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Óscar Humberto Mejía Víctores

Agitado fue el año 1983. Fue además, convulso y tedioso por el discurso de aquel gobernante que se había distanciado de los principios que animaron el Golpe de Estado del 23 de marzo de 1982. El Ministro de la Defensa, atento, obediente, sin discutirle nada, empujaba el carretón para que éste se fuera al abismo. Él mismo le sopló al oído: “Deshágase de este”, “Quite a aquel”, y… así fue como se quedaron en el camino Maldonado Schaad y Gordillo. Incluso; él mismo fue de la opinión que existieran jueces sin rostro. Sí, de ahí  cosecharía frutos, aunado al cansancio que provocaban aquellos sermones y la postergación del proceso democrático. Para entonces el sentir empieza a ser: “Con votos y no con botas”. Y aquí precisamente nace y se fundamenta el motivo del relevo. El 8 de agosto de 1983 separan del mando a Efraín Ríos Montt y un grupo de comandantes encabezados por el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, general Héctor Mario López Fuentes, traslada todas las preeminencias y poderes del cargo al señor Ministro, quien hacía unas horas decía: no, no y no. “Es un asunto tan falso que no merece comentario”, dijo poco antes. La proclama la firman los comandantes de zonas militares, quienes se constituyen en “Consejo de Comandantes”. Intentan darle otro cariz y se apresuran a formar un gabinete civil pero, como era de esperarse, con gente cercana o afín, verbigracia: Fernando Andrade Díaz-Durán (Pelo Lindo), dueño de bancos y personal amigo de Rodolfo Lobos Zamora y de Héctor Nuila Hub y quien llegó a ser su canciller. No todos quedan contentos; un grupo de oficiales de la Guardia Presidencial da a conocer un manifiesto y se desata una charamusca, suenan cohetillos y corre la sangre.

Mejía Víctores inicia su gobierno suprimiendo los tristemente célebres Tribunales de Fuero Especial, se apoya en un Estatuto Fundamental de Gobierno (Decreto Ley 11-86) hechura del abogado Manuel de Jesús Girón Tánchez y congraciándose con los buitres de la política, convoca a una Asamblea Nacional Constituyente. Y mientras la asamblea delibera sobre una nueva Constitución, el Gobierno da marcha al: “Reasentamiento militarizado de la población desplazada”. Se implementa un proyecto militar para la transición. Y como aquel que todavía estaba en plena guerra echan a andar el plan Firmeza 83, con el cual se cobra protagonismo, se afianza el control sobre la población civil y se fortalecen las PAC. 

Ponen en marcha los planes de campaña “Reencuentro Institucional 84” y “Estabilidad Nacional 85”, con fuerte énfasis político para orientar la transición. Pero se continúa en el hostigamiento y eliminación selectiva de algunos dirigentes populares, y en este contexto se inmola al catedrático universitario Santiago López Aguilar. Nace el Grupo de Apoyo Mutuo con doña Nineth Montenegro a la cabeza, quien se hace sacar a rastras del Palacio Nacional, donde permanecía de planton. El Ejército en busca de guerrilleros (canchitos), invade el campus de la Usac. Así llegamos a 1985, la Asamblea promulga la nueva constitución y el gobierno de facto dice: “Vamos a elecciones”.

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