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Julio César Ráudez, el lanzador con más victorias a nivel nacional. LA PRENSA/ARCHIVO

Julio Ráudez ha construido su propio legado en el beisbol nacional

Diego Ráudez es probablemente el lanzador más popular que ha producido Granada. A su desempeño combativo en el terreno de juego le agregaba siempre su carisma fuera del campo y como venía de barrio bravo y se expresaba en su mismo idioma, los fanáticos lo sentían cercano y lo hicieron suyo.

Diego Ráudez es probablemente el lanzador más popular que ha producido Granada. A su desempeño combativo en el terreno de juego le agregaba siempre su carisma fuera del campo y como venía de barrio bravo y se expresaba en su mismo idioma, los fanáticos lo sentían cercano y lo hicieron suyo.

Ráudez fue durante los años ochenta el brazo número uno de los Tiburones. Su punto más alto lo consiguió en 1983, cuando ganó 18 partidos, ponchó a 20 bateadores en un juego, a 220 en la campaña y lanzó 237 innings. Tres años más tarde, con la Selección Nacional, ganó los únicos tres partidos de Nicaragua en los Centroamericanos y del Caribe en Dominicana.

De ahí que cuando era anunciado en los parlantes del estadio de Granada se escuchaba decir en la voz de don Guillermo Bermúdez (Chocolate): “Y ahora, el estelarísimo, el número uno, el rey del ponche, el diestro, Diegoooo Ráudeeeez”, ante la algarabía en las tribunas, que rugían como si se soltara al gallo más bravo. Y Diego lo era. Era bravo, valiente y belicoso.

Como un niño y luego adolescente, el hijo de Diego, Julio César, disfrutaba todos esos momentos gloriosos de su papá, aferrado a la malla del estadio Roque Tadeo Zavala, de Granada, como los demás espectadores. “Yo estaba muy orgulloso de mi papá. Como cualquier humano tenía sus defectos, pero era un lanzador valiente, no le andaba con rodeos a nadie y ganaba sus partidos”.

El problema para Julio César fue cuando le tocó a él comenzar a construir su legado. Las cosas no iniciaron bien. No hizo el grado en el equipo de Granada. “Estás muy chavalo”, fue la sentencia de Heberto Portobanco. Y en su primera temporada con el débil equipo Pinoleros, adonde vino a encontrar un hueco, no ganó ni un partido.

JULIO, EL HIJO DEL DIESTRO

“Un día, (los Pinoleros) venimos a jugar a Granada y entro al relevo. Tenía 17 años. Y ‘Chocolate’ dice por los parlantes, ‘y ahora al montículo, el hijo del diestro: Julio César Raudez’. Yo no me sentía los pies. No podía apoyarme en el box. No sé ni cómo reaccionó la gente, pero sí recuerdo que me agarraron a palos. Y ahí fue cuando mi papá me consoló a su manera y me dijo: No te ‘ahuevés’ por eso, hijo. Preparate, esto así es, vas a coger palo en cantidad, pero también vas a sacar out. Ánimo”, recuerda Julio.

Y Julio aprendió tan bien a sacar outs que se ha convertido en el lanzador más ganador del beisbol nacional con 170 victorias y en el máximo triunfador también de la Liga Profesional con 43 éxitos.

“El beisbol ha sido una bendición para mí y para mi familia. He tenido muchos momentos bonitos. Cuando llegué a 100 victorias, fue muy emocionante, lo mismo que al superar a Asdrudes Flores con el récord de 169 triunfos, pero el momento más feliz, fue cuando firmé para jugar profesionalmente con los Gigantes”, señala Julio.

Ráudez llegó incluso a lanzar en AAA y por su habilidad para mezclar disparos, para lanzar con control y por la amplitud de su repertorio, pero sobre todo por su disciplina, fue siempre puesto como un ejemplo en la organización de los Gigantes. Sin embargo, su velocidad no tuvo mucho progreso y eso lo dejó fuera del contexto del beisbol rentado.

“Cuando comencé a jugar, en el barrio y en los estadios la gente decía, ‘nada que ver con su papá, su papá sí era bueno. Ahora me comparan con él y me preguntan que si soy mejor de lo que fue mi papá. Yo no respondo esa pregunta. Se la dejo a los fanáticos y comentaristas. A mi papá lo respeto y siempre lo vi como mi papá. Eso es todo”, sentencia Julio César.

Ráudez ha construido su propio legado. Incluso, más brillante que el de Diego, quien no obstante, sigue siendo su referencia, su ejemplo y su mayor motivación, pero Julio ha labrado su camino y 22 años después de su debut en Primera División, sigue haciendo estragos. Su meta son los 200 triunfos y parece tener cuerda para conseguirlos.

DETALLES

Julio César Ráudez Pavón nació el 14 de junio de 1976 en Granada.
En su carrera en Primera División, iniciada en 1994, acumula 170 victorias. Ganó 34 partidos en las Menores con los Gigantes y sumó 43 éxitos en la Liga Profesional nica.
Una carrera exitosa, en la que no necesitó la sombra de su papá.

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