varios oficiales, sus servicios en la EEBI, fueron suspendidos. Más tarde, él y Sanders terminaron asociándose con Iván Alegrett hasta que perecieron todos en un extraño accidente aéreo en los meses finales de la GN. El grupo experimental para implementar el plan de entrenamiento fue el Curso 23 Piloto, como se bautizó al curso 23 que encontramos en la antigua EEBI al momento de asumir el mando en junio Rápidamente se organizó un cadre de clases y oficiales seleccionados en consenso, por su preparación militar, para asumir las primeras tareas como instructores y oficiales tácticos de cada compañía que se organizaba para recibir entrenamiento. Cada sábado durante las rutinarias evaluaciones, escuchábamos las recomendaciones de los oficiales instructores y administrativos referente a nuevos transferimientos de personal calificado. Con el tiempo la Escuela llegó a tener un staff de lujo y cuando la situación se tornó bélica en su totalidad, fue este grupo de oficiales el 169

170 que condujo las operaciones con gran profesionalismo y determinación, y la tropa que los siguió, respondió con entusiasmo, disciplina y espíritu de cuerpo únicos. El esfuerzo total de entrenamiento se complementó con buena administración, buena logística y buen trato personal. Los soldados recibieron todo el tiempo el mejor vestuario, el mejor equipo, el mejor armamento, los mejores medios de transporte y comunicaciones y sin lugar a dudas, el mejor don de mando. Cuando sorpresivamente la situación militar se transformó en acción violenta, la Escuela se adaptó a las circunstancias. Había nacido una fuerza de combate como nunca antes en la historia de la GN, 260 hombres integrados en cuatro grupos móviles comenzaron a auxiliar los diferentes comandos departamentales sitiados por toda Nicaragua. Esa pequeña fuerza se hizo paracaidista, comando y fuerza especial; se demostró tempranamente que la calidad es el elemento fundamental en todo ejército. En términos clásicos el principio de Economía de Fuerza, aplicado con calidad humana, resulta siempre superior al de Masa. Todo eso y mucho más, estuvo sintetizado en la EEBI y dejando de fuera el factor político, la Escuela fue indiscutiblemente un hervidero de orgullo militar para todos los que pertenecimos a ella. Quizás desde muy temprano, todo eso se representó en el emblema amarillo y negro de un perfecto cuadrado conteniendo nueve franjas diagonales; los cuatro lados del cuadrado representando los cuatro comités de entrenamiento y las nueve franjas diagonales, los nueve principios de guerra. Una síntesis del verdadero propósito de un ejército profesional. Dos años fueron suficientes para demostrar lo que se podía hacer empleando bien los recursos disponibles: poder y acción en línea directa. El destino de la GN pudo haber sido diferente. A través de su existencia la institución se politizó y la EEBI como parte del sistema, prolongó la vida de la dinastía; pero allá en la lejanía había entre sus miembros, un trasfondo de rectificación. 170

171 Somoza García había, cincuenta años atrás, comenzado el proceso de privatización de la GN; Somoza Debayle siguió consolidando este proceso y al final en un marco irónico, Somoza Portocarrero había dado los primeros pasos para revertirlo. Fue una acción tardía y acaso frustrante porque venía de las mismas raíces y la cobijaba la misma sombra. Cincuenta años de simbiosis habían sido suficientes para asegurar una temprana extinción. Sin embargo, todos en la EEBI habíamos visto una apertura y confiábamos en un cambio paulatino. El sacrificio llegó para muchos y la decepción embargó al resto. Con resignación controlada esperamos el fin. Contrario al decir popular, sí fue tarde para comenzar, sí se hizo el intento y aún permanece imborrable el recuerdo de todos esos soldados que simplemente se han desvanecido, como dijera el General Mac Arthur refiriéndose a los viejos soldados. 171

172 3 GRADUACIÓN EN EL PANTANO Cada pequeña cosa cuenta en una crisis Nehru DESTINOS CRUZADOS En Junio de 1977 cuando Somoza Portocarrero y yo asumimos el mando en la EEBI, habían sesenta hombres bajo entrenamiento programados para graduarse como la promoción No. 23; decidimos entonces arrancar de inmediato con ellos el nuevo proyecto y por eso se les denominó: Compañía 23 Piloto. El entrenamiento, diseñado en tres fases: fase seca, de montaña y pantanosa, se prolongó con ese primer curso por dieciseis semanas. El final de la fase seca se ejecutó en los terrenos áridos al otro lado del Lago de Managua muy cerca del San Francisco del Carnicero. La fase de montaña fue un contraste formidable a ese ambiente, efectuada enteramente en los terrenos quebrados y de tupida vegetación de las montañas de Matagalpa alrededor de la Hacienda La 172

173 Fundadora; allí el frío y la lluvia proporcionaron el ambiente propicio opuesto al calor y la aridez experimentada en la primera fase. Para fines de septiembre y comienzos de octubre sólo quedaba por ejecutar la fase final en la zona pantanosa de Morrillo, donde en condiciones miserables, estos soldados debían sobrevivir en un medio fangoso, infestado de mosquitos y bajo constante humedad. Todo este programa de experiencia desértica, selvática y pantanosa, culminaría con una maniobra anfibia coordinada: un desembarco en San Carlos que para fines de entrenamiento, estaba tomado por fuerzas enemigas. La operación anfibia se programó para la madrugada del 13 de octubre usando dos antiguos lanchones de desembarco del mismo tipo que las Fuerzas Aliadas usaron en la invasión de Normandía y que en la Hacienda Morrillo se usaban para transportar ganado en pie por el Gran Lago. Mientras tanto, el Frente Sandinista estaba proyectando en términos ambiciosos, la primera ofensiva en varios lugares fronterizos, especialmente en el Sur para culminar con una zona liberada y un gobierno provisional en Rivas. Cárdenas, Sapoá y San Carlos serían para el FSLN los primeros objetivos tácticos en el Sur, combinados con acciones de distracción en el Norte, para propiciar y estimular la esperada insurrección popular. Una visión táctico-estratégica aceptable porque el FSLN sin saberlo, estaba poniendo a prueba las grandes debilidades de la Guardia Nacional: capacidad de reacción y capacidad defensiva. En el organigrama de la Guardia Nacional, San Carlos era el Cuartel General de la 21a Compañía. Simbólicamente era el asiento de la fuerza de combate de todo el Departamento de Río San Juan, sin embargo nada de eso existía. Ya hemos enfatizado con insistencia, que nuestros cuarteles generales no eran más que estaciones de policía, sin un plan de defensa y mucho menos una fuerza de reacción. Con el tiempo, la acción inmediata de cada comandante en situaciones similares se limitó a pedir ayuda a Managua y aguantar, encuevados en sus casas cuarteles, mientras llegaba el rescate; la clave estaba en ahorrar munición y ganar tiempo. San Carlos cuya 173

174 posición geográfica era crítica por la distancia y la carencia de vías de comunicación, ofreció al FSLN un objetivo ideal, aislado y sin posibilidad de refuerzo inmediato. Sin embargo, 13 de octubre de 1977 los destinos se habían cruzado. El coronel Fajardo, Comandante de San Carlos, no tuvo que sufrir un asedio prolongado porque la operación anfibia de la Compañía 23 Piloto, iba en ruta hacia el objetivo y los atacantes tempranamente optaron por replegarse hacia Costa Rica para ponerse a salvo. Las bajas de los atacantes, así como las de los defensores fueron mínimas; una de nuestras primeras tareas en el área fue asegurar la pista de aterrizaje y hacia el mediodía los primeros refuerzos procedentes de Managua aterrizaron allí al mando del Mayor Franklin Montenegro para reforzar el cuartel y normalizar la situación. La Compañía 23 Piloto fue empeñada más que todo en la persecución de los atacantes, pero éstos rápidamente se habían puesto a salvo al cruzar apresuradamente el Río San Juan. El General Somoza Debayle, mapa en mano, pudo establecer comunicación radial conmigo y tras informarle de la situación, prosiguió a señalarme puntos claves donde establecer posiciones de emboscadas; creo que coincidió en la mayoría de los puntos indicados porque cuando llegamos a ellos, nos enteramos que precisamente elementos enemigos habían huido hacia Costa Rica por dichos puntos. Extendimos el patrullaje ribereño durante un par de días hasta llegar a la casa de la familia Coronel Kautz que encontramos vacía y abandonada por sus dueños. Finalmente incursionamos en las Islas Solentiname, de donde procedían buena parte de los atacantes, sin mayores resultados porque ya estos disfrutaban en Costa Rica de la protección encubierta de las autoridades de ese país. Las relaciones con Costa Rica se volvieron tensas y los ticos se quejaron de las incursiones aéreas en su propio territorio por la Fuerza Aérea Nicaragüense. Somoza Portocarrero que ya para entonces había establecido un 174

175 puesto de mando en Morrillo, me envió en misión conciliatoria con el Ministro de Seguridad Pública de Costa Rica, Mario Charpentier, a quien encontré en las inmediaciones del Río Frío y con quien conversé en tono cortés, solicitándole cooperación y acción legal contra los atacantes que impunemente usaban su territorio como refugio seguro. Sin embargo la política del Gobierno Tico nunca cambió como se comprobó enfáticamente con la invasión de Nueva Guinea y la guerra de posiciones en el Frente Sur. Humberto Ortega muy seguro y con toda tranquilidad, coordinaba buena parte de las actividades del FSLN desde su Palo Alto en San José de Costa Rica. De todas maneras la acción de San Carlos marcó el inicio de una nueva etapa para el Frente Sandinista así como el comienzo legendario de la EEBI. A partir de entonces el peso de todas las actividades de rescate a la mayoría de los comandos atacados, caería sobre la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería. Entrenamiento y acción de combate marcharon de la mano y el reto dio paso a un marcado entusiasmo de estos nuevos soldados y oficiales que habían encontrado en estos retos, el hilo dorado de la profesión militar. 175

176 4 ENTRE RIVAS Y MONIMBÓ Observa a tus enemigos porque ellos descubren primero tus fallas Antisthenes ENTRENAMIENTO SOBRE LA MARCHA Si San Carlos había sido un prematuro bautizo de fuego, Rivas fue la primera prueba de reacción ya programada donde con una fuerza mínima, evaluamos la importancia y validez del entrenamiento. En Enero de 1978 Nicaragua entera fue sacudida por el asesinato del Dr. Pedro Joaquín Chamorro. Como fiel opositor que había sido al régimen de Somoza, la culpa por entero le fue adjudicada al General, sin embargo después de treinta años de tal acontecimiento, prevalece la teoría de una conspiración que bien puede inclinarse hacia el gobierno o hacia el FSLN por sus repercusiones y el desenlace crucial en ese momento histórico. El ambiente tenso, la propaganda adversa y el apoyo 176

177 internacional, fueron aprovechados apresuradamente por el FSLN para ejecutar sorpresivos ataques en Granada y Rivas; una semana después se inició la insurrección en Monimbó con una decidida participación indígena. Para nosotros en la EEBI, San Carlos había sido un temprano aviso para acelerar todo el programa de entrenamiento y ajustarlo a una nueva realidad. Un plan de entrenamiento suficientemente flexible para aceptar misiones de combate y situaciones de combate que evaluaran la eficacia del entrenamiento. Se descentralizó la actividad de entrenamiento y se propició una capacidad de reacción desde puntos estratégicos en el Pacífico, a través de comités semiautónomos con varias compañías bajo entrenamiento simultáneo. El ataque a Rivas llegó cuatro meses después del asalto a San Carlos; para entonces las Compañías Alfa, Bravo y Charlie estaban en entrenamiento escalonado y la mayor parte de la 23 Piloto se había reorganizado en grupos móviles de reacción previendo los acontecimientos futuros. Edén Pastora y el cura García Laviana comandaron la fuerza atacante al Cuartel de Rivas y usando por primera vez fuego de ametralladoras, mantuvieron por un buen tiempo al viejo edificio bajo fuego nutrido. Cuatro meses antes, los atacantes de San Carlos, habían experimentado una reacción casi instantánea y sorpresiva; en Rivas por el contrario la reacción no tan inmediata, fue más contundente y con calculada potencia de fuego. Como siempre en situaciones como ésta, los atacantes optaron por retirarse a tiempo. La casa cuartel donde funcionaba el Comando de Rivas que en el organigrama de la Guardia Nacional era la 9ª Compañía, representaba el típico cuartel ubicado en el centro de la ciudad con acceso en todas las direcciones; nada difícil para sitiarlo y hostigarlo indefinidamente, los defensores recluidos adentro, protegiéndose del nutrido fuego y sin posibilidad de contraataque. No había fuerza de reacción disponible en otro lugar de la ciudad o en los alrededores y La 177

178 Guardia Nacional en sus diferentes cuarteles, comenzaba ahora a pagar un precio por la falta de evolución, por la carencia de visión táctica. En 1927 cuando la Guardia Nacional estaba en formación, los Infantes de Marina de Estados Unidos fueron sitiados en una casa cuartel en Ocotal por más de doce horas; en 1960 los cuarteles de Jinotepe y Diriamba fueron tomados por un grupo de opositores al mando de los hermanos Chamorro Rapachioli y apenas recientemente, los cuarteles de San Carlos y Masaya habían corrido la misma suerte. Ahora Rivas y Granada, eran un ejemplo clásico de que no existía en la Guardia Nacional responsabilidad ni personal interesado en cambiar de tácticas o estrategia. La orden fue siempre la misma: hay que defender La Plaza. La única diferencia era que ahora se agregaba: aguanten lo más que puedan mientras llega la EEBI y como veremos a lo largo de este libro, esa fue la misión apresuradamente impuesta a la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería: rescatar cuarteles sitiados y recuperar ciudades, porque tomarse el cuartel GN significaba tomarse la ciudad entera. El comandante de la Plaza llamaba al General José R. Somoza y éste llamaba a su sobrino: hijo, se tomaron el cuartel X - me podés ayudar? - Ya hablé con el Presidente y me dijo que me comunicara con vos. Para la EEBI fue una situación de entrenamiento sobre la marcha, retos logísticos, improvisaciones aceleradas, empeño, desgaste constante y oportunidad de acción sin precedente para jóvenes oficiales y soldados entrenados, ansiosos de acciones militares, movidos por el romanticismo de la guerra. De la experiencia de Rivas resultó la necesidad de contar con medios de transporte disponibles y una red de comunicaciones con cobertura nacional; vehículos y equipos de radio fueron objetos prioritarios a partir de entonces. También comenzó a visualizarse el concepto de los grupos móviles de reacción con autosuficiencia para este tipo de emergencias. 178

179 Pocos días después cuando se presentó la acción de Monimbó, este nuevo concepto comenzó a ponerse en práctica. Para los Sandinistas acostumbrados a la acción defensiva de la guardia tradicional acantonada en sus casas cuarteles o en las secciones de policía, una nueva fuerza de reacción con nuevas tácticas y técnicas de combate, fue un desconcierto y una sorpresa total. Los indios monimboseños que habían sembrado el terror apenas con sus bombas de contacto, también percibieron la situación cambiante y en un sólo día de acción, los equipos de la EEBI cambiaron el tono de la situación en Monimbó. En esta acción también sufrimos la primera baja en combate cuando el Teniente Edwin Hooker fue herido en una pierna, acción que lo dejó con impedimento físico para el resto de su vida. Después de San Carlos, las acciones de Rivas y Monimbó fueron todavía ambientes de aprendizaje y propiciaron los cimientos para una pequeña maquinaria de guerra que el enemigo conoció en los meses siguientes; un empeño nunca visto antes pero quizá muy tardíamente porque la Guardia Nacional como Institución, había entrado a su etapa final. 179

180 5 RESCATANDO A OCCIDENTE El viento y las olas empujan siempre al navegante más hábil E. Gibbon LA RUTINA DEL RESCATE Cuando la Ofensiva de Septiembre de 1978 se inició, ya teníamos para desconcierto del FSLN, una cohesiva fuerza de reacción; San Carlos, Rivas y Monimbó habían sido campos experimentales, acciones de ajuste y material de engrase para esa pequeña máquina de guerra. Así como el asesinato del Dr. Chamorro Cardenal en Enero de 1978 había sido el detonante para la sublevación de Monimbó y los ataques apresurados en Rivas y Granada, la toma del Palacio Nacional en agosto de ese mismo año, fue aprovechada por el enemigo para orquestar la llamada Insurrección de Septiembre en las ciudades de Masaya, León, Chinandega, Estelí y Matagalpa. 180

181 Don José mandó refuerzos a Masaya y Matagalpa; a la EEBI se le asignó el rescate de León, Chinandega y posteriormente Estelí. Esa llamada Insurrección de Septiembre fue el primer reto de gran envergadura para la GN por la importancia de las ciudades tomadas, la dispersión que ello imponía para la operación de rescate y el claro indicio de que la institución no estaba preparada para operaciones simultáneas de tal magnitud. La otra desventaja de la GN nunca superada, fue la falta de visión defensiva que por supuesto tenía que ver con su misión policíaca: la ubicación de sus efectivos en un sólo cuartel y éste por regla general, ubicado en el centro de la ciudad con libre acceso en todas las direcciones y sin posibilidad de defensa adecuada. Para el FSLN siempre fue fácil ejecutar ataques planeados o improvisados contra cualquier cuartel departamental por todo lo expuesto y principalmente porque con la tropa acuartelada, sin posibilidad de maniobra, bajo fuego de metralla y bazucasos, el resto de la ciudad quedaba bajo el control de los insurrectos. Durante las operaciones de rescate que le fueron asignadas a la EEBI, Chinandega y León fueron las más agotadoras por lo extenso de ambas ciudades, la densidad de población y la ubicación de sus respectivos comandos. El comando de León situado en una calle estrecha y rodeado de edificios más altos, se prestó para un asedio fácil, bajo constante fuego de francotiradores bien ubicados en los edificios aledaños; por supuesto, asediado el cuartel, las turbas azuzadas por agitadores profesionales hacían de sus agostos en la ciudad entera. A todas luces una demostración palpable de que la GN no tenía la capacidad militar de reacción cuando ésta sobrepasaba la función de policía. No se necesitaba de grandes estrategas al otro lado para forzar una modalidad de ataque consistente y apresurar un desenlace favorable; manteniendo la presión y el ímpetu operacional, sólo era cuestión de tiempo visualizar exitosos resultados. Contrario a lo que hoy dicen los historiadores del FSLN y especialmente Humberto Ortega que habla de una Guardia Nacional contrarrestando los ataques guerrilleros con miles de efectivos, cantidades 181

182 desproporcionadas de blindados y aviones de guerra devastadores, la pura realidad fue otra; nada de eso existió. La Fuerza Aérea de Nicaragua la conformaban cuatro pipilachas, la Fuerza Blindada no era más que cuatro chatarras y la fuerza de infantería no llegaba ni a cuatro Compañías. El Batallón Blindado Presidencial que comandaba el General José R. Somoza terminó siendo la única fuerza táctica de la GN: una docena de tanquetas obsoletas, 120 hombres de la Compañía B y 60 hombres de la Patrulla Presidencial que cuidaban al Presidente. De la EEBI, Ortega dice lo mismo: miles de hombres empeñados en Chinandega, miles en León, miles en Estelí, miles en Nueva Guinea y miles en el Frente Sur; si esto hubiera sido cierto, la EEBI hubiera contado en sus filas con más de cinco mil hombres; si 350 hombres le dieron lecciones inolvidables al FSLN, imagínese el lector que hubiera pasado con 5000 hombres bien entrenados. La triste y llana realidad fue otra y es por eso que hemos decidido hacer este relato. Fue la eficacia y la dureza con que esos pocos soldados los derrotaron en cada acción, lo que hizo la diferencia. La Compañía 23 Piloto que estaba culminando su entrenamiento cuando el ataque coincidente a San Carlos, apenas la conformaban 60 hombres. Las compañías Alfa, Bravo y Charlie que siguieron a la 23 Piloto en el nuevo programa de entrenamiento, no pasaban de 300 hombres y cuando de todas estas compañías originales, organizamos los grupos móviles: Gansos Salvajes (Paracaidistas), Corvos, Cascabeles y Papas, cuatro en total, esta fuerza de reacción era de 260 soldados. La diferencia entonces no estaba en la masa sino en la calidad, en el entrenamiento, el profesionalismo de los jefes de unidades, el orgullo y la disciplina de esos nuevos soldados. Las operaciones de rescate en Occidente, se realizaron bajo parámetros de movilidad, maniobra y potencia de fuego acorde, porque la sorpresa no podía aplicarse en estas circunstancias. Ya no se trataba de rescatar el cuartel atacado sino de recuperar y estabilizar la ciudad entera. En las operaciones militares, el 182

183 combate urbano resulta más costoso en términos de vidas humanas y coordinación táctica. El control y las comunicaciones se dificultan haciendo todo el proceso un poco más complicado. León y Chinandega nos proporcionaron el escenario ideal para poner en práctica las últimas técnicas de guerra urbana; aislando inicialmente la ciudad entera y controlando las vías de acceso y escape, pudimos tempranamente maniobrar de la periferia hacia el interior. Al desaparecer la presión alrededor del cuartel, el Comando en sí, quedaba liberado. Nuestras bajas y pérdidas materiales en Occidente fueron mínimas, un muerto en Chinandega y un fusil Galil extraviado, quizás el primero que cayó en manos enemigas y ello nos irritó sobremanera. A partir de entonces siempre hubo una confianza fuera de lo normal para ejecutar cualquier misión exitosamente. Esta pequeña fuerza jamás saboreó el polvo de una derrota táctica y una leyenda se fue formando alrededor de ella, tan real que el enemigo pretendió destruirla a base de propaganda distorsionada. 183

184 6 AÚN HAY MÁS EN EL NORTE La habilidad cuenta poco sin la oportunidad Napoleón Bonaparte ACCIÓN URBANA Y RURAL Las acciones en Estelí y sus alrededores sintetizaron el esfuerzo de una unidad de combate ya probada y bastante curtida quizás no por el tiempo sino por la intensidad. Las acciones de Estelí siguieron a las de Occidente, inicialmente ejecutadas por los grupos móviles de la EEBI; luego Somoza Portocarrero cediendo a la presión de la prensa local e internacional, camufló todas las operaciones bajo el paraguas del Batallón de Combate. El Batallón de Combate General Somoza que no existía más que en el papel, fue activado y los grupos móviles fueron asignados a esa unidad bajo el mando del coronel Alberto Smith. 184

185 Ese batallón había sido una unidad elite organizada con la ayuda del Grupo Militar Americano y llegó a tener el tamaño, armas de apoyo, equipo rodante, comunicaciones y equipo personal de un típico batallón de infantería del US Army. Con el tiempo fue desmantelado y paulatinamente fue convertido en una unidad fantasma. Cada 27 de Mayo se nombraba un nuevo Comandante y un nuevo Oficial Ejecutivo pero éstos no tenían a quien comandar. Somoza Portocarrero queriendo rescatar el Batallón de Combate y al mismo tiempo desviar la atención sobre la ya notoria EEBI en las operaciones militares, consiguió con su padre el nombramiento de Smith, lo ubicó en una oficina a escasos pasos de la suya y le asignó a todo el personal de combate de la EEBI; estos combatientes entendieron el juego y formando parte de otra unidad, jamás perdieron su identidad con la Escuela. La campaña del Norte en Estelí y sus alrededores, se dio bajo esta modalidad. Los últimos meses del año 78 fueron de campaña extensa en la región norteña; tras el desalojo sistemático que habían sufrido los sandinistas en las ciudades tomadas durante la Ofensiva de Septiembre, optaron por mantener presión en los alrededores de las ciudades norteñas como Estelí, Matagalpa y Jinotega, sin atreverse en esos meses a regresar activamente a las ciudades importantes. A pesar de las restricciones en equipo y suministros militares que la Guardia Nacional había comenzado a experimentar por el bloqueo de Estados Unidos, las unidades de la EEBI, de una u otra forma, fueron siempre recipientes del mejor equipo, vestuario y alimentación posible. En las áreas urbanas y en las áreas rurales, se enfatizaba constantemente el uso de raciones calientes siempre que fuera posible. El M-16 como arma reglamentaria para estas unidades, se había descartado y en su lugar se les proveyó el fusil de asalto israelita Galil preferiblemente de culata plegable. Tempranamente se había hecho una evaluación entre ambas armas y al final de varias pruebas, el Galil obtuvo las mejores recomendaciones porque llevados ambos a extremos de uso, bajo agua y fango, este último seguía operando sin interrupción. 185

