En ocasión al Día Internacional de la Libertad Religiosa, el senador republicano de Estados Unidos, Marco Rubio, pidió poner fin a la persecución religiosa en Cuba, Nicaragua, China, Irán, Afganistán, Turquía, Tíbet y Xinjiang.
En Nicaragua, la Iglesia católica se convirtió en un blanco de ataque del régimen de Daniel Ortega, tras las protestas cívicas de 2018. La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) ha hecho público su respaldo a la democracia, justicia y libertades.
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“La libertad de vivir la propia fe es un derecho naturalmente otorgado a todo ser humano. En el Día Internacional de la Libertad Religiosa, Rubio se para con los fieles de todo el mundo y pide el fin de la persecución religiosa en Cuba, Nicaragua, China, Irán, Afganistán, Turquía, Tíbet y Xinjiang”, expresa el breve mensaje que compartió el senador en sus redes sociales.
Han estado al lado del pueblo
La Iglesia católica en Nicaragua también participó como mediadora en el intento del Diálogo Nacional entre el Gobierno y diversos sectores de las sociedad civil, y públicamente ha criticado el uso de la violencia contra la población y el cierre de espacios de expresión.
Este año electoral, la Arquidiócesis de Managua también advirtió que “no existen condiciones para unas elecciones democráticas” en Nicaragua.
Dicha postura ha provocado severas críticas de parte del régimen. En sus regulares discursos Daniel Ortega y la vicepresidenta designada Rosario Murillo atacan a los jerarcas católicos, señalándolos de “serviles del imperio”, “terroristas” y otros descalificativos.
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Hace 23 años, Estados Unidos promulgó la Ley de Libertad Religiosa Internacional (1998), ratificando su compromiso de promover y defender el derecho fundamental a la libertad religiosa de todas las personas a nivel universal.
A partir de la visión de los fundadores de Estados Unidos, el Gobierno entendió que las personas deben ser libres de organizar su vida según su libre albedrío, con independencia de cuál sea su religión o credo. La libertad religiosa y otros aspectos de la dignidad humana son, y seguirán siendo, una prioridad fundamental de la política exterior de Estados Unidos. “Y el mundo ha tomado conocimiento de esto”, destaca una declaración en el sitio web del Departamento de Estado de EE. UU.