Alocución de apertura del Director General de la OMS en la rueda de prensa sobre la COVID-19 celebrada el 4 de agosto de 2021

4 de agosto de 2021

Buenos días, buenas tardes y buenas noches. 

En enero de este año, una partera originaria de Uganda, Harriet Nayiga, nos acompañó en nuestra conferencia de prensa para hablar de su experiencia como trabajadora de la salud durante la pandemia. 

Mientras las vacunas se distribuían en los países más ricos, Harriet era una de las numerosas trabajadoras de la salud en África y en todo el mundo que seguía esperando su turno para ser vacunada. 

En ese momento, Uganda -como gran parte de África- tenía relativamente pocos casos de COVID-19. 

Pero, a partir de mayo de este año, Uganda experimentó un aumento de casos de COVID-19 y de fallecimientos, ya que las variantes arrasaron con una población en gran parte no vacunada. 

Esta mañana, Harriet nos envió este correo electrónico: 

«Recibí mi primera dosis y aún no he recibido la segunda. 

La situación ha sido dura durante los dos últimos meses en los que, hasta el momento, han muerto más de 2000 personas, en particular trabajadores de la salud. 

Esperamos que las vacunas puedan llegar a diferentes partes del país y que la población sea lo suficientemente responsable y acuda a vacunarse. 

Por lo demás, la COVID-19 se está propagando y, a pesar de ello, la población se está desplazando para trabajar y ganarse la vida, ya que la mayoría de las personas viven con lo justo.» 

Esta es la realidad de cientos de millones de personas en todo el mundo; no pueden permitirse quedarse en casa. Trabajan para comer. 

Estas poblaciones necesitan vacunas urgentemente, especialmente los trabajadores de la salud, las personas mayores y otros grupos vulnerables. 

Y, sin embargo, mientras cientos de millones de personas siguen esperando su primera dosis, algunos países ricos avanzan hacia las dosis de refuerzo. 

Hasta el momento se han administrado más de 4000 millones de dosis de vacunas en todo el mundo. Más del 80% de las vacunas se han distribuido en países de ingreso alto y mediano alto, a pesar de que representan menos de la mitad de la población mundial. 

Entiendo la preocupación de todos los gobiernos por proteger a sus poblaciones de la variante Delta. 

Pero no podemos aceptar que los países que ya han utilizado la mayor parte del suministro mundial de vacunas utilicen aún más, mientras las personas más vulnerables del mundo siguen estando desprotegidas. 

A finales de mayo, pedí apoyo a nivel mundial para «acelerar el ritmo hacia nuestro objetivo de septiembre», a fin de que todos los países puedan vacunar al menos al 10% de su población antes de finales de septiembre.  

Transcurrido ya más de la mitad de ese plazo, aún no vamos por el buen camino. 

Cuando anuncié ese desafío en mayo, los países de ingreso alto habían administrado unas 50 dosis por cada 100 personas. Desde entonces, esa cifra se ha duplicado. Los países de ingreso alto ya han administrado casi 100 dosis por cada 100 personas. 

Mientras tanto, los países de ingreso bajo solo han podido administrar 1,5 dosis por cada 100 personas, debido a la falta de suministro. 

Necesitamos invertir urgentemente la situación para que la mayoría de las vacunas se destinen a los países de ingreso bajo, en lugar de destinarlas a los países de ingreso alto. 

Por consiguiente, la OMS pide una moratoria sobre las dosis de refuerzo hasta, al menos, finales de septiembre, para que se pueda vacunar al menos al 10% de la población de cada país. 

Para conseguirlo necesitamos la cooperación de todos, especialmente del reducido número de países y empresas que controlan el suministro mundial de vacunas. 

El G20 desempeña una función de liderazgo fundamental, ya que los países que lo integran son los mayores productores, los mayores consumidores y los mayores donantes de vacunas contra la COVID-19. 

No es un eufemismo afirmar que la evolución de la pandemia depende del liderazgo de los países del G20. 

Dentro de un mes se reunirán los ministros de salud del G20, antes de la cumbre del G20 que se celebrará en octubre. Les exhorto a que asuman compromisos concretos para apoyar las metas mundiales de vacunación de la OMS. 

Exhortamos a los productores de vacunas a que den prioridad al Mecanismo COVAX. 

Y exhortamos a todas las personas influyentes -atletas olímpicos, inversores, dirigentes empresariales, líderes religiosos y cada persona en su propia familia y comunidad- a que apoyen nuestra petición de una moratoria sobre las dosis de refuerzo hasta, al menos, finales de septiembre. 

Al mismo tiempo, todos debemos recordar que las vacunas no son el único medio. De hecho, no cabe derrotar esta pandemia con un único medio. 

Solo podemos derrotarla con un enfoque integral de las vacunas en combinación con las medidas de salud pública y sociales cuya eficacia ya conocemos. 

Tarik, le devuelvo la palabra.