186 También en el mismo paquete se obtuvo de los israelitas, cascos de cabeza modernos, chalecos antibalas, arneses, equipo de comunicaciones y vehículos de transporte livianos, casi todo al estilo de las Fuerzas de Defensa de Israel; también se obtuvieron cocinas rodantes para suministrar alimentación caliente a la tropa cuando operaban fuera de sus bases principales. El contraste con la tropa regular era impresionante porque en los cuarteles departamentales, los soldados siempre usaron el famoso rifle M-1 Garand de la Segunda Guerra Mundial que tenía 30 años de estar obsoleto. El Depósito de Abastos Presidencial estaba repleto de fusiles norteamericanos M-16 pero nunca fueron usados en los comandos departamentales, ni siquiera en los momentos más críticos de la guerra, cuando estos cuarteles eran sometidos a continuos y feroces ataques con armamento superior; los oficiales allegados al General Somoza, aducían que no se podía equipar con este tipo de armas a los soldados regulares porque se podían voltear contra el Jefe y además porque eran tan livianos que no eran efectivos para culatear a la gente cuando fuera necesario. Don José por el contrario decía que no podían usarse porque el convenio de compra con los americanos, establecía restricciones de uso para funciones de policía. Todo eso más que irónico, era irrisorio porque la GN como fuerza policial, no podía defenderse con el armamento apropiado y como fuerza de combate, estaba en permanente desventaja ante el enemigo que usaba normalmente fusiles 7.62 mm FAL suministrados por Cuba o Venezuela. Lo cierto es que en los meses finales, lo menos que ejecutó la GN fueron acciones de policía y la falta de visión de la Superioridad en esas adversas circunstancias, propició desmoralización y demostró poco aprecio por el sacrificio de todos los humildes soldados. No cabe la menor duda que correcciones oportunas a esa postura inexplicable, hubiera salvado muchas vidas al mejorar la capacidad defensiva de los cuarteles departamentales. El resentimiento auténtico de los soldados y oficiales en los 186

187 Departamentos contra nuestra tropa, también se hacía palpable cuando notaban la diferencia en alimentación y equipo personal. Mientras en los Comandos Departamentales se alimentaba al soldado con arroz y frijoles, a los oficiales de la EEBI se les ordenaba gastar el presupuesto asignado para raciones, buscando lo mejor en el área y los soldados que estaban acostumbrados a comer bien, desde sus días de entrenamiento, exigían lo mejor. Era el secreto que Napoleón Bonaparte usaba con maestría en sus prolongadas campañas. Pero en la Guardia Nacional de Nicaragua, desgraciadamente se jugó con todo: con las armas, con las municiones, con el vestuario, con el salario y trágicamente, con el estómago de los soldados. Para misiones tácticas rurales, también se enfatizó la auto suficiencia en apoyo de fuego con el uso de morteros livianos de 60mm y ametralladoras de calibre 7.62mm y 50mm montadas en vehículos livianos. En muchas misiones difíciles y especialmente en áreas urbanas, del buen uso de estas armas, dependió el éxito de las operaciones y eventualmente los morteristas y ametralladoristas se hicieron indispensables en cada grupo de combate. Desgraciadamente al hablar de los éxitos de la EEBI tenemos que señalar las deficiencias de la tropa regular para quien la dureza y las realidades de la guerra, llegaron por igual y sin entrenamiento y equipo apropiado, se encontraron irremediablemente, en desventaja ante un enemigo numéricamente superior. Las acciones de Occidente se repitieron en Estelí; un par de veces el Comando y la ciudad entera fueron auxiliados para restablecer el orden y cuando la fuerza de rescate era desplazada a otra zona de conflicto, las funciones normales del Comando se reanudaban temporalmente para esperar el siguiente asedio; una agonía permanente para el Comandante y su guarnición. La historia de Estelí es la misma triste historia de todos los Comandos Departamentales de Nicaragua: policías improvisados defendiendo cuarteles y perdiendo el control de la ciudad entera; Comandantes Departamentales solicitando ayuda de rescate para librarse del asedio. Cuando la ayuda ya no pudo llegar, sólo quedaba 187

188 rendirse, abandonar el puesto o morir con las botas puestas. De esas tres opciones hay abundantes relatos en los días finales de la GN. 188

189 7 MOVILIDAD Y SORPRESA Éste no es tiempo para comodidad y confort. Es tiempo para prevalecer Churchill EN FILA INDIA DESDE COSTA RICA Nueva Guinea fue el punto culminante, la reivindicación al esfuerzo de entrenamiento y la prueba convincente de que una fuerza profesional de combate había nacido y que en su pequeñez estaba su grandeza. En 1967 un incipiente FSLN con su facción GPP había sido humillado en Pancasán por las patrullas de combate organizadas en la 3ra. Compañía que en esa época, era la unidad mejor entrenada de la Guardia Nacional bajo el mando del mayor Oscar Morales. La Compañía Pumas como Moralitos la había bautizado, tuvo un auge temporal y desapareció a raíz del escándalo en que éste se vio envuelto con el caso de los hermanos Tejada. Oficiales selectos habían sido llevados a prestar servicio a esa 189

190 unidad que llegó a tener hasta un Club de Oficiales privado, haciéndole competencia al Casino Militar. Sin acciones de gran envergadura, tuvieron que pasar 7 años para que el Frente Sandinista sacara nuevamente las uñas; esta vez con el audaz asalto a la casa de José María Castillo y con una modalidad diametralmente opuesta a la de la tradicional GPP (Guerra Popular Prolongada). Los analistas coinciden en señalar ese episodio como un hito que propició el auge de una organización debilitada (FSLN) y la decadencia de una institución estancada (GN). En 1974 el Frente Sandinista había palpado la voluntad de Somoza Debayle y se comenzó a deducir que el General no tenía nada de monstruoso; con ese episodio despejó las dudas del FSLN para someterlo cuatro años más tarde, a la prueba decisiva de coyolina porque sus fieles admiradores se referían a él, con el término familiar de Coyoles. Un General Somoza tratando por todos los medios de mostrar una imagen política aceptable al mundo internacional y una Guardia Nacional apegada a su figura, orgullosa de su fidelidad, confundiendo el término patria con el de familia. El FSLN en constante ritmo ofensivo mientras la GN apegada irremediablemente al Jefe, comenzaba a sufrir la calentura de su dueño: desprestigio y estancamiento. Los primeros indicios de esa desproporción se vieron claramente en Octubre de 1977 con los ataques a San Carlos, Masaya y las acciones en el Norte. Luego 1978 fue un año de logros y continuos avances para el enemigo; había comenzado trágicamente con el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro, los ataques a Granada y Rivas y la sublevación de Monimbó, para continuar con otro mortal puntillazo para el General, como fue la toma del Palacio Nacional y como explotación del éxito, la Ofensiva de Septiembre y los continuos ataques a las poblaciones norteñas durante el resto del año. Cuando llegó el año 79, el cuadro estaba prácticamente rayado. El FSLN hablaba en términos de ofensiva y la GN en términos de defensiva. Atacar los cuarteles, alentar la insurrección popular, decían en Palo Alto. Defender las plazas, patrullar las calles, decía Papa Chepe. La GN con sólo seis meses de vida 190

191 por delante y el FSLN al vaivén de la nueva política internacional. Bloqueo al uno, ayuda abierta al otro. Abril llegó con la gran sorpresa de Nueva Guinea; la invasión de Nueva Guinea y decimos invasión, porque llegó descaradamente de la vecina Costa Rica a lo convencional. Una de las operaciones más importantes del Frente Sandinista que sus gestores e historiadores, se esmeran en ocultar. En un libro de 510 páginas dedicado a la gesta revolucionaria, Humberto Ortega apenas le dedica media página y justifica la derrota, por la exagerada fuerza de la GN empeñada ahí según él, de 1500 guardias; tal exageración representa un tremendo insulto a los integrantes de esa columna que perecieron en el intento de establecer un nuevo frente regional para satisfacer su visión estratégica. Sin embargo la realidad fue otra; cruzando el Río San Juan a la altura del Castillo y jugando a la guerra convencional, esta columna guerrillera de más de 120 elementos, inició su marcha hacia el interior del país en el Departamento de Río San Juan con rumbo norte, hacia las colonias agrícolas de Nueva Guinea en un eje de avance torciendo hacia el oeste entre el poblado de Nueva Guinea y El Almendro. La mayor parte del tiempo la columna mantuvo su cohesión porque los primeros informes de inteligencia, se basaron en relatos de campesinos de la zona que exageraban la cantidad en centenares, quizás por la dispersión de la columna pasando por el mismo lugar en fila india, ante el asombro de estos humildes campesinos que nunca habían visto algo semejante. Los primeros informes del Comandante de Nueva Guinea, el Coronel Pedro Pavón, fueron alarmantes y haciendo eco de estos reportes originales, Somoza Portocarrero ordenó el traslado a Nueva Guinea de un trailer equipado con lo último en tecnología de comunicaciones, para ser usado como puesto de mando móvil y fue ubicado en la propia pista de aterrizaje. También fueron trasladados los grupos móviles que estaban operando en la zona rural de Estelí bajo el mando del coronel Smith. Don José ordenó él envió de una batería de lanzacohetes múltiples Yararás que habían sido adquiridos en Argentina pero que, en Nueva Guinea, dadas las condiciones del terreno, no servían de mucho; nunca fueron usados y el coronel Jacoby que estaba como artillero designado, salió con ellos hacia el Ostional días 191

192 después cuando comenzó la operación del Naranjo en el Frente Sur. Nueva Guinea fue quizás la operación más profesional y contundente realizada por las tropas de la EEBI. Fue una acción brillante que quedó en el anonimato por la continuidad de las acciones simultáneas en otros sectores del país. Pero también fue una secuencia operacional planificada y ejecutada sin interferencia del alto mando de la GN. Todo fue posible por el entusiasmo y la aplicación perfecta de los principios tácticos y técnicos que nuestros oficiales y soldados ya habían adquirido a estas alturas, sobre todo empleando el nuevo Concepto Aeromóvil en operaciones especiales. Si el enemigo venía en grande y a lo convencional, no podíamos enfrentarlo abiertamente. Teníamos que desgastarlo y fragmentarlo mediante emboscadas sorpresivas y continuas. Sorpresa y Movilidad resultaron ser la fórmula perfecta. Estudiando el área de avance y haciendo buen uso del terreno, pudimos contrarrestar la desventaja numérica. Mediante vuelos nocturnos en helicóptero, establecimos con anticipación, puntos críticos de bloqueo y eventualmente todo el rompecabezas quedó armado; dos semanas fueron suficientes para establecer hegemonía y neutralizar por completo, la llamada Columna Jacinto Hernández, comandada por Iván Montenegro y Oscar Benavides. Los únicos sobrevivientes de esta operación, fueron unos cuantos que tempranamente decidieron regresar a Costa Rica por la misma ruta de infiltración, antes de entrar a la zona de aniquilamiento, como se le designa en términos tácticos, al área de cobertura efectiva en una emboscada. En plena operación, el general Somoza decidió un día, sobrevolar la zona de acción y le ordenó al coronel Smith que le acompañara para mayor ilustración. Somoza desde el avión intentó comunicarse con los jefes de unidades que estaban empeñados en la operación a lo largo de la zona de bloqueo y al no escuchar respuesta de ninguno, la emprendió contra Smith que, tras absorber la reprimenda, le tuvo que explicar que en situaciones como esa, el silencio de radio 192

193 era vital y que nadie abajo lo iba a romper, ni aun tratándose del Presidente, como en realidad sucedió. Aquí indudablemente, el Jefe se fue disgustado, acostumbrado como estaba, a imponerse y ser obedecido al pie de la letra. Sin embargo Nueva Guinea resultó ser un rotundo éxito para la GN; la sorpresa, movilidad y disciplina, fueron los ingredientes esenciales. Los pilotos de helicópteros, proporcionaron la flexibilidad necesaria mediante continuos vuelos diurnos y nocturnos. Sin bajas que lamentar, la operación relámpago de Nueva Guinea, permanecerá en el recuerdo de todos los que la hicieron posible, como el mayor éxito de la GN en sus días finales de existencia. 193

194 8 DE LO IRREGULAR A LO CONVENCIONAL Obviamente, el más alto nivel de eficiencia se obtiene utilizando el material existente para lograr ventaja George Patton GANAR PARA PERDER Por fin cuando llegó el Frente Sur, la oportunidad se presentó para demostrar capacidad combativa ante todos los retos posibles; como fuerza móvil, como comandos, como fuerza convencional; los resultados fueron historia en el campo táctico porque estratégicamente, la ventaja fue para el enemigo. Las operaciones en gran escala en el Frente Sur comenzaron en mayo de 1979 en los días finales del éxito de Nueva Guinea y sin siquiera imaginarlo, con los días contados para la Institución. La portátil de Nueva Guinea fue trasladada casi en su totalidad a la zona de Rivas para responder a la amenaza que se vislumbraba por el istmo, también procedente de Costa Rica. La voz de alarma se 194

195 dio el propio 27 de Mayo mientras el primer Curso de Clases se graduaba en la EEBI y este grupo en vez de salir hacia sus hogares para gozar de las esperadas vacaciones de post graduación, fue enviado bajo el mando del capitán Hugo Villagra, al sector del Naranjo donde los sandinistas se habían atrincherado tras cruzar la frontera por la zona de Conventillo. Las operaciones en el Frente Sur se prolongaron por 6 semanas: todo el mes de Junio y las dos semanas de Julio antes de la partida del Jefe. La historia del Frente Sur es triste para la Guardia Nacional porque representa el fracaso del éxito. Fue el único y último lugar de Nicaragua donde se pudo aglutinar una fuerza táctica organizada apresuradamente con elementos de diferentes unidades, especialmente del Batallón Blindado y la EEBI, donde se pudo coordinar un apoyo aéreo efectivo para fines de reabastecimiento y emplear por primera vez en Nicaragua, teléfono inalámbrico. El Frente Sur fue la tumba de la Guardia Nacional, no por ser derrotada sino por imponerse. Mientras la fuerza táctica empeñada allí, demostraba a diario superioridad ante un enemigo masivo, lleno de mercenarios cubanos y panameños, el general Somoza y sus allegados preparaban sus maletas; la GN que creció con Somoza padre, no pudo vivir sin Somoza hijo. El Frente Sur resume sin lugar a dudas, el éxtasis y la agonía; la confianza y la resignación de una pequeña fuerza que representaba lo mejor de una institución en su postrimería. La fuerza empeñada allí, fue la crema y nata de la GN; pero con lo mejor de lo mejor en un sólo lugar, el resto del país quedó desprotegido porque no había autosuficiencia en ningún lado. Esta última portátil de la GN quedó empantanada en esa zona mientras el resto del país sin posibilidad de auxilio, caía paso a paso. Un triunfo táctico convertido en derrota estratégica, una trampa mortal. Pero en el análisis final, no fue la estrategia del enemigo la que determinó el desenlace fatal, fue nuestra propia debilidad. Una auténtica confirmación de la denominación: Ejército de Papel aplicada a la GN. Pablo Emilio Salazar y Alberto Smith estuvieron ahí, en el mismo puesto de 195

196 mando móvil que se había usado en Nueva Guinea y con ellos, lo mejor que la GN pudo haber reunido en tropas de combate; pero no solamente era lo mejor, sino lo único que existía como fuerza táctica. Quiénes conformaron esa fuerza táctica? Veamos a manera de ilustración: 1- La Patrulla Presidencial (60 hombres) 2- La Compañía B del Btn. Blindado (120 hombres) 3- Todos los Grupos Móviles de la EEBI (260 hombres) 4- El resto de las compañías que estaban en entrenamiento en la EEBI: Delta, Eco, Foxtrox, Golfo, Hotel, India, Juliet, Kilo, Lima y Mike. (330 hombres) El gran total: 750 hombres que sellaron la frontera sur por el istmo de Rivas para repeler el avance de Edén Pastora por la carretera Panamericana y la carretera costera Ostional-San Juan del Sur. Todo comenzó la última semana de mayo en el último aniversario de la Guardia Nacional, cuando los sandinistas masivamente cruzaron la frontera, embistiendo el puesto fronterizo del Naranjo, para atrincherarse en posiciones defensivas en la Colina 155 y sus alrededores, entre el Ostional y la frontera. Los sandinistas bien atrincherados, asesorados por oficiales panameños, cubanos y haciendo buen uso de morteros, pudieron por varios días, permanecer en sus posiciones a pesar de las incursiones de los clases recién graduados que comandaba el capitán Villagra, el teniente Luís Solórzano y el teniente Jerry Brautigam. La Fuerza Aérea se sumó al intento de desalojo lanzando barriles de 50 galones llenos de gasolina, buscando el efecto de bombas incendiarias; una muestra de las improvisaciones desesperadas a la que con frecuencia tenía que recurrir la superioridad de la G.N. Otro ejemplo fue el empleo de un guardacostas al que le montaron un antiguo cañón antiaéreo Bofford de 40 mm para ser empleado contra los atrincherados. 196

197 Al final todo terminó con la ejecución de una operación de yunque y martillo donde la fuerza de Villagra empujó hacia la frontera y los paracaidistas bajaron del terreno elevado para cortar la retirada por el flanco y la retaguardia durante una madrugada lluviosa. Condición atmosférica favorable y fuerza de choque impetuosa motivaron la huida de los atrincherados en la colina 155. La desbandada fue total. En la huida dejaron todo: vehículo, armas, enseres personales, radios y hasta sábanas marca Canon, quizás usadas por Edén, o algún internacionalista aburguesado. Esa mañana la bandera nacional volvió a ondear en el puesto del Naranjo después de una sencilla ceremonia realizada aún en medio de los cadáveres que el enemigo había dejado en la huida hacia La Cruz en Costa Rica. La reorganización que dio paso a este episodio produjo de parte del enemigo, otro masivo asalto a Peñas Blancas y Sapoá, donde pudieron desalojar al Comandante Bravo a base de nutrido fuego de morteros, armas pesadas y una impresionante masa humana nunca vista antes en operación alguna. Bravo se replegó hasta El Cibalsa, en la intersección de la carretera Panamericana y el desvió a San Juan del Sur. Cibalsa que era el asiento del COC (Comité de Operaciones de Combate) de la EEBI, se convirtió en el Comando táctico de las operaciones del Frente Sur. La acción inmediata fue establecer una línea defensiva de contención a lo largo del Río Ostayo que se extendió por las partes altas del istmo y proporcionó visibilidad para cubrir las probables rutas de avance entre el Pacífico y el Gran Lago. Esto dio origen a una guerra de posiciones y un prolongado impasse que terminó con la partida del general Somoza el propio 17 de julio de Con artillería convencional usando por primera vez un obús de 105mm, morteros de 120mm, incursiones comando en territorio costarricense para interrumpir los canales logísticos en la retaguardia enemiga y patrullaje agresivo constante, captamos la impresión de estar no en un ambiente irregular de guerra de guerrillas sino en una guerra convencional contra Costa Rica, Cuba, Panamá y Venezuela. 197

198 A medida que pasaron los días, se requirió de más abastecimientos y la entrega de éstos, se tornó difícil, porque la ruta Panamericana estaba siendo controlada por los sandinistas en Masaya, Carazo y Granada. Ante tal situación, tuvimos que convertir un tramo de la carretera Panamericana, casi en frente del Cibalsa, en pista de aterrizaje. Ahí los aviones de transporte de la FAN, especialmente los españoles Aviocars, aterrizaban y despegaban sin problema, estableciendo un puente logístico único en la historia de la G.N. Mientras todo esto sucedía en el Frente Sur, los Departamentos y la Capital, fueron asediados con dureza y poco a poco, sin posibilidad de refuerzos, comenzaron a caer en masiva desventaja. El asedio de Managua fue suspendido momentáneamente con la pregonada huida hacia Masaya. El famoso repliegue, que de contar con una fuerza táctica disponible, hubiera sido otra Nueva Guinea para el FSLN. Hubo un impasse constante en el Frente Sur y un deterioro paulatino en la estabilidad del resto del país. Estamos hablando aquí en términos estrictamente militares pero debemos comprender que el desarrollo de la Guardia Nacional, nunca estuvo desligado del destino de la dinastía. A esas alturas se podía palpar el tiempo perdido, la triste cosecha de la fidelidad enfermiza, el rastro permanente de la corrupción impuesta, el distanciamiento profesional entre la vieja y la nueva Guardia, el acomodamiento metalizado de las primeras promociones que nunca entendieron el mensaje de alerta de los traidores que habían visualizado la necesidad de rescatar la institución y finalmente, el sacrificio en vano de los que habían caído por la dictadura, creyendo que era por la Patria. La EEBI tuvo una vida completa de dos años. Un corto tiempo lleno de verdadera vida de soldados; lejos de conocer las trivialidades de las funciones de policía, en que la 198

199 mayoría de los alistados de la GN se consumían, estos hombres sólo conocieron el campo, el reto, la acción y el sacrificio; su paso por la Guardia Nacional de Nicaragua, quedó bien exaltado en San Carlos, Rivas y Monimbó; su presencia fue vital en León y Chinandega, fue necesaria en Estelí y sus alrededores y más que brillante en Nueva Guinea. Cuando llegó el Frente Sur, ya todo lo habían logrado, el mito tenía un cuadro. Por eso fue difícil resignarse cuando llegó un final para el que nunca habíamos sido entrenados. Se nos había enseñado a ser soldados, a sobrevivir en combate, a idealizar una nueva imagen de sustento para una fuerza real y auténtica. No tuvimos tiempo para entender la gran ironía de la cobija política que había sido impuesta años atrás y la idea de que la fidelidad era la postura de honor de todo soldado, nos llevó al suicidio. Como un designio del Destino, cuando el Jefe dijo: me voy, el telón bajó para clausurar la escena de estos últimos esfuerzos. En las márgenes del Río Ostayo, habían caído los hombres de la Compañía Delta. En las acciones de bloqueo y limpieza en el Departamento de Rivas, habían caído los tenientes Parajón, Ocón y Rivera. En su totalidad, las bajas mortales, aunque mínimas, habían sido dolorosas; eran hombres de calidad a quienes no se podía reponer, eran consumados soldados profesionales, en una época en que no había tiempo para serlo, porque la institución madre había llegado a su final. 199

200 9 LAS ÚLTIMAS 72 HORAS En cada cosa debemos ver el final De La Fontaine DESPEDIDA EN EL BÚNKER Los últimos días del régimen estuvieron marcados por una ambigüedad simulada de parte del general Somoza y la Alta Dirigencia. Por un lado, el Mandatario negociando su salida y aceptando irremediablemente su destino final, ante la decisión poco reverente del presidente Carter de no extender por más tiempo el ultimátum. Por el otro lado, tomando una actitud de firmeza con la intención de vender una imagen normal ante la GN, sobre todo a los niveles bajos donde una huida de Somoza en esos momentos difíciles, no se concebía ni en sueños. 200

201 En los niveles intermedios, la sospecha de una inminente partida crecía rápidamente porque durante semanas, habíamos sabido del movimiento discreto de vehículos y enseres de valor hacia Puerto Somoza, para ser embarcados hacia El Salvador o Estados Unidos, operación encomendada al Ingeniero Edmundo Roedor. El soldadito común refugiándose en la idea arraigada de que el Jefe se iba a trasladar a la montaña para seguir dirigiendo la lucha en términos irregulares y en contraste, los allegados al Jefe despachando enseres y familiares en preparación para un desenlace radical. En las altas esferas, todos sabían de la partida del General y sin ocultar su nerviosismo, sacaron el máximo provecho de la situación, encubriendo todo bajo una justificada sobrevivencia de último minuto. El 15 de julio de 1979, la única fortaleza táctica y estratégica de la Guardia Nacional de Nicaragua estaba en el Frente Sur que con la línea defensiva a lo largo del Río Ostayo, impedía el avance por la Carretera Panamericana a las fuerzas de Edén Pastora. El resto del país a esas alturas, estaba prácticamente bajo control de los sandinistas. Los 750 elementos que al final llegaron a integrar el Frente Sur bajo el mando de Bravo, quedaron empantanados allí, sellando la frontera y facilitando de esa manera, el avance y control del FSLN en el resto del territorio nacional. Algunos oficiales habían comenzado a desertar, ciertos comandantes habían iniciado negociaciones para la rendición y otros habían sucumbido ante el embiste desproporcionado de los atacantes a los cuarteles aislados, sin posibilidad de ser auxiliados como antes porque ya no había con qué o con quienes auxiliarlos. La noticia de la probable partida del General Somoza, aceleró el proceso de desbande en una manera incontrolable. Mientras tanto en Managua, en las oficinas del GN-1 (Personal) se trabajaba aceleradamente para preparar Órdenes Generales y Especiales que serían emitidas antes de la partida del General Somoza, detallando retiros y 201

