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Un vacío inmenso

Nicaragua tiene hoy un gran vacío legal; perdió a uno de sus grandes hombres y un patriota, Centroamérica ha perdido un jurista centroamericanista, el mundo a un puntal de la “Obligación de Proteger”, tesis jurídica sobre la Responsabilidad Internacional de los Estados frente a las violaciones de los derechos humanos.

Además, el Diario LA PRENSA perdió a un miembro distinguido y ponderado de su Consejo Editorial, y el presidente Bolaños y yo (digo esto de acuerdo con don Enrique) perdimos a un gran amigo y compañero de gran valía.

Nació en León hace 62 años, del matrimonio del diplomático nicaragüense, el doctor Leonte Herdocia y su muy querida esposa, doña Aidita Sacasa. Mauricio deja una familia ejemplar y exitosa, María Dolores, su viuda y tres hijos: Leonte, Mauricio Javier y María Dolores.

Él fue el autor intelectual de la victoria de Nicaragua en La Haya en el caso de Colombia, recuperando para la patria una inmensa zona económica exclusiva y plataforma continental cuya extensión adicional se continúa litigando hoy en la Corte Internacional de Justicia.

Mauricio derrotó legalmente las demandas de Honduras y Colombia contra Nicaragua ante el GATT de la OMC en 1999, después de que la Asamblea Nacional pasó el impuesto patriótico del 35 por ciento pues el Ministerio de Fomento, Industria y Comercio lo nombró para llevar el caso, con el apoyo de Mauricio Díaz, embajador en Ginebra y la doctora Alicia Martin, asesora del Mific.

Mauricio Herdocia fue uno de los artífices de los Acuerdos de Esquipulas y se reputaba como el padre del Protocolo de Tegucigalpa y del SICA. Como secretario general adjunto de Sieca en 1994, me tocó negociar con él en SICA, la superación de diferencias entre los dos Protocolos (Tegucigalpa y Guatemala).

A solicitud del canciller en el 2004/5, tras obtener el visto bueno de la Presidencia, Mauricio preparó la demanda para que la Corte Centroamericana de Justicia interviniera en el conflicto entre poderes del Estado en Nicaragua en defensa del presidente Bolaños frente a los infundados ataques de la Contraloría y el Pacto. El presidente ganó la demanda y cesó momentáneamente el acoso a la Presidencia.

En el 2002, al cambiar la estrategia en el juicio con Colombia, Mauricio impulsó la tesis del redimensionamiento del problema, quitando énfasis a las islas (que sabíamos perdidas) y enfatizando la zona económica exclusiva y la plataforma continental, inspirado en el doctor Luis Pasos Argüello. Mauricio magistralmente retomó su tesis e introdujo en la Memoria del Caso de Colombia, que sometimos juntos en 2003 ante la Corte Internacional de Justicia.

Mauricio, propuesto por doña Violeta y electo por la Asamblea General de la ONU, ha sido hasta hoy el único miembro centroamericano de la Comisión de Derecho Internacional de Naciones Unidas que se encarga de Codificar el Derecho Internacional Consuetudinario. Con el visto bueno de don Enrique, Cancillería lo propuso para el Comité Jurídico Interamericano que después presidió y así se convirtió junto al doctor Alejandro Montiel Argüello en los únicos abogados de Nicaragua en formar parte de la máxima asesoría legal de la Organización de Estados Americanos.

Mauricio fue asesor de varios países latinoamericanos en sus litigios ante La Haya y puedo atestiguar que sus asesorados siempre ganaron.

Fue rector de American College, del Instituto Centroamericano de Integración y miembro de número de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua.

Mauricio fue mi amigo sincero, apoyo intelectual, asesor, consejero y frecuente compañero de “almuerzos de trabajo y consulta mutua”. Él escribió el prólogo de mi libro: El Paso entre los Mares, y yo la traducción al español de varias de sus obras. Escribimos juntos La Demolición del Meridiano 82 sobre la admisibilidad de la demanda de Nicaragua ante Colombia y La nueva Nicaragua en el Mar acerca de la sentencia definitiva de La Haya de 2012.

El talento de Mauricio nos hará mucha falta, a María Dolores, hijos y nietos y a todos los que necesitamos urgentemente “que Nicaragua vuelva a ser república”.

El autor fue ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua 2002-2007.

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