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En su debut en el extranjero, la vicepresidenta Harris se reunirá con el presidente de Guatemala para hablar de migración

Kamala Harris deplanes from Air Force Two.
La vicepresidenta Kamala Harris desciende del segundo avión de la Fuerza Aérea después de que un problema técnico la obligara a regresar a la base aérea de Andrews, Maryland, el domingo. La vicepresidenta tomó otro avión con destino a Ciudad de Guatemala.
(AP)
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La vicepresidenta Kamala Harris se reunirá hoy lunes con el presidente guatemalteco Alejandro Giammattei, abriendo una visita de dos días aquí y en México, destinada en última instancia, a reducir la pobreza, la violencia y la corrupción que han contribuido a impulsar a miles de migrantes de Centroamérica a dirigirse a Estados Unidos.

Harris aterrizó en Ciudad de Guatemala el domingo por la noche, con una recepción de alfombra roja y con una guardia de honor nacional bajo una ligera brisa. Fue su primer viaje fuera de Estados Unidos desde que asumió el cargo, y uno de importancia histórica. Harris es ahora la mujer de color de mayor rango en la historia de EE.UU que representa al país en suelo extranjero.

Lo hace en su papel de emisaria del presidente Biden para abordar las causas fundamentales de la migración regional hacia el norte. Además de reunirse con Giammattei, Harris tiene previsto celebrar una mesa redonda con líderes comunitarios guatemaltecos y otro acto con empresarios, en el que verá proyectos diseñados por jóvenes ingenieras. Tiene previsto volar a Ciudad de México el lunes por la noche.

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Funcionarios que hablaron con los periodistas en el Fuerza Aérea Dos, el avión de la vicepresidenta, dijeron que la administración anunciaría el lunes acciones contra el contrabando y la trata de personas y que esperaban revelar otras medidas anticorrupción. Un funcionario comentó que no hay planes de proporcionar asistencia adicional en el viaje más allá de los 310 millones de dólares en ayuda previamente anunciada.

Los funcionarios de la administración han tratado de reducir las expectativas sobre cualquier resultado inmediato, subrayando que el viaje de Harris es una introducción a la región.

Pero Harris está bajo presión política para mostrar resultados. Los republicanos han tratado de vincularla a los problemas de la administración para gestionar la frontera y la han atacado por no actuar de forma más agresiva en su cometido. Además, el continuo flujo de familias migrantes y niños no acompañados hacia la frontera de Estados Unidos ha creado un problema humanitario urgente.

Ricardo Zúñiga, el enviado especial de la administración a la región, defendió la decisión de que Harris se reuniera con Giammattei, a pesar de los ataques aquí a los organismos independientes que tratan de erradicar la corrupción en el gobierno.

Zúñiga dijo a los periodistas el domingo por la noche que Harris y Giammattei hablarían “clara y llanamente como socios, como países que tienen que llevarse bien”.

En conversaciones anteriores con líderes de la región, Zúñiga manifestó: “Hablamos de las cosas fáciles, pero también hablamos de las cosas difíciles”.

Los especialistas en la región esperan que Harris guarde sus comentarios más duros para las conversaciones privadas.

“Este es un viaje a México y Guatemala, pero es un viaje que está siendo visto en toda la región como... una indicación de lo que va a ser la estrategia más amplia de la administración Biden”, dijo Jason Marczak, director del Centro Adrienne Arsht para América Latina en el centro de estudios Atlantic Council, que celebró un debate sobre el viaje el viernes pasado.

El martes, en Ciudad de México, Harris se reunirá con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, que quizá esté distraído evaluando los resultados de las elecciones regionales del domingo en todo su país. Su partido mantuvo la mayoría en el Congreso mexicano, pero perdió la supermayoría de dos tercios que habría permitido a López Obrador realizar cambios constitucionales.

El viaje de Harris tuvo un comienzo difícil cuando salió de Washington el domingo por la tarde. Su avión se devolvió después del despegue debido a problemas mecánicos, lo que la obligó a ella y a quienes viajaban con ella a cambiar de avión.

“Todos rezamos un poco, pero estamos bien”, dijo Harris a los periodistas mientras bajaba del avión.

Biden pidió a Harris en marzo que abordara lo que la administración llama las “causas fundamentales” que han llevado a un mayor número de personas de Guatemala, Honduras y El Salvador, incluidas muchas familias y niños no acompañados, a dirigirse a Estados Unidos.

Los tres países, conocidos colectivamente como el Triángulo del Norte, se han visto sacudidos por los recientes huracanes y la pandemia de COVID-19. Pero también tienen una pobreza y una corrupción muy arraigadas que han permitido que prosperen los cárteles de la droga y otros delincuentes. Harris no viaja a Honduras ni a El Salvador y no se ha reunido con los líderes de ninguno de los dos países debido a la preocupación estadounidense por la corrupción en ambas naciones.

Harris lleva meses reuniéndose con expertos, activistas y líderes empresariales, a menudo de forma virtual, y ha comenzado a aplicar una estrategia que incluye la solicitud de inversiones extranjeras, así como la concesión de ayuda exterior, al tiempo que ejerce presión sobre los gobiernos para que mejoren su gobernanza y su historial de derechos humanos.

La corrupción es “una especie de motor de la migración” porque “cuando los gobiernos no son fiables, no pueden prestar servicios”, dijo Steve Johnson, uno de los principales asesores sobre la región en la administración de George W. Bush.

Pero Ana María Méndez, directora de Oxfam para Centroamérica, predice que los funcionarios guatemaltecos tratarán a Harris “muy bien, pero el cambio en ese campo no ocurrirá después de esta visita”.

“Todos debemos tener claro que una visita no lo resolverá todo”, manifestó Méndez en una entrevista, quien está radicada en Ciudad de Guatemala.

Harris también ha hecho hincapié en la necesidad de tener paciencia. “Muchos de los problemas se han ido agravando durante décadas”. Biden tuvo una misión casi idéntica en 2014, cuando fue vicepresidente en la administración Obama, pero no pudo tener un impacto a largo plazo.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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