202 nuevos nombramientos en una reestructuración sin precedentes en la historia de la Guardia Nacional. Nombramientos a cargos que jamás se iban a efectuar porque ya no existían, así como retiro obligado para toda la alta oficialidad que se iría con el Jefe a Miami. LA ÚLTIMA ORDEN GENERAL DE LA GUARDIA NACIONAL CUARTEL GENERAL DE LA GUARDIA NACIONAL DE NICARAGUA. Managua, DN Loma de Tiscapa Nicaragua ORDEN GENERAL 15 Julio 1979 NUMERO EXTRACTO 01. (Formato 60) Los Oficiales designados a continuación quedan NOMBRADOS ALBERTO SMITH D. Tnte. Cnel. (Inf) GN Nombrado a: comandante del CG 1er Btn Bdo GN-P ARTURO S. VALLEJO S. Mayor (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG 1er Btn Bdo GN-P HORACIO F. CRUZ G. Tnte. Cnel. (Inf) GN Nombrado a: Comandante del CG Btn CGS GN ERICK W. AGUILAR D. Capitán (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG Btn CGS GN 202

203 JUSTINIANO PÉREZ S. Capitán (Inf) GN Nombrado a: Comandante del CG (EEBI) GN GUILLERMO MUÑOZ A. Capitán (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG (EEBI) GN RAMÓN M. CORTEZ B. Mayor (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG GN Campo de Marte y CG (SE) GN FEDERICO MEJÍA G. Coronel (Ing) GN Nombrado a: Comandante del CG 1er Btn. (Ing) GN HENRY PARRALES G. Coronel (Ing) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG 1er Btn (Ing) GN CARLOS J. RODRÍGUEZ B. Tnte. Cnel. (Inf) GN Nombrado a: Comandante de la Policía de Managua GN CARLOS T. NAVARRETE S. Mayor (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo Policía de Managua GN OCTAVIO CASTILLO S. Coronel (Inf) GN Nombrado a: Comandante del CG (Merc) GN JOSÉ S. URROZ M. Capitán (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG (Merc) GN. JACOBO ORTEGARAY L. Tnte. Cnel. (Ing) GN Nombrado a: Comandante del CG (CMT) GN JOSÉ E. MUNGUÍA B. Mayor (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG (CMT) GN ERNESTO CHAVARRÍA Y. Coronel (Inf ) GN Nombrado a: Comandante del CG (A M) GN 203

204 VIDAL JARQUÍN D. Tnte. Cnel. (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG (A-M) GN EDUARDO AVILÉS M. Capitán (C-T) GN Nombrado a: Comandante del CG. (C-T) GN RICARDO ROJAS L. Capitán (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG. (CT) GN FULGENCIO LARGAESPADA B. Tnte. Cnel. (Ing) GN Nombrado a: Jefe de Tránsito de Managua LUÍS F. PÉREZ B. Tnte. Cnel. (CT) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo Jefatura de Tránsito ADOLFO CASCO P. Cnel. (Inf) GN Nombrado a: Comandante CG 5ta Cía. GN y Cía Casual GN RIGOBERTO QUINTANILLA B. Capitán (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo 5ta Cía. GN y Cía Casual GN ABEL I. CÉSPEDES C. T-Cnel. (Inf) GN Nombrado a: Comandante Fuerza de Tarea DIRIANGÉN RENÉ ALVARADO M. Capitán (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo Fuerza de Tarea DIRIANGÉN JOSÉ. F. RUIZ M. T-Cnel. (Inf) GN Nombrado a: Comandante del CG. 7ma. Cía. GN JOSÉ A ESPINOZA C. Mayor (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG 7ma. Cía. GN JUAN J. ROMERO B Coronel (Inf) GN Nombrado a: Comandante del CG. 8va. Cía GN. 204

205 MAURICIO ROMERO M. Mayor (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo CG 8va. Cía. GN FRANKLIN MONTENEGRO A. Mayor (Inf) GN Nombrado a: Comandante del CG 9na Cía. GN HUGO E BRICEÑO H. Mayor (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG 9na. Cía. GN HARRY PINEDA GALO T-Cnel. (Inf) GN Nombrado a: Comandante del CG 10a. Cía GN GERMÁN GUZMÁN B. Mayor (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG 10a. Cía. GN RENÉ BARBERENA A. T-Cnel. (Inf) GN Nombrado a: Comandante del C G 11a. Cía. GN ROBERTO J. CAMPBELL P. Mayor (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG 11a. Cía. GN ÓSCAR GÓMEZ U. T-Cnel. (Inf) GN Nombrado a: comandante del CG 13a. Cía. GN DONALD J. TÓRREZ F. Mayor (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG 13a. Cía. GN EFRAÍN ARGÜELLO M. Mayor (Inf) GN Nombrado a: Comandante del CG 14a. Cía. GN NOEL ROCHA Q. Capitán (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG. 14a. Cía. GN ALEJANDRO. A. BUSTOS C. Tnte. Cnel. (Inf) GN. Nombrado a: Comandante del CG 15a. Cía. GN 205

206 RAFAEL CÉSPEDES L. Mayor (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG 15a. Cía. GN ARNOLDO P. LACAYO J. Tnte. Cnel. (Inf) GN Nombrado a: Comandante del CG 16a. Cía. GN RODRIGO ORTEGA S. Capitán (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG l6a. Cía., GN CORONADO URBINA R. Mayor (Inf) GN Nombrado a: Oficial Comandante del CG 18a. Cía. GN SILVIO A. ORTEGA G. Capitán (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG 18a. Cía. GN MARIO VILLAVICENCIO M. Tnte. Cnel. (Inf) GN Nombrado a: Comandante del CG 19a. Cía. GN ORLANDO HISLOP M. Capitán (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG 19a. Cía. GN MIGUEL CORDERO G. Coronel (Art) GN Nombrado a: Comandante del CG 20a. Cía. GN RÓGER A. VEGA M. Capitán (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG 20a. Cía. GN ADOLFO MORENO G. Mayor (Inf) GN Nombrado a: Comandante del CG 21a. Cía. GN PORFIRIO MERCADO R. Mayor (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG 21a. Cía. CN PEDRO J. PAVÓN T. Coronel (Inf) GN Nombrado a: Comandante del CG (NG) GN 206

207 JOSÉ A. VARELA S. Tnte. Cnel. (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG (NG) GN ISIDRO SANDINO S. T-Cnel. (GM) GN Nombrado a: Comandante del CG (GM-P) GN RÓGER ALVARADO E. T-Cnel. (GM) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG (GM-P) GN ARTURO MIOHRKE VEGA T-Cnel. (GM) GN Nombrado a: Comandante del CG (GM-A) GN RENÉ FLORES C. Mayor (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG (GM-A) GN MOISÉS SALOMON T-Cnel. (Inf) GN Nombrado a: Comandante del CG (ZN) GN MARCOS A CASTILLO M. Capitán (Inf) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG (ZN) GN WARNER RAMÍREZ M. Tnte Cnel. (PA) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del CG. (FAN) GN ERNESTO MATAMOROS T. T- Cnel. (C-M) GN Nombrado a: Comandante de la Cía. Médica GN MARIO LAZO M. T-Cnel. (C-M) GN Nombrado a: Comandante del Hospital Militar GN J0SÉ E. GUTIÉRREZ D. Mayor (C-M) GN Nombrado a: Oficial Ejecutivo del Hospital Militar GN LUÍS MANUEL VILLALOBOS P. Tnte. Cnel. (Inf) GN Nombrado a: Director General de Migración y Extranjería 207

208 ENRIQUE R. JACOBY R. Tnte. Cnel. (Inf) GN Nombrado a: Sub-Director Gral de Migración y Extranjería FLORENCIO O. PEREIRA M. Mayor (Inf) GN Nombrado a: INTENDENTE GENERAL GN Efectivo: Quince (15) de Julio de Referencia: Omitida. Instrucciones Especiales: Omitida. POR ORDEN JEFE DIRECTOR INTERINO. MAYOR GRAL JOSÉ R. SOMOZA GN: OFICIAL: ARMANDO J. FERNÁNDEZ M. Mayor General GN. Jefe del Estado Mayor GN Noel Aurelio Somarriba M. Coronel de (Inf) GN Oficial Ayudante GN-1 DISTRIBUCION A GN 1 NASMOEEM reyest. 208

209 ÚLTIMA ORDEN ESPECIAL DE LA GUARDIA NACIONAL CUARTEL GENERAL DE LA GUARDIA NACIONAL DE NICARAGUA. Managua, DN., Loma de Tiscapa. Nicaragua. ORDEN ESPECIAL 15 JULIO 1979 NUMERO: EXTRACTO 01.- (Formato 33).- Los Oficiales nombrados a continuación son RETIRADOS del servicio activo de la Guardia Nacional de Nicaragua SOMOZA D., Anastasio General de División GN SOMOZA R., José Mayor General. GN EVERTZ V., J., Gonzalo Mayor General. GN FERNÁNDEZ J., Armando M. Mayor General. GN MEDINA H., Gustavo Mayor General. GN MENESES G., Fermín General de Brigada. GN PICHARDO M., Gregorio General de Brigada. GN GUERRERO M., Orlando General de Brigada. GN ZELEDÓN A., Orlando General de Brigada. GN GUERRERO R., José de la Luz General de Brigada. GN RIVAS M., Guillermo General de Brigada. GN GUTIÉRREZ O., Carlos O. Coronel (Inf) GN FONSECA T., Julio C. Coronel (Inf) GN BLESSING U., Miguel Coronel (Inf) GN TALENO L., Ernesto Coronel (Inf) GN MARTÍNEZ A., Rafael Coronel (Inf) GN 209

210 JIRÓN R., Bayardo Coronel (Art) GN SANDINO A., Manuel M. Coronel (Inf) GN SOMARRIBA M., Noel Coronel (Inf) GN ARANDA E., Aquiles Coronel (C-L) GN SÁNCHEZ B., Levy H. Coronel (Art) GN SOLARI S., Benicio Coronel (Inf) GN MAYORGA J., Silvio Coronel (Ing) GN JIRÓN S., Armando Coronel (Inf) GN LARIOS G., Luis M. Coronel (Ing) GN GONZÁLEZ E., Armel Coronel (Inf) GN SANTAMARÍA J., Efraín Coronel (Inf) GN VALLE S., Nicolás Coronel (Inf) GN GARCÍA G., Enrique Coronel (Ing) GN PEREIRA C., Carlos A. Coronel (Inf) GN BRICEÑO C., César A. Coronel (Inf) GN PAVÓN A., Jorge Coronel (Inf) GN JIMÉNEZ M., José A. Coronel (Inf) GN FAJARDO M., Francisco E. Coronel (Inf) GN MARTÍNEZ G., Gonzalo Coronel (Inf) GN BERMÚDEZ V., Enrique Coronel (Ing) GN SOLÍS B., Adolfo Coronel (Inf) GN CORRALES C., Humberto Coronel (Inf) GN JUÁREZ S., Alfredo Coronel (Inf) GN ZAMORA E., Pablo M. Coronel (Inf) GN PORRAS I., Rafael A., Coronel (Inf) GN LINARTE R., Jerónimo Coronel (Inf) GN LARA L., Victorino Coronel (Inf) GN GUTIÉRREZ V., Alecio Coronel (Inf) GN AGURTO R., Carlos Coronel (Inf) GN 210

211 CUADRA E., Isaías Coronel (Inf) GN GONZÁLEZ S., Simón E. Coronel (Inf) GN GUTIÉRREZ D., Vicente Coronel (Inf) GN ALTAMIRANO M., Edgard C. Coronel (Inf) GN WONG F., Juan L. Coronel (Inf) GN REYES N., Pablo E. Coronel (Inf) GN MANZANO R., José Francisco Coronel (Inf) GN CÁCERES H., J. Gabriel Coronel (Inf) GN CUESTA D., Humberto Coronel (Inf) GN CIFUENTES Z., Sergio Coronel (Inf) GN TALAVERA P., Natividad A. Coronel (Inf) GN CALERO M., José A. Coronel (Inf) GN MORALES F., Salvador Coronel (Inf) GN ZÚNIGA M., Vicente Coronel (Inf) GN PARAJÓN J., Armando Coronel (Inf) GN PORTILLO G., Otoniel Coronel (Inf) GN Unidad: Omitida. Fecha: Quince (15) Julio Razón: RETIRO FORZOSO, Referencia: Omitida. Instrucciones Especiales: Oficiales quedan sujetos a los Artículos 5, 6, 7 y 16 del Código de Retiros y Pensiones de la Guardia Nacional de Nicaragua. Prestaron servicio activo y consecutivo por el término de Treinta (30) Años, lo que les da derecho a gozar de una Pensión de Retiro equivalente al 100% del último sueldo devengado. El Secretario de la Jefatura Suprema de la Guardia Nacional, hará las coordinaciones para la publicación de estos R E T I R O S. 211

212 POR ORDEN JEFE DIRECTOR INTERINO MAYOR GRAL JOSÉ R SOMOZA GN: OFICIAL: ARMANDO J FERNÁNDEZ M. Mayor General GN. Jefe del Estado Mayor GN Noel Aurelio Somarriba M. Coronel (Inf) GN Oficial Ayudante GN-1 Distribución: A GN-1 NASM-EEM reyest EL ANUNCIO DE LA PARTIDA El 16 de julio de 1979 por la tarde estando en el Frente Sur, fui llamado por el Mayor Somoza Portocarrero para que me presentara de inmediato a las instalaciones de la EEBI, en la explanada de la Loma de Tiscapa. -India 2, me dijo: - Venite a Managua que se ha presentado una nueva situación. Ya en Managua después de un rápido vuelo en helicóptero, me comunicó: -El Jefe se va mañana y tengo que acompañarlo, así es que vos te quedas al mando aquí. 212

213 -Prepárate por que el Jefe se va a reunir con todos los nuevos comandantes en el Bunker alrededor de la media noche para darles instrucciones y despedirse de todos; te veo más tarde porque voy a preparar mis cosas. A las 12 de la media noche, el Bunker estaba atestado de gente: Funcionarios civiles y militares, todos con caras de nerviosismo e incertidumbre, esperando escuchar del Jefe, las palabras finales. Previamente, en el Hotel Intercontinental, el mando le había sido transferido a Chico Urcuyo y éste con su banda presidencial, salió un poco desafiante para el edificio del Jefe Director mejor conocido como La Curva. Allí pasó el último Presidente de Nicaragua, de la Era Somocista, aislado de la realidad, las últimas 24 horas hasta que abandonó el país el 18 de julio de 1979 rumbo a Guatemala. El General Somoza tras dirigirse a todos los presentes en el Bunker, trató de justificar su partida como la única alternativa impuesta a él por la Administración Carter para salvar al País y a la Guardia Nacional. Explicó que el País quedaba en buenas manos con el Dr. Urcuyo a la cabeza y con el general Federico Mejía como Jefe Director de la GN. Ambos aceptaron sus respectivos nombramientos y extrañamente se refugiaron en edificios equivocados: Urcuyo en La Curva y Mejía en el Bunker. La Curva era el despacho del Jefe Director y el Bunker el despacho presidencial. Aislados ahí, no pudieron cambiar el destino de Nicaragua, porque la debacle había comenzado el mismo momento del anuncio oficial de la partida del Jefe. 213

214 EL VACÍO DE PODER Muy temprano el 17 de julio, el Comandante Bravo en el Frente Sur había tomado la decisión de abandonar la operación defensiva en su sector y transportar a todo el personal hacia el puerto de La Unión en El Salvador iniciando una operación anfibia en San Juan del Sur (Plan B ). Ese mismo día como a las 9 de la mañana llegaron a la EEBI todos los recién nombrados miembros del nuevo Estado Mayor de la GN que habían decidido instalarse en la Escuela, para efectuar ahí sus primeras reuniones. Algo pasó en esa reunión inicial porque al poco rato, todos abandonaron la instalación sin emitir orden alguna. Tras abandonar sus vehículos oficiales, se esfumaron por completo. Así el último Estado Mayor de la GN se fue en cuerpo y alma sin siquiera emitir una simple directriz. El anuncio sensacional que hizo el General Somoza en el Bunker referente a su partida, puede ser tomado oficialmente como el fin de la Guardia Nacional de Nicaragua. A partir de ese momento histórico, todo comenzó a cambiar. Como en el concepto teosófico aplicado a la muerte: Cuando el alma abandona el cuerpo físico, éste comienza a desintegrarse. No había absolutamente nada que mantuviera la cohesión de la GN, el Jefe lo era todo y sin él, no había por qué? o por quién? luchar. La lealtad equivocada, la fidelidad enfermiza y el espíritu pretoriano que habían animado a esta institución por casi medio siglo, se manifestaban ahora imponiendo un destino irreversible. Algunos comandantes departamentales no pudieron soportar el asedio sandinista a sus respectivos cuarteles y habían tempranamente decidido adelantársele al Jefe. Por ejemplo, el Coronel Rafael Lola decidió abandonar el Cuartel General de la Sexta Compañía en Jinotepe, el 15 de julio. El Cuartel General de la 12a Compañía en León, había sido abandonado por el General Gonzalo Evertz cuando éste se refugió en el Fortín de Acosasco de donde luego 214

215 fue rescatado. El Comandante de la 10a Compañía en Juigalpa, Coronel Harry Pineda había también abandonado su puesto. Los comandantes departamentales que no abandonaron sus posiciones optaron por negociar con el enemigo, como el Comandante de la 7a. Compañía en Granada, coronel José Francisco Ruiz y el Comandante de Puerto Cabezas, el coronel Julio Fonseca que ya rendido, fue masacrado por los fanáticos sandinistas. Sin embargo, habían hombres que prefirieron morir, como el coronel Ariel Argüello en León y el coronel Vicente Zúniga en Estelí. Ariel Argüello con una trayectoria de servicio impecable y Vicente Zúniga que había participado en las acciones contra los alzados del 4 de abril de 1954, legaron a sus compañeros de armas, ese último sentido de responsabilidad de todo comandante de permanecer en el barco durante el naufragio. En ese sentido merecen especial tributo por que murieron con las botas puestas. Todo el día 17 fue de debacle total. Nadie pudo resistir el vació de poder, una sensación nunca vivida antes. Para unos: una derrota, para otros: un cambio, para unos cuantos: una frustración y para unos pocos: un renacer. El primero en tomar una decisión en ese vacío, fue Pablo Emilio Salazar; muy temprano el 17 se montó en un helicóptero rumbo a El Salvador para coordinar con las autoridades de ese país, la retirada anfibia de las tropas bajo su mando hacia el puerto de La Unión. Más tarde, muy temprano en la mañana, todos los nuevos miembros del Estado Mayor salieron en desbandada de las propias instalaciones de la EEBI, donde habían intentado efectuar la primera reunión conjunta. Hacia el mediodía y ante esa situación caótica, tomé la decisión de despachar hacia sus respectivos hogares, a las pocas mujeres que aún quedaban en la instalación. Libres para reunirse con sus familiares o buscar lugares seguros. También los heridos y convalecientes de cuidado, fueron trasladados al 215

216 Hospital Militar siguiendo las sugerencias del Dr. Ernesto Matamoros. La totalidad del personal activo de la EEBI, había sido asignado al Frente Sur y en la instalación central sólo quedaban tres oficiales: Rodolfo Ampié, Oscar Mendieta y Ángel Modesto Sáenz Caballero, más el personal administrativo y la guardia interior. EL ÚLTIMO INTENTO Por la tarde de ese mismo día, tuvimos una reunión de nuevos comandantes del área de Managua para analizar la situación. Presentes estaban el coronel Alberto Smith, recién nombrado comandante del Batallón Blindado, el coronel Donald Frixione, comandante de la Fuerza Aérea; el coronel Horacio Cruz, comandante del Batallón de Combate, el coronel Carlos Rodríguez, comandante de la Policía de Managua y yo, representando a la EEBI. Tras un intercambio de información, delegamos en Alberto Smith, la acción inmediata de comunicarse con la Misión Militar americana para indagar sobre la verdadera intención de los norteamericanos a la partida del General Somoza. La comunicación inicial fue con el coronel Macoy y con rapidez, éste manifestó que todo estaba en manos del Embajador Pezullo y sugirió comunicarse directamente con él. Acto seguido Smith hizo lo sugerido por Macoy y a través de la expresión de Smith y del diálogo entrecortado, comprendimos al instante, que todo estaba perdido. No hay nada que pueda hacer para cambiar la situación, dijo Pezullo. -Ustedes están por su cuenta. Cuando Smith colgó, todos entendimos que el final había llegado. Comenzamos a explorar cursos de acción y acordamos en consenso, plantear un repliegue del personal disponible en Managua, hacia las Segovias, con el propósito de establecer un Frente Norte en una modalidad de guerra irregular. Para tal efecto la primera misión le fue sugerida al coronel Smith quien debería salir inmediatamente hacia Honduras y establecer contacto directo con el Estado 216

217 Mayor hondureño para solicitar apoyo logístico y coordinación a nivel centroamericano. Smith había estado asignado en Honduras como Observador de la OEA después del conflicto honduro-salvadoreño y tenía más que excelentes relaciones con la cúpula militar catracha. Smith pudo llegar a Honduras tras un problemático despegue en Las Mercedes porque a esas alturas, todo avión que intentaba despegar de la pista internacional, era prácticamente secuestrado por la gran cantidad de militares que en estado de pánico, trataban de montarse en cualquier avión disponible. El avión de Smith atestado de civiles y militares aterrizó en el aeropuerto Toncontín de Tegucigalpa y quedó retenido por las autoridades hondureñas. Este episodio quizá marcó para la historia de la Guardia Nacional, el último intento por salvarla; la noche anterior habíamos ido a La Curva, el lugar que había escogido el Dr. Urcuyo para ejercer la Presidencia, a pedirle una audiencia como Jefe Supremo que era ya, de las fuerzas armadas y escuchar de su viva voz, directrices o posibles cursos de acción. Al llegar a la nueva Casa Presidencial, fuimos recibidos por el Ordenanza de turno y le manifestamos nuestra intención de hablar con el Presidente. Eran aproximadamente las 20 horas y el Ordenanza replicó que el Presidente estaba dormido. Smith se adelantó impaciente y dijo: Dígale al Presidente que esto es de vida o muerte! Esperamos unos cuantos minutos y luego apareció el Dr. Urcuyo. Estaba en ropa de dormir y aún somnoliento, se frotaba los ojos. - Muchachos, en qué puedo servirles? dijo respetuosamente. Smith tomó la iniciativa: -Señor Presidente, todos los Comandos Departamentales están en manos de los sandinistas y a estas alturas todo indica que varias columnas guerrilleras están convergiendo de diferentes puntos del país, hacia Managua. - Cuáles son sus instrucciones? Después de una pausa, dijo: Hay algo que podamos hacer? Smith replicó: Hemos hablado con el coronel Macoy de la 217

218 Misión Militar Americana y con el propio Embajador Pezullo y ambos dicen que esto es algo que está en nuestras manos. - El General Mejía qué dice? - El General Mejía está en el Bunker y no ha dicho nada. - Muchachos, déjenme consultar. Al instante comprendimos que el Presidente estaba realmente más dormido que despierto. Al momento abandonamos el edificio comprobando que el final era irreversible; al día siguiente supimos que el Dr. Urcuyo, el último Presidente de la Era de los Somoza, había abandonado el país rumbo a Guatemala en un avión que el General Romeo Lucas le había enviado desde ese país. Había partido llevando consigo la banda presidencial que apenas 24 horas antes, le había sido impuesta en el Hotel Intercontinental. El día 18 de julio el panorama en la EEBI era algo desértico. Se experimentaba una extraña tranquilidad y lo único que alteraba la situación era el constante sonar de las llamadas telefónicas. Hacia el mediodía una de esas llamadas resultó ser de Anastasio Somoza Portocarrero, preguntando sobre la situación interna. Creo que ya sabía de la huida de Chico Urcuyo, porque lo primero que me dijo fue: Qué pensás hacer? Ya he despachado a todo el personal femenino a sus respectivos hogares y lo único que hay aquí, es el personal de guardia interior y algunos convalecientes en la enfermería, unos 40 hombres más o menos; creo que lo más justo sería coordinar un vuelo de rescate para ponerlos a salvo. - Trabajaremos en algo, voy a llamar luego con algo concreto. En realidad el que llamó más tarde fue William (Bill) Fiorito. Era un general retirado (USAF) graduado de West Point y compañero de promoción del Congresista John Murphy y del general Somoza Debayle. Fiorito hablando en inglés se identificó como encargado de la misión para llevar a Managua un avión DC-10 al día siguiente. Después de una serie de instrucciones, quedamos en que las coordinaciones finales se harían por medio de la torre de control del Aeropuerto Internacional. 218

