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Simpatizantes de Ortega invaden el funeral del poeta Ernesto Cardenal para gritarle “traidor”

Los seguidores del Gobierno nicaragüense acosan a algunas personalidades asistentes y golpean a cinco periodistas

Un grupo de amigos cercanos de Ernesto Cardenal protege el féretro.
Un grupo de amigos cercanos de Ernesto Cardenal protege el féretro.Carlos Herrera

Simpatizantes del Gobierno nicaragüense de Daniel Ortega invadieron este martes el funeral del poeta Ernesto Cardenal, referente de la poesía iberoamericana y figura clave de la Teología de la Liberación, en la Catedral Metropolitana de Managua. Más de un centenar de mujeres y hombres uniformados con pañuelos rojos y negros (los colores del Frente Sandinista) llamaron “traidor” al difunto y a quienes lo acompañaron, y luego acosaron a personalidades como la escritora Gioconda Belli, además de golpear y asaltar a cinco periodistas que daban cobertura a las exequias.

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Fue una jornada tensa en la catedral. Los simpatizantes gubernamentales –conocidos popularmente como turbas– llegaron al templo antes que el féretro. Cuando el ataúd de Cardenal ingresó, las turbas gritaron consignas: “Queremos la paz” y “no pudieron ni podrán”; esta última en referencia a los ciudadanos y opositores que protagonizaron las protestas sociales de 2018 y a quienes el régimen acusa de una intentona golpista frustrada.

En paralelo a la misa, la maquinaria del Gobierno titulaba en sus medios: “Nicaragüenses rinden homenaje al poeta y sacerdote Ernesto Cardenal”. Un ejemplo claro de la disociación del discurso oficial al hecho. La propaganda mostraba una foto de las turbas uniformadas con el pañuelo, las que supuestamente asistieron a la misa “por admiración al ejemplo” del sacerdote trapense.

Sin embargo, en la catedral los seguidores del Gobierno atacaban a las personalidades y ciudadanos vestidos de azul y blanco que portaban pancartas con la figura de Cardenal con uno de sus versos: “Pensá en los que murieron”. “Que viva Daniel Ortega”, le gritó un simpatizante al nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag, cuando el diplomático intentaba calmar los ánimos.

El poeta Ernesto Cardenal falleció el domingo a los 95 años de edad debido a complicaciones de salud acordes a su edad. El poeta era uno de los críticos más acérrimos de la Administración de Ortega, razón por la cual el régimen orquestó una persecución política en su contra durante los últimos años. Sin embargo, ante su muerte, la presidencia decretó luto nacional por tres días. Aunque la propia vicepresidenta elogió a Cardenal este lunes, lo cierto es que las exequias del poeta han sido empañadas. Primero la policía militarizó la funeraria donde se realizó su velatorio por miedo a una protesta ciudadana, y este martes los simpatizantes gubernamentales decían en Catedral que “Ernesto Cardenal es cultura, pero era un traidor”.

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Golpizas y más insultos

El féretro del poeta Cardenal era resguardado por familiares y amigos cercanos, como la escritora Gioconda Belli. “Claro que tenemos miedo que profanen el ataúd”, lamentó Belli. La asistente personal del cardenal, Luz Marina Acosta, repudió la invasión de las turbas en la eucaristía. “No deberían estarle gritando barbaridades a Ernesto. Él ya descansa en paz. Como él era religioso, por eso lo trajimos a misa. Yo contaba que solo vendría gente que ama a Ernesto Cardenal, que es mucha, pero mandaron a toda esta gente. Esta no es gente espontánea. Ya sabemos quiénes los mandaron”, dijo Acosta en referencia al Gobierno.

Al finalizar la misa, los familiares decidieron sacar lo antes posible de la iglesia el ataúd del poeta ante el aumento de la tensión. No pudieron hacerlo por la puerta principal. Tuvieron que sacarlo por una lateral de Catedral, bajo el griterío de las turbas. Luego de que el ataúd fue retirado en la carroza fúnebre del recinto religioso, los simpatizantes y reporteros de medios de comunicación del Gobierno acosaron a Gioconda Belli y a otros asistentes.

Cinco periodistas fueron asaltados y vapuleados, entre ellos reporteros de La Prensa y otros portales. El más afectado fue el periodista Hans Lawrence, de la publicación Nicaragua Investiga. Aunque intentó protegerse en la casa cural de catedral, los simpatizantes del gobierno rompieron los portones y continuaron con la golpiza. Lawrence acabó en un hospital de Managua vomitando sangre, aunque luego fue estabilizado por los médicos.

El sábado las cenizas del poeta se trasladarán al archipiélago de Solentiname, en el Gran Lago Cocibolca, en la comunidad que él fundó junto a sus “hijos espirituales” que cayeron en la lucha contra la dictadura de Somoza.

Destacan legado poético y ético

Los asistentes al velatorio, entre los que se encontraba el embajador de la Unión Europea, Pelayo Castro, destacaron el legado poético ético de Cardenal, así como su impronta poética. El sacerdote es considerado un referente de la poesía en español y un faro moral en Nicaragua, ya que desde sus días como revolucionario hasta su muerte se mantuvieron inamovibles sus principios contra las dictaduras en el país y su ahínco impulsando la justicia social.

“El padre Cardenal es un baluarte de la lucha por la democracia. En sus poemas pueden verse las denuncias contra las arbitrariedades cometidas por el régimen”, definió el exministro de Educación Carlos Tünnermann. “Es una poesía muy accesible que toma como temas la historia de su país, y la lucha de los indígenas. Y luego dirige su poesía al universo. Lleva a la ciencia poesía. Hace la ciencia poesía. Esa noche, cuando levantemos nuestra cabeza hacia el firmamento, veremos una estrella nueva. Será el alma de Ernesto Cardenal que ya se reintegró al universo y al creador”.


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