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Jonathan Loáisiga luce cada vez más consolidado como lanzador

Jonathan Loáisiga parece un veterano mientras resuelve situaciones complejas que presionarían a muchos jugadores establecidos

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Por debajo de esa genialidad que les permite realizar proezas que no están al alcance de las personas comunes, los atletas de alto nivel se mueven sobre una fina línea que separa la excelencia del fracaso y ese es un desafío al que se enfrentan cada día.

Jonathan Loáisiga lo entiende muy bien. Actúa en situaciones al límite con los Yanquis, sin mucho margen para el error. A menudo, una falla, echa por tierra todo el esfuerzo del equipo. Así que se requiere de un buen arsenal y de un buen carácter para salir a flote en medio de tanta presión.

La buena noticia es que el nica ha probado que lo tiene todo: un repertorio electrizante, en el que mezcla el segundo sinker más rápido de las Grandes Ligas (98 MPH, solo detrás del de Miguel Castro de los Mets, 98.1 MPH, de acuerdo a Statscast) con una curva de gran caída y rápida, más un cambio que resulta devastador.

Todo eso arropado por un comando fantástico, que redujo en forma drástica los envíos malos, pero sobre todo su éxito se sostiene en la firmeza de su temperamento. Loáisiga parece cada vez más consolidado, luce como un veterano de muchos años en las Ligas Mayores. Inalterable.

Su arsenal es impresionante y amplio. Los Yanquis la pensaron mucho si dejarlo solo como relevista o seguir con el experimento de ponerlo como abridor. Es claro que por el éxito que ha conseguido, su lugar está en el bullpen y en la fase más crítica de los partidos, al final.

“Disfruto cerrar los juegos. Se siente una energía diferente”, les dijo el nica a los periodistas tras el juego salvado ante los Marlins, el sábado, cuando debió sacar cinco outs para cumplir la misión que le habían asignado los Yanquis en un partido muy estrecho.

Ese juego, ilustra además algo que hemos visto a menudo. Jonathan tiene memoria corta. No le da muchas vueltas a una situación adversa. Simplemente dobla la página y se alista para un nuevo reto. Gleyber Torres hizo un error y le complicó las cosas al nica, pero este reaccionó con un ponche.

Así ha sido su tónica toda esta temporada. Después de su tropiezo ante Washington el 7 de mayo (4 carreras limpias en 0.1 inning), respondió con 15 relevos y en 14 de ellos no permitió carrera. El 22 de junio tropezó ante Kansas City (4cl en 0.2 inning) y continuó con seis relevos estupendos al hilo.

Su último traspiés fue el domingo 24 de julio ante Boston (4cl en 0.0 inning), pero ahora tiene tres salidas seguidas sin admitir carreras, para llegar a las estupendas cifras que lleva: 7-4 y 2.63 en 41 salidas y 51.1 innings de 51 ponches y diez boletos, con 14 holds y sus tres juegos salvados.

Es claro que tiene mucho que aprender y que su carrera apenas comienza, pero es difícil no admirar la evolución que experimenta y lo útil que está resultando para los Yanquis, sobre todo en medio de una temporada tan irregular como la que han tenido en este 2021.

Edgard Rodríguez está en Twitter: @EdgardR

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