219 Ya al anochecer, otra llamada importante ese día, fue la del general Mejía. Venga a mi oficina aquí en el Bunker, dijo. El Bunker esa noche estaba casi desértico en comparación con la noche del trajín provocado por el anuncio de la partida del Jefe. - Que está pasando en la EEBI? me preguntó apenas terminado el saludo reglamentario. General, en la Escuela casi no hay personal, he pedido un vuelo de rescate para evacuar a los pocos soldados que quedan, algunos de los cuales son convalecientes. - A qué hora llega ese vuelo? - No tengo hora exacta pero tiene que ser mañana por la mañana. A esa hora ya Chico Urcuyo estaba sano y salvo en Guatemala y por eso Federico Mejía, era la máxima y única autoridad restante en Nicaragua. Sin embargo, estaba como solo y abandonado; no había Presidente, ni Estado Mayor General, ni Estado Mayor Especial, ni Comandantes Departamentales, ni Comandantes de Unidades y lo más crítico, no había tropa que comandar porque la GN ya se había desmoronado como fuerza cohesiva, como Institución. Si un fotógrafo hubiera captado el rostro del último Jefe Director de la Guardia Nacional de Nicaragua en esos momentos, nos habríamos ahorrado mil palabras, porque ahí en ese rostro, se reflejaba una auténtica tragedia: La tragedia entera de la Guardia Nacional de Nicaragua. Al día siguiente, 19 de julio, cuando llegamos al aeropuerto ya el General Mejía había partido y los alrededores de la pista estaban tan atestados de gente, que no se podía entender cómo un avión podría aterrizar y despegar sin problemas. Ante tal situación, decidí avanzar con los tres vehículos que formaban este pequeño convoy, hasta el extremo Este de la pista y ahí esperamos. Hacia las 10 horas, el gran conglomerado de gente, en su mayoría militares, 219

220 comenzó a abandonar el aeropuerto, integrando un desorganizado convoy de decenas de vehículos que rápidamente partió en dirección a Tipitapa. El aeropuerto quedó desértico y permanecimos en la misma posición. El avión de Bill Fiorito nunca apareció y ya al medio día, comenzamos a escuchar disparos en los alrededores, entonces comprendí que nuestro tiempo de espera había terminado. Todos vestidos de civil tomamos por rumbos diferentes. - Busquen las embajadas, los hospitales y lugares seguros. Fue la última consigna que a manera de despedida, di a estos jóvenes soldados. La última unidad organizada de la GN había sido desactivada casi al medio día de ese 19 de julio de Nunca supe cuántos de ellos tuvieron éxito; en mi caso particular, pude al día siguiente, con la ayuda de mis familiares, llegar a la Embajada de Guatemala después de una noche de sueño reparador en la casa de un pariente que vivía en el sector de Santa Clara y donde llegué casi al anochecer después de caminar desde el aeropuerto. Era el 20 de julio de 1979 y los sandinistas a esa hora, celebraban en la Plaza de la República con una algarabía única porque habían derrotado a la dinastía y a su guardia pretoriana. LA CRUZ ROJA EN ACCIÓN Fiorito había volado hacia Nicaragua muy tarde el propio 19 de julio y tras escuchar de los controladores aéreos, sobre la verdadera situación en Managua, optó por aterrizar en El Salvador. Allí le pintó las insignias de la Cruz Roja a su nave y cargándola de provisiones, comenzó a hacer viajes exploratorios a Nicaragua simulando ayuda internacional. Después de tres vuelos pudo localizarme en la Embajada de Guatemala donde se presentó personalmente. Vestido todo de color café, pantalón y camisa, me dijo en inglés: Soy Bill Fiorito, no pude llegar a tiempo el día acordado. Vienes conmigo ahora? - Vámonos! le contesté. Sin perder el tiempo, me puso una gabacha de la Cruz Roja que traía 220

221 consigo así como una gorra blanca que le arrebató al teniente Gutiérrez, la Pepa. Afuera un taxi nos esperaba y tras abordarlo arrancó hacia el aeropuerto. En la ruta, tres veces fuimos detenidos por puestos de control improvisados que tras observar las vestimentas de Cruz Roja, gesticulaban seguir adelante. Llegamos al aeropuerto sin mayores contratiempos; el avión despegó después de un par de inspecciones de soldados sandinistas en el interior de la nave sin poder detectar nada sospechoso y luego volamos hacia El Salvador. Era el 24 de julio de En el corto vuelo de Las Mercedes a Ilopango no pude descansar. Una secuencia de eventos pasaba por mi mente, aún no lograba comprender el desenlace histórico. Contrario a nuestra apreciación, a nuestras expectativas, una institución entera se había despedazado. En esos primeros momentos de exilio, era difícil entender todo el panorama: Dolor por el sacrificio de tantos, pesar por los que sufrían encarcelamiento y vejaciones, incertidumbre por un exilio inesperado. No era el momento para juzgar sino para analizar y eventualmente explicar a nuestros hijos y a las generaciones venideras, ese agitado proceso de nuestra historia. La Guardia Nacional de Nicaragua que era en 1927 ya no era en Apenas 52 años y todo en pedazos. Hoy 27 años después, hay tres mil versiones diferentes de lo que pasó en esa época en Nicaragua; ésta es simple y humildemente mí versión; no he tenido aquí el ánimo de ofender a nadie pero sí, de reconocer el sacrificio de muchos y la resignación de los sobrevivientes. De saludar a los que han sabido reconocer nuestros errores y aceptar con dignidad y hombría, el desarrollo torcido de nuestra institución. De reconocer que en nuestras manos estuvo un destino diferente para nuestra patria y que no hay trapos sucios que lavar en casa porque la Guardia Nacional quedó para la historia y los que la vivieron tienen el sagrado deber de contarla, libres de prejuicios y apegos personales. 221

222 En Mayo del 2007, la GN hubiera celebrando sus 80 años de existencia. Sin lugar a dudas una institución joven todavía, porque las verdaderas instituciones, perduran y no desaparecen con la partida de los gobernantes. Entonces en este aniversario de recuerdo, ya no podemos defender la fidelidad enfermiza, sino explicarla. No podemos reverenciar la personalidad, sino analizarla. No podemos defender las posturas corruptas, sino exponerlas. Dubant y Marguerie analizando la obra de Carlos Castaneda han expresado algo que me ha ayudado bastante para entender nuestra tragedia: Esa vida, ese conjunto de reacciones ante las solicitudes de la sociedad, es un considerable desgaste de poder personal. El hombre es vaciado por el mundo que considera real y definitivo, y al cual se somete, sin poder encontrar nunca tiempo para detenerse. La muerte sale victoriosa sobre todo lo que vive, pues todo lo que es no merece perecer. No se trata de hacerle afrontar una derrota, sino de obtener de ella, con el permiso del Destino, salvaguardar la conciencia. 222

223 10 COMENTARIO En contra de lo que reportaba la prensa y pensaba la opinión pública internacional, Nicaragua no poseía esa tremenda maquinaria militar que todos le atribuían. Nuestras fuerzas militares estaban en consonancia con la filosofía del Partido Liberal, y de acuerdo con la misma era la posición militar de nuestro país. Por esto debo admitir toda la responsabilidad. Esta cita del general Somoza Debayle tomada de su libro Nicaragua Traicionada es un auténtico mea culpa que resume poderosamente el triste destino de la institución armada. La filosofía del Partido Liberal fue su propia filosofía y en esa proyección egocéntrica arrastró a la fantasmagórica Guardia Nacional. Cuando el general Somoza fue humillado por el FSLN con la acción de secuestro en la residencia de Chema Castillo, dejó al descubierto su necesidad de sobrevivencia política y su falta de confianza en la GN para neutralizar ese tipo de acciones. A partir de entonces lo que debió contemplarse como una clarinada para enmendar la capacidad táctica de la GN de cara a potenciales amenazas, fue convenientemente olvidada. Tres años después en 1977, la capacidad táctica de la GN era la misma. Una radiografía de esta realidad fue descrita tiempo después por el coronel Guillermo Mendieta en la siguiente manera: La efectividad, organización y el número de los efectivos de la Guardia Nacional no eran reales, estaban inflados. La Guardia Nacional en sus organigramas aparecía como una cantidad de soldados que existían sólo en las nóminas de pago como auxiliares, y los cheques respectivos engrosaban las cuentas bancarias de los Comandantes Departamentales. Eran miles de fantasmas que al momento de ser necesitados para la defensa, no podían hacerse presentes porque eran fantasía, invento, negocio. La mentada máquina de combate no existía más que en la mente y bolsillos de los Comandantes. La Guardia Nacional era sólo un ejército de papel. 223

224 Entonces el proyecto renovador del tercer Anastasio tenía sentido de urgencia a esas alturas, no sólo para actualizar la capacidad perdida de la GN, sino para asegurar quizá sus ambiciones políticas. Ese fue el marco real que impulsó el especial cuidado que Somoza Portocarrero puso en Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería; esa también fue la oportunidad abierta de repente, para la oficialidad joven que al margen del devenir político de la nación, había encontrado vocación en la carrera militar. Nadie en las filas de la GN era escuchado cuando de cambios se trataba pero en esta ocasión la sugerencia vino del mimado en la familia y fue aprobada por el padre; así nació la EEBI moderna que hemos tratado de describir en este relato. El desarrollo completo del programa ya no fue posible por las razones expuestas pero fue evidente que el balance operacional impuesto por la EEBI, alteró el ímpetu militar del enemigo cuando todo estaba a su favor, actualizado como estaba ya de las repetidas vulnerabilidades de la Guardia Nacional y cimentadas en su misión original de ser dos cosas sin ser eficientemente ninguna. La EEBI apenas en su fase de entrenamiento inicial con sesenta soldados, frustró el plan tercerista de sentar cabeza en el Sur de Nicaragua en octubre de 1978; por los siguientes dos años desarrolló una especie de entrenamiento sobre la marcha con balas vivas y resultados convincentes. A la reacción propagandística dirigida del FSLN, se sumó el clamor de celos protagónicos en la propia institución que había crecido en un abandono táctico para implementar las actividades del orden en una forma artesanal e impropia que quizá en otras circunstancias, hubieran desaparecido; al final, los que más criticaron, fueron los más beneficiados y las acciones frecuentes de rescate a los cuarteles asediados a lo largo y ancho del territorio nacional, pudieron haber acallado los resquemores provocados. Nunca en la EEBI hubo un reto que no recibiera atención; el paso por la Ofensiva de Octubre, la Ofensiva de Septiembre, Nueva Guinea, El Naranjo y el Frente Sur, detuvieron en esos momentos la marcha hacia la victoria que a diario pregonaba el aparato propagandístico del enemigo. El 19 de julio de 1979 personalmente me tocó desactivar el último vestigio de la EEBI y sus logros tácticos pertenecen ahora a la historia militar de Nicaragua como único consuelo para todos sus héroes anónimos. 224

225 GN VERSUS FSLN 225

226 Análisis de un pasado reciente En la noche del 21 de los corrientes, un grupo de militares en actual servicio en esta capital, contrariando mis órdenes expresas sobre completas garantías ofrecidas al Gral. Sandino aprehendió a éste, a sus ayudantes Francisco Estrada y Pablo Umanzor, junto con el Sr. Ministro de Agricultura don Sofonías Salvatierra y son Gregorio Sandino, padre del General, que iban en un automóvil. Poco tiempo después el mismo grupo de militares de la Guardia Nacional ultimó al Gral. Sandino y a sus ayudantes Estrada y Umanzor, e igualmente fue muerto el Sr. Sócrates Sandino, al querer efectuar su captura en casa del Sr. Ministro Salvatierra. Repruebo enérgicamente, a la faz de la Nación, tan injustificable crimen que solo ha podido cometerse en mi gobierno a causa del comportamiento defectuoso de la Guardia Nacional y me esforzare con firmeza para que se esclarezcan los hechos a la luz de una rigurosa investigación, y sean debidamente castigados sus autores, por el honor del Ejército Nicaragüense, en el cual va entrañado el honor Nacional. Juan Bautista Sacasa 226

227 CONTENIDO 1 Introducción 2 La fiebre cubana 3 El recuerdo de Puerto Cabezas 4 El clamor de los años 60 5 Los cambios de los años 70 6 Insurrección general 7 Dispersión nacional 8 Desvanecimiento incondicional 9 Comentario 227

228 1 INTRODUCCION Simultáneamente somos un continente con una política que pierde el sentido de la realidad, por exceso de pasado a la derecha o por exceso de futuro a la izquierda. Pablo Antonio Cuadra M s de ocho décadas han pasado desde la fundación de la Guardia Nacional de Nicaragua y veintiocho a os desde que el Frente Sandinista llegó al poder como vanguardia de la insurrección popular al final de la d cada de los a os 70. Derrota y triunfo entrelazados en un hito permanente; un 19 de julio de 1979 señalando un triste pasado de cincuenta y dos a os para una institución sometida y un oscuro futuro de once a os para una revolución desperdiciada. Nuestro análisis de hoy no es político sino militar. No del FSLN en el poder sino de la lucha armada entre guardias nacionales y guerrilleros, entre soldados e insurrectos en las décadas de los años 60 y 70. Aunque operacionalmente la guerra de guerrillas es tan antigua como la civilización, la mayoría de sus teóricos son modernos en comparación. El aporte antiguo mejor conocido, viene del Lejano Oriente. Se puede apreciar en los escritos de Sun Tsu que Mao Tse Tung, Ho Chi Minh y el general Vo Nguyen Giap, 228

229 adoptaron y aplicaron con maestría en sus respectivas campa as. También ha sido ampliamente reconocido el aporte único de T. E. Lawrence, mejor conocido como Lawrence de Arabia, cuando en los años de la Primera Guerra Mundial, alentó la rebelión de los árabes contra los turcos; sus teorías quedaron plasmadas magistralmente en una de sus obras: "Los Siete Pilares de la Sabiduría." En nuestro continente, los indios mesoamericanos y norteamericanos con sus luchas de rechazo y conservación ante los conquistadores y colonizadores europeos, fueron auténticos guerrilleros a través de sus métodos de lucha. En Nicaragua, Sandino y sus lugartenientes emplearon continuamente los m todos irregulares para oponerse con relativo éxito a la Infantería de Marina estadounidense durante la Segunda Intervención. Sus acciones y su posterior martirio, sirvieron de referencia para las luchas insurreccionales del futuro. Apenas tres décadas ms tarde, Latinoamérica ardía por dentro. Líderes guerrilleros adoptando y aplicando esta milenaria modalidad de lucha en sus respectivos países Mientras tanto en la Escuela de las Américas de la Zona del Canal de Panamá, los cursos de contrainsurgencia impartidos por el Ejército de los Estados Unidos, enseñaban al máximo, la teoría y práctica de la Guerra Irregular a centenares de oficiales de muchos ejércitos latinoamericanos. De Guatemala llegaron los nombres de Luis Turcios Lima y John Soza, alzados en armas en las selvas del Petén. También del legendario Manuel Marulanda, "Tiro Fijo," de la guerrilla colombiana. Ya Fidel Castro era leyenda, y de la Sierra Maestra se había proyectado Ernesto Guevara con su renovado manual de Guerra de Guerrillas, nada nuevo en particular pero oportuno para la ocasión. Eventualmente, el "Che" no pudo poner en práctica los principios que predicó y como las arañas, quedó atrapado en su propia tela, creando un mito cuyo sustento quedó empañado en términos prácticos. Sin embargo la leyenda se globalizó, la 229

230 boina y las barbas siguieron exaltando permanentemente a todos aquellos que soñaban con hazañas románticas. Cuando el FSLN apareció en escena ya como fuerza beligerante, la GN andaba por los cuarenta años de existencia. Para entonces la Guardia Nacional había olvidado la tradición de los Marines y las lecciones tácticas de la lucha contra Sandino. El mismo luchador nacionalista del cual ahora el Frente se apropiaba con nombre y lema. Tres lustros más tarde en la euforia del triunfo, el FSLN levantó su emblema rojo y negro por encima del pabellón azul y blanco. Mientras tanto la GN, sin levantar bandera blanca, se resquebrajó en pedazos. La Guardia Nacional que en sus primeros cinco años de existencia ( ) fue apolítica y comandada por seis jefe directores diferentes, todos norteamericanos: General Robert Y. Rhea, Mayor Harold C. Pierce, General Elias R. Beadle, General Douglas C. McDougal, Coronel Julian C. Smith y General Calvin B. Matthews, pasó el primero de enero de 1933 a manos de Anastasio Somoza García hasta su asesinato en 1956, para continuar bajo el mando de Anastasio Somoza Debayle hasta su partida en julio de Los cuarenta y siete años que la GN estuvo bajo el mando de los Anastasios, les dio a éstos un sentido de propiedad sobre la misma y a las generaciones de guardias nacionales, un equivocado sentido de dependencia y fidelidad monolítica hacia ellos. Bajo tales circunstancias y como ya ha sido señalado con abundante insistencia, la Guardia Nacional de Nicaragua quedó desde un comienzo mantenida como fuerza pretoriana, sin desarrollo táctico, sin propósito nacional, con misión de "combate" y "policía" por igual. Su tarea principal fue "mantener el orden" y como eso no se puede improvisar, terminó tratando de "imponer el orden." 230

231 La Academia Militar de Nicaragua que pudo haber iniciado una corriente renovadora en la institución madre, sufrió la misma suerte. Fundada en noviembre de 1939 con apoyo del Ejército de los Estados Unidos, tuvo cuatro directores norteamericanos: General Charles Mullins, General Fred T. Cruse, General L. Bartlett y General John F. Greco. En 1948 Somoza Debayle ya graduado de West Point y con el rango de Coronel, asumió la Dirección hasta la muerte de su padre en Mientras Somoza García era Jefe Director de la Guardia Nacional, Somoza Debayle era Director de la Academia Militar y otro Somoza, Jose R., ya tenía mando en los cuarteles de la Loma de Tiscapa. En 1967 cuando el primer enfrentamiento de importancia entre la GN y el FSLN se dio en Pancas n, las ideologías y objetivos políticos en ambos bandos estaban bien definidos. La Guardia Nacional tratando de proteger el poder de la familia Somoza y el Frente Sandinista tratando de eliminarla para arrebatarlo. Por m s de una d cada este enfrentamiento continuó con acciones culminantes algunas veces y con largas pautas de reorganización, otras. Las bajas en ambos bandos fueron m s notorias al correr del tiempo y en consecuencia, el odio natural comenzó a emerger entre los que al fragor del combate, acariciaban la muerte. Después de tanta esperanza, de tanta desinformación, determinación y sacrificio en ambos bandos, llegó el desenlace. Una gran lección para las nuevas generaciones. Una organización militar que no pudo jamás por cuarenta y siete años institucionalizarce y una vanguardia armada que no pudo por diez años gobernar. Un ejército sacrificado y una revolución desperdiciada. Vamos a iniciar objetivamente una revisión cronológica ahondando en el ambiente táctico y estratégico, siguiendo el desarrollo operacional del FSLN porque la GN como fuerza del orden en todo este proceso insurreccional, se autoimpuso una tendencia de reaccionar continuamente ante las acciones del adversario, sacrificando a menudo ímpetu y flexibilidad. 231

232 El concepto estratégico en sí y el desenlace final de todos conocido, puede entenderse mejor analizando los detalles básicos, en términos militares, los aspectos tácticos. Para algunos lectores los vocablos castrenses: Táctica y Estrategia pueden prestarse a confusión. Para aclarar esto quiero introducir la explicación al respecto que daba uno de mis instructores de Comando y Plana Mayor en la Escuela de Infantería del Ejército de Estados Unidos en Fort Benning, Georgia: "Cuando ustedes conocen a una chica que les gusta, lo primero que se les viene a la mente es llevarla al cine. Pues bien, todo ese proceso de convencerla y llevarla finalmente al cine, y que generalmente toma un tiempo, se llama Estrategia. Lo que ustedes hagan con esa chica en el cine, se llama Táctica." Para que los objetivos estratégicos sean realizables, las tácticas deben desarrollarse bajo niveles acordes con las armas del momento. Para la Guardia Nacional en general, la tecnología emergente jamás llegó. Con excepción de la EEBI y el Btn. Blindado, a los comandos departamentales jamás se les proveyó armas y equipo modernos. Hasta el final siguieron defendiendo sus puestos con el obsoleto fusil Garand M-1 de la Segunda Guerra Mundial. Miles de fusiles modernos M-16 cal mm quedaron almacenados en los abastos de la Loma de Tiscapa esperando por la aprobación del "Jefe." En los meses finales de lucha, el FSLN que tenía para fines militares el apoyo decidido de Cuba, Venezuela y Panamá pudo gozar de superioridad técnica, sobre todo con el uso de fusiles FAL 7.62 mm y lanzacohetes RPG-7. La Guardia Nacional defendiéndose contra el FSLN, protegía al Gral. Somoza en una misión heredada y tradicional sin embargo el beneficiado le negaba las herramientas apropiadas para hacer m s fácil el trabajo. Alguien de sus serviles le había dicho que los fusiles M-16 modernos que le habían dado los gringos, podían auspiciar una rebelión interna. Además, que por su peso y fragilidad, no eran apropiados para reemplazar al temido Garand en funciones del orden. Así, la Jefatura de la GN le otorgó al enemigo superioridad técnica. Mientras un guerrillero introducía un cargador de veinte cartuchos en su fusil, el soldado insertaba uno de ocho. El tiempo perdido para insertar otro peine, le daba al enemigo absoluta y mortal ventaja: la del fusil automático contra el 232

233 semiautomático. La única unidad que recibió fusiles M-16 fue la Patrulla Presidencial que custodiaba al Gral. Somoza y se componía de sesenta y cinco hombres escogidos. La EEBI por su parte fue equipada, por intermedio de Somoza Portocarrero, con armas y equipo israelitas comprados con ciertas restricciones impuestas por la situación del momento. Después de todo eso, los resultados fueron palpables. Los comandos departamentales y los puestos remotos fueron constantemente embestidos y algunos arrasados tras el sacrificio de sus defensores. La Patrulla Presidencial fue asignada a Pablo Emilio Salazar ya como fuerza de combate en el Frente Sur junto al grueso de los grupos móviles de la EEBI; ambas fuerzas demostraron tardíamente para el destino de la GN, que las tácticas tenían que ir de la mano con las armas del momento. Por semanas enteras, esos pocos hombres negaron el avance por el Istmo de Rivas a los miles de Ed n Pastora que en intento tras intento, fueron rechazados a lo largo del Río Ostayo entre el Pacífico y el Gran Lago por esa fuerza de tarea cuyo lema : No pasarán! se honró hasta el último minuto. 233

234 2 LA FIEBRE CUBANA Cuantas veces el libertador que combate contra el dictador acaba instalando una nueva dictadura?. Pablo Antonio Cuadra Desde sus orígenes en 1961, el Frente Sandinista de Liberación Nacional abusó insistentamente con deliberado atropello a la realidad histórica, de los nombres y legados trascendentes de Benjamín Zeledón, Augusto C. Sandino y Rigoberto L pez Pérez. La verdadera fuente de inspiración de los fundadores y principales dirigentes del FSLN estuvo desde un comienzo, en Marx, Lenin, Mao y Castro. El nacionalismo de Sandino y Zeledón, y el sacrificio ejemplar de Rigoberto L pez Pérez nada tenían que ver con los planteamientos ideológicos de aquellos jerarcas del comunismo internacional y en ese mezquino encubrimiento, fueron usados con el m s absoluto irrespeto. 234

235 ZELEDON Zeledón y Sandino fueron auténticos liberales herederos de la tradición nacionalista de José Santos Zelaya. López Pérez no manifestó tendencia política alguna sino la férrea intención personal de inmolarse para cambiar el destino de su patria. El Gral. Benjamín Zeledón había nacido en el período de los Treinta Años y cuando la revolución liberal del 93 se impuso triunfante, apenas ten a 14 años de edad. Fue héroe de la Batalla de Namasigue en Fue abogado de profesión y llegó a ser Ministro de Guerra en el gobierno temporal del Dr. José Madriz tras la caída del Gral. Zelaya. En 1912 cuando el nuevo presidente Adolfo Díaz solicitó la intervención norteamericana para sofocar la rebelión mejor conocida como la Guerra de Mena, el Gral. Zeledón era el máximo exponente del liberalismo zelayista. Decidido a enfrentarse a las tropas interventoras, se alió con el Gral. Mena, conservador resentido, para conformar el Ejército Aliado. Mena se rindió sin oponer resistencia y el Gral. Zeledón organizó una heroica defensa en los cerros del Coyotepe y La Barranca que dominaban la ruta ferroviaria hacia Granada. Dado el abrumador volumen de fuego y la artillería pesada de los marines, estas posiciones se tornaron insostenibles. El Gral. Zeledón pereció durante la retirada, apenas tenía 33 a os. "Queremos que el pueblo no se muera de hambre, que desaparezcan los explotadores, los hombres que envilecen. Queremos que todo el mundo goce de libertad, que el artesano disfrute de su trabajo, que el labrador cultive sin peligros la tierra, y que la fraternidad por doquiera, como una bendición de Dios, dé sus benéficos resultados." Había expresado Benjamín Zeledón en una de sus últimas arengas a los soldados bajo su mando. 235

236 SANDINO Augusto Calderón Sandino que había nacido en 1895, dos años después del triunfo del Gral. Zelaya, creció a la sombra de las reformas liberales. En su juventud consideró siempre al Partido Liberal como su propio partido, quizás por la postura nacionalista y anti-interventora de los liberales; todo lo opuesto a la adoptada por los gobiernos de la llamada Restauración Conservadora en el período posterior a Zelaya. Por razones personales emigró del país y se encontraba en México cuando estalló la revolución del 26 iniciada por el Dr. Juan Bautista Sacasa contra los conservadores. De regreso en Nicaragua, ejecutó el ataque a El Jícaro en noviembre de 1926 y luego organizó la Columna Segoviana. Disgustado por el Pacto del Espino Negro entre Moncada y Stimson, retomó la lucha armada en una nueva dimensión para oponerse abiertamente a los términos del acuerdo. Replegándose a Las Segovias, inició con su rebautizado Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, una prolongada lucha nacionalista contra la fuerza interventora. Por cinco a os combatió a la Infantería de Marina de los Estados Unidos y la recién fundada Guardia Nacional. Nunca mostró ambiciones políticas desmedidas ni mucho menos, inclinaciones comunistas. Fue un auténtico patriota, un genuino nacionalista. Refiriéndose a Farabundo Martí, Sandino le confesó a José Román lo siguiente: "En el fondo tenía grandes méritos, pero desgraciadamente combinados con un carácter sumamente rebelde. Tuve que expulsarle del ejército por haberme querido enmarañar en México, en un enredo con los comunistas que me costó muchos dolores de cabeza. Después continuó dedicándose a esas actividades por las que fue fusilado en El Salvador por el déspota Martínez. Antes de ser fusilado vivó al comunismo internacional y dijo antes de morir que aunque había sido expulsado de su ejército, quería morir gritando!que viva el Gral. Sandino! " Enfatizando su profundo sentir nacionalista el Gral. Sandino le dictó a Román su punto de vista en estos términos: "En verdad que la pobre Nicaragua ha sido un País Maldito: primero, los españoles le dieron su nombre tomándolo de un cacique cobarde que le tuvo miedo a cuatro caballos y cien españoles andrajosos.!que dicen que 236

237 Nicarao era un sabio porque les habló del diluvio y no les puso resistencia, dándoles además oro y comida y dejándose bautizar alabando a Jesús!!Qué diablos de diluvio ni qué calavera de gato si sólo se comunicaban por señas! Porque fue tan generoso o cobarde, por eso le llamaron Nicaragua a nuestro país.? Por qué no le llamaron Diriangén? si no ha sido por la ayuda traidora de Nicarao, Diriangén les hubiera echado por el lago y acabado con ellos. Nicaragua se debería llamar Diriangén o Diriamba. Me dirá que eso ya pasó, pero no ha pasado porque perdimos El Guanacaste. Regalamos San Andrés y La Providencia. Nos ocuparon los filibusteros de Walker y dos veces los Marinos y las revoluciones y los piratas, los huracanes y el terremoto... solamente por un milagro de quién sabe qué constelación, reincorporamos la Mosquitia, es decir casi toda la Costa Atlántica. Gracias a los generales José Santos Zelaya y Rigoberto Cabezas, de lo contrario ahí tendríamos otra Belice y si nos descuidamos también se va a perder el territorio en disputa con Honduras." Sandino y el escritor José Román se habían conocido en Casa Presidencial durante la ceremonia efectuada después del Acuerdo de Paz. Román le pidió una entrevista y el Gral. Sandino le extendió un salvoconducto para que le visitara en sus cuarteles de campaña en el Norte. Durante el tiempo que Román permaneció al lado de Sandino, captó como ningún otro periodista, el auténtico pensar y sentir del General dictados por él mismo, en el corazón de las montañas segovianas. Sandino instruyó a Román a poner todos esos dictados en un libro para cuyo título escogió el de "Maldito País." Dada la prematura muerte del Gral. Sandino, José Román pospuso su publicación por muchos años hasta que fue editado formalmente en 1979 por Ediciones Inprhu-El Pez y la Serpiente sin el beneplácito del FSLN. Finalmente el Gral. Sandino se despidió de José Román en estos términos: "Soy fatalista y optimista. Nadie se muere el día antes.!me asesinan! Y qué? Acaso no he andado entre las balas y el peligro durante siete años de guerra contra los propios Estados Unidos? Como ya le expliqué anteriormente, el inmediato futuro político de Nicaragua, me parece muy incierto y en él no puedo ni debo participar, excepto en la organización de las cooperativas cuyo propósito es bien claro, delineado y ajeno a la política del "Interior" de Nicaragua. En mi fuero interno creo firmemente que mi deber es permanecer aquí y por eso, como ya le he dicho antes, sólo muerto saldré de aquí. No es simplemente testarudez, créame que se trata de una resolución racional e intuitiva, 237

238 inspirada por vibraciones cósmicas y tengo que seguirla a cualquier riesgo.!es MI DESTINO!" RIGOBERTO El poeta Rigoberto López Pérez, a diferencia de Zeledón y Sandino, fue un luchador solitario. Sin ejércitos que comandar ni batallas que ganar o ideologías políticas que levantar, tomó la ruta más difícil y más directa para contribuir con su propio sacrificio a manera de ofrenda, al destino de su país. Había nacido en León un 13 de mayo de 1929, en plena Segunda Intervención. Sus 27 años de vida transcurrieron bajo la sombra de Anastasio Somoza García en el poder. Movido por sus inclinaciones literarias, emigró a El Salvador en Al pasar del tiempo conoció a varios ex militares nicaragüenses exiliados a raíz de los sucesos del 4 de abril de Uno de ellos fue Guillermo Marenco Lacayo quien había sido el Cadete # 122 en la Academia Militar de Nicaragua y de quien recibió entrenamiento de tiro al blanco con revólver. Agustín Torres Lazo que manejó como nadie los datos de las investigaciones posteriores al atentado, dice refiriéndose al poeta: "Aunque en realidad algunos alentaron, promovieron e incluso ayudaron a Rigoberto López Pérez, es a éste a quien debe considerarse como el solo y gran conspirador en el atentado contra la vida del tirano. La única conspiración del 21 de septiembre de 1956 comenzó y terminó en el instante en que Rigoberto vació el revólver sobre su víctima. Y en ese acto de muerte cargado de balas y de furia, él estaba convencido de que entregaba su existencia a cambio de la libertad para su pueblo y la gloria para sí, que tanto ansió. Fue una lástima que la dictadura sólo pasara de unas manos a otras, aunque sí fue bueno que el nombre de Rigoberto López Pérez de allí en más, comenzara a convertirse en leyenda por todos los caminos de la Patria." El propio Rigoberto López Pérez había escogido su destino para luego describirlo en uno de sus poemas: 238

239 Yo estoy sufriendo. Yo tengo el dolor de mi patria y en mis venas anda un héroe buscando la libertad. Las flores de mis días siempre estar n marchitas si la sangre del tirano está en sus venas. Yo estoy buscando el pez de la libertad en la muerte del tirano. Apenas tenía 27 años al momento de ofrendar su vida. Había cumplido su misión y alcanzado su destino. Fue a la sombra de estos tres mártires: Zeledón, Sandino y López Pérez que el FSLN cobijó su propaganda de acción, manipulando continuamente sus ejemplares legados históricos. Pero de nuevo el tiempo los va poniendo en sus legítimos lugares, donde siempre se podrán apreciar sus defectos y virtudes, sus verdaderas intenciones y sus respectivos aportes al destino nacional. Después de todo no hubo en estos hombres, ambiciones políticas desmedidas ni conceptos demagógicos insostenibles. No hubo en ellos sed de bienes expropiados ni revanchismo genocida. Tampoco promesas incumplidas. Los tres murieron por lo que predicaron y la distancia entre ellos y los otros es abismal. Si alguna vez hubo intención de emularlos, los resultados mostraron todo lo contrario. Es el poeta libanés Khalil Gibran, el que siempre nos recuerda: "Compadezcan a la nación que da la bienvenida a su nuevo gobernante con fanfarrias, y lo despide con gritos destemplados, para luego recibir con más fanfarrias a otro nuevo gobernante. Compadezcan a la nación cuyos sabios están aniquilados por los años, y cuyos hombres fuertes aún están en la cuna." 239

240 BATISTA, SOMOZA Y FIDEL En 1959 apenas iniciado el nuevo año, Fidel Castro Ruz entró triunfante en La Habana procedente de la Sierra Maestra. Durante su permanencia ahí, había concedido varias entrevistas a reconocidos periodistas del New York Times y la cadena de televisión CBS cuyos reportajes dieron la vuelta al mundo, generando gran simpatía por el líder rebelde y sus seguidores que luchaban contra Fulgencio Batista, el dictador que había dado un golpe de estado al presidente Carlos Prío Socarrás en Después de la Segunda Guerra Mundial, las dictaduras militares eran muy frecuentes en Latinoamérica. Muchas o casi todas, con el beneplácito de los Estados Unidos. Perón, Trujillo, Pérez Jiménez, Rojas Pinilla, Duvallier, Somoza y Batista fueron reconocidos exponentes de ese período. También en México la dictadura se había institucionalizado a través del PRI. Fue precisamente en México donde Castro organizó su contingente inicial hasta embarcarse en la nave Granma rumbo a las costas cubanas. En diciembre de 1956 desembarcó en la Provincia de Oriente con resultados desastrosos. De los 180 integrantes originales sólo pudieron sobrevivir 18, entre ellos su hermano Raúl y el argentino Ernesto Guevara. Evadiendo la presión de las tropas de Batista y escondido en los cañaverales aledaños, el reducido contingente pudo eventualmente, alcanzar terreno más seguro en la Sierra Maestra. Muy pronto la fuerza rebelde comenzó a multiplicarse con amplia participación del sector campesino y obrero. Castro que era marxista desde sus años de estudiante en la Universidad de La Habana, pudo contener su retórica comunista en la Sierra y su carisma generó amplia simpatía en contraste con la imagen de Batista presidiendo un régimen corrupto y despótico, con un ejército mal equipado y mal entrenado. 240

241 Un reportaje de la cadena CBS realizado por el periodista Herbert Matthews generó aún más simpatías, esta vez en la Unión Americana. Batista en vez de mejorar su imagen, empeoró las cosas ordenando más represión en las áreas urbanas y sin lograr de su ejército empeño decidido, la balanza comenzó a inclinarse a favor de la revolución. La situación se le tornó incontrolable cuando los rebeldes incrementaron las acciones militares y Estados Unidos le cortó la ayuda militar. Los diferentes dictadores en América Latina mantuvieron siempre entre sí, aceptables relaciones y excelente comunicación. Nicaragua en este caso fue quizá el país latinoamericano que más ayudó a Fulgencio Batista con pertrechos militares en cantidades considerables para la situación del país. Parte del equipo blindado que el Gobierno de Israel le había regalado a Nicaragua después del voto favorable nica en las Naciones Unidas, terminó siendo enviado a Cuba para fortalecer las fuerzas de Batista. El traslado de media docena de esos carros blindados, fue una operación encubierta que el Gral. Somoza le encomendó a uno de sus hombres de confianza, José Iván Alegrett. No se tiene conocimiento del uso que las tropas de Batista le dieron a ese equipo. Lo cierto es que no cambió en lo más mínimo el desarrollo de la lucha entre ambos bandos. Es improbable también que esta ingerencia del Gral. Somoza haya pasado inadvertida por el propio Fidel que sin dudarlo brindaría posteriormente abierta ayuda a cualquier aventura antisomocista. Muy tempranamente Somoza se había puesto en la mira de Castro. Eventualmente, Cuba se convirtió en La Meca de los revolucionarios latinoamericanos y fue allí, por esto y mucho más, donde Carlos Fonseca y sus seguidores recibieron trato especial para pasarle la cuenta al somocismo. Por veinte prolongados años y con insistencia rutinaria, el nuevo dictador cubano apoyó religiosamente el proceso insurreccional nicaragüense como padrino y consejero. Por ironía del destino, las condiciones finales de Batista se reflejaron veinte años después con características muy similares en las de Somoza: repudio internacional, ayuda militar suspendida, situación caótica interna, exilio forzado y sendos ejércitos desaparecidos 241

242 La fiebre cubana llegó a muchas partes con su brazo militar. Fue humillada en Bolivia y Perú, contenida en Colombia, derrotada en El Salvador y Guatemala. La eterna recompensa siempre fue Nicaragua. Entonces con su brazo ideológico, se atrincheró en la isla para defender su legado. Y éste se puede palpar en las ruinas de La Habana, en los miles y miles de la diáspora cubana, en las cruces de los cementerios a lo largo de la isla, en la permanente población de las cárceles políticas, en los huecos de los paredones de fusilamiento y en la decrepitud de sus dirigentes. Y la revolución nicaragüense queriendo imitar a la cubana, decapitó su legado, traicionando a los que fueron al sacrificio por un cambio mejor. 242

243 3 EL RECUERDO DE PUERTO CABEZAS El comienzo de toda guerra puede descubrirse, no en el primer acto de hostilidad, sino en los consejos y preparativos que la anteceden. John Milton Los gobiernos de Guatemala y Nicaragua se involucraron secretamente con la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos facilitando sus respectivos territorios para entrenamiento y trampolín de la Brigada 2506 hasta culminar con la Invasión de Bahía de Cochinos. A sólo meses después del triunfo de Castro, los primeros contactos exploratorios llegaron a Nicaragua y encontraron en Somoza Debayle, entusiasta acogida. Ya para entonces los Somoza tenían perfil de excelentes cooperadores con el Gobierno Americano. Somoza García había sido la pieza clave en 1954 para ejecutar el plan de la CIA que depuso al presidente Jacobo Arbenz de Guatemala e instaló en su lugar, al coronel Carlos Castillo Armas, afín éste, a los intereses norteamericanos. Aviones caza-bombarderos de la Fuerza Aérea de Nicaragua brindaron apoyo táctico a las tropas de Castillo Armas para acelerar el desenlace. La operación de Bahía de Cochinos comenzó a prepararse en los meses finales del segundo período presidencial del general Eisenhower (

244 1961) y sus planificadores no previeron el giro político con el cambio de administración. El demócrata John Kennedy ganó las elecciones para el siguiente período y nadie pudo asegurar continuidad a la política de los republicanos para el resto del hemisferio. Mientras tanto en Nicaragua, el Gral. Somoza Debayle, Jefe Director de la Guardia Nacional, había sugerido a los emisarios de la CIA, la localidad de Puerto Cabezas como punto estratégico ideal para lanzar la invasión: puerto marítimo y aeropuerto para las naves y aviones a empeñarse. Después de todo Puerto Cabezas resultó ser el lugar perfecto para una operación de tal envergadura, principalmente para conservar el factor sorpresa tan fundamental en este tipo de operación. Estaba completamente aislada del resto del país con acceso restringido por mar y aire, además con medios de comunicación controlados por el gobierno. El comandante GN de Puerto Cabezas en ese momento era el mayor Guillermo Quintana y además del personal regular del Comando que correspondía a la Vigésima Compañía en el organigrama original de la Guardia Nacional, había también en ese lugar un destacamento blindado que era parte del Primer Btn. Blindado con asiento en la Loma de Tiscapa. El comandante de ese destacamento era el Tnte. Ricardo Lau conocido como "el Chino." Todo el período de preparación en Puerto Cabezas fue manejado con absoluta discreción. Pocos oficiales GN se enteraron de los movimientos previos a la invasión y las curiosidades de la población local fueron controladas al máximo para el consumo interno con aceptable éxito. El propio Somoza Debayle había asumido todas las coordinaciones pertinentes con los escalones superiores de la CIA. Con frecuencia inspeccionaba personalmente las casas de campaña que se habían instalado en las inmediaciones de la pista de aterrizaje para albergar a todo el personal que era trasladado de Guatemala. Conoció personalmente a todos los integrantes de la plana mayor de La Brigada 2506 y familiarizó con algunos de ellos. Años después ya en la Presidencia, aún recibía informalmente en su despacho a varios miembros de la fallida invasión como Manuel Artime y Miguel Álvarez que frecuentaban Nicaragua en busca de favores personales. 244

245 Cuando llegó el día "D," zarparon de Puerto Cabezas los barcos transportando alrededor de mil trescientos brigadistas, pertrechos, municiones y equipo de apoyo para la operación. También de su aeropuerto despegaron los aviones B-26 cuya misión era apoyar la invasión, previa destrucción de la fuerza aérea castrista en tierra. El resultado de la invasión es de sobra conocido. Quizá el Gral. Eisenhower aún soñaba con Normandía cuando autorizó la preparación, y el Presidente Kennedy desprovisto de intención, sacrificó lamentablemente todo ese esfuerzo, cortándole el ímpetu en el momento más crítico. Después de toda esa tragedia y en un "mea culpa" histórico, Kennedy concedió una serie de prebendas a Castro y generosas concesiones al exilio cubano con las que logró aplacar su ira y al mismo tiempo convertir al vencedor en tirano vitalicio para subvertir el orden en cualquier rincón del hemisferio y vociferar sin descanso contra el imperialismo, proclamando los éxitos de una revolución que no produjo nada, absolutamente nada, solamente privilegios para la elite dirigente. Con el tiempo, el político más perjudicado en todo ese proceso, resultó ser Anastasio Somoza Debayle. Fidel Castro jamás olvidó su participación activa en esa aventura. Puerto Cabezas estuvo siempre presente en la mente del tirano como un recuerdo imborrable. Cuba se convirtió en el santuario natural para alentar, promover, financiar, dirigir y controlar la subversión en Nicaragua. Sin ocultar nada, abiertamente, todo se encontraba allí. Entrenamiento, equipamiento, ideología y santuario seguro, estaban disponibles para bajar a los Somoza. Había que cobrarles caro a los que ayudaron a Fulgencio Batista con vehículos blindados y municiones, a los que habían prestado su territorio al "Imperialismo Yanqui" para la Invasión de Bahía de Cochinos. De repente ya no era necesario ir a Moscú como lo habían hecho Carlos Fonseca, Henry Ruiz y todos los primeros simpatizantes marxistas que conformaron el FSLN. Ahora todos los caminos pasaban por La Habana. Allí estaba Fidel el patriarca, también Guevara el teórico y sobre todo había un hombre 245

246 a cargo, el Gral. Piñeiro "Barba Roja" con su Departamento América para coordinar el esfuerzo de "liberación en el hemisferio." De hecho, Castro ni siquiera se sentó a esperar que los primeros inquietos marxistas nicas se presentaran allá. La avanzada ya estaba en Nicaragua tempranamente. Había llegado con el Embajador Quintín Pino Machado para conveniencia de los interesados. Con él se inició esa solidaridad recíproca que fue sin lugar a dudas, la primera flecha del arsenal bélico e ideológico que propició más que todo, la debacle del régimen somocista y el desvanecimiento de su guardia pretoriana. 246

247 4 EL CLAMOR DE LOS AÑOS 60 En la Guerra más que en ningún otro caso, los acontecimientos no corresponden a las esperanzas. Tito Livio En 1960 el avión espía U-2 piloteado por Francis Gary Power fue derribado en Rusia. John F. Kennedy derrotó a Richard Nixon en las elecciones presidenciales de Noviembre para llegar a la presidencia de los Estados Unidos. En 1961 la Invasión de Bahía de Cochinos se convirtió en un fiasco para la Agencia Central de Inteligencia cuando el Presidente Kennedy desautorizó el apoyo táctico aéreo para dicha operación. El muro de Berlín comenzó a construirse. En 1962 el mundo estuvo al borde de una conflagración mundial con la crisis de los misiles en Cuba. En 1963 el Presidente Kennedy fue asesinado en Dallas, Texas. 247

248 En 1964 Nikita Kruchev fue separado del mando en la Unión Soviética. El Reverendo Martin Luther King recibió el Premio Nobel de la Paz. Nam. En 1965 las tropas norteamericanas pasaron a la ofensiva en Viet Comunista en Rusia. En 1966 Leonid Brezhnev asumió la Secretar a General del Partido En 1967 las tropas israelitas derrotaron a los ejércitos árabes de Egipto, Siria y Jordania en la Guerra de los Seis D as. En 1968 fue asesinado Martin Luther King. Las tropas del Pacto de Varsovia invadieron Checoslovaquia. En 1969 los astronautas Neil Armstrong y Edwin Aldrin se convirtieron en los primeros seres humanos en poner pies en la Luna. La d cada completa de los a os 60 fue indiscutiblemente excepcional. Los conflictos bélicos, la tecnología y la música de los Beatles, dejaron profunda huella y pautas establecidas para las nuevas generaciones a nivel mundial. En Nicaragua el FSLN fue formalmente organizado en La Academia Militar de Nicaragua celebró sus veinticinco aniversarios en La Guardia Nacional cumplió cuarenta años de existencia en Durante la d cada de los 60, el estado de fuerza de la GN alcanzó un promedio general de ocho mil hombres en nóminas de pago. En la Academia Militar, la promoción número quince se graduó en 1960 y la número veinticuatro en 1969 al fin de la d cada. 248

249 EL RETO DE LOS OFICIALES ACADÉMICOS A fines de la década anterior ya la Academia había graduado trescientos treinta y siete oficiales entre la primera promoción de 1943 y la decimocuarta de Aunque la "horma" de la GN ya había sido impuesta por los Anastasios, muchos de estos graduados tuvieron posteriormente actividad relevante en la evolución de esta lucha GN vs. FSLN. De la primera promoción salió Samuel Genie Amaya para servir durante toda su carrera militar, más que a la institución, a la familia Somoza en particular. Fue Jefe de la Oficina de Seguridad Nacional en los años más críticos de la formación del FSLN, fue Ministro de Finanzas, administrador de los negocios particulares del General, confidente y encargado de su seguridad en Paraguay. De la segunda promoción fueron Félix Guillén y César Napoleón Suazo. El primero con record sospechoso de relaciones con el Frente Sandinista y el segundo con tendencias exageradas de fidelidad para denunciar cualquier actividad conspirativa en las filas de la GN. De la tercera promoción fue Reynaldo Pérez Vega, controversial y arrogante con los mismos miembros de la GN. Al final se convirtió en el primer oficial de alto rango en caer en una trampa pasional que culminó con su atroz asesinato de manos de reconocidos militantes del FSLN. También a esta promoción perteneció Gonzalo Evertz que sintió en carne propia los efectos de las tácticas obsoletas de la GN en áreas urbanas y tuvo que abandonar su casa-cuartel en León bajo el asedio de las turbas insurrectas. A la cuarta promoción perteneció Oscar Morales Sotomayor que culminó su carrera con el incidente de los hermanos Tejada, ambos ex-gn y miembros del FSLN. Lo mismo que el coronel Ariel Argüello Valle que también ofrendó su vida tratando de restaurar el orden en León. 249

250 De la quinta se graduó el coronel Julio Fonseca Talavera que fue masacrado en Puerto Cabezas después de deponer las armas. También Rafael Lola que decidió abandonar su comando en Jinotepe bajo la presión de los alzados. Y José Iván Alegrett, quizá el más controversial de todos los oficiales académicos. De la siguiente promoción fue Agustín Torres Lazo que después de desempeñarse como fiscal militar en el juicio posterior al asesinato de Somoza García, transmitió una imagen imparcial de Rigoberto López Pérez. También Bayardo Jirón, el último jefe de la OSN, de quien se sospechaba de tratos corruptos con el FSLN relacionados con la libertad de detenidos. Finalmente, Aquiles Aranda Escobar que como jefe de Leyes y Relaciones Públicas de la GN tuvo que redactar buena parte de los comunicados de prensa para ser publicados en el diario Novedades. Casi siempre las acciones de combate eran exaltadas y acompañadas de fotografías horrendas que bien alentaban las actividades hostiles del enemigo. De la octava promoción salió Edgard Altamirano "Taro, respetado en la GN como uno de los más insignes patrulleros de la zona montañosa nicaragüense. Y Vicente Zúniga Mercado, veterano de las acciones represivas del 4 de abril de 1954, murió heroicamente en Estelí defendiendo su comando en masiva desventaja. Luego de la novena promoción fue Federico Mejía, el tristemente célebre último Jefe Director de la Guardia Nacional de Nicaragua que tuvo la tarea de formalizar la fusión GN-FSLN, según los acuerdos previamente negociados en Costa Rica y al comprender que lo heredado no existía ya, partió rápidamente hacia Guatemala tras los pasos de Chico Urcuyo. De la décima fue Guillermo Mendieta Chávez, acusado de "traidor" por los elementos arcaicos de la GN. Quiso en los días finales de la GN, transmitir un mensaje independiente para rescatar la Institución de la influencia partidista, familiar y ponerla por fin al servicio de la nación 250

251 Siguiendo la secuencia llegamos a la promoción número doce para encontrarnos con Bernardino Larios Montiel, el último "conspirador" en la GN y el primer "Ministro de Defensa" del FSLN. Finalmente, la década de los 50 se cerró en la Academia Militar de Nicaragua con la décimacuarta promoción y a ella perteneció el Teniente Sixto Pineda que cayó el 22 de enero de 1967 tratando de sofocar la manifestación del Dr. Fernando Agüero con un camión cisterna. Irónicamente a esta promoción también perteneció Modesto Rojas Berríos, piloto de la FAN que terminó engrosando las filas del Frente Sandinista. LA ESCUELA DE LAS AMÉRICAS De 1960 a 1969 la formación y el entrenamiento táctico de la Guardia Nacional marchó a la par de la orientación del Ejército de los Estados Unidos para los ejércitos aliados del hemisferio. Después del triunfo de la revolución cubana, los focos guerrilleros se incrementaron en América Latina y, en consecuencia, la doctrina táctica se enfocó hacia la Guerra Irregular. El mismo ejército norteamericano, enfrascado en una guerra irregular en Viet Nam, utilizaba las selvas panameñas de la Zona del Canal para entrenar a sus fuerzas especiales, antes de emplearlas en el conflicto asiático contra el Viet Cong. En la década de los 60, todas las promociones de la Academia Militar pasaron por la Escuela de Las Américas cuyo asiento principal estaba en Fort Gulick, cerca de Colón en el Atlántico panameño, allí también estaba el Cuartel General del Décimo Grupo de Fuerzas Especiales del Ejército de los Estados Unidos. Con las tensiones de la Guerra Fría, el mundo comenzó a escuchar sobre las llamadas "guerras de liberación," América Latina sobre los "focos guerrilleros" y Nicaragua sobre un incipiente FSLN. La Guardia Nacional en sí, no sufrió transformación táctica alguna en toda la década de los 60, sin embargo, las diez promociones de oficiales graduadas en ese período, experimentaron el giro actualizado en su preparación táctica. A esa generación perteneció Franklin Montenegro, legendario y 251

252 carismático; probablemente el primer oficial de esa década que proyectó una imagen profesional renovada dentro de la GN, orientada hacia la formación castrense, desligada de los negocios rutinarios que empañaban continuamente la imagen de la institución y la aislaban de la realidad del momento, de un mundo en rebelión constante y de una actualidad nacional que seguía demandando de la GN, apoyo monolítico hacia la familia gobernante para asegurar un futuro incierto. Otro destacado representante de ese período fue Pablo Emilio Salazar que levantó mejor que nadie el estandarte del profesionalismo dentro de la GN; fue sin lugar a dudas como un enlace entre las viejas y nuevas generaciones. La imagen de estos pioneros fue tomada muy en serio por el triunfante FSLN después del 19 de julio. Ambos fueron atrozmente asesinados con lujo de salvajismo como para esclarecer los sospechados instintos del régimen marxista También de este lapso fueron: Humberto Reyes Fisher, Víctor Flores, Samuel Canizales, Mario Casco, Manuel Antonio Sacasa y Ángel García Cárdenas; todos ellos caídos en acción en diferentes lugares del país en los años finales de lucha. Las nuevas generaciones también se vieron bien representadas en las personalidades transparentes y legendarias de Erick Aguilar, Róger Álvarez, Hugo Villagra, Bonifacio Castell n, Cristóbal Medrano y Edwin Parajón, sólo para mencionar unos cuantos de los que aún viven y los que murieron llevando en sus hombros el peso de la guerra final. ASALTOS BANCARIOS Para el FSLN la d cada de los 60 fue de preparación y poco crecimiento, queriendo hacer de todo sin realmente hacer mucho. Para los que tienen memoria imparcial, el recuerdo permanente de los esporádicos asaltos armados a las desprotegidas sucursales bancarias, puede ser un punto de referencia para ubicar en el tiempo, a la incipiente organización hostil al gobierno. 252

253 Las "acciones de recuperación" según la propaganda marxista del momento, obligó a los estrategas de la GN, a organizar las patrullas BECAT (Brigadas Especiales Contra Acciones Terroristas) que se organizaban con personal de las diferentes unidades de Managua: Tráfico, Policía, Tercera Compañía, etc. Sin inteligencia específica, patrullaban la capital veinticuatro horas continuas aglutinados en vehículos "jeep" más que todo bajo la modalidad de "demostración de fuerza." Ya al final de la década, dos acontecimientos le proporcionaron al Frente Sandinista cobertura de prensa internacional: Pancasán en 1967 y la inmolación de Julio Buitrago en Las Delicias del Volga en Desde el punto de vista táctico, nada a favor del FSLN. Desde el punto de vista propagandístico, semillas que germinaron eventualmente en beneficio del oponente. Tras las huellas de Fidel Castro y bajo la influencia convincente del Che Guevara con su teoría "foquista," el sueño permanente de Carlos Fonseca Amador, reconocido fundador del Frente Sandinista, era desarrollar la lucha armada en la montaña para luego entrar triunfante a Managua. La GPP (Guerra Popular Prolongada) fue entonces la programada opción estratégica para llegar al poder. Sin embargo, en términos prácticos la llamada GPP resultó ser un continuo fracaso operacional. En el ambiente táctico, la Ofensiva es el principio fundamental para lograr la victoria y en la montaña, la GN estuvo a la ofensiva todo el tiempo. Las patrullas de combate que se organizaban improvisadamente de diferentes unidades, ejecutaron por lo general, agresivos patrullajes de reconocimiento y combate cuando la situación lo demandó. Hubo una casta de reconocidos patrulleros que fueron leyenda dentro de la GN. Personajes como "el Mudo" Villalobos, "el Taro" Altamirano y otros de menor rango y antigüedad, fueron auténticos emuladores del legendario Chesty Puller y su Compañía "M" en las acciones contra Sandino ejecutadas exitosamente en toda la Zona Central de Nicaragua. 253

254 PANCASÁN En agosto de 1967 cuando la información sobre una columna guerrillera moviéndose por la zona de Pancasán y Fila Grande llegó a Managua, fue en la Tercera Compañía al mando del mayor Oscar Morales, donde comenzó a reconcentrarse el personal para integrar una especie de fuerza de tarea con miras a neutralizar el foco guerrillero recién detectado. Bajo el mando de Moralitos, la Tercera Compañía había alcanzado una categoría de "fuerza especial" con oficiales escogidos por él mismo, tropa disciplinada y bien entrenada. Esta unidad rebautizada como "Los Pumas," fue el primer intento en la GN, de instaurar una "fuerza táctica especial" en los parámetros conocidos hoy en día. Muy pronto ese proyecto desapareció cuando Morales Sotomayor cayó en desgracia tras el episodio de los hermanos Tejada. Sin embargo, fue todavía bajo su dirección que se organizó la fuerza de tarea para Pancasán. Edmundo Meneses Cantarero y Gustavo Medina, capitanes en esa época, fueron nombrados jefe y asistente respectivamente. Los primeros informes de inteligencia resultaron ser bien precisos y apenas iniciados los primeros movimientos en la zona patrullada, se hizo contacto con las escuadras guerrilleras. Las primeras acciones fueron eficaces y rápidamente todo el esfuerzo se convirtió en la primera derrota desastrosa para el Frente Sandinista. Dado el reducido número de militantes en esa época, la calidad y rango de los caídos, Pancasán fue un revés de grandes proporciones para la GPP. Mientras tanto Meneses y Medina, ansiosos de explotar el éxito y esperando encontrar más focos guerrilleros en zonas aledañas, continuaron con el patrullaje de reconocimiento hasta culminar con el rastreo minucioso del cerro Musún; virgen e inhóspito en su cumbre, pero dueño de una belleza exorbitante a los ojos de todos los que gozamos de esa excepcional aventura. Después de Pancasán hubo repetidos intentos de consolidar la GPP en otras zonas montañosas, especialmente la zona de Zinica, pero las patrullas de combate de la GN jamás cedieron la ofensiva. Hasta el final de la d cada, la 254

255 montaña no dejó de ser una permanente frustración para los inclinados a la GPP, no solamente por el ímpetu ofensivo del patrullaje, sino también y más importante aún, por la falta de apoyo popular entre los campesinos de la región. LAS DELICIAS DEL VOLGA Casi dos años más tarde, el 15 de julio de 1969, el episodio de Julio Buitrago marcó el segundo y último hecho de relevancia del Frente Sandinista en esa década. A diferencia de Pancasán y las acciones exitosas de Zinica que habían dado un sentido de continuidad triunfal a la Guardia Nacional en la montaña, las acciones urbanas resultaron ser todo lo contrario. Julio Buitrago que se encontró acorralado junto a otro militante en una casa de seguridad detectada por la OSN en el barrio capitalino conocido como Las Delicias del Volga, se negó a capitular ante una exagerada fuerza y una potencia de fuego desproporcionada. Una tanqueta e infantería combinados, resultaron ser la lección mal aprendida por la GN de que la ciudad no era la montaña. La Guardia Nacional según su estructura organizativa, lo era todo: ejército y policía; con empeños tácticos y funciones de servicio policial que, por su naturaleza, difieren entre sí, pero esa percepción equivocada en su empleo diferenciado, fue arrastrando a la GN a su propio infortunio. Después de esa acción, no fue la destrucción de la casa de seguridad ni la muerte de los insurrectos lo que prevaleció en la opinión pública. Buitrago había legado una invitación ejemplar a los jóvenes simpatizantes aún indecisos; también había dado la pauta a los dirigentes del FSLN. A partir de entonces la sobrevivencia de la organización se visualizó en la ciudad y no en la montaña. Así, los medios noticiosos fueron los portadores gratuitos de la propaganda, exaltando el sacrificio y la audacia que el incipiente movimiento necesitaba para postularse como vanguardia armada en la lucha contra el r gimen somocista. 255

256 En octubre de 1967 también había caído en las montañas bolivianas Ernesto Guevara, provocando con su muerte un prematuro enterramiento de la teoría del "foco guerrillero." Convenientemente al ser capturado por los "rangers" bolivianos, había expresado: "no me maten, yo valgo más vivo que muerto." También Regis Debray, uno de los más ardientes seguidores del Che, optó por retirarse de toda aventura no sin antes decir: "Para un revolucionario el fracaso es un trampolín. Teóricamente más rico que el triunfo: acumula una experiencia y un saber." 256

257 5 LOS CAMBIOS DE LOS AÑOS 70 Las cosas de la guerra más que otras están sujetas a continua mudanza. Cervantes en Cambodia y Laos. En 1970 las fuerzas terrestres de Estados Unidos iniciaron la ofensiva En 1971 murió en Moscú Nikita Khrushchev a la edad de 75 a os. En 1972 Richard Nixon hizo su histórico viaje a Pekín para iniciar relaciones con China Comunista. 257

258 En 1973 el Presidente de Chile Salvador Allende, murió en el Palacio de La Moneda tras un golpe de estado auspiciado por la C I A. En 1974 Richard Nixon renunció a la presidencia de Estados Unidos tras el escándalo de Watergate. En 1975 las fuerzas comunistas del Kmer Rouge entraron a la capital de Cambodia y las tropas del Viet Cong a Saigón. En 1976 el demócrata Jimmy Carter ganó las elecciones presidenciales en Estados Unidos de Norteamérica. En 1977 Leonid Brezhnev llegó a la presidencia de la Unión Soviética. En 1978 Arkady N. Shevchenko, el más alto delegado soviético en la ONU, se pasó al Bloque Occidental. En 1979 la Unión Soviética invadió Afganistán. LAS ÚLTIMAS PROMOCIONES DE LA ACADEMIA MILITAR En la Academia Militar de Nicaragua, la década de los años 70 llegó con la promoción veinticinco y apuradamente terminó con la número treinta y cuatro. En 1970 a ningún miembro de la GN se le pasaba por la mente que la institución estaba entrando en su recta final. Fueron los años más violentos y difíciles que oficiales, clases y alistados experimentaron desde los años iniciales de 258

259 lucha contra el Gral. Sandino y su Ejército Defensor de la Soberanía Nacional. Las bajas fatales fueron en aumento, sobre todo en los niveles bajos e intermedios, donde la camaradería era natural y auspiciaba un cohesivo espíritu de cuerpo entre miembros de unidades empeñadas en acciones de combate. Es justo recalcar que, en este período difícil, el peso de la lucha descansaba ya en hombros de la oficialidad joven, tácticamente entrenada y preparada en el exterior; sobre todo en el ambiente de contrainsurgencia, en contraposición a las tareas rutinarias de policía que la oficialidad vieja controlaba y supervisaba con desmedido afán de lucro personal. Los tenientes Cristóbal Medrano, Concepción Pineda, Edwin Parajón, Antonio Blessing, Daniel Salinas y Guillermo Gómez, todos caídos en acción para mencionar unos pocos, fueron representantes legítimos de esas generaciones de oficiales profesionales. Inexplicablemente la Guardia Nacional, jamás en sus años de existencia, organizó oficialmente una escuela de Clases (sargentos y cabos) para capacitar a todos sus cuadros intermedios. La jefatura le dio prioridad por el contrario a un Club de Clases, una versión del Casino Militar; lugares ambos para divertirse y consumir licor al crédito y a precios favorables. EL PRIMER GOLPE En 1974 tras un prolongado período de reveses tácticos, el FSLN pudo por fin propinar a la GN la primera estocada gravísima con el asalto sorpresivo a la casa de Chema Castillo. Fue un triunfo rotundo y unilateral para el Frente Sandinista. Rotundo, porque le proporcionó todo lo que necesitaba para proclamarse "vanguardia armada" de una incipiente insurgencia. A partir de entonces casi siempre retuvo la iniciativa, en tanto que las acciones de la GN se volvieron defensivas. Unilateral, porque no se le permitió a la Guardia Nacional la oportunidad del contragolpe y, sobre todo, la necesidad de demostrar su capacidad de reacción ante futuras acciones agresivas de igual o mayor magnitud. 259

260 Como ya hemos aclarado ampliamente, el desenlace político de este episodio fue un estigma permanente del que nunca pudimos librarnos como cuerpo armado. Un amor propio herido porque a falta de fuerzas especiales en la GN, sí había personal entrenado y capacitado para contrarrestar esta acción exitosamente. Un contragolpe bien ejecutado en la casa de José Mar a Castillo Quant, bien hubiera alterado el devenir de los posteriores acontecimientos sobre todo en el factor estratégico a nivel institucional. Los primeros años de esa década habían sido de relativa calma, interrumpida únicamente por la catástrofe natural del Terremoto de Managua en El Gobierno de los Triunviros: Agüero, Martínez y Lovo Cordero, de por sí inepto, se mostró incapaz de enfrentar la caótica situación. Somoza Debayle, Jefe Director de la GN y verdadero poder detrás del trono, se proclamó indispensable en ese momento y tras autodenominarse Jefe del Comité Nacional de Emergencia, empezó a generar liderazgo personal con miras a no empañarlo políticamente. Dos años más tarde en un nuevo período navideño y actuando ya como Presidente de la República, recibió su primer regalo político relevante. Mientras disfrutaba de vacaciones pos navideñas en Corn Island, recibió por medio de su hermano José, la noticia del asalto a la casa de Chema Castillo. A las 2 de la madrugada del 28 de diciembre de 1974 la pista de aterrizaje de Corn Island fue iluminada con candiles de querosén colocados a ambos lados, para que el avión presidencial piloteado por el Coronel Orlando Villalta, pudiera despegar sin problemas y enrumbar hacia la capital. La Patrulla Presidencial, un grupo selecto de sesenta soldados bien disciplinados y seis oficiales escogidos por el propio José Somoza, despegó a continuación en otro avión Douglas DC-3. En ese entonces el comandante de esa unidad era el Mayor Vicente Zúniga y tras su arribo a Managua, le fue encomendada por don José, la misión de rescate a los secuestrados la noche anterior. La preparación para tal tarea comenzó de inmediato; mientras Zúniga coordinaba los aspectos de inteligencia, el capitán Pablo Emilio Salazar que era el segundo en mando, dirigía los preparativos tácticos a todo vapor. Es probable que el general Somoza durante el tiempo de vuelo de Corn Island a Managua haya analizado todos los probables cursos de acción y 260

261 cuando su hermano José que había recibido las primeras demandas, lo puso al tanto de la situación, optó por la vía del desenlace negociado. La expresión del intermediario designado, Monseñor Obando y Bravo: "Tienen la sartén por el mango," terminó dejándolo con una opción. Fue un favor incalculable de Obando y Bravo para el FSLN. Fue un error de Somoza Debayle cargado de catastróficas consecuencias para el futuro de la GN como unidad institucional. Estratégicamente todo el andamiaje operacional del Frente se cimentó con la operación de Chema Castillo. A partir de entonces se despejaron las perspectivas tácticas, se visualizó un objetivo realizable a corto o mediano plazo y más aún, se palparon por primera vez, las vulnerabilidades y capacidades reales de la Guardia Nacional de Nicaragua; no en su contexto aislado como institución, sino en su auténtica realidad funcional como parte monolítica de un todo somociano. La GN siguió funcionando bajo los mismo par metros administrativos, táctico y estratégico en que había sido concebida y conducida a partir de enero de 1933 cuando la Infantería de Marina de los Estados Unidos le traspasó el mando al General Somoza García. El cambio de rumbo normal, la actualización permanente que todo cuerpo armado debe experimentar al compás del tiempo, aún seguían siendo esperanzas puras, en el sentir de las nuevas generaciones de oficiales. El descontento generado a esos niveles por la decisión de Somoza Debayle de ceder a todas las demandas del FSLN y descartar una rápida acción ofensiva de rescate y neutralización, pronto se olvidó. De hecho, ya la institución le pertenecía por completo al clan Somoza. Las patrullas de combate organizadas para patrullar las zonas montañosas de Matagalpa, Jinotega y Zelaya continuaron mientras tanto ejecutando misiones de búsqueda y destrucción contra los escasos remanentes de la GPP que después de todo, no lograban obtener el necesario apoyo del campesinado. En las áreas urbanas, los cuarteles departamentales desprovistos de planes de defensa y reacción, continuaron funcionando como estaciones de policía, por lo general haciendo gala de todos los defectos y desmanes que ya hemos señalado con insistencia y abundantes detalles. 261

262 CAE EL FUNDADOR Muy temprano en el mes de Noviembre de 1976, llegó de la montaña el informe sobre la muerte de Carlos Fonseca Amador en la región de Zinica. Había sido sorprendido en movimiento con otros elementos, por una patrulla de combate al mando del capitán Enrique Munguía Berríos. Éste perteneció por algún tiempo a la Cía. B del 1er. Btn. Blindado y fue enviado al Fuerte Gulick de la Zona del Canal para asistir al curso de Guerra Irregular casi al terminar la década de los sesenta. Munguía era graduado de la décima octava promoción de la AMN, la misma a la que pertenecieron Pablo Emilio Salazar y David Tejada Peralta, asesinado impunemente el primero por el FSLN y bárbaramente el segundo por la GN. La muerte de Fonseca Amador fue un duro golpe para el Frente Sandinista y en particular para la GPP que no levantaba cabeza como opción viable para el desenlace esperado por sus dirigentes. De repente había desaparecido el guerrillero símbolo del tesón y disciplina necesarios para una prolongada lucha o quizá había desaparecido el último obstáculo para implementar puntos de vistas más incluyentes del denominado Tercerismo. Diez años atrás la misma suerte había corrido uno de sus héroes, Ernesto Guevara, en la montaña boliviana. En el fondo, ambos guerrilleros fueron persistentes y románticos en extremo; con marcados dotes intelectuales, pero con natas debilidades físicas que los colocaron siempre en desventaja de sobrevivencia, sobre todo en situaciones rigurosas de combate y terreno hostil. A partir de entonces los elementos de análisis quedaron abiertos y permanecen válidos para preguntarse si una suerte diferente para Carlos Fonseca, hubiera cambiado el rumbo del FSLN como fuerza militar y posteriormente como realidad política. 262

263 LA GPP EN DECADENCIA En la montaña enterraremos el corazón del enemigo, el lema de la GPP que insistentemente pretendía darle significado primordial a la lucha rural, se revertía constantemente para convertirse en su propia medicina. Hasta el fin de sus días, las patrullas de combate de la Guardia Nacional fueron exitosas en la monta a. Había una especie de aureola, una tradición patrullera en el campo que venía desde los tiempos de Chesty Puller y su Compañía M, de apenas sesenta hombres. Aún en situaciones adversas, ese pequeño grupo de voluntarios, siempre se impuso en combate tras combate por toda la Zona Central de Nicaragua ante las tropas del Gral. Sandino. Hubo en las filas de la GN, una casta de renombrados patrulleros y un auténtico entusiasmo en las nuevas generaciones por desempeñar sus aptitudes militares en definidas situaciones de combate. Irónicamente, la verdadera tumba para la Guardia Nacional estaba en los pueblos y ciudades, donde su otra misión: la de ser Policía, nunca estuvo a la altura de las exigencias modernas. Donde al menos, el respeto ciudadano debía ganarse con servicio y no con explotación y ultrajes. TERCERISMO El concepto estratégico del Tercerismo de trasladar la lucha a las ciudades fue válido, para acelerar el proceso insurreccional, pero "sin querer queriendo" ya la propia Guardia Nacional había generado las condiciones adversas para su existencia. Insistía ciegamente en apegarse a la dinastía para proteger sus prebendas, sus medios de subsistencia. Había descuidado al máximo el crecimiento y la renovación, tan vitales en toda fuerza militar moderna. Los números siempre fueron utilizados magistralmente en la propaganda del Frente Sandinista. La gente siempre se imaginó que los ocho mil guardias enlistados estaban ahí. Todos equipados hasta los dientes con lo mejor que le daban los gringos. Con aviones, barcos, cañones, obuses, fuerzas especiales y una fuente 263

264 ilimitada de reservistas voluntarios. A lo mejor el Frente mismo se creyó tal disparate y por eso tardó veinte años implementando la solución final. LA OFENSIVA DE OCTUBRE Tres años después de la operación de secuestro a la casa de Chema Castillo, la facción Tercerista del FSLN en pugna abierta con la tradicional GPP y la ortodoxa TP (Tendencia Proletaria) tomaba la iniciativa. Era el mes de Octubre de 1977 y la idea fundamental era darle vida al proceso insurreccional. Con el plan de ejecutar ataques coordinados en tres frentes de acción: Norte, Sur e Interno para liberar una zona fronteriza y proclamar un gobierno provisional. Todo comenzó la madrugada del 13 de octubre con el ataque a San Carlos acompañado de emboscadas e incursiones diversas en Nueva Segovia. Las acciones en el Norte se prolongaron por un tiempo con esporádicos ataques a guarniciones indefensas y personal GN en movimiento. Sin embargo, el ataque a San Carlos se convirtió tempranamente en un fiasco táctico para el Tercerismo. Los defensores del cuartel GN resistieron con determinación mientras pidieron ayuda por radio a Managua. Por desgracia para el Frente Sandinista y como ya lo he relatado en el libro: "EEBI- Los Quijotes del Ocaso", la misión de auxiliar al cuartel sitiado le fue encomendada a la EEBI (Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería) que, por coincidencia del destino, ejecutaba una operación anfibia de entrenamiento para desembarcar en San Carlos esa misma madrugada. Los atacantes que, según los planes, tras arrasar San Carlos, tenían que embarcarse hacia Cárdenas para implementar el plan de la "zona liberada", huyeron en cambio hacia Costa Rica tras cruzar el Río San Juan, en busca de refugio seguro. Esa madrugada de octubre se había iniciado una nueva etapa para el FSLN. La EEBI entró en acción y a partir de entonces, la misión de entrenamiento fue cambiada a misión de combate, dada la carencia de unidades tácticas en la GN y la situación apremiante de rescatar cuarteles asediados por todo el territorio nacional. 264

265 Días después del ataque a San Carlos se ejecutó el de Masaya. Bajo los mismos parámetros operacionales, los atacantes usando el factor sorpresa y los defensores recluyéndose sin opción de maniobra en la casa-cuartel. De nuevo el requerimiento de auxilio y nuevamente el envío de refuerzos. En esta ocasión un destacamento del Btn. Blindado fue al rescate. Después de neutralizar a elementos emboscados a lo largo de la carretera a Masaya, los refuerzos rescataron al coronel Fermín Meneses y sus fuerzas de policía, para restaurar el orden y estabilizar la ciudad. Diecisiete años habían transcurrido desde que los hermanos Chamorro Rapacciolli, conservadores opuestos al somocismo, se habían tomado exitosamente los cuarteles GN de Jinotepe y Diriamba en Noviembre de En esa ocasión los refuerzos blindados que llegaron de Managua, obligaron a los alzados a retirarse y buscar refugio en el Instituto Pedagógico para negociar la rendición al amparo de rehenes. La Guardia Nacional como fuerza urbana de policía jamás aprendió la lección de Carazo. En esa época los cuarteles de Jinotepe y Diriamba y posteriormente todos y cada uno de los cuarteles departamentales continuaron siendo indefendibles contra cualquier ataque coordinado, no sólo por su construcción sino por su ubicación física, su carencia de equipo moderno y su disposición interna destinada a facilitar funciones de policía que eran las funciones primordiales de la GN. BALANCE COMPARATIVO Al finalizar el año 1977 y a pesar del abandono administrativo, táctico y estratégico en que había sido manejada la Guardia Nacional de Nicaragua en su papel de Ejército y Policía, el balance operacional a niveles tácticos ante el FSLN era sorpresivamente positivo. Dentro del Frente Sandinista, la facción GPP como medio operacional para llegar al poder, era un aceptado fracaso. La facción Tendencia Proletaria nunca pudo levantar cabeza y la recién facción Tercerista, comenzaba a experimentar sus primeros reveses. Todas las facciones habían a estas alturas, sufrido impresionantes bajas sobre todo en los cuadros dirigentes. Desde la derrota de Pancasán en 1967, los caídos fueron mermando la capacidad 265

266 conductora en los cuadros de lucha y esto obligaba a los dirigentes que habían sobrevivido, a proponer continuas reorganizaciones de mando. Cuando llegó el período insurreccional de los Últimos meses ya habían desaparecido: Silvio Mayorga, Rigoberto Cruz, Danilo Rosales, Julio Buitrago, Leonel Rugama, Oscar Turcios, Ricardo Morales, René Tejada, Carlos Fonseca Amador, Claudia Chamorro, Carlos Agüero, Eduardo Contreras, Roberto Huembes, Arlen Siu, Jorge Sinforoso Bravo, Israel Lewites, Pedro Arauz Palacios, Róger Langrand, Camilo Ortega Saavedra, José Benito Escobar y muchos otros menos notorios. Todo y esto sin contar los que guardaban prisión después de ser capturados con vida en diferentes confrontaciones con la GN. Sin embargo, el nuevo año trajo inesperadas sorpresas para ambos bandos. Para la Guardia Nacional de Nicaragua, tiempo fugaz. Para el Frente Sandinista de Liberación Nacional, decisivas oportunidades. 266

267 6 INSURRECCIÓN GENERAL Las revoluciones ya no pueden ser llevadas a cabo por minorías. Por enérgica e inteligente que una minoría pueda ser, no basta en los tiempos modernos para hacer una revolución. Se necesita también la cooperación de una mayoría y una mayoría extensa. Jean Jaures CHISPA PARA EL POLVORÓN Muy temprano en la mañana del 10 de enero de 1978, la Historia de Nicaragua cambió para siempre. No fue la GPP, ni la TP, ni la TT, las que provocaron la ira en las masas populares del pueblo nicaragüense. De repente, intempestivamente y de manera irreversible, el asesinato del Dr. Pedro Joaquín Chamorro había hecho posible el continuo y frustrado intento de las tres tendencias del FSLN, de crear las condiciones necesarias para una insurrección general. Ahora, después de diecisiete años de insistencia, la secuela de este lamentable acontecimiento le caía como anillo al dedo al reclamado papel de "vanguardia de la lucha armada." 267

268 Apenas las emisoras del país lanzaron al aire la conmovedora noticia, el ambiente general se volvió al instante pesado y oscuros presagios comenzaron a sentirse. Al llegar la noche, en los cuarteles militares de la Explanada y la Loma de Tiscapa ya en estado de reconcentración general, el ambiente cargado ahora de incertidumbre, inseguridad y expectativas sin cauce, nos sumía en la reflexión. Como si esos locales impregnados de tanta historia, nos facilitaran la retrospección hacia otros momentos críticos del pasado. Cómo habían reaccionado los oficiales y soldados comunes aquel 21 de febrero de 1934 cuando llegó la noticia de la emboscada al Gral. Sandino y sus lugartenientes, ejecutada a sólo escasos metros de esas instalaciones? O veinte y dos años más tarde, un 21 de septiembre de 1956 cuando el Gral. Somoza García fue abatido por las balas de López Pérez en León? Apenas sospechamos que nos estábamos introduciendo abruptamente en uno de esos hitos de la historia que encauzan el destino de una nación. A partir de entonces comprendimos que dejando de un lado la táctica y la estrategia militar del momento, súbitamente y sin remedio, nos encontrábamos en masiva desventaja. Por largos años la GN había, de una manera u otra, prevalecido operacionalmente en las diversas y múltiples situaciones críticas de su historia. Más recientemente, habíamos comenzado a enfrentar un FSLN mejor organizado y beligerante al amparo de las debilidades políticas de la dinastía. Vulnerabilidades que, en el fondo, constituían la verdadera fuente de oportunidades para el enemigo. Sin embargo ahora todo era diferente. El oponente no era una organización, una columna guerrillera, un comando secuestrador, una célula urbana clandestina, o una escuadra de recuperación monetaria. Ahora el adversario podía ser todo un pueblo, casi la nación entera y el campo de batalla, el territorio nacional a lo largo y ancho. Honestamente nunca se nos dio una respuesta concreta y convincente sobre los pormenores y el origen de semejante tragedia. La duda quedó siempre flotando en el ambiente. Ni el Gral. Somoza Debayle, ni el Gral. José R. Somoza, ni el mayor Somoza Portocarrero, aceptaban responsabilidad alguna por tal hecho. "De arriba no salió ninguna orden" se nos dijo. "Todavía no estamos locos para autorizar cosa semejante." Afloraba una aparente postura de sinceridad hacia todas las interrogantes formuladas y a niveles bajos en la GN, 268

269 comenzamos a sospechar del FSLN. Después de todo, un desenlace de tal magnitud, sólo beneficiaba al enemigo. El tiempo pasó y las dudas de entonces siguen siendo válidas en el presente. Mientras no se investigue de manera oficial y desparcializada la responsabilidad del magnicidio, la culpabilidad histórica estará en ambos bandos antagónicos. La figura extraordinaria de Pedro Joaquín Chamorro se merece tal esfuerzo para ahondar en la verdad. En el gobierno de Somoza Debayle se conoció a los autores materiales y el o los autores intelectuales quedaron en la sombra. Daniel Ortega en su gobierno inicial, se olvidó del asunto. El gobierno de Violeta Chamorro, el más indicado moralmente para tal tarea, fue la gran decepción. Convertido en gobierno de transición y contubernio, prefirió vergonzosamente envolver en carácter permanente todo este triste episodio, con el papel de la duda y la recriminación indefinida. Desde entonces sigue siendo como un "secreto de estado." Mientras tanto para los guardias, fue el FSLN. Para los sandinistas, fue Somoza. ENSAYO DE INSURRECCIÓN El Tercerismo como pez dentro del agua, podía disfrutar ahora del ambiente propicio para implementar la estrategia que le mantenía en antagonismo con las otras tendencias frentistas. Apresuradamente, tres semanas después, el 2 de febrero, ejecutaron ataques coordinados contra los cuarteles departamentales de Granada y Rivas. Los sitiados como siempre se limitaron a recibir metralla y responder a la medida de sus capacidades para ganar tiempo y recibir auxilio de Managua. Carentes de planes defensivos, de fuerzas reales de reacción en la periferia de la ciudad, olvidando los principios básicos de tácticas urbanas, y más que todo, respetando la tradición mercantil del empleo de auxiliares para las tareas cotidianas de la GN, los comandantes departamentales se auto-imponían prácticamente, su propio martirio en sus respectivos cuarteles. Apenas sonaban los primeros disparos de los atacantes, la acción inmediata era cerrar puertas y ventanas. Sin poder contrarrestar con maniobra ofensiva, la única opción era ganar 269

270 tiempo y resistir con valentía hasta que llegaba de la capital, la fuerza de rescate. En estas tristes circunstancias, la iniciativa, elemento fundamental en las operaciones militares, quedaba siempre reservada para el atacante. Dueño éste de la ciudad entera, pregonaba sin perder tiempo la "gran hazaña" de haberse tomado, aunque fuera por horas, tal o cual pueblo o ciudad. Los comandantes departamentales, con pocas excepciones, habían olvidado la experiencia de Ocotal cuando en julio de 1927 un contingente combinado de marines y reclutas GN fueron sitiados en dos casas aledañas por una columna guerrillera, hasta que un histórico bombardeo a reo dispersó a los atacantes tras sufrir numerosas bajas. También más recientemente se desestimó, como ya lo señalamos anteriormente, el episodio de Jinotepe y Diriamba. Bajo la impresionante ola expansiva que había generado el asesinato del Dr. Chamorro, semanas después explotó Monimbó, haciendo gala de sus bombas de contacto y demostrándole a todo Nicaragua cómo practicar en vivo la opción insurreccional. La insurrección de Monimbó fue por igual un repentino dolor de cabeza, tanto para la GN como para el Frente Sandinista. La fuerza tradicional policial de la Guardia Nacional en Masaya era incapaz de contrarrestar una acción de tal envergadura. El Tercerismo, aún con toda su intención, todavía no estaba preparado en cuadros y organización para reto semejante. A estas alturas, la Jefatura de la GN estaba experimentando cierta flexibilidad con la inclusión de la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería, en las recientes situaciones de combate. Después del éxito de San Carlos, se le asignó el rescate y la estabilización de Rivas, y a su regreso, la "papa caliente" de Monimbó. Las primeras bajas, aunque no fatales, fueron experimentadas por la EEBI en Monimbó. Tras aplacar operacionalmente al alzado reducto indígena, pronto nos dimos cuenta que la solución era sólo temporal. Replegadas nuestras unidades, las fuerzas regulares de Masaya, jamás pudieron mantener nuevamente el orden en Monimbó. 270

271 EL SEGUNDO GOLPE El sentimiento insurreccional era como oro en polvo que el FSLN no podía por más tiempo desperdiciar. La dinastía estaba ya herida de gravedad interna y externamente. La Guardia Nacional con su actitud de fidelidad monolítica hacia la familia Somoza, era arrastrada históricamente en este proceso sin camuflar sus debilidades y vulnerabilidades tácticas. Para el FSLN era el momento de reclamar con seriedad y convicción la bandera de la vanguardia. Era el momento apropiado para desempolvar un antiguo plan que Ed n Pastora había presentado años atrás para incursionar en el Palacio Nacional. Como ya es conocido, la acción se llevó a cabo el 22 de agosto de 1978 y aunque ya hice alusión a este crítico episodio en anteriores publicaciones, resulta siempre oportuno enfatizar sobre datos curiosos e inéditos para muchos. Decisiones dentro de la GN que determinaron el desenlace a como hoy es conocido. Apenas un año antes, después del ataque a San Carlos, la EEBI fue convertida en una especie de unidad apagafuegos portátil, porque apenas reventaba uno en cualquier parte de la geografía nacional, la orden no se hacía esperar para el movimiento. Para los oficiales y soldados de la Escuela, el Palacio fue como una repetición de la corazonada de San Carlos. En ambos casos, los elementos de la EEBI no fueron enviados a propósito para contrarrestar dichas acciones, sino que, por extrañas coincidencias, estaban ahí en el ojo de la tormenta, ansiosos de combatir y mostrar sus capacidades. La acción de contra-ataque en San Carlos puso a la EEBI en el tablero táctico-estratégico de la GN, salvándola de probables humillaciones operacionales, impidiendo lo explotación del éxito por el enemigo en los ataques urbanos y con toda seguridad, limitando el ímpetu ofensivo que resulta del factor sorpresa. El desenlace y la historia misma hubieran cambiado si en la confusión inicial generada durante los primeros minutos del asalto al Palacio Nacional, Somoza Portocarrero no se hubiera precipitado a ordenar la retirada de los paracaidistas de la EEBI que por acción del destino, pasaban por el edificio asaltado sólo instantes después y tras escuchar disparos dentro del edificio, 271

272 iniciaron un rápido reconocimiento en el interior de la instalación al mismo tiempo que informaron por radio al comandante de la EEBI, de tal acción. Al instante el mayor Somoza Portocarrero, sin saber aun lo que estaba pasando, desautorizó la iniciativa y ordenó la reconcentración inmediata de los Comandos Paracaidistas. Los paracaidistas de boina roja, un grupo Comando de sesenta y cinco hombres constituían el grupo elite, casi el orgullo de la EEBI. - India 9, salga de ahí inmediatamente que ese es trabajo de la Policía, había enfatizado el mayor Somoza. En los momentos críticos posteriores a este episodio, siempre bromeábamos con el Tnte. Espinoza, el India 9, por haberse reportado radialmente al mayor Somoza, el India 1, aquella inolvidable mañana del 22 de agosto de La Guardia Nacional de Nicaragua como institución ya no se podía permitir otro "Chema Castillo" más, sin embargo, el Gral. Somoza, dueño de la misma, terminó llevándola al mismo desenlace. Muy aparte del sentimiento de desmoralización generado por la postura del mandatario, la secuela de tal decisión fue de repercusiones fuera de control para el personal GN. Si en el fondo siempre tuvimos una leve esperanza de retardar el proceso insurreccional por un giro político o por mayor ayuda de los Estados Unidos, la recurrente decisión política del Gral. Somoza, aceleró, por el contrario, el proceso final. Una vez más Somoza fue humillado y la GN fue arrastrada en esa humillación. El juicio político del General, había minimizado su responsabilidad militar. El juicio militar del Presidente, había exaltado su sobrevivencia política. Acostumbrado por herencia y ejercicio, a ser las dos cosas, la decisión fue su propia decisión; cargada de cobardía política y de desprecio al profesionalismo militar. Todo le fue servido al FSLN en bandeja de plata: propaganda, dinero, prestigio, la mitad de los cuadros dirigentes que estaban presos y la realidad marxista para el futuro de Nicaragua. Carlos Andrés Pérez, Carazo Odio, Omar Torrijos y Fidel Castro hicieron por fin, público y oficial, su apoyo al sandinismo. Cuando Jimmy Carter comenzó a gestionar una nueva Nota Knox, sólo tiempo le quedaba al sistema. 272

273 LA OFENSIVA DE SEPTIEMBRE Seguidamente y con abultada logística en las espaldas, llegó la Ofensiva de Septiembre con lujo de coordinación y motivación nunca vistos en los años de existencia del FSLN. La inacción del gobierno en el Palacio había sido como una invitación especial para acelerar este tipo de empeño, amén de las condiciones propicias ya descritas. La Ofensiva de Septiembre bien hubiera sido la ofensiva final sin lugar a dudas. La toma de las principales ciudades del país en el Pacífico y Norte de Nicaragua, fue un golpe mortal que el Gral. Somoza no podía contrarrestar con una fuerza policial en los departamentos y la falta irremediable de una necesaria fuerza táctica de combate. He señalado con insistencia recurrente, el estado de cosas que hacían de la GN, una fuerza fantasmagórica dependiente para fines tácticos, del Btn. Blindado Presidencial. Esta unidad asentada en la Loma de Tiscapa, constituía todo su poder de combate. En 1978 el famoso Btn. Blindado estaba integrado por la Cía. B de ciento cuarenta hombres, media docena de tripulaciones para los carros blindados con un total de cincuenta miembros, sesenta y cinco hombres que estaban asignados a la Patrulla Presidencial y el personal administrativo correspondiente. Antiguamente había existido el Btn. de Combate Gral. Somoza con tres compañías de infantería y un pelotón de apoyo. Sus días fueron efímeros como fuerza real, aunque se conservó el nombre y la nómina de pago. Otra unidad fantasma era la Tercera Compañía que Moralitos había convertido en fuerza elite hasta que cayó en desgracia por el incidente de los Tejada. Para afrontar esta situación ofensiva coordinada del enemigo, el Gral. José R. Somoza, comandante del Btn. Blindado y el mayor Anastasio Somoza Portocarrero, comandante de la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería, se repartieron responsabilidades de empeño y rescate. Masaya y Matagalpa recibieron apoyo del Blindado. León, Chinandega y Estelí fueron auxiliados por la EEBI con sus grupos móviles de reacción. La ofensiva fue neutralizada en términos generales y el control de las ciudades sitiadas volvió nuevamente a sus respectivos comandantes que en el futuro estarían sometidos a la misma situación y en el peor de los casos ya por cuenta propia, sin opción a ser rescatados como en Septiembre y con las únicas alternativas de rendirse, huir o perecer en sus casas-cuarteles. Los 273

274 grupos móviles de la EEBI cuyas hazañas he resaltado en el libro anterior para rendir tributo a esos tardíos soldados profesionales, portadores de la necesidad de reforma en el arcaico esquema organizativo de la Guardia Nacional, terminaron causando preocupación y sorpresa en ambos bandos. Raquíticos en número, nadie les pudo quitar el mérito de su desempeño bélico, y la única razón por la que esa ofensiva no fue la final. Grandes tareas y sacrificios estaban aún por delante, aunque en menos de un año, el reloj de existencia de la Guardia Nacional de Nicaragua se paralizó para siempre. 274

275 7 DISPERSIÓN NACIONAL Las tropas regulares pierden el valor cuando se encuentran ante peligros mayores que los que esperaban y superadas por el número y las armas del enemigo. Aristóteles RESCATE Y ESTIRAMIENTO Con todo a su favor, la Ofensiva de Septiembre terminó convirtiéndose en otro fiasco para el Frente. Desde el punto de vista estratégico y político, tenía todos los elementos necesarios para ser la ofensiva determinante y final. Todo estaba ahí como en una mesa de lujo servida para la ocasión: masa, poder de combate, apoyo internacional, dinero a montones y ambiente insurreccional en todo el país. Desde el punto de vista táctico: la gama de vulnerabilidades y debilidades propias de la GN. A lo largo de la historia de la GN, los comandantes departamentales nunca defendieron las ciudades sino "la plaza", sus casas-cuarteles donde las funciones de policía proporcionaban los medios económicos de sobrevivencia y enriquecimiento. Este sistema mercantil que venía desde los tiempos de Somoza García, había convertido a la GN en una red nacional de recaudación monetaria con marcado menosprecio a la preparación táctica profesional, base y sustento de todo ejército moderno. Entonces por incapacidad del enemigo, Septiembre no fue 275

276 el fin. Con los "ojos morados" el FSLN tuvo que jugar a la dispersión para restaurar la confianza y el prestigio perdido y en este juego, los comandantes departamentales quedaron abandonados a su suerte porque las pocas unidades de rescate, no pudieron atender todas las demandas simultáneas. El ambiente hostil de la población había alcanzado su pico más alto y los simpatizantes del gobierno comenzaban a tomar vuelos al exterior para "mirar los toros de largo." Parecía que el flamante Partido Liberal ya había también abandonado a su Jefe. Con la ayuda militar suspendida por la Administración Carter, con la economía del país paralizada, y con la imagen de la dinastía en total desprestigio, la Guardia Nacional era lo único que le quedaba al general Somoza. Durante la ofensiva mencionada los cuarteles de Masaya, León, Chinandega, Estelí y Matagalpa, fueron sitiados con masa y volumen de fuego contundentes. Como siempre los defensores "encuevados" en sus reductos no tenían más alternativa que clamar por ayuda, por refuerzos que no estaban en los alrededores y tenían que ser enviados desde Managua. En el ínterin, la población entera quedaba bajo la coacción de las turbas exaltadas demostrando poder a través de toda clase de abusos y humillaciones. Algo así como un prematuro ensayo de lo que serían los primeros meses del sandinismo en el poder. CAPACIDAD AL LÍMITE En Septiembre de 1978, el rescate de todas las ciudades tomadas fue también una importante prueba para evaluar al final, la capacidad de la GN ya no como fuerza del orden sino como fuerza de combate. Aquí de hecho le había sido impuesta, a la raquítica fuerza de reacción, una mortal dispersión operacional. El Btn. Blindado empeñó todos sus 200 hombres aptos para este tipo de acción, en Masaya y Matagalpa. La EEBI desplazó sus cuatro grupos móviles, una fuerza de doscientos sesenta hombres, a León, Chinandega y Estelí. Dada la magnitud de esta tarea y lo reducido de nuestra fuerza, esta misión de rescate tuvo que ejecutarse en etapas, una ciudad a la vez. 276

277 Una semana después de iniciado el rescate, las ciudades mencionadas fueron estabilizadas y las fuerzas locales reactivaron el proceso normal de control. El FSLN para justificar su vergonzosa derrota táctica, lanzó una propaganda repleta de exageraciones proclamando más que todo, el "genocidio" perpetrado por la GN mediante el uso de "aviación, artillería y blindados en proporciones indescriptibles." Aún es irrisorio leer las crónicas bélicas de algunos ex-miembros y simpatizantes del FSLN, relatando "el empleo de bombas de quinientas libras y el uso de aviones de propulsión a chorro, el despliegue de unidades de artillería pesada y el avance constante de las columnas de tanques que arrasaban y pulverizaban las ciudades tomadas por los insurrectos ese mes de Septiembre de 1978." Los archivos de la GN quedaron intactos y es fácil comprobar todos los hechos relacionados a su verdadero arsenal en los días finales. Para ilustración de los lectores es oportuno recalcar que a los Comandos Departamentales nunca se les proveyó de armas modernas. A pesar de que las bodegas del abasto presidencial estaban repletas de fusiles M-16, nuestros soldados o policías de los Departamentos, se defendieron hasta el último momento con el conocido pero obsoleto rifle M-1 Garand. Los dos tanques Sherman que tenía el Btn. Blindado quedaron estacionados en la Loma de Tiscapa porque eran sólo reliquia del pasado. De los cinco obuses 105 mm que habían en el arsenal GN, sólo se pudo usar una pieza que fue instalada en la ribera del Río Ostayo cuando la situación táctica del Frente Sur, se tornó convencional en Mayo de Los remanentes del equipo blindado que Israel le regaló a Nicaragua después de la Guerra de los Seis Días, terminaron siendo más fuente de problemas, que medio de soluciones. Empeñados bajo la modalidad de "demostración de fuerza," estos carros blindados apoyaron a las escuadras de infantería en acciones de rescate como las de Masaya y Matagalpa; algunos fueron estacionados frente a los cuarteles más vulnerables donde fueron calcinados por los RPG-7 que ya el enemigo recibía del exterior en cantidades considerables. La Fuerza Aérea de Nicaragua nunca fue una amenaza para los insurrectos porque los aviones Push & Pull Cesna con que contaba, eran más que imprecisos para apoyo de combate y sólo podían lanzar dos cohetes a grandes alturas para no ser alcanzados por las ametralladoras enemigas. Las siempre mencionadas bombas de 500 libras jamás se lanzaron sobre población 277

278 alguna porque ya no existían en la FAN los aviones B-26 equipados para tal tarea. El disparo de cohetes desde avionetas era improvisado y por la imprecisión pertinente, la misma suerte corrían abajo tanto las fuerzas amigas como las enemigas. Tampoco se puede negar el hecho de que, en algunos casos, los proyectiles lanzados a esas alturas, caían lejos del objetivo militar causando destrucción y muerte entre la población civil. A pesar de todo, Septiembre no fue el fin ni 1978 el año decisivo. La Guardia Nacional combinando valientemente defensa y acción ofensiva, le dio a la dinastía espacio para respirar un poco más. La Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería, había probado la validez del concepto renovador dentro de la GN y lo desastroso de insistir en el tradicional estado de cosas. El gran problema se reflejaba en el tiempo perdido de años y el tiempo remanente de sólo semanas. La experiencia de Septiembre también le dio al enemigo la pauta para una reorganización más efectiva, encaminada a no desperdiciar por más tiempo el sentimiento insurreccional de las masas populares. Se agruparon frentes regionales con masivas columnas de probados combatientes combinados con abundantes entusiastas que avanzaron desde la periferia hacia el corazón estratégico del gobierno con m s determinación y control. Cuando llegó el año 1979, el arsenal bélico del FSLN ya era impresionante y su fuerza organizada de combate bien sobrepasaba los ocho mil militantes. La Guardia Nacional que en sus mejores años había registrado una fuerza similar en números entre auxiliares, reservistas, policías, administrativos, fantasmas y fuerzas regulares, dependía ahora de dos mil efectivos aptos para la situación actual. El Btn. Blindado y la EEBI como reservas estratégicas, eran las unidades "apaga-fuegos" y el resto diseminado por todo el territorio nacional ejerciendo funciones de policía en cuarteles y puestos lejanos y aislados. Muchos de estos apartados puestos, en su mayoría atendidos por ancianos cabos y auxiliares, fueron tempranamente arrasados con lujo de masiva desproporción y distorsionada propaganda. Lugares como El Jícaro, Cárdenas, Santa Clara, San Fernando, Mosonte, Cinco Pinos, etc., fueron claros ejemplos de esta desproporción que se puede neutralizar con la famosa frase de Corneille: "Vencer sin peligro es triunfar sin gloria". 278

279 NUEVA GUINEA En Abril de 1979 se detectó la invasión de Nueva Guinea. Una columna guerrillera de ciento veinte sandinistas procedente de Costa Rica que penetró al Depto. de Río San Juan a la altura del Castillo de la Concepción. Con la misión de llegar hasta Chontales para establecer un nuevo frente Sur Oriental en apoyo a los otros frentes de acción, esta columna omitió los conceptos irregulares propios de la guerrilla para desplazarse apresuradamente en modalidad convencional hacia la zona chontaleña. La columna entera fue presa de la acción combinada de los grupos móviles de la EEBI que habían sido trasladados para tal efecto, desde la zona de Estelí. Con desplazamiento aeromóvil diurno y nocturno, disposición combativa disciplinada y ubicación precisa de múltiples emboscadas, la columna invasora quedó borrada del mapa en sólo un par de semanas. La operación de Nueva Guinea fue rápida y contundente, una perfecta derrota para el FSLN y sus interioridades se expusieron en el libro: EEBI Los Quijotes del Ocaso. Quizá la más profesional de todas las acciones de la GN por su innovación y resultados. Contrario a las proyecciones del Tercerismo de empantanar a la GN en esa zona para aliviar la presión en otros frentes, la acción de Nueva Guinea fue el orgullo permanente de los pocos soldados profesionales que la ejecutaron y la peor derrota táctica del Frente Sandinista en toda su historia militar. EL NARANJO A fines de Mayo, más de cuatrocientos sandinistas acompañados ya de internacionalistas cubanos, panameños y de otras nacionalidades, embistieron el aislado puesto fronterizo del Naranjo, en la frontera Sur Occidental con Costa Rica para atrincherarse en la Colina 155 y esperar otro nuevo empantanamiento de la GN. De nuevo la procedencia masiva desde Costa Rica y de nuevo la respuesta inmediata de unidades de la EEBI. Esta vez el turno inicial fue para los 279

280 recién graduados del Curso de Clases que fueron enviados a esa zona por la ruta del Ostional. A partir de entonces la lucha en el Frente Sur se volvió convencional en todo el sentido de la palabra. La masa y el armamento pesado empleado con eficacia por el enemigo, más la modalidad de atrincherarse en las laderas de la colina mencionada, originaron una verdadera e inesperada guerra de posiciones con lujo de fuego de morteros y participación descarada de militares cubanos y panameños. Para romper el estancamiento, tuvo que montarse una operación de "yunque y martillo" donde la fuerza original empujó desde el eje Ostional-Naranjo y otro grupo móvil atacó perpendicularmente bajando por el terreno elevado. La Operación del Naranjo fue otro brillante triunfo de esa nueva juventud militar profesional. Fue una madrugada lluviosa que impregnó nuevamente de merecido orgullo a sus ejecutores. Orgullo táctico y sentir profesional de un peque o grupo de soldados que no les dieron tregua a los centenares de atrincherados e internacionalistas que en desastrosa huida se internaron nuevamente en territorio costarricense, abandonando pertrechos y compañeros caídos hasta ponerse a salvo al otro lado de la frontera. EL RÍO OSTAYO Poco tiempo después el Frente Sur de Edén Pastora reforzado con centenares de voluntarios, se avalanchó sobre Peñas Blancas y el puesto militar de Sapoá desalojando con abrumadora masa y potencia de fuego, la primera línea defensiva de Bravo que, con los sesenta hombres de la Patrulla Presidencial, controlaba la ruta Panamericana en la zona fronteriza. Dada la abrumadora ventaja en masa y medios ofensivos del enemigo, se estableció una nueva línea defensiva a lo largo del Río Ostayo, entre el Gran Lago y las colinas dominantes de Rabo Lucio, un poco hacia el Oeste. El puesto de mando se ubicó en el antiguo Hotel Cibalsa donde tenía su asiento el Comité de Operaciones Tácticas de la EEBI. La línea defensiva del Ostayo resultó impenetrable para los miles de integrantes del Frente Sur denominado Benjamín Zeledón. La carretera Panamericana que Edén Pastora pretendía usar para entrar triunfante a Rivas, fue por semanas la ruta de la amargura para el FSLN y su control fue tan efectivo, que los aviones de carga 280

281 de la FAN la usaban como pista de aterrizaje para reabastecer de pertrechos y transportar personal a la zona del Cibalsa. El control absoluto de las tropas asignadas al comandante Bravo sobre esta zona de Rivas, se mantuvo hasta el final, cuando Bravo decidió levantar la línea defensiva y embarcar a todo el personal hacia El Salvador el 17 de julio de Somoza Debayle anunció su salida el 17 de julio en la madrugada y súbitamente la resistencia de la GN en las áreas todavía controladas, perdió el sustento. Bravo que en cierta forma tenía buena comunicación con el General por su responsabilidad en la zona Sur, sabía que sin Somoza no había GN y rápidamente comenzó a coordinar con las autoridades salvadoreñas, la retirada anfibia de sus tropas hacia el puerto de La Unión. Unos setecientos cincuenta hombres llegados de la EEBI y el Btn. Blindado habían hecho historia al detener por semanas, una avalancha de dos mil sandinistas saturados de internacionalistas, con un buen número de asesores cubanos y panameños y que, además, usaron el territorio costarricense como refugio seguro en la retaguardia, así como fuente logística consistente y abultada. ASEDIO Y RETIRADA Los días finales de la GN como fuerza táctica fueron de extremo sacrificio a todos los niveles. Alterada su tradicional misión de policía por los continuos ataques a sus cuarteles y puestos en los Departamentos, tuvo apresuradamente que retomar tareas de combate bajo adversas circunstancias. Cuando la fuerza táctica entrenada se empeñó por completo en la zona sur, los Comandos Departamentales quedaron privados de ayuda y refuerzos de rescate como en el pasado. Los comandantes de Jinotega, Matagalpa, Estelí, León Masaya y Carazo no tenían los recursos ni el personal para aguantar prolongadamente el embiste de las masas y la presión de las columnas guerrilleras organizadas. La triste situación de los Departamentos se reflejó por igual en Managua, asiento del 281

282 gobierno y corazón estratégico del sistema, donde la defensa recayó en gran parte, sobre el personal menos entrenado disponible: personal administrativo incorporado por la necesidad, a las tareas de combate y los policías. Barrios enteros azuzados para levantar barricadas en los cuatro costados de la capital y miles de alzados en desafío permanente contra las improvisadas escuadras de reacción. Sin embargo, se dio el celebrado repliegue del 27 de junio que, al concluir en Masaya, sumaba más de seis mil integrantes. Casi la misma cantidad de elementos que la GN mostraba en sus nóminas de pago. Los cuarteles departamentales por sí solos, sucumbieron ante la avalancha desproporcionada. Jinotega, Matagalpa y León dejaron de ser plazas para la GN. Algunas plazas como Jinotepe y Juigalpa se quedaron sin comandantes cuando sus titulares decidieron con o sin autorización, abandonar sus posiciones. Otras fueron entregadas al enemigo bajo negociación como Granada y Puerto Cabezas y otras como Estelí, resistieron hasta el final con ejemplar heroísmo. El anuncio de la partida del Gral. Somoza hizo el resto. En términos reales de estrategia pura, la dispersión impuesta había sido determinante, como determinante fue el control soberano de la familia Somoza sobre la Institución. Con toda certeza no se le puede adjudicar al Frente Sandinista la doblegación de la Guardia Nacional. Tal cosa no se produjo. Cargada de vicios, de acciones heroicas inéditas, de control político familiar, de abandono administrativo, estratégico y táctico, se llevó en su desvanecimiento, los secretos de sus integrantes y la más elocuente lección a todas las futuras generaciones civiles y militares de la nación: El Ejército Nacional debe ser Institución y no fuerza pretoriana. 282

283 8 DESVANECIMIENTO INCONDICIONAL Ni el hombre más bravo puede luchar más allá de lo que le permiten sus fuerzas. Homero ALFA Y OMEGA En 1933 un Somoza se apoderó de la Guardia Nacional de Nicaragua. En 1979 otro Somoza terminó con ella. La historia de la GN es complicada y sencilla al mismo tiempo. Su complejidad está determinada por los miles de caracteres de todos los estratos sociales que se registraron en sus filas a lo largo de sus diez lustros de existencia. También por la coyuntura política del momento y la ingerencia determinante de los Estados Unidos en los asuntos internos de Nicaragua. Su sencillez radica única y exclusivamente, en su religiosa fidelidad hacia la familia Somoza durante su entera existencia. Al devenir del tiempo, esa complejidad de caracteres con aspiraciones y espíritu de sacrificio, se volvió sencilla y esa sencillez, trasformada en monolítica fidelidad, resultó en ingenua sumisión. 283

284 REALIDAD Y PROPAGANDA En las crónicas del Frente Sandinista de Liberación Nacional se ha enfatizado hasta la saciedad, el uso de términos diferenciales como "genocidio," "masacre" y asesinato" aplicados a los resultados de un enfrentamiento o una acción de combate. Los que no vivieron la historia en esos días, bien pueden deducir sin mayor esfuerzo, que la GN era la única fuerza que portaba armas y que el FSLN respondía con rosas y claveles. Después de tantos años de propaganda parcializada, se hace imperante para la verdadera historia militar de nuestro país, exponer la justa dimensión del conflicto. No podemos acusar a Moralitos y perdonar al mismo tiempo a Lenin Cerna, porque tanto vapuleo recibió David Tejada como Pablo Emilio Salazar. La masacre del 4 de abril palidece ante la masacre de Tisma. La OSN fue insignificante comparada con la Seguridad del Estado. El asesinato de Pérez Vega y el linchamiento y posterior fusilamiento de Alberto Gutiérrez no fueron métodos civilizados de hacer justicia. "Ajusticiar" no implica administrar justicia, ajusticiar es simplemente asesinar con impunidad. El empleo de carros blindados contra las barricadas fue una acción ofensiva en situación de guerra porque detrás de los adoquines, no había manifestantes en protesta, sino guerrilleros equipados con fusiles FAL 7.62 mm y lanzacohetes RPG- 7 y en más de una ocasión, las tripulaciones enteras de estos vehículos, perecieron calcinadas producto de los bazucasos enemigos. Con excepción del Frente Sur donde la situación se tornó convencional, la GN jamás usó morteros en las ciudades. La muerte de cuatro estudiantes durante la manifestación estudiantil del 23 de julio de 1959 en León, fue un caso lamentable originado por la estupidez de Tacho Ortiz, el comandante de la plaza. La manifestación masiva del 22 de enero de 1967 fue un desafío peligroso de los dirigentes conservadores que al final, salieron con garantías del Gran Hotel no sin antes haber provocado la muerte del Tnte. Sixto Pineda, que trataba de disolver la manifestación con un chorro de agua desde un camión cisterna. Tampoco hubo genocidio en Noviembre de 1960 cuando los conservadores se tomaron los cuarteles de Jinotepe y Diriamba y tras la rendición, se les garantizó la vida. Si hubiera sido todo lo contrario, el Negro Chamorro no hubiera lanzado sus bazucasos contra las instalaciones de la EEBI diecinueve años más tarde. Lo mismo se puede decir de la invasión de Olama y Los Mollejones donde los rendidos recibieron trato de prisioneros de guerra y vivieron para contar la historia. 284

285 CLARAS DIFERENCIAS Todos o casi todos los cuadros originales del Frente Sandinista cayeron alguna vez presos y de las cárceles salieron con vida. Si no hubiera sido así, las demandas del FSLN con las acciones de secuestro en la casa de Chema Castillo y luego en el Palacio Nacional, no se hubieran cumplido y los aviones proporcionados hubieran despegado muy vacíos. Con toda seguridad Daniel Ortega no fuera hoy presidente de la república y Tomás Borge no estaría de embajador en Perú. Sin embargo, no pasó así con el mayor Franklin Montenegro que fue sacado de la cárcel para ser "ajusticiado" por la Seguridad del Estado. No pasó así con el Tnte. Lester Hooker quien ingenuamente, atendiendo el llamado de los sandinistas para engrosar las filas del nuevo ejército, se presentó voluntario y fue ejecutado sumariamente. La suerte fue la misma para todos los oficiales y soldados que como el Cnel. Julio Fonseca en Puerto Cabezas, fueron acribillados después de deponer las armas. El simple hecho de amarrar a los capturados y usar vehículos automotores para arrastrarlos prolongadamente para saciar el sentimiento de venganza, minimiza el sentido de justicia de la revolución si es que alguna vez lo tuvo. Investigando sobre los desmanes de la GN, aún no he encontrado registro de un caso similar. Cuando comparamos imparcialmente todos los informes de derechos humanos que se han editado en los últimos años, la diferencia es sencillamente desproporcionada y reivindica el profesionalismo de muchos oficiales y soldados que lucharon y se comportaron con honor y auténtica tradición militar. Todo ello nos alienta a expresar con autoridad que el pregonado "genocidio" lejos de ser una rigurosa verdad, es un escudo de conveniencia partidista, propaganda desprestigiada, retórica populista para ocultar las propias faltas y exaltar las ajenas. 285

286 SIMBIOSIS MORTAL He intentado honesta y humildemente a través de estos relatos, exponer los errores y acontecimientos que llevaron a la Guardia Nacional a su propio desvanecimiento. He repetido deliberadamente acción tras acción, error tras error y crítica tras crítica para sacudir cualquier duda o ambigüedad. La idea de rendición me parece más subjetiva que objetiva; es más suposición que hecho. "Rendición" es la palabra que no encaja en la realidad de los últimos días de la institución. Para ser más exacto, la verdadera rendición de la GN no fue al FSLN sino al propio general Somoza. Más bien a la dinastía. Es ahí donde en el análisis final, estuvo su pecado, su fuente de extinción. La Guardia Nacional no podía salvarse como institución nacional por que en el fondo no lo era. Pero sí podía sobrevivir como organización militar renovada, transformada y profesionalizada para ganarse con el tiempo, el apelativo de ejército nacional. Somoza García había introducido la horma y Somoza Debayle respetó el diseño. Somoza Portocarrero quiso cambiarlo todo, rediseñando lo transmitido por abuelo y padre, pero como tercero en la sucesión, ya no tenía cabida en un futuro real para la institución. No había forma de romper la simbiosis Somoza-GN. La organización entera tenía que desprogramarse libre de la ingerencia familiar. Debía conocer un liderazgo alterno emergido de sus propias filas, sin lazos políticos, sin responsabilidades policíacas y con sentido estratégico de integración nacional y ubicación territorial para el desarrollo y la defensa. En 1979 cuando el Gral. Somoza fue compelido a nombrar un sucesor, simplemente nombró al Cnel. Federico Mejía a quien inmediatamente ascendió a General de Brigada. El nombrado Jefe Director no tenía ni los m ritos ni la preparación ni mucho menos, el don de mando para tal cargo en el momento más crítico de la Guardia Nacional. Su escogencia no fue más que el malsano intento de seguir mangoneando a la GN desde el exterior. Sabiendo perfectamente que su Guardia no podía sobrevivir por sí sola, insistió hasta el último segundo en la conservación del poder a través de personajes emparentados y sumisos como Urcuyo y Mejía. 286

287 Durante sus pocas horas de mando, Mejía se instaló en el "Bunker" y perdió el contacto directo con la tropa a su alrededor. Ni siquiera pudo dirigirse por radio al resto de los soldados y oficiales para decirles: Soy el nuevo jefe aquí, les pido su cooperación. La triste realidad fue que nadie lo tomó en serio, ni siquiera los sandinistas porque apenas abandonó el país, delegaron en Fulgencio Largaespada la triste misión de proclamar como "último jefe director" la rendición de la Guardia Nacional, leyendo radialmente el texto que Humberto Ortega había redactado en Costa Rica. Así, Fulgencio pasó a la historia no como el último jefe director de la GN porque ya no había GN, sino como el primer tonto útil de la Noche Oscura. Con el tiempo, los estudiosos de las tácticas militares criollas, encontrar n temas de estudio, en muchas acciones militares de la GN. Aparte de sus vicios y debilidades ya expuestas, bien puede deducirse que, en la balanza de acciones tácticas propiamente dichas, las victorias superan los reveses. Que, en el contexto estratégico, aislado de su fuente política y desprestigio policial, experimentó más éxitos que fracasos. Sus soldados rasos procedentes de los estratos más humildes del pueblo nicaragüense, carentes de educación como la gran masa del campesinado, con frecuencia se adaptaron al método rígido de la disciplina militar para convertirse en soldados y policías a la medida de sus capacidades. Como humanos cometieron múltiples errores y como soldados y policías fueron mal dirigidos a veces, causando problemas de imagen a la organización. Los escalones superiores en cambio, lograron preparación y se relacionaron con profesionales de muchos ejércitos prestigiosos del mundo; por eso no hay excusa para el deplorable desempeño de algunos. Pero en el contexto general, el desvanecimiento de la GN, superadas las deficiencias y la inacción impuestas a conveniencia de la Jefatura, obedece mayormente a su destino pretoriano; a esa misión asignada desde su origen, de ser Ejército y Policía al mismo tiempo; a no poder sacudirse del control familiar de la dinastía; a su impotencia para desmentir categóricamente el decir popular: "la Guardia y Somoza son la misma cosa." Como un candil que necesita querosén y se apaga por falta de éste, así fue esa gran lección para la GN aquella madrugada del 17 de julio de Había muchas razones para desvanecerse y algunas otras para insistir en la sobrevivencia. Pero en lo más profundo, bajo controlada resignación 287

288 y tratando de comprender nuestro destino, teníamos que coincidir por entero con el dramaturgo Wilde: "Algo había muerto en cada uno de nosotros, y lo que había muerto era la esperanza. 288

289 9 COMENTARIO En la noche del 21 de los corrientes, un grupo de militares en actual servicio en esta capital, contrariando mis órdenes expresas sobre completas garantías ofrecidas al Gral. Sandino, aprehendió a éste, a sus ayudantes Francisco Estrada y Pablo Umanzor, junto con el Sr. Ministro de Agricultura don Sofonías Salvatierra y don Gregorio Sandino, padre del General, que iban en un automóvil. Poco tiempo después el mismo grupo de militares de la Guardia Nacional, ultimó al Gral. Sandino y a sus dos ayudantes Estrada y Umanzor, e igualmente fue muerto el Sr. Sócrates Sandino, al querer efectuar su captura en casa del Sr. Ministro Salvatierra. Repruebo enérgicamente, a la faz de la Nación, tan injustificable crimen que sólo ha podido cometerse en mi gobierno a causa del comportamiento defectuoso de la Guardia Nacional; y me esforzaré con firmeza por que se esclarezcan los hechos a la luz de una rigorosa investigación, y sean debidamente castigados sus autores, por el honor del Ejército nicaragüense, en el cual va entrañado el honor nacional. En estos enérgicos y elocuentes términos el Presidente Juan Bautista Sacasa se dirigió a la Nación el 23 de febrero de 1934 para explicar el asesinato del General Sandino. Su autoridad había sido deliberadamente usurpada y el control de la Guardia Nacional retenido exclusivamente por el general Somoza García. No cabe duda que el magnicidio del Gral. Sandino fue innecesario y su proyección como mártir del nacionalismo debió ser interpretada con auténtico reconocimiento y respeto igual o mayor que la reconocida en otros apóstoles de la postura anti-interventora como Zelaya y Zeledón. Pero el caso no fue así y el grupo descontento que adoptó su nombre a partir de 1961, no alzó las armas para ratificar una posición independiente sino para imponer conceptos foráneos y plegarse al otro imperio. No cabe duda que el funcionamiento de la GN fue defectuoso desde un comienzo como expresara el Presidente Sacasa pero está demostrado que la alternativa del FSLN fue incorrecta, plagada de desgracias y desproporcionado retroceso. 289

290 El intento de construir el socialismo en un país subdesarrollado bajo el modelo del socialismo de Rusia y China nos llevó al fracaso. Fueron palabras recientes del ex comandante Víctor Tirado. Un viajero que tras estos veinticinco años regresara a Nicaragua, o viniera por primera vez, habría de preguntarse si aquí hubo alguna vez una revolución. Son elocuentes palabras de Sergio Ramírez que minimiza y prácticamente anulan cualquier sensación de avance y legado revolucionario. Otro renombrado comandante Edén Pastora enfatizó sus conclusiones de esta forma: La corrupción se originó del hecho de que los muchachos, los jefes, los líderes, eran demasiado jóvenes y no supieron qué cosa era conciencia social y qué cosa era envidia. Y a veces me parece que eran más envidiosos que luchadores sociales, que envidiaban al que tenía y en cuanto tuvimos oportunidad, nos quedamos con todo lo de ellos. Finalmente le correspondió al poeta Ernesto Cardenal juzgar a los comandantes de la revolución con estas contundentes palabras: Ahora son millonarios y en la revolución no había millonarios. Nivelado así el terreno y descartados los reclamos de pureza en ambos lados, puede ser más fácil para el lector concentrarse en los aspectos tácticos entre soldados y guerrilleros; los datos y desenlaces presentados pueden servir de base para una justa evaluación. Nada espectacular en los años 60 a favor del FSLN, escasos logros tácticos en la siguiente década. Y en el aspecto político-estratégico, determinantes correlaciones, porque fue un nuevo magnicidio el punto de pivote que introdujo la verdadera insurrección en dimensiones jamás sospechada por guardia nacional alguno. Las victorias y derrotas militares están limitadas por los recursos disponibles y el elemento humano que las experimenta, y sin embargo, hay una tangible dimensión que trasciende el campo de batalla y a menudo es la resultante de la política desviada en manos de dirigentes extemporáneos. Dado el sacrificio desmedido en ambas partes, quizá el único consuelo sea la contemplación retrospectiva de una guerra donde se luchó por partidos y caudillos creyendo que era por la patria y en ese aspecto limitado, ese panorama violento siempre será un pasado reciente. Una época cargada de recriminaciones y pesares, de lamentos y recuerdos; y probablemente la que más exaltó las posturas de ambición y mediocridad como causa y efecto de nuestro presente. 290

291 